El ojo en las estrellas

Coqueto álbum de la pionera fotógrafa Annamarie Heinrich

Eva Duarte, 1936.

 

Hacia mediados de los años '20 de hace un siglo, la vieja Europa padecía desintegración y hambrunas propias de la posguerra mientras comenzaba a emanar el hedor del nazismo incipiente. Una herida en combate privaba a Walter Heinrich ejercer como primer violín en la Ópera de Berlín, de modo que junto a su esposa Erna y sus hijas Úrsula y Annemarie en 1924 se embarcaron hacia la Argentina. Por breve lapso se afincaron en Larroque, Entre Ríos, cobijados por el tío Karel, fotógrafo de profesión. Sin saber castellano –o tal vez por eso, adujo luego Annemarie— se interiorizó de los secretos del laboratorio fotográfico y los rudimentos del retrato.

En 1926 se muda a Villa Ballester hasta instalarse como fotógrafa profesional en 1930, iniciándose  en las revistas dedicadas al espectáculo Radiolandia, Sintonía, El Hogar, etc. El retrato de las figuras del espectáculo, las escenas teatrales y de ballet, las imágenes publicitarias, experimentación al aire libre, escenarios urbanos, luces y sombras llevaron a que rápidamente Annemarie Heinrich (Berlín, 1912-Buenos Aires, 2005) se convierta en una artista original, de singular talento, convocada por universos muy distintos. El mundo frívolo de la farándula, la alta burguesía urbana, los intelectuales innovadores, políticos incipientes o consagrados, escritores, poetas, pintores, escultores, arquitectos, buscaban ese ojo crítico, irreverente, innovador. Junto a sus amigos y colegas Grete Stern y Horacio Coppola, acapararon la articulación práctica y efectiva con otras miradas, desde la psicología a la arquitectura de vanguardia con la escuela Bauhaus a la cabeza. Los escenarios, vestuarios, escenografías e iluminación propios del expresionismo alemán fueron capturados por ese estilo fotográfico que comenzó a admitir tratar los cuerpos como arquitecturas naturales y las estructuras edilicias como seres palpitantes.

 

Annemarie Heinrich, la autora.

 

Ya en 1937 Annemarie Heinrich logra su primera muestra individual en Chile, aunque debió aguardar para lograrlo en su patria adoptiva diez años. Sus obras fueron exhibidas en muestras fotográficas colectivas en Milán, San Pablo, Cannes y Colonia; se divulgaron en célebres medios periodísticos internacionales tanto como en publicaciones especializadas. Sin embargo, para alcanzar una exposición individual europea el reconocimiento llegó post mortem, el año pasado en la imponente Willy Brandt House, sede del Partido Socialdemócrata alemán en Berlín. Oportunidad en que, de acuerdo con los hijos de la artista, una nueva editorial argentina, arraigada en España, publica a manera de catálogo en InKomplett, textos en alemán, inglés y castellano con cerca de dos centenares de fotografías originales en blanco y negro; tapa dura calada en círculo con imagen de Heinrich, papel ilustración, impreso y encuadernado de alta calidad. Joya en tanto objeto, sus 22x24 cm albergan una representativa selección de la obra en su conjunto, por encima de lo conceptual, a través de una narrativa visual heteróclita y, por supuesto, superadora de la restricción decorativa de un coffee-table book.

La variedad de enfoques, resoluciones y temáticas presentes en InKomplett, asimismo exceden las obras expuestas en 2024 en Berlín, con el agregado de algunos rostros también representativos de la cultura argentina. Además de las estrellas de la época, en su juventud pasaron por el estudio de Annemarie también Sandro (1965), Astor Piazzolla (1953), Mercedes Sosa (1963), Torre Nilsson (1959), Beatriz Guido (1966), Isabel Sarli (1960), Antonio Gades y su compañía (1971), entre tantos otros. Figuras incipientes o aún poco conocidas, en aquellos retratos promocionales puede apreciarse el cuidado con que la fotógrafa trabaja sus estampas, al punto que muchas de esas placas han adquirido carácter icónico, al tiempo que historiadores y coleccionistas rescatan el carácter testimonial en los enfoques, iluminación, make-up, escenografías y eventuales decorados.

 

Autorretrato con Úrsula, 1938.

 

 

Esmero, aún afecto y cortesía en la labor, marca la singular presencia de la autora, en especial en dos de las cuatro imágenes de Evita presentes en el álbum. Fechada en 1936,  es decir una joven de cuanto mucho 18 años, la más temprana, la muestra recostada en un chaise-longue, mirada lánguida, vestidito estival de gasa, decoroso, mangas largas, sandalias blancas, acariciando un gatito, rostro de frente y melena por detrás iluminadas en radiante belleza. Muy diferente a la imagen siguiente, de 1944, unos 25 años, joven señora de peinado batido, mirada atenta hacia su derecha y mentón sobre mano izquierda, anillo de sello, maquillada con delicadeza, deja ver un saco de tailleur posiblemente Príncipe de Gales; fina dama. No menos curioso es que la primera foto se titula Eva Duarte en tanto la segunda, respetuosa de las flamantes jerarquías, Eva Perón.

Asimismo arquetípica del estilo Heinrich, la espléndida Tita Merello de 1942 apenas aunque totalmente cubierta con una capa negra de strass sobre su cuerpito gentil, destaca una de sus piernas —la izquierda— tan célebres; fondo neutro, luz en aura. Privilegio del rostro y la pierna, resulta un cabal ejemplo de la armonía entre la artista y la estrella para sugerir más de lo que con orgullo se ostenta. Sin tapujos, en otro nivel, InKomplett profundiza lo que para aquellos tiempos fue una audacia con siete desnudos totales. Elaborado como apoteosis arquitectónica, el cuerpo humano (más el femenino que el masculino) es objeto más de honra que de curiosidad, y su iluminación variante un llamado a la detención del tiempo de la mirada, destinado más a la geografía de la carne que a la saturación del instinto.

 

Desnudo censurado en 1991.

 

En una sociedad pacata, la osadía de Annemarie Heinrich no podía dejar de ser blanco de censura por parte de chupacirios, sotanas y uniformes que durante décadas procuraron menguar la difusión y aún el trabajo de la artista. Curiosamente casi lo logran en 1991, cuando consiguen por unos días que sea quitada la foto de un desnudo de la vidriera del elegante local de Avenida Las Heras y Callao, en Barrio Norte. El raudo reflejo de las comunidades artísticas, del espectáculo e intelectual impidieron el atropello. Acto de justicia para quien, encarnizada antifascista, simpatizante de las ideas socialistas, el hecho ideológico no se enclavaba en la exclusiva mostración metonímica de la desigualdad, sino más bien en lo que consideraba la perfección técnica y estética de la obra, con la belleza en tanto propósito secular.

 

 

FICHA TÉCNICA

InKomplett

Annemarie Heinrich

Editores Patricio Binaghi & Paula Lombardi

Textos de Clara Masnatta y Agustín Pérez Rubio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

España, 2024

194 páginas

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