El programa

El campo nacional y popular debe explicar en detalle para qué queremos volver

 

Una vieja táctica militar consiste en utilizar durante una batalla un señuelo, para distraer la atención y el fuego de una parte del ejército enemigo y de esa forma poder dispersarlo. Ya en El arte de la guerra (Sun Tzu, siglo V a.C.) recomendaban usar distracciones para poder enfrentar a un enemigo numéricamente superior. También Clausewitz en su libro De la guerra (1832) recomendaba el uso de distracciones: “Cuanto más sombría es la situación, con todo concentrado en un único y desesperado intento, más fácilmente se une la astucia [el engaño] a la audacia”.

¿Y si las excentricidades, groserías y mentiras de Alien Duce fuesen una distracción para entretenernos mientras Caputo avanza a toda velocidad con el verdadero programa de Macri-FMI: la pobreza planificada para los más y el aumento de la riqueza para los menos?

El anarco-neoliberalismo ganó el ballotage del 2023 para desarrollar un programa cuidadosamente armado por los staffs de las grandes corporaciones económicas y del FMI. Los objetivos de ese programa son claros: pago al FMI de la deuda ilegítima y crecimiento de la tasa de ganancias de las grandes corporaciones económicas; tan brutal es el programa que aun Cavallo y algunas funcionarias de primera línea del FMI lo consideran excesivo, obviamente no por solidaridad sino temiendo un posible estallido social.

 

Lo que vendrá

Después del previsible fracaso del anarco-neoliberalismo, ¿cuál será el programa del campo nacional y popular para reconstruir nuevamente nuestro país?

Ya no sirve prometer otra vez que “volveremos mejores”, deberemos decir en detalle para qué queremos volver y, sobre todo, para qué los sectores populares que hoy están sometidos al ataque de los anarco-neoliberales querrían que volviéramos.

Un programa es imprescindible y es el primer paso. El candidato o la candidata deberá ser la persona que mejor pueda garantizar su cumplimiento.

En nuestro país tuvimos programas históricos del campo nacional y popular que no pudieron implementarse: La Falda 1957, Huerta Grande 1961, el del 1° de mayo de 1968 de la CGT de los Argentinos, los 26 puntos para la Unión Nacional de la CGT de 1986. Lo que debe quedar claro es que sin un programa el campo nacional y popular no podrá volver a ser gobierno y que con uno solamente no alcanza. El campo nacional y popular debe proponer un programa que no peque de posibilista pero que sea de aplicación posible.

La primera línea deberá encarar el tema de la deuda ilegítima con el FMI. ¿Podemos ir directamente a un default? Si la respuesta fuese negativa, habría que explicar muy claramente las razones. Si finalmente el default no fuese la opción a seguir, no cabe duda que el programa deberá exigir un período de gracia de por lo menos tres períodos presidenciales (12 años).

 

Círculo virtuoso

El desarrollo, visto desde el campo nacional y popular, implica un círculo virtuoso: incluir en el mercado cantidades cada vez mayores de personas con capacidad de consumir. Ello demanda un crecimiento productivo que lo haga factible, lo que a su vez implica la expansión de industrias, puestos de trabajo y, por lo tanto, nuevamente, aumento de la capacidad de consumo de la población.

Se trata de crecimientos simultáneos del PIB y del consumo. Sin la presión del pago al FMI, inhabilitante para desarrollar un proceso de crecimiento de la producción y el consumo, el programa deberá precisar un camino de desarrollo con una realista programación de objetivos a cumplir.

 

Rol del Estado

El programa deberá recuperar la función del Estado planificador, regulador y productor, y habrá que dar la batalla cultural necesaria para neutralizar años de prédica anti-Estado. La planificación estatal deberá cumplir el rol central del proceso de desarrollo.

 

Actores del programa de desarrollo

 

1. Industrias controladas por el Estado.

Algunas muy eficientes, como YPF, y otras en las que el nivel de eficiencia deberá ser incrementado, lo que implicará un desafío tecnológico y de planificación. Para ser claros: eficientizar no es disminuir la cantidad de puestos de trabajo.

La eficiencia exigible a las industrias controladas por el Estado incluye hacer una sustitución inteligente de importaciones de equipos e insumos, lo que no implica simplemente hacer ingeniería inversa de los manufacturados en el extranjero para producirlos en el país, sino también la colaboración entre las industrias controladas por el Estado, el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT) y las pymes industriales para desarrollar tecnología propia, posibilitando que los equipos e insumos sean fabricables en el país, minimizando el porcentaje de importaciones y para que esos equipos e insumos se adapten mejor a los requerimientos de la producción nacional.

Se trata de un esquema de transformación de conocimiento científico en tecnología y de participación de científicos en programas productivos, que ya se implementó en Y-TEC (YPF + CONICET) desde su fundación en 2013. Debemos tener presente que el SNCyT es precisamente eso, un sistema, y que la aplicación tecnológica constituye uno de los posibles desemboques, pero esto no es posible sin la existencia del resto del sistema; no necesitamos justificar esta afirmación, la experiencia de los países de alta industrialización la confirma ampliamente.

 

2. Organizaciones sociales, cooperativas y economía popular.

El sector de la economía popular es imprescindible en la batalla contra la pobreza, que lamentablemente no será corta. Pero el programa deberá prever una creciente sofisticación de la producción de la economía popular con la colaboración entre el SNCyT y los productores para desarrollar productos artesanales factibles de penetrar el consumo urbano y aun de ser exportados.

 

3. Las pymes.

Son un sector fundamental, ya que representan el 99,4% del total de empresas del país y emplean al 64% de los asalariados registrados. No hay desarrollo posible sin la participación de las pymes.

Cuando se trata de pymes, normalmente los economistas se centran en el apoyo crediticio, que es muy necesario, pero lo imprescindible es generar demanda. Esto significa proyectos nacionales encabezados por las empresas controladas por el Estado en los que las pymes industriales y de servicios tecnológicos sean las socias productivas; esto significa impulsar a las grandes empresas privadas a contratar pymes para sustituir equipos e insumos importados. Nuevamente la alianza con el SNCyT será imprescindible para esta sustitución.

 

4. Producción y distribución de productos imprescindibles.

El Estado deberá asumir el control de las cadenas de producción y comercialización estableciendo márgenes de ganancia máximos y deberá ser inflexible en la aplicación de la Ley de Abastecimiento, de la Ley de Góndolas y de otros mecanismos que impidan que los oligopolios fijen arbitrariamente los precios. El programa deberá prever productoras y distribuidoras estatales de alimentos y medicamentos como empresas testigo para determinar costos y calidad.

 

5. La transición energética.

No sólo es imprescindible comenzar a recorrerla sino que es nuestra gran oportunidad para el desarrollo de tecnología propia. Como parte de este esfuerzo, en Y-TEC se están desarrollando: sistema de captura de dióxido de carbono para su posterior uso en recuperación de petróleo en yacimientos maduros; fábrica de celdas para baterías de litio en cooperación con la Universidad Nacional de La Plata; fábrica de material catódico y un electrolizador de alta potencia.

Exportar litio sin industrialización local o producir hidrógeno verde sin desarrollo tecnológico local son los clásicos caminos del neoliberalismo que conducen a nuestro fracaso como país.

 

6. El IAPI-2.

La industria argentina es una industria incompleta (bajo número de encadenamientos productivos), que para crecer y redistribuir necesita contar con dólares. Para esto se deberá controlar el flujo de divisas que entran y salen del país en función de transacciones comerciales y de transacciones financieras.

El IAPI fue una experiencia histórica importante [1] y, según muchos, la motivación fundamental detrás del criminal golpe del ‘55.

En nuestro país las divisas provienen de

  • las exportaciones de productos primarios;
  • las exportaciones de productos industrializados de baja tecnología;
  • las exportaciones de fasoneros de software, lo que se denomina “extractivismo de capacidades” [2].

No es posible dejar de regular el uso de esas divisas, fundamentales para el desarrollo industrial [3], impidiendo usos abusivos (triangulación de exportaciones [4] y otras operaciones para eludir liquidar las divisas en el país) o importaciones innecesarias (automóviles de alta gama, viajes de turismo y otros gastos en divisas).

Los puntos planteados podrán ser incluidos o no. Sobre la necesidad del programa no cabe discusión posible. Nos hemos focalizado en los temas relacionados con el desarrollo productivo, pero en educación, salud, SNCyT, cultura, seguridad o sistema financiero hay otras temáticas que deberán ser incorporadas al futuro programa.

 

 

 

[1] S. Novick, IAPI. Auge y decadencia, Buenos Aires: Catálogos, 2004.
[2] G. Baum, N. Moncaut y V. Robert, “Extractivismo de capacidades: el caso del sector de software y servicios informáticos argentino”. En Problemas del Desarrollo, vol. 53, nº 211, pp. 3-28, 2022.
[3] M. Diamand, «La estructura productiva desequilibrada. Argentina y el tipo de cambio». En Desarrollo Económico, vol. 12, nº 45, 1972.
[4] E. Dvorkin, «Precios de Transferencia». Suplemento Cash, Página/12, 27 de abril de 2014.

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí