EL SPAGHETTI NUNCA FALLA

“Si estás vivo, dispara” (Giulio Questi / 1967)

 

Cada tanto tengo con mi esposa una conversación que empieza y termina siempre de la misma manera. Alguno de los dos dice “¿Qué podemos cenar hoy?”, y después de barajar posibilidades otro responde “fideos". La escena culmina con ella diciendo por enésima vez “no fallan, los fideos nunca fallan".

Hace unos años yo aprovechaba cada rato libre para ver alguna película de tiempo atrás, como para ir llenando casilleros en mi formación como espectador (tarea vana e imposible si las hay), y siempre terminaba eligiendo algún spaghetti western (SW), un sub género tan infalible como los fideos y que yo defiendo con la entereza de un mástil.

Si estás vivo, dispara está muy lejos de ser uno de los SW más famosos, pero por varios motivos a mí me fascina como ningún otro. Tampoco es muy conocido su director Giulio Questi, un personaje que merece un párrafo completo en esta reseña.

 

 

El italiano Questi se formó en el cine a la antigua, comenzó como asistente, actor de reparto y co-guionista hasta que al fin logró dirigir a comienzos de los '60 algunos documentales para luego adentrarse en el cine de ficción. Hizo un puñado de buenos filmes de género y sobre el final de su carrera realizó audiovisuales en video, de un modo artesanal y al margen del cine comercial. Pero antes de todo esto, en su juventud, participó como partisano en la lucha contra el fascismo, vivencia que aunque parezca imposible él supo reflejar en Si estás vivo, dispara, lo cual hace que sea un SW único, singular, y sin dudas  su mejor película.

 

 

Trata acerca de “el extraño”, (el cubano Tomás Millian), quien es socorrido por dos indios que lo encuentran moribundo. Resulta ser que “el extraño” tomó parte del asalto a un cargamento de oro a los militares estadounidenses pero fue traicionado por Oaks y su pandilla que lo fusiló junto a un grupo de bandidos mexicanos. “El extraño” sobrevivió milagrosamente y para tomarse revancha llega a un pueblo decadente, pero resulta ser que a Oaks y su banda no les fue nada bien por acá: si ellos son pesados, los del pueblo directamente son unos psicópatas. Aquí tienen la costumbre de maltratar a niños, mujeres y mascotas con total naturalidad y para quedarse con el oro se van a divertir linchándolos uno por uno. Lo que queda ahora es una disputa pueblerina entre dos partes: por un lado están el sheriff y el párroco y por el otro Bill, el ricachón del pueblo con su pandilla que no tienen pruritos a la hora de secuestrar al hijo del sheriff para extorsionarlo. Ellos visten uniformes de negro al modo de las “camisas negras” de Mussolini contra los que combatió Questi en su juventud de partisano. “El extraño” va a sacar provecho de este conflicto ya no para saciar su sed de venganza. Hay cierto misticismo en sus actos, acaso la búsqueda de una redención póstuma o de un bálsamo ante tanta maldad.

 

 

No faltó aquel que reconoció en la figura de “el extraño” a una representación alla spaghetti de Jesucristo: traicionado, herido en su alma y regresado de la muerte para tratar de que este mundo sea un poquitín más soportable. Tampoco faltó el que encontró en él a la reencarnación del Che Guevara, muerto en Bolivia más o menos para la época en que salía al ruedo esta película. En todo caso, esta última comparación encaja más con la personalidad del director Giulio Questi que con la de “el extraño”.

Si estás vivo, dispara posee muchas de las constantes del SW, que el atrevido de Questi honró con osadía llevándolo al paroxismo del género. Créanme que hay pocos westerns tan extremos como este. Veamos:

  • Tanto el reparto como el equipo técnico proviene de los más diversos confines del globo cinematográfico. Director y guionistas italianos, actores estadounidenses, españoles y alemanes, músico húngaro y demás variantes. Me gusta verlos como a un grupo de desterrados del cine que han llegado al SW como a una tierra prometida.
  • Los SW suelen estar pésimamente hablados, ya sea en inglés como en italiano, ya que indefectiblemente había que doblar a uno o mas actores debido a sus variados orígenes. Si estás vivo…. suele verse en un inglés deliciosamente torpe y llega al colmo de tener algunas escenas (como la de una mujer cantando) voluntariamente desincronizada.
  • Su actor principal es muy hosco. A excepción de Eastwood, Lee Van Cleef o Volonte, los SW están protagonizados por actores adorables pero malísimos que rara vez pudieron salir del corsé de un género que, además, pedía muy poco de ellos: un buen porte, mirada fija y cierto estado atlético. Tomás Millian cumple con estos requisitos sobradamente.
  • Se corre el riesgo de ver sin querer el mismo SW más de una vez. Es una especie de deja vu cinéfilo que ya experimenté varias veces y esto se debe a que la misma película puede estar bajo distintos nombres. El que hoy nos compete, por ejemplo, es conocido también como Oro maldito, Django, Kill! (tratando de aprovecharse del reciente éxito de Franco Nero), Oro hondo, El pistolero de las balas de oro y vaya uno a saber cuántos más. Pero escogemos Si estás vivo, dispara porque obedece a una traducción fiel del original italiano.
  • Los héroes del SW andan solos. Parecen estar más inspirados en los samurais que en las leyendas del oeste estadounidense. Y cada tanto tienen gestos idealistas, sobre todo en vista de que todo lo que se identifique con el poder (religioso, político, económico) es de por sí corrupto y merece ser destruido. Ya les conté acerca de la ideología de Giulio Questi, pero hubo muchos otros colegas suyos en la misma senda.
  • Al SW le importa un pepino el rigor histórico. Aquí tenemos la galería arquetípica de rudos pistoleros, mujeres solitarias, indios místicos, mexicanos parlanchines, militares cobardes, terratenientes poderosos, sheriffs corruptos, jueces viciosos y curas impresentables. Pero ninguna referencia histórica. Se trata del western por el western mismo.
  • Sus personajes son como una caricatura del macho a caballo. La clásica estampa del hombre del oeste ahora adquiere ribetes fetichistas. Si estás vivo… se atreve a plantear que hay una cierta fascinación homosexual en este regodeo de masculinidad propia del western, al momento en el que los forajidos de Bill secuestran al hijo adolescente del sheriff y se muestran ansiosos por un acceso carnal.
  • Un SW debe verse sucio, desprolijo, digamos pobretón. Sus personajes están siempre con la misma ropa polvorienta, transpirada y con lamparones de sangre. Los pueblos son feos, hostiles, hace mucho calor y son habitados por tipos adeptos al gatillo fácil. Ninguno de los espectadores desearía estar allí.
  • Un buen SW debe tener su dosis de surrealismo. Y en este ítem Si estás vivo… está muy por encima de todos. La violencia, la crueldad y la amoralidad sólo se hacen soportables porque están mostradas como una insolación, como un delirio bajo el sol abrasador del Oeste.
  • Un buen spaghetti western es aquel que sencillamente cumple con lo que promete. Debe haber pocos géneros cinematográficos tan francos y directos como éste y cuando esto sucede son infalibles, como los fideos.

Ficha completa

 

Título original: Se sei vivo spara / ITALIA / 1967 / Duración 117 min. / COLOR / Dirección: Giulio Questi / Guion: Giulio Questi, Franco Arcalli / Música: Ivan Vandor / Fotografía: Franco delli Colli / Reparto: Tomas Milian,  Raymond Lovelock,  Piero Lulli,  Milo Quesada,  Roberto Camardiel, Miguel Serrano

 

El trailer

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