El sindicalismo es con ellas

En los sindicatos se suman voluntades y afiliades para engendrar la conducción que viene

 

Se cumplieron 50 años del Tucumanazo, la gesta obrera y estudiantil  ocurrida entre el 10 y el 13 de noviembre de 1970. Junto al Rosariazo y al Cordobazo, fue parte de la ola de estallidos populares que derrumbaron a la dictadura instalada en 1966. Confluyeron allí hombres y mujeres: había obreros, estudiantes, vecinos, sacerdotes radicalizados y activistas revolucionarios. La desocupación obrera, acompañada por la extrema pobreza de campesinos cañeros y trabajadores eventuales, estaba en el trasfondo de un paro general activo de 36 horas con la impronta combativa de Agustín Tosco y Raimundo Ongaro.

La huelga de las dos CGT tenía la adhesión de la FOTIA (obreros azucareros) y la FEIA (empleados); la ocupación del comedor universitario, reclamando abrirlo al conjunto de los estudiantes, llevó a un intento de desalojo y a la resistencia encarnizada a las fuerzas de seguridad. Las y los manifestantes, a esa altura el pueblo todo, ocuparon el centro de la ciudad y rescataron el sentido de la lucha sindical y política. Los azucareros, con los metalúrgicos de Ciudadela y los ferroviarios de Tafí Viejo, junto a los del citrus, estaban en la primera línea. A lo largo del tiempo, grandes dirigentes obreros encabezaron las luchas decisivas  y cambiaron la historia.

 

 

Dictadura: la intervención militar cerró once ingenios y la resistencia estalló en la provincia.

 

 

El camino había sido trazado años antes. “Una protesta en el ingenio azucarero tucumano de Bella Vista, el 12 de enero de 1967, derivó en una batalla campal, con lucha cuerpo a cuerpo. Hilda Guerrero de Molina, trabajadora peronista, animaba a sus compañeros e incitaba a los hombres a avanzar, yendo ella misma adelante para dar el ejemplo. Murió en los alrededores del sindicato de la FOTIA, donde estaba refugiada con otros compañeros cuando llegaron fuerzas policiales que gasearon el interior de la sede gremial y tiraron al aire para vencer la resistencia obrera. Hilda sale del lugar protegiendo a sus dos hijos. Un oficial de la policía provincial la sigue y, sin más, apunta a la humanidad de la mujer y abre fuego. La ira popular se hizo dueña del lugar por más de 10 horas ante la huida de los uniformados. Sus compañeros de trabajo y de lucha la velaron en silencio. Hilda tenía 36 años cuando la asesinaron. Su velatorio y cortejo fúnebre fue el más grande que hayamos visto, la llevamos a pulso, caminando 7 kilómetros hasta su última morada, el cementerio de Acheral”, describe Roberto Baschetti en su libro La clase obrera peronista.

 

 

 

De la lucha a los cargos

Las compañeras han tenido desde siempre más presencia en las luchas que en los cargos de conducción. En tiempos de “Ni una Menos”, las activistas sindicales suelen explicar a los varones que “las mujeres tejemos alianzas y debates desde otro lugar, más personalizado, desde lo que le pasa a nuestra comunidad, a los nuestros, a nuestros hijes. No competimos si se trata de cuidar a los nuestros, conseguir derechos y construir frentes de trabajo y organización”. Es distinta la mirada, el concepto y las formas.

Marieta Urueña es secretaria general de SITRAJU RA (judiciales) y responsable de género de la FESITRAJU, además de secretaria de DDHH de la federación y de la CGT Tucumán. “Cuando se encuentran y confluyen la fuerza de la lucha sindical, y la del movimiento de mujeres, los resultados son enriquecedores tanto para el feminismo como para nuestros sindicatos. En SITRAJU RA conformamos una comisión directiva en paridad, y la Secretaría General y Adjunta están en manos de mujeres; también en la Federación, que conduce la compañera Vanesa Siley".

"Las mujeres sindicalistas no solamente venimos a exigir nuestros lugares en comisiones directivas, sino que venimos a reforzar la democracia sindical y nutrir con nuestra impronta la agenda estructural del sindicato. Las Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal de Trabajadores, junto a compañeras de las demás centrales, nos posicionamos frente a la falsa ley de equidad de género que impulsaba el gobierno anterior, y nos paramos hoy para hablar de las tareas de cuidado y de la necesidad de superar los estereotipos de género en el ámbito laboral. La visión es federal además porque somos compañeras de distintas provincias, de distintos sectores laborales que nos potenciamos en la construcción colectiva”.

Lorena Almirón, de ATE Rosario: “El patriarcado construye un discurso sobre los roles bien diferenciados entre el ámbito de la producción (trabajo asalariado / ámbito público) para los varones, y el de la reproducción (trabajo doméstico / esfera privada) para las mujeres. Distribuyendo en ese orden el ejercicio del poder, relacionado, por ejemplo, con la capacidad de mando, el liderazgo, fortaleza, etcétera, asignándolo a los hombres, naturalizando que el poder público y jerarquización quede adscrito a lo masculino. Hacia adentro de las organizaciones, es fundamental para romper todas las barreras que impiden la incorporación de mujeres hacia los sindicatos y su participación plena en igualdad de condiciones en todos los niveles de decisión. Hacia afuera el gran trabajo tiene que ver con la promoción de la afiliación de nuevos contingentes de mujeres, con un real empoderamiento y con la lucha por una real igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo".

 

 

Ellas en todos lados

Virginia Bouvet es secretaria de organización del sindicato del Subte, AGTSyP: “'Todas en todos lados' es el nombre que le pusimos con las chicas a nuestra campaña y es nuestra postura frente a la empresa. Cuando entramos a trabajar en el Subte recién privatizado, las mujeres estábamos destinadas al puesto de boletera, el más bajo del escalafón. Se abrían concursos para ascender, pero a las mujeres nos rechazaban la solicitud. En 1997 nos organizamos, hicimos una campaña masiva de firmas y logramos ascender al puesto de Guarda y de Conductora. Desde entonces venimos reclamando trabajar en todos los sectores, en todos los turnos, y logramos ingresar en mantenimiento y ser nocheras”.

Pero a las trabajadoras y trabajadores del Subte no les alcanza con haber conseguido más igualdad y condiciones de trabajo dignas: “Nuestro compromiso con la época y con una sociedad más justa nos llevó a salir a la calle en estos años, en unidad con otros sectores, para poner un freno al gobierno neoliberal”, dice Bouvet. La pandemia los encuentra prestando un servicio imprescindible para la ciudad y preocupados por el porvenir: “Creemos que es el momento de reducir la jornada laboral en la Argentina, para que todos y todas tengamos trabajo. Apostamos a la construcción de una central obrera única, democrática y poderosa, que cuide nuestros intereses. Dispuestos y dispuestas a poner el cuerpo, donde haya que estar, porque a eso también nos referimos cuando decimos todas en todos lados.”

Virginia, que es la única mujer que integra, desde hace años, la comitiva que discute la paritaria salarial de su gremio, cierra con una reflexión: “A las mujeres se nos pregunta mucho cómo es esto de militar en un ambiente tan machista como el sindicalismo… y yo no tengo respuesta para eso, a mí me toca ser mujer en todos lados y el sindicalismo es un lugar como cualquier otro. Creo que, tal vez, sería más interesante hacerles esa pregunta a algunos hombres: Ey, señor, usted, ¿por qué es tan machista en su militancia?

 

Enfermería: trabajador/a fuera del régimen de la Ley 6035 cobra entre un 25% a un 35% menos.

 

 

Hace 72 años se abría la Escuela de Enfermeras de la Fundación Eva Perón. Su frase rectora era “Abnegación, desinterés y amor”. Eran palabras de Evita y ellas lo vivían así, a ninguna se le hubiera ocurrido cuestionarlas. El documental Las enfermeras de Evita las rescata del olvido. Beatríz Boch cuenta su historia de vida: “Yo egresé como técnica y no puedo creer que, después de treinta años de lucha que tuvimos nosotros, sigan los mismos reclamos”.

Es la historia lo que empuja la protesta en boca de las pioneras de la Fundación. El guante lo recoge Zulma Lovay, directiva de ATE Capital y enfermera del Hospital Fernández: “El reclamo de los licenciados en Enfermería, Psicomotricidad, Bio imágenes e Instrumentadoras quirúrgicas es por la inclusión en la ley, por su reconocimiento como profesionales de la salud: las enfermeras egresamos de Escuelas y nos licenciamos o doctoramos en Universidades de toda la Nación con matrícula profesional y título de grado. El 20 de noviembre, Enfermería en CABA marchará desde Congreso a Plaza de Mayo, manifestará por el pase a carrera profesional y no administrativa, repudiando la paritaria que firmaron solo con el sindicato municipal Sutecba. ¡El 7,9 es hambre!",  dice la sindicalista que vive en Zulma.

 

 

Maestras que enseñan el camino

Con un arrollador triunfo por el 80% de los votos, la maestra Angélica Graciano asumió como secretaria general en el mayor sindicato docente porteño luego de décadas de secretarios generales varones en un gremio con amplísima mayoría de mujeres.

La asunción en contexto de pandemia no dio respiro y colocó a la nueva secretaria general en la primera línea del enfrentamiento contra las políticas de ajuste del gobierno de Horacio Rodriguez Larreta y Soledad Acuña.

 

Al frente de la lucha de lxs docentes. Graciano junto a la secretaria general de Ctera, Sonia Alesso.

 

 

“El conflicto educativo se agudizó por la modalidad virtual sin que Larreta cumpla con el fallo judicial que lo obliga a garantizar la conectividad y equipamiento para docentes y estudiantes. La ampliación de la jornada laboral, sin tiempo y sin pausa, combinada con la doble tarea de cuidados familiares, continúa invisibilizada. Para los medios Larreta dice que toma decisiones con perspectiva de género, nosotras sabemos que no. Con la ley de emergencia pretendió pagar los salarios en cuotas, nuevamente enfrentamos su política y gracias a la lucha pudimos evitarlo”, describe Angélica.

“Hay amenazas y aprietes de todo tipo para enfrentarnos con las familias y producir la escena que nunca sucedió: que la comunidad educativa reclame las clases presenciales y los contagios se generalicen. Las burbujas fracasaron, son un fraude, no concurren ni el 10% de estudiantes convocados. Realidad mata marketing”.

Carla Gaudensi es la primera secretaria general de la FATPREN, la Federación que agrupa a los gremios de prensa del país. Trabajadora de la agencia de noticias Télam, feminista y organizada, como la definen sus compañerxs, se ha destacado por el firme rechazo al “avance de la precarización” y se preocupa por “la presión que tenemos por la cuestión salarial, que hace imposible que pueda existir libertad de expresión”, dice Carla y recuerda que “en los cuatro años del gobierno anterior se eliminaron más de 4.500 puestos de trabajo”.

“Hay que buscar un marco regulatorio para las nuevas tecnologías con la participación del Estado y del sindicato” sostiene, consciente de que sin la participación de les trabajadores, la precarización de la actividad avanzará tanto como sea posible. “Que se cierren medios, que se callen voces, que cada vez haya menos compañeros y compañeras trabajadores de prensa y que la concentración sea cada vez más grande, hace que no se esté garantizando el derecho de la sociedad a estar informada”, afirma.

Sobre las paritarias, Gaudensi dice: “Desde FATPREN impulsamos iniciativas federales, como la caravana nacional que realizamos, y buscan integrar a todas las y los compañeros en la pelea por el salario.  Desde SIPREBA en Capital, seguimos insistiendo en que somos el único Sindicato con legitimidad para discutir las paritarias y defender los derechos de las y los trabajadores”.

 

 

No es un estilo, es cuestión de clase

Cecilia Moccia es prosecretaria de prensa de la Asociación del Personal Aeronáutico y Trabajadora de LATAM. Luego de participar en la multitudinaria protesta y caravana de autos de los gremios aeronáuticos desde Ezeiza, dejó esta reflexión en su doble condición de trabajadora y mujer. “Cuando quien dirige una empresa multinacional de la envergadura del holding LATAM es una mujer, y además, esa mujer es profesional, es madre, es ideóloga del neoliberalismo, y además recibe premios por supuestas iniciativas de género, la disputa para las trabajadoras de esta empresa es doble. 'Cuiden su trabajo porque no es mi responsabilidad. Si ustedes no lo cuidan, yo no voy a cargar con esa piedra', fue el anuncio premonitorio de la CEO Rosario Algelt, días previos al inicio de la cuarentena en la Argentina. Ya tenía todo planeado".

 

Sindicatos Aeronáuticos Unidos realizaron un caravanazo por las promesas no cumplidas.

 

"Por otro lado, nos toca la misma disputa de clase que le toca a nuestros compañeros varones: la lucha por mantener el empleo en pandemia, por mantener esos 2.200 puestos de trabajo, para poder sobrevivir cuando la vacuna llegue. En este sentido la participación de compañeras mujeres en la lucha se da como se puede. Porque es urgente garantizar el salario: esta cuestión se torna principal".

"El desafío es cómo dar solución a la continuidad laboral, y pensarlo junto a los compañeros varones, porque esta es una lucha que nos toca dar como trabajadoras. Como mujeres trabajadoras. Y el intercambio y la construcción colectiva con los compañeros son elementos fundamentales. Y aunque nosotras, en nuestra mirada cómplice sabemos que para ellos esta participación es rara, nueva, estamos ahí. Y desde ese andamio que vamos construyendo, día a día, se gestan las decisiones que llevamos adelante en todos los ámbitos. Y ahí estamos: ocupando nuestros puestos cuando hay que atender un vuelo, en las asambleas, o en las calles, con las banderas, bailando, cantando. Todas y todos juntos. Con acciones concretas y en la búsqueda de una solución común para trabajadoras y trabajadores".

"Ante tantas irregularidades le pedimos a los ministros Mario Meoni y Claudio Moroni su urgente intervención para garantizar los más de 2.500 puestos de trabajo que están en riesgo porque la única forma de hacer real la 'reconstrucción argentina' del slogan”.

 

 

 

Ponerle el cuerpo a lo que viene

En las movilizaciones de mujeres, como el 8M y el 3J, ellas se escriben en el cuerpo “El sindicalismo es con nosotras”, “Sin justicia social no hay igualdad de género”.

El voto unánime de los diputados por la reparación de los legajos de los trabajadores detenidos desaparecidos del sector privado repercutió en la Intersindical de Derechos Humanos como uno de los logros más importantes desde su creación. El sábado último habían protagonizado uno de los Zoom más concurridos del encuentro federal de DDHH, convocado por la secretaría de Horacio Pietragalla. La aprobación parlamentaria del convenio 190 de la OIT que condena el acoso laboral y el compromiso presidencial de enviar este mes el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo dan cuenta de la voluntad política de responder al clamor de las mujeres y disidencias en procura de la igualdad.

La ola es verde, es feminista e inunda el Parlamento. Mientras, en los sindicatos, se suman voluntades y afiliades para engendrar la conducción que viene. La post pandemia nos desafía a acumular fuerzas y voluntad de lucha. Está a la vista. Cuando no se responde a los reclamos populares, la política queda pintada y los cargos vacíos de sentido. Los grandes hechos de la historia fueron protagonizados por grandes movimientos: el movimiento obrero, el movimiento por los derechos humanos y el movimiento de mujeres. Si se logra una síntesis, seguramente habrá cambio de etapa.

 

 

 

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