EL TALÓN DE AQUILES DE LOS MONOPOLIOS

Lo sucedido en Wall Street con las acciones de Gamestop encierra una lección que se podría aprovechar

 

Las fases industrial y financiera del capitalismo coexisten en un mundo donde un puñado de monopolios tecnológicos controla la obtención, procesamiento, almacenamiento, disponibilidad y manejo de todo tipo de datos. Esto les permite imponer su lógica de acumulación a todo el planeta. Su control sobre la extracción ilimitada de información deriva en manipulación de comportamientos y formas de pensar. Su capacidad para monetizar esta información les permite realizar enormes ganancias y absorber ingresos, rentas y excedentes provenientes de otras formas de explotación social. Se abre así un horizonte ilimitado de acumulación de ganancias y control social con una lógica que subvierte todas las reglas del juego conocidas. Así, sobre las ruinas del capitalismo que conocemos se atisba un nuevo monstruo que pugna por trascender los territorios y los espacios y escalando hacia el control de la estratosfera genera nuevos conflictos en el mundo entero.

La pandemia ha creado una oportunidad única para potenciar el control sobre la vida social y acumular ganancias a escala mundial. Sin embargo, al mismo tiempo que abre el camino al desarrollo de nuevas tecnologías de punta, su impacto sobre la economía y las finanzas multiplica los desbarajustes preexistentes. El resultado es una mayor concentración económica y financiera en circunstancias que profundizan la fragilidad sistémica. En esta paradoja navegan los monopolios y su talón de Aquiles sale a la luz del día. En todos los tiempos, las grandes crisis económicas y financieras han alimentado estallidos de protesta social que, en mayor o menor grado, amenazaron a las estructuras de poder vigente. Ahora el poder de los monopolios enfrenta sus limites en la fuerza colectiva y organizada de quienes los padecen.

En tiempos recientes la utilización de las redes sociales ha contribuido a la irrupción de movimientos de protesta social, que con variado éxito han mostrado que la unión hace a la fuerza. Esto no es poca cosa. La percepción social de la fuerza colectiva ha sido un elemento decisivo para producir el cambio social en todas las épocas de la humanidad. En nuestros tiempos, la hegemonía social se ejerce aislando a los ciudadanos en compartimentos estancos que, regidos por los valores de la meritocracia, compiten eternamente entre sí. Desarrollar una fuerza colectiva que pugne por un interés común implica romper este aislamiento y avanzar hacia nuevas formas de organización social. Así, tanto en el centro como en la periferia del capitalismo global monopólico los límites al desarrollo de los monopolios quedan cada vez mas expuestos.

En estos días, el ámbito de las finanzas norteamericanas ha abierto una ventana extraordinaria por la que se vislumbra el modo en que las tecnologías de punta se insertan en la lucha entre los pocos que tienen mucho y los que son más y tienen poco o nada. Los avances en tecnologías aplicadas a la comunicación y al procesamiento de datos han abierto la posibilidad de democratizar al mercado financiero realizando transacciones a través de diversas app móviles, sin pagar comisión y apostando con pequeños montos de dinero. Al mismo tiempo, las redes sociales han hecho posible la discusión colectiva sobre los fenómenos financieros. La conjunción de ambos fenómenos ha permitido que muchos pequeños inversores se junten virtualmente y apuesten en una misma dirección provocando fenómenos inesperados que, repercutiendo en cascada, tienen un impacto impredecible sobre la economía y la política.

Como un rayo en cielo sereno, este fenómeno en pleno desarrollo contribuye a desnudar los mecanismos del sistema financiero que permiten a los peces grandes comerse a los pequeños y acaparar una proporción creciente del ingreso de la sociedad. La importancia de este movimiento trasciende a las vicisitudes de la política norteamericana que analizaremos en el futuro. Ahora queremos ver cómo este movimiento ilumina nuevos caminos para producir un cambio social en la periferia.

 

 

Peces pequeños vs. tiburones en Estados Unidos

La actividad especulativa derivó en la crisis financiera internacional de 2008. Ecos de este pasado resuenan ahora, con nuevos actores y con un riesgo sistémico que se ha potenciado enormemente. Grandes fondos de inversión acosan a empresas altamente endeudadas y jaqueadas por la pandemia apostando a la baja del valor de sus acciones. Gamestop, una empresa de videojuegos, ha ocupado en los últimos tiempos el segundo lugar en el ranking de empresas más jaqueadas por el shortselling en el mercado financiero norteamericano.

En esta estrategia, un inversor toma en préstamo acciones de una determinada empresa, y las vende enseguida. Cuando el precio cae las recompra, devuelve las acciones que tomó inicialmente en préstamo y se queda con una ganancia. Se espera que el valor de la acción caiga durante el tiempo que dura el contrato del préstamo con que se inicio la operación. Hay en todo momento lugar para las trampas. Una de ellas consiste en el naked shortselling, donde el que hace la operación no posee las acciones ni ha hecho arreglos para conseguirlas. O sea, vende acciones fantasma.

Desde fines de 2020 la cantidad de acciones involucradas en el shortselling de Gamestop , y de otras empresas, por parte de grandes fondos de inversión superaba ampliamente la cantidad de acciones existentes. Esto atrajo la atención de los lideres de un grupo de dos millones de usuarios del foro wallstreetbets (WSB) que opera en la red social Reddit integrada por seis millones de usuarios en diversos grupos, según sus intereses (subreddit). Los usuarios de WSB (es decir, apuestas en Wall Street) discutían cuestiones financieras y realizaban apuestas a través del broker online robinhood. El denominador común de (WSB) fue desde el inicio, la juventud de los usuarios, los ingresos bajos, el desempleo y el humor delirante y sarcástico. Muchas de las apuestas se hicieron con cheques provenientes de la ayuda financiera dada en el 2020 por Trump para capear la pandemia.

Liderados por un usuario con conocimientos financieros sofisticados, desde fines de 2020 los integrantes de (WSB) se lanzaron a jaquear a los grandes fondos apostando a la suba de las acciones de Gamestop y también de otras empresas asediadas por el shortselling. Pronto las apuestas colectivas de (WSB) se convirtieron en una ola imparable que llevó el valor de las acciones de Gamestop de 6 dólares cuatro meses atrás, a 18.3 el 6 de enero, a 43,03 dólares el 21 de enero, a 147,98 dólares el martes 26 y a 347,51 dólares al cierre del 27 de enero pasado. Por ese entonces (WSB) nucleaba a 7 millones de usuarios. Miles de posteos definían al movimiento como una cruzada de los pequeños inversores con el objeto de ganar dinero infligiendo daño a los grandes fondos de inversión por su manipulación constante de las finanzas en perjuicio de los que menos tienen. Exponían la ira por la manipulación de los mercados financieros en 2008 que salvó a los peces gordos culpables de la debacle haciendo caer el peso de la crisis sobre las propiedades, ahorros y trabajo de los pequeños inversores. Nada había cambiado desde ese entonces. Había llegado el momento de la venganza.

 

 

Impactos y mecanismos de “estabilización

Hacia la última semana de enero la apreciación de las acciones de Gamestop y otras empresas había infligido serios daños a los fondos de inversión. Uno de ellos, Melvin Capital, perdió el 55% de su capital hasta que fue rescatado por su socio Citadel Securities (finance.yahoo.com 30 1 2021 ) Al subir el valor de las acciones de Gamestop, los fondos de inversión salieron en manada a cubrir su posición en corto comprando más acciones de Gamestop en el mercado. Esto multiplicó la presión a la suba, convirtiendo al proceso en un short squeeze, es decir en un apriete drástico, de pérdida continua: para cubrirse, los fondos compraban acciones contribuyendo a la escasez creciente de las mismas y retroalimentando la suba de su valor.

Otros actores también fueron perjudicados por la ola desatada por (WSB), entre ellos bancos y entidades financieras que hacían transacciones con derivados, es decir con artefactos complejos que incluían acciones de Gamestop y otras empresas asediadas por el short selling. Así, la ola inicial golpeó también al mercado de opciones/derivados, aumentando su impacto sobre el sistema financiero por el volumen y tipo de activos y por los brokers involucrados. La posibilidad de multiplicación del impacto en cascada tuvo además efectos colaterales, muchos de los cuales están todavía en pleno desarrollo.

Robinhood se encontró en una situación comprometida por la falta de fondos disponibles para cubrir las transacciones de sus usuarios. Pidió fondos frescos a su principal financista privado: Citadel Securities. Este, siendo socio de Melvin —uno de los fondos de inversión heridos de muerte— le concedió rápidamente 2.000 millones de dólares presionándolo al mismo tiempo para que bloquease inmediatamente las cuentas de los usuarios de (WSB). Esto provocó una caída de las acciones en disputa, dañando a los usuarios de (WSB) y liberando a los grandes fondos de inversión encerrados en el shortselling (zerohedge.com 28 y 29 1 2021). La reacción de los usuarios de (WSB) contra robinhood fue inmediata. Acusándolo de manipulación, iniciaron una campana de descalificación de la plataforma con propuestas de abandono de la misma. Esto motivo la inmediata intervención de Google censurando las opiniones de los usuarios en las redes (zerohedge.com 29 1 2021)

Robinhood levantó el bloqueo de cuentas el 29 de enero, pero a partir de entonces instauró severas restricciones a las transacciones con las acciones en cuestión. El conflicto escaló en una demanda judicial contra robinhood, cuya explicación fue que la presión para desactivar al (WSB) venia de “arriba” (what happened this week blog.robinhood.com 29 1 2021). Ocurre que cada operación de compra venta de activos financieros se registra en una cámara de compensación o clearinghouse: la Depository Trust & Clearing Corporation (DTCC). Esta controla toda la operación: desde el registro hasta la transferencia de fondos al vendedor y al comprador (clearence and settlement), proceso que insume dos días. La DTTC es una corporación privada que monopoliza la supervisión de todas las transacciones financieras y de los servicios vinculados a las mismas. DTTC, a su vez, es monitoreada por la SEC (Security and Exchange Commission, organismo oficial que regula a los mercados) que por ese entonces manifestaba preocupación por lo que estaba pasando. La DTTC multiplicó súbitamente por diez los requisitos de depósitos de cobertura obligatoria exigidos a robinhood y otros brokers de pequeños inversores, logrando así la caída del valor de las acciones encerradas en el shortselling, salvando a los fondos que estaban en corto e infligiendo daños a los usuarios de (WSB).

 

 

Efecto en cadena y censura

Mientras tanto, los fondos de inversión afectados por el squeeze no se habían quedado quietos. Por un lado vendieron acciones de empresas tecnológicas para obtener el efectivo necesario para comprar las acciones que encestaban para cubrir su posición de corto en Gamestop y otras empresas. Esto provocó la caída del valor de las acciones más líquidas y populares: las tecnológicas (BOFA, zerohedge.com 31 1 2021). También redimieron las acciones de Gamestop que integraban el núcleo de algunos ETFs (Exchange traded funds, un tipo de activo que incluye agregados con múltiples activos financieros).

En la última semana de enero las transacciones de pequeños inversores representaban el 20% del volumen total el mercado norteamericano (zerohedge.com 29 1 2021) y Gamestop era la acción más intercambiada en el mundo entero, con un volumen diario de 20.000 millones de dólares.

Esto último permite pensar que dinero proveniente de grandes bancos (dar Nonell) y fondos rivales se había sumado al proceso para hacer rápidas ganancias (wallstreetonparade.com 2 2 2021). Hacia el fin de semana, los posteos de (WSB) amenazaban con atacar al mercado de la plata y el valor de este metal aumentaba súbitamente un 30 %. Esto detonó el clamor pidiendo la intervención oficial para regular la hecatombe generalizada. Mientras los medios despotricaban contra la “falta de ética” de una “insurrección” que tenía por objetivo cambiar las leyes del mercado, Google, Twitter y Facebook contribuían a censurar abiertamente las opiniones de los usuarios de (WSB) en las redes sociales.

Esta semana Janet Yellen, la nueva Secretaria del Tesoro, convocó a una reunión de todas las autoridades financieras a fin de investigar y sancionar “la colusión de los inversores para alterar el valor de las acciones” y se anuncio la intervención del Congreso para investigar el caos financiero. Las acciones de Gamestop caían en picada, los usuarios de WSB llegaban a los 10 millones, empezaban a acosar empresas con escasa liquidez y circulaba profusa información sobre el millón de dólares pagado a fines del 2021 a Yellen por Citadel como parte de los 10 millones recibidos ese año por la titular del Tesoro por conferencias y asesoramiento dado a los principales brokers financieros que ahora va a investigar (wallstreetonparade.com 4 2 2021, zerohedge.com 1 2 2021).

 

 

Argentina, monopolios vs gobierno

Esta semana el gobierno ha llamado a un Acuerdo de Precios y Salarios con participación de la CGT y organizaciones de grandes empresarios. También ha firmado un Acuerdo con los exportadores de carne para disminuir en un 30% el precio de ciertos cortes de consumo popular. El gobierno cree que la “dinámica” de las discusiones permitirá controlar la inflación. Sin embargo, la experiencia de muchas décadas muestra que los monopolios terminan bloqueándola, jaqueando a la “macroeconomía” y a la estabilidad política del país.

Según el ministro de Economía, en 2021 los salarios deberán aumentar más que la inflación y el aumento del consumo permitirá estimular la recuperación económica. Esta promesa contradice la agenda de los monopolios. Estos ignoran la pobreza, la indigencia y la pandemia y se rigen por los precios internacionales de los commodities vinculados a la producción de alimentos. Mas allá de factores coyunturales, estos precios son especialmente afectados por la especulación de grandes fondos de inversión con derivados que tienen como componente fundamental a la materia prima de los alimentos. Desde 2008 la especulación con estos derivados llegó para quedarse y ahora amenaza con desencadenar una hambruna en el mundo.

Cecilia Todesca Bocco, vicejefa del Gobierno, sostiene que “no puede ser que los precios de los alimentos se disparen por la suba del precio internacional y que todos nos quedemos mirando”, y advirtió que “no se descarta una suba de retenciones... No tenemos herramientas y tenemos que usar todo lo que tengamos. Nosotros apostamos al diálogo”. Los grandes empresarios, en cambio, apuestan a realizar ganancias extraordinarias. De ahí que rechazan la ley de Góndolas, y no conceden ni comparten nada. El Acuerdo para reducir los precios de la carne ha excluido a las organizaciones y federaciones que representan a los mayoristas, almaceneros y supermercadistas del interior del país. Más aún, el acuerdo sólo satisface una demanda que se estima es el 3% del total que se consume y se concentra en zonas urbanas bien alejadas de los barrios más carenciados (ámbito.com 27 1 2021). Asimismo, si bien el gobierno ha acordado con los exportadores de aceites (CIARA) llegar a un arreglo o fideicomiso para que los fabricantes de aceite comestible bajen sus precios internos, este aceite —junto con otros productos incluidos en precios máximos y cuidados— es ahora objeto de desabastecimiento (cronista.com 2 2 2021, lanación.com 1 2 2021).

En este contexto, y para que la “dinámica” del dialogo llegue a buen puerto, el gobierno haría bien en aplicar la ley de Desabastecimiento con el máximo rigor y transparencia pública y utilizar la experiencia de (WSB), analizada más arriba, para articular medidas que permitan vehiculizar la fuerza colectiva de los consumidores en un movimiento de control ciudadano de los precios en todas las instancias de las cadenas de valor en la producción de los principales alimentos que consume nuestra población.

 

 

 

 

 

 

 

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