El pueblo te cuida

Una multitud colmó Plaza de Mayo para repudiar la violencia política y acompañar a Cristina

 

El 2 de septiembre ya es parte de la historia de las grandes movilizaciones populares de la Argentina. Si por la madrugada centenares de militantes, dirigentes y seguidores de Cristina Fernández de Kirchner se acercaron espontáneamente a la Recoleta para expresar el apoyo a su líder, nunca tan cerca de la muerte pregonada hasta el cansancio desde las usinas de odio de la oposición, las enormes columnas de trabajadores enrolados en la CGT y la CTA, movimientos sociales, agrupaciones políticas, organismos de derechos humanos y millares de argentinos de a pie que colmaron el centro porteño el viernes fueron la respuesta más contundente a un atentado contra la democracia de una gravedad superlativa.

La movilización se armó en poco más de medio día: las primeras imágenes del atentado empezaron a difundirse hacia las 21 del jueves. Al filo de la medianoche llegó la cadena nacional del presidente Alberto Fernández con el anuncio del paro nacional y la convocatoria a movilizarse, que empezó a organizarse en la misma esquina de Juncal y Uruguay, frente al edificio donde la ex Presidenta se reponía del shock. A media mañana los distintos espacios políticos y gremiales comenzaron a congregar a los suyos, que se encolumnaron con sus banderas en las avenidas 9 de Julio, Belgrano, De Mayo y las diagonales sur y norte.

Pasado el mediodía los organismos de derechos humanos ingresaron a la plaza por Avenida de Mayo. La multitud aplaudió. A la altura del Ministerio de Desarrollo Social, ese que el legislador Roberto García Moritán pidió demoler, se concentraron los movimientos La Dignidad, el MTD Aníbal Verón, La soberanía, Izquierda Popular, el Movimiento Evita, Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, el Partido Piquetero, la Corriente Nacional de la Militancia, Kolina, el Peronismo Militante, Descamisados, una agrupación de hijos de 1955 y la Vía Campesina. Cerca de la avenida Belgrano se veían banderas uruguayas y del Frente Amplio.

Las columnas de sindicatos de las distintas centrales, de la Corriente Federal y el Frente Sindical se repartieron entre la plaza, que poco después del mediodía ya estaba colmada, y sus vías de ingreso. Militantes de las estatales ATE y UPCN, maestros de UTE-Ctera, mecánicos de Smata, bancarios conducidos por Sergio Palazzo y trabajadores de prensa (SiPreBA) coparon el microcentro junto con miles de vecinos del Conurbano bonaerense que marcharon desde sus municipios para repudiar la violencia política y también reivindicar el liderazgo de Cristina.

 

También dieron su presente la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), La Cámpora, la CTA Autónoma, Nuevo Encuentro, el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), la Federación de Tierra y Vivienda (FTV), el Frente Transversal, la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), la Corriente Nacional Martín Fierro, el Movimiento Octubres, la Confederación de Trabajadores Universitarios y Mujeres del Movimiento Evita, Judiciales Bonaerenses, el Partido Comunista, el Movimiento Territorial Agustín Tosco y La Garganta Poderosa.

Detrás de los organismos (CELS, Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S y Nietes) se ubicó el Frente por el Trabajo y la Dignidad Milagro Sala y algo más atrás marchaba La Cámpora. En el medio estaba la bandera de Ni Una Menos. Luci Cavallero, parte del colectivo, charlaba con sus compañeras. “Sentí que la imagen del atentado a Cristina apuntaba a disciplinarnos como mujeres, como lesbianas, como travestis, como no binaries, sobre todo en nuestra capacidad de desplegarnos políticamente. El mensaje era no se atrevan a querer hacer política en la universidad, en los sindicatos, en las calles y en las instituciones y sobre todo no se atrevan a hacer política para representar a los poderes populares y enfrentar a los poderes fácticos”, afirmó ante la consulta de El Cohete a la Luna.

 

Foto Luis Angeletti.

 

“Creemos que es un intento de disciplinamiento y una pedagogía de la crueldad a gran escala el hecho de que las imágenes de ese revolver hayan llegado a todas las casas. Pensamos que hay toda una generación de niñas y niños que se criaron viendo a Cristina hablar en las cadenas nacionales, denunciando los poderes fácticos, y que hoy ven que eso tiene costos, entonces es importante estar en la calle para frenar este avance de la derecha, que es regional e involucra a las líderes y lideresas populares, pero apunta a la criminalización de la militancia en general. Estamos acá porque creemos que es el hecho más grave desde la recuperación de la democracia. Queremos vivir en una democracia donde sea posible la militancia popular y feminista”, manifestó Cavallero, socióloga e investigadora de la Universidad de Buenos Aires.

En la plaza, Erika Alvarez y su amiga Vanesa Maresca charlaban. El Cohete les preguntó por las sensaciones que tuvieron al ver las imágenes del atentado. “Pensé que Cristina podía estar muerta y sentí miedo y una falta de horizonte y de proyecto. Pero inmediatamente pensé Cristina está viva: hay que sostenerla y protegerla. Cristina es el pueblo y hoy tenemos que estar en esta plaza siendo el pueblo que defiende la democracia, el proyecto y a nuestra líder. Hay que decir basta a los discursos de odio”, dijo Erika. “Siento necesidad de estar acá. En esta y en todas las plazas del país la gente se anima a salir a defender este proyecto, que hace rato está siendo bastardeado. Me emociona mucho que estemos levantando la bandera argentina desde nuestro lado porque últimamente estaba siendo tomada desde otros espacios y esto es recuperar la bandera, el proyecto y un horizonte”, planteó.

Digna de Figueras tiene 90 años y llegó a la Plaza desde Pilar con su nieto. “Cuando vi el ataque a Cristina sentí mucha tristeza. Vine a apoyarla, porque no solo es nuestra Vicepresidenta, sino es mujer y se le hace mucha guerra. Hay mucha gente mayor muy rancia, que no puede ver a una mujer gobernando a un país. Vine porque hay que arriesgarse, esto es una demostración. Cuando el pueblo sale a la calle tiene una fuerza increíble, y hay que ejercer esa fuerza”, dijo Figueras, que a sus 90 no usa bastón ni ayuda para caminar.

En la plaza había una bandera enorme del Encuentro Peronista que incluía las figuras del Papa Francisco, Diego Maradona y Estela de Carlotto, entre otros. La multitud se sentaba en las fuentes o en los bancos. Había cantidad de familias con chicos. A las 15:30 entró la camioneta de las Madres y dio la vuelta alrededor de la Pirámide. La multitud aplaudió y coreó: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”. En ese momento pasó un chico con un cartel que rezaba: Día de Resurrección. Otro hombre portaba una pancarta en la que se leía: “Vomitar tanto odio no puede resultar siempre gratis”. Más allá una chica sostenía una cartulina escrita con marcador que decía: “Que la tristeza y la bronca se convierta en militancia. Compañera, el pueblo te cuida”. En las conversaciones informales surgía la pregunta: ¿Qué pasaba si el tirador acertaba? Nadie quería avanzar en esa respuesta. Casi a las 16 ingresó a la Plaza el ministro del Interior Eduardo De Pedro. Ante las cámaras de TV dijo que CFK “es la garantía del proyecto”. Le pedían selfies y trabajar por el proyecto. “Estamos trabajando con todos”, respondía Wado.

 

Foto Luis Angeletti.

 

Leo Fossati marchó entre la bandera de H.I.J.O.S y la de Abuelas. Es hijo de Inés Beatriz Ortega y Rubén Leonardo Fossati, ambos desaparecidos durante la última dictadura, y nació en cautiverio. “Estamos consternados con lo que sucedió anoche. Entendemos que no es solamente un ataque a Cristina, aunque por supuesto fue un intento de asesinato, sino un ataque a la democracia entera”, afirmó a El Cohete. Según él la oposición viene incitando los mensajes de odio desde los medios de comunicación hegemónicos, con las bolsas mortuorias, las guillotinas y los pedidos de pena de muerte. “Se busca hacer pasar estos hechos como aislados pero la oposición no sale masivamente a repudiarlos, entonces está claro que no son hechos aislados. Es una forma de pensar y sentir de gran parte del arco opositor”, sostuvo.

Para el integrante de la comisión directiva de Abuelas “hay sectores de la derecha que no aceptan la alternancia y no conciben no ser parte del gobierno porque tienen una sensación de patrimonio sobre el poder”. Este “ataque a la democracia” no solo tiene lugar en América Latina sino también en Europa y Estados Unidos, con la toma del Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump. “Lo del jueves no es un hecho aislado, no es un loquito que se mandó a hacer un intento de magnicidio sino que hay un caldo de cultivo que genera estos hechos, por esto estamos acá en la plaza para demostrar nuestro apoyo a la democracia, a CFK, a su familia y para decir Nunca Más a la violencia política en el país”, expresó.

Les Nietes le sumaban color y cantos a la columna de los organismos de Derechos Humanos. Malena Moreno, integrante de la agrupación surgida hace un par de años, afirmó que junto a sus compañeres marcharon “porque [el intento de asesinar a Cristina] fue un ataque a la democracia en línea con los bombardeos de 1955, les 30.000 detenides-desaparecides y la miseria planificada de la década de 1990”. “Como nietes convocamos a la juventud a movilizarse hoy y todos los días”, dijo a El Cohete.

A pasos del Ministerio de Desarrollo Social, Esteban Gringo Castro, secretario general de la UTEP, conversaba con compañeros. Ante la consulta de El Cohete dijo que el ataque a la Vicepresidenta es “absolutamente repudiable” y que está en el marco del “discurso de violencia” que tiene un sector de la oposición, a los que llaman halcones pero que cuenta con la indiferencia y “un dejar pasar” de las supuestas palomas. Castro afirmó que durante el gobierno de Mauricio Macri pasó lo mismo cuando mataron a Santiago Maldonado y a Rafael Nahuel: “Un sector hacía como que no había pasado nada y en el otro sector se hacían los distraídos”. “Mi caracterización es que hay una preocupación de la derecha por el grado de organización popular que existe tanto de los movimientos populares como del movimiento obrero, con todos los matices que tenemos. Cristina representa en lo concreto y en lo simbólico los momentos felices de parte de la sociedad, y así como quieren acabar con el peronismo, y su historia, también quieren acabar con la memoria de los 12 mejores años de gobierno, necesitan romperlo culturalmente y esto es parte de esa estrategia. Yo no creo en los loquitos que salen a matar”, consideró Castro.

A pocos metros estaba el diputado Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo Social. En diálogo con El Cohete dijo que “el límite en democracia es la violencia política” y con el ataque a Cristina se cruzó ese límite. “A uno le puede gustar más o menos tal dirigente, tal partido político o la medida tal o cual que toma el gobierno pero la violencia política no puede suceder. Ayer hubo un atentado contra la Vicepresidenta, alguien le acercó un arma a 10 centímetros de la cara, está claro que se pasó un límite que no se puede pasar y me parece que en términos generales, la mayor parte de los dirigentes del oficialismo y la oposición reaccionamos razonablemente: hay que parar, bajar un cambio, serenar, evitar los discursos extremos que potencian el conflicto”, sostuvo. Arroyo valoró que la movilización fue “potente”. “Somos miles de personas diciendo ‘en democracia hay un límite’. Desde 1983 en adelante sabemos que los temas no se resuelven con violencia”.

Pasadas las 17:30 y cuando empezaba a caer el sol, la actriz Alejandra Darín leyó el documento sobre un escenario montado a metros de la Casa Rosada. Dijo que “la paz social es una responsabilidad colectiva”. “No hay manera de minimizar el intento de magnicidio, el mundo comprende la gravedad de lo ocurrido”, señaló. “El límite del que hemos escuchado hablar no se cruzó ayer, debemos contextualizar lo ocurrido ayer contra CFK”. La multitud la interrumpió. El canto “Cristina Presidenta” se multiplicó en las miles y miles de personas –500.000 según los organizadores– que se manifestaban.

“Quienes cedieron minutos de aire a discursos de odio deben reflexionar para pensar cómo llegamos a esta situación”, subrayó Darín. Y los manifestantes entonaron: “El que no salta es de Clarín”. Dijo que “el pueblo argentino está conmovido”. E inmediatamente la Plaza cantó: “Che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”. El acto –sin discursos– cerró con el himno nacional. Después Taty Almeida, madre de Plaza de Mayo, tomó el micrófono y gritó “Viva la patria”. “Viva”, le respondió la multitud.

 

Foto Luis Angeletti.

 

 

 

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