El tiempo no para

Que 50 años es nada

En el final del imponente acto en el Obelisco y antes del Himno Nacional, la Bersuit terminó con uno de sus temas clásicos, de 1992, El tiempo no para. La letra dice:

Si pensás que estoy derrotado
Quiero que sepas que me la sigo jugando
Porque el tiempo, el tiempo no para
Unos días sí, otros no
Estoy sobreviviendo sin un rasguñón
[…]

Y ellos sumergieron un país entero
Pues así se roban más dinero
Y tu cabeza está llena de ratas
Te compraste las acciones de esta farsa
Y el tiempo no para
Yo veo el futuro repetir el pasado
Veo un museo de grandes novedades
Y el tiempo no para.

 

 

La polícroma multitud que concurrió confirma la buena percepción de quienes insistieron por convocar en el Obelisco, desoyendo los temores de aquellos que pensaban que era un escenario excesivo para la capacidad de movilización en este momento. No sólo su número superó al de quienes asistieron a la marcha del 21 de Febrero; su estado de ánimo fue más batallador y con el matiz festivo de las grandes efusiones de la última década: la conmemoración del Bicentenario en mayo de 2010, la despedida de CFK en diciembre de 2015.

 

 

El grito de Paro Nacional surgió espontáneo de la calle y en menos de un minuto era repetido por toda la concurrencia, ya mutado a Paro General, uno de los puntos que se discuten en la CGT, que nunca antes se había visto tan irrelevante. Es posible ganar la calle sin su aporte. Cuando todo había concluido y sin que nadie desde el palco lo propusiera, el hit del verano resonó en un hermoso día de otoño. El diseño del acto, sin oradores y sólo con conjuntos musicales, y la lectura por dos actores de un documento catch all impidió que la concentración quedara demasiado identificada con Hugo Moyano y sus hijos o que las contradicciones secundarias fueran más ruidosas que el óptimo sistema de sonido (para quienes estaban lejos). Porque no entendió de qué se trataba, o porque lo entendió demasiado bien, La Nación ninguneó: “Actores y opositores protestaron frente al Obelisco contra el FMI”. El Comisario de Cultura e Información Hernán Lombardi (Barragán dixit) agregó que detrás de los actores “se escondió el kirchnerismo duro”. En esta edición reproducimos la columna que Francisco Olivera dedicó al acto en La Nación. Concluye que Macrì cree que “la sociedad se exaspera con los cortes. Será un año arduo: también rechaza los ajustes”.

La Semana de Mayo estuvo a la altura del antecedente patrio. El paro del miércoles 23, la marcha federal educativa, la convocatoria del viernes 25 en el Obelisco, con la simple consigna La Patria está en Peligro, mostraron la envergadura de la resistencia social que frustra el plan gubernativo.

 

 

 

Enrejados

Las rejas con que el Poder Ejecutivo quiere vedar el acceso a la plaza histórica, que durante el Te Deum del 25 estuvo vallada dos cuadras a la redonda; el patético informe del jefe de gabinete Marcos Peña Braun ante la Cámara de Diputados; la desatinada represión a los trabajadores del subterráneo porteño; el anuncio de un vocero oficioso del gobierno de que será “inflexible con cualquier exceso que se cometa en las protestas” aduciendo que el kirchnerismo y la izquierda procuran crear el caos para desestabilizarlo; la recreación de la mesa de enlace de las patronales agropecuarias ante el temor de una 125 macrista, muestran la dificultad oficial para manejar la crisis que creó y el resquebrajamiento de su frente interno porque una cosa es apoyar en teoría la reducción del déficit fiscal y otra la conformidad con el cuchillo del recorte cuando llega a carne propia. Entre ambas hay un trecho que nadie está dispuesto a recorrer. Y en la Argentina, nadie quiere decir nadie.

El presidente Maurizio Macrì está comenzando un duro aprendizaje. Una frase genérica encarna en las coyunturas argentas con inquietante recurrencia: en economía se puede hacer cualquier cosa, menos evitar las consecuencias. La incapacidad del equipo económico, rebosante de especialistas en evasión fiscal y fuga de capitales pero no de macroeconomistas actualizados, y la dedicación de varios de sus integrantes a los negocios personales, no podía dar buen resultado. La otra frase fue pronunciada por José Gómez Morales como balance de su gestión al frente del Ministerio de Economía entre octubre de 1974, cuando Isabel Martínez decidió abandonar el pacto social populista que su esposo encargó a José Gelbard, y mayo de 1975, cuando fue reemplazado por Celestino Rodrigo. Gómez Morales (quien ya había conducido el ajuste del primer peronismo en 1952) dijo que hay que sentarse en el sillón del ministerio para entender las presiones cruzadas que condicionan la acción de su titular. Esa puja distributiva derivó en una devaluación del peso del 150%, duplicación del precio de los combustibles y de las tarifas de servicios públicos y del 80% de los salarios, hasta que la primera huelga general contra un gobierno peronista los colocó en el mismo nivel de los demás precios de la economía y el país puso proa hacia la hiperinflación.

Todos contra todos

Joaquín Morales Solá explicó que era un mito que la designación de Nicolás Dujovne como coordinador del gabinete económico implicara una pérdida de poder del jefe de gabinete Marcos Peña Braun y de sus segundos, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. En una nota próxima, pero obviamente escrita después, se informaba de la salida del gobierno de Vladimir Wernig, cuya subsecretaría de Coordinación y Análisis Económico fue disuelta. El otro que dijo que Peña Braun no había perdido poder fue Peña Braun, inequívoca demostración del poder perdido por Peña Braun. Pocos meses antes, ése y otros medios presentaron a Wernig como la eminencia en la sombra que alimentaba al jefe de gabinete de proyectos económicos que contrariaban los lineamientos fijados por el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, e inspirador de la conferencia de prensa del 28 de diciembre en la que Sturzenegger debió escuchar en silencio como el gobierno elevaba en la mitad la meta de inflación, del 10% anual y la llevaba al 15. Esta fue la señal de largada para la corrida que drenó el 20% de las reservas del Banco Central, llevó casi al 50% la tasa para el redescuento de cheques, a partir de lo cual un amigo del Presidente como Carlos Melconian vaticinó que este año la inflación sería del 26%, con suerte. Es decir, puede pasar del 30%. Melconian renunció a la presidencia del Banco Nación en diciembre de 2016 porque no aceptó que el Tesoro le aplicara para Navidad un supositorio financiero de 40.000 millones de pesos, cuando aún no había metabolizado el anterior, de 60.000 millones, que desbarataba las relaciones técnicas que estaba obligado a cumplir. Desde entonces el pibe armenio de Valentín Alsina es un rencoroso cultor del irremediable yo te avisé. Su sucesor, Javier González Fraga, se allanó a todos los requerimientos del Tesoro, pero cuando el Banco Central llevó la tasa de interés al 40 por ciento, debió discontinuar su línea de créditos hipotecarios al 17 por ciento, pidió licencia y se mandó mudar. Como ejemplo del caos que cunde en el gobierno, en plena corrida contra el peso el principal Banco del Sistema quedó en manos de un militar carapintada, Juan José Gómez Centurión. Peña negó que González Fraga hubiera renunciado, lo cual refleja la devaluación de su palabra. El jefe de gabinete puede decir cualquier cosa y a nadie le importa. En su informe a la Cámara de Diputados había hecho el ridículo al repetir por enésima vez que ya había pasado lo peor. No es que mienta: ya pasó lo peor que su incompetencia era capaz de prever, que es otra manera de decir que no tiene ni idea de lo que les espera. El dibujante cordobés Lorenzo Amengual intervino la imagen del encuentro de Dujovne con un grupo de economistas ortodoxos.

 

La jerarquía eclesiástica pide darle tiempo

Los organizadores de la movilización al Obelisco estimaron que habían respondido a la convocatoria un millón y medio de personas. En forma oficiosa la Policía porteña dijo con displicencia : "No mas de medio millón". En cualquier caso, ocho cuadras abigarradas de una avenida de 140 metros de ancho, son una señal contundente, que además contrasta con el vacío que acompañó a Macrì en el Te Deum, con estrictas medidas de seguridad para que nadie pudiera musicalizar el acontecimiento. Muchos de los participantes en el acto del Obelisco celebraban que el cardenal Mario Poli le “había dado con un caño al presidente”. Eran sin duda personas bienintencionadas que desconocen la ambigüedad clásica de la jerarquía eclesiástica. El gobierno, en cambio, se felicitó por su “tono moderado”, al que contribuyó con negociaciones previas. Poli usó la historia del rico recaudador de impuestos para el imperio romano, odiado por su pueblo, quien se convierte al oír la palabra de Jesús. Es una de las preferidas del cardenal Jorge Bergoglio, que se la asestó al senador Eduardo Duhalde, quien estuvo unos meses al frente del Poder Ejecutivo, en el Tedeum del 25 de mayo de 2002, un mes antes del asesinato de Maxi Kosteki y Darìo Santillán que puso fin a ese interinato. Volvió a usarla en San Cayetano en julio de 2011, un mes después en un congreso regional de pastoral urbana, y no se le cae de la boca desde que cambió de nombre, en 2013. Después de la parábola, el oficiante agrega su propia interpretación. Ante Duhalde, Bergoglio dijo que al bajar del árbol (el sicomoro al que se subió el diminuto Zaqueo para ver pasar a Jesús), la ley lo cuidó de “no caer en la tentación de la violencia, del caos, del revanchismo. Asumamos el dolor de tanta sangre vertida inútilmente en nuestra historia. Abramos los ojos a tiempo: una sorda guerra se está librando en nuestras calles, la peor de todas, la de los enemigos que conviven y no se ven entre sí, pues sus intereses se entrecruzan manejados por sórdidas organizaciones delincuenciales y sólo Dios sabe qué más, aprovechando el desamparo social, la decadencia de la autoridad, el vacío legal y la impunidad". Es decir una proclama contra el movimiento social que se expresaba en las asambleas populares y los piquetes. En San Cayetano agregó que gracias a Jesús, el recaudador “pasó de ser un coimero a ser un tipo solidario” y en el congreso de pastoral urbana, que dejó de ser “un vendepatrias al servicio propio y del imperio”.

 

 

Pero no llegó tan lejos como Poli, quien sostuvo que pese a su mala fama, Zaqueo era “una persona honesta” (el texto impreso dice “una buena persona”). Agregó que para San Lucas el caso de Zaqueo significa que “la indiferencia y el egoísmo de los ricos frente a la miseria de los pobres no pasan inadvertidos a los ojos del Dios”. Hasta ahí un discurso atemporal y abstracto. Pero luego, de su propia cosecha, agregó que “los cambios sociales y culturales se dan en procesos que demandan tiempo que nos trascienden; se extienden más allá de los períodos de un gobierno y hasta superan a generaciones. Debemos desconfiar de los logros instantáneos y recetas prometeicas; si algo hemos aprendido de nuestro derrotero, debemos acostumbrarnos a decir: si comenzamos hoy, dentro de 10, 15 o 20 años se verán los frutos. El tiempo no lo podemos someter, pero sí está en nuestras manos perseverar unidos en los objetivos por el bien común. Mientras dura ese proceso, el primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes, especialmente de los débiles, los pequeños, los pobres y marginados, los enfermos y los ancianos abandonados, porque son los más pobres de los pobres”. Es decir, ajuste con asistencialismo. Podría haberlo escrito el ángel tutelar del Movimiento Carolina. Macrì se sintió cómodo como para reiterar en el locro posterior que en veinte años de crecimiento el país acabaría con la pobreza.

 

Sant'Angelo in Formis: 'Cristo chiama Zaccheo che stava sull'albero'.

 

La resistencia social a la política económica no sólo enfrenta a unos sectores del gabinete con otros. También provoca conflictos institucionales. Oficiales y tropa de la Policía Federal llegaron a manifestarse frente al ministerio de Seguridad, porque no quieren ser trasladados al interior, con el desarraigo y los gastos que implica, ni a la Policía de la Ciudad, con pérdida de adicionales a la remuneración. Además recelan de la prioridad que el Poder Ejecutivo confiere a la Gendarmería para la represión del conflicto social. No les causó la menor gracia la difusión de la foto en la que Macrì y su ministra Patricia Bullrich asisten en la Escuela de Gendarmería Martín Miguel de Güemes a la exhibición de los nuevos drones adquiridos a Israel, donde son utilizados para arrojar desde lo alto gases lacrimógenos sobre manifestantes. Brasil ya lo está aplicando, pero allí los minihelicópteros no tripulados son de origen australiano. Se llaman Mofeta (no te rías), tienen ocho hélices y cuatro tanques multipropósito que cargan hasta 4.000 cápsulas, de gas pimienta, bolas de pintura y de plástico, y cuatro cañones que disparan con precisión hasta 80 bolas por segundo. Las bolas de pintura, de tres colores, se usan para marcar de rojo a los manifestantes armados, o de amarillo a los que alborotan sin armas, para identificarlos y detenerlos más tarde

 

 

En Israel, la Corte Suprema de Justicia autorizó incluso métodos más brutales, como el empleo de francotiradores del Ejército que matan con armas de precisión desde larga distancia a manifestantes desarmados. Pero ni el pragmático Lorenzetti se atrevería a convalidar esa barbarie aquí, donde los posibles blancos no son parias a quienes se expulsó por la fuerza de sus casas sino ciudadanos con derecho a voto y voluntad de ejercerlo. Las Fuerzas Armadas están en estado de inquietud por dos hechos contradictorios: la restricción presupuestaria por la que las anunciadas compras de material (por ejemplo los recauchutados aviones franceses Mirage) deberán esperar y no llegarán a tiempo para la inauguración de la cumbre del G20 a fin de año, para la que habrá que pedirle prestado a Brasil y/o Estados Unidos, y la pretensión de que desempeñen tareas policiales, de lo que no han olvidado la triste experiencia del siglo pasado.

También se agudizan los roces entre las fracciones de capital y los grupos de intereses que sustentan al gobierno, con la pugna ya explicada aquí entre devaluacionistas y dolarizadores, e incluso da lugar a diferencias de criterio con el Fondo Monetario Internacional que, igual que durante el menemismo, queda a la izquierda del gobierno argentino. La razón es el puro pragmatismo del auditor cuya tarea es asegurar que haya recursos para pagarle al prestamista externo en nombre del que actúa. Como recordamos aquí el 13 de mayo, la presunta sensibilidad social del nuevo FMI conducido por Christine Lagarde tiene antecedentes en el ex director gerente de la institución, el también francés Michel Camdessus. El 18 de enero de 1990, en un reportaje concedido a O Estado de Sao Paulo, Camdessus dijo que “no hay ninguna razón particular para que el precio del ajuste económico recaiga más sobre los pobres. Cuando esto sucede es porque el gobierno lo permite. El gobierno debe pedir más a los privilegiados de la sociedad, porque proteger a los más pobres es la clave del éxito”.

La designación de La Calamidad como coordinador del gabinete económico fue un pedido de Christine Lagarde, quien percibe mejor que nadie la necesidad de un interlocutor único. También le pertenece la sugerencia de hundir el cuchillo en la Zona Núcleo, bien en la citada doctrina Camdessus. El Centro de Economía Política (CEPA) calculó a pedido de El Cohete a la Luna que la suba de retenciones del maíz al 10% ascendería, para 2018, a 9.840 millones de pesos y a 6.750 millones de pesos para el trigo, tomando como base las exportaciones concretadas de cada cultivo en 2017. Si las retenciones a la soja se mantuvieran en 30% para todo 2018 (en lugar de bajar a 24% hacia diciembre), el recupero fiscal ascendería a 11.500 millones de pesos.

En total, el Estado argentino recuperaría (porque no recauda más, sino que recupera lo que había resignado), un total de 28.100 millones de pesos para todo 2018 siempre que las exportaciones se mantuvieran en el mismo nivel de 2017. Es muy probable que se reduzcan dada la sequía de este año. Desde diciembre de 2015, cuando modificó el esquema de retenciones y considerando hasta fines de este año, el Estado dejó de recaudar 66.131 millones de pesos (con los datos de exportación de 2017 y el dólar a 25 pesos). La propuesta del FMI permitiría recuperar el 42% de ese monto, como se detalla en el cuadro.

 

CULTIVO EXPORTACIONES 2017 (MILLONES DE DÓLARES) EXPORTACIONES EN PESOS (a 25) ALICUOTA COSTO FISCAL EN MILLONES DE PESOS en 2018
MAÍZ 3.935 98.375 20% 19.675
TRIGO 2.701 67.525 23% 15.531
SOJA - RETENCIONES 30% 15.540 388.500 5% 19.425
SOJA - REDUCCION 0,5 P.P 2018 REDUCCIÓN 0,5 MENSUAL 11.500
TOTAL 66.131

 

Esto no incomoda a los bancos y las multinacionales energéticas que han dado con generosidad sus CEOs al gobierno nacional. Pero indigna al socio menor que son las patronales agropecuarias, que se han calzado la boina y el facón y acusan a los tilingos, izquierdistas y kirchneristas tardíos que detectan en el gobierno. Lo que tal vez no tuvieron en cuenta es que Macrì es también Blanco Villegas, cuyos condominios constituyen uno de los mayores terratenientes del país. Primero la familia, después los socios y después los amigos. Aún así el gobierno no pudo retroceder y de acuerdo con el dictamen del luego cesanteado Procurador del Tesoro Carlos Balbín, continuará sosteniendo el reclamo judicial por la devolución del predio de Palermo, que Menem le vendió a precio vil a la Sociedad Rural.

 

Qué pasado

Yo veo el futuro repetir el pasado, canta la Bersuit. La cuestión es discernir qué pasado y para construir qué futuro. La semana pasada el sindicato Federación Gráfica Bonaerense conmemoró el medio siglo de la creación de la CGT de los Argentinos, que condujo un extraordinario líder sindical y político que murió a los 92 años en 2016, Raimundo Ongaro. Su adjunto en los últimos años y actual Secretario General, el Gringo Héctor Amichetti, me invitó a acompañarlo, como uno de los pocos sobrevivientes de aquella época, y me pidió que les contara la historia del Semanario CGT, cuya preparación Ongaro le pidió a Rodolfo Walsh, quien a su vez me convocó a participar. Hace un par de semanas te conté parte de esa historia en la nota Nacer en Madrid. Para recordar a Ongaro, la Gráfica, como le decimos todos, realizó un video, que esperamos ofrecerte el próximo domingo. Por hoy va un anticipo de dos minutos, que da una idea de quien fue Raimundo, un orador electrizante que además es autor de la música que acompaña las imágenes. Esos dos minutos del tráiler tienen una actualidad que estremece.

 

 

El mismo Lorenzo Amengual que intervino la foto de Dujovne colaboró hace medio siglo en el Semanario CGT.  Aquí te muestro el dibujo que hizo cuando el ministro Adalbert Krieger Vasena dispuso un aumento de tarifas eléctricas.

 

 

Cuando se discutía la ley de radiodifusión hizo este dibujo.

 

 

Y caracterizó a Lanusse como General de Ganadería.

 

 

Era una dictadura represiva pero, igual que ahora en El Cohete a la lunatratábamos de conservar el humor, que hace todo más llevadero.

La semana pasada también se agudizó el conflicto entre la Ciudad, que se niega a discutir paritarias, y los metrodelegados. Rubio y robusto, al jefe de gabinete de la Ciudad, Felipe Miguel, se le vio la cara durante una conferencia de prensa. Con aspecto de rugbista, enumeró conceptos leguleyos que también arriesgó en otro momento su jefe, Horacio Rodríguez Larreta: las medidas de fuerza serían ilegales, porque la organización sindical también lo sería, ya que la justicia decidió que sólo la UTA puede discutir paritarias. Le respondió desde la calle el secretario general de los metrodelegados, Beto Pianelli. La representatividad de los trabajadores del subte sólo la puede discutir una justicia clasista que no respeta ni sus propios precedentes. La UTA ni siquiera puede pisar el subte. El gobierno provocó a los metrodelegados con personal de civil y cuando reaccionaron detuvo a 16 de ellos, con la intención de forzar un paro que permitiera escalar el conflicto. En cuanto los delegados quedaron en libertad, el paro fue levantado y las medidas de  fuerza volvieron a ser la apertura de molinetes y los paros parciales rotativos. “Lo que quieren es bajarnos el salario, que aceptemos un aumento del 13 por ciento cuando la inflación no será menos del 25 por ciento. Y no lo vamos a aceptar”, explicó Pianelli. Aquí dos entrevistas que muestran la calidad de esa dirigencia. Son largos, pero si tenés tiempo valen la pena.

 

 

En otro tramo del documental, Ongaro dice que no hay que esperar que las condiciones estén dadas, que hay que crearlas, y eso sigue siendo válido hoy, por supuesto tomando los recaudos para no ser una patrulla perdida. La movilización del 25 de mayo indica que van por buen camino. La próxima estación será el martes 29 a las 17, en el Congreso, donde se presentarán un millón de firmas contra la reforma previsional, y la siguiente ahí mismo el 4 de junio por el Ni Una Menos y el aborto.

El tiempo, efectivamente, no para.

 -----------

La música que escuché mientras escribía esta nota

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí