El Topo, el Toto y el Coloso

La destrucción del Estado vs. las enseñanzas de Fukuyama

Milei, Sturzenegger y Caputo.

 

El Presidente Javier Milei suele referir a su ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, como El Coloso. Según la Real Academia Española, tal caracterización refiere a una “persona o cosa que sobresale por sus cualidades grandiosas o excepcionales”. Una rápida búsqueda en Wikipedia, la enciclopedia en línea creada y mantenida por voluntarios de todo el mundo (entre los que posiblemente se halle el propio titán de la desregulación estatal), afirma que entre sus “obras notables” –como si se tratara de clásicos de la literatura universal– se encuentran el Decreto de Necesidad y Urgencia 2023-70-APN-PTE también denominado “Bases para la Reconstrucción de la Economía Argentina”; y la Ley 27.742 de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, también conocida como “Ley Bases”.

Aquellas dos piezas, desprendimientos de un plan preparado por El Coloso para el proyecto presidencial de Patricia Bullrich en el PRO, constituyen el germen de la destrucción del Estado que encara sin frenos inhibitorios el Presidente Milei. Cabe recordar las palabras del primer mandatario en la entrevista con Bari Weiss, editora de The Free Press: “Amo ser el topo dentro del Estado, soy el que destruye el Estado desde adentro (…) Es como estar infiltrado en las filas enemigas, la reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado”.

En este artículo nos proponemos contrastar la mirada destructiva del Estado que orienta al topo libertario –con el asesoramiento del Coloso neoliberal– con la mucho más ponderada mirada que orienta a un neoconservador serio y honesto intelectualmente como Francis Fukuyama. Famoso por su best-seller El fin de la Historia y el último hombre (Free Press, 1992), el politólogo estadounidense de ascendencia japonesa –quien sentenció tras la Guerra Fría la controvertida tesis de que la historia como lucha entre ideologías había concluido, dando paso a un nuevo mundo basado en la democracia liberal y el libre mercado– viene sosteniendo desde hace dos décadas argumentos opuestos a los que postula el gobierno de La Libertad Avanza (LLA). Por ejemplo, en una entrevista con el diario El País, en septiembre de 2022, Fukuyama argumentó que “los neoliberales fueron demasiado lejos y ahora se necesitan más políticas socialdemócratas (…) Las políticas neoliberales han llevado a una desigualdad excesiva y a una necesidad de mayor intervención estatal”.

Por fuera de las declaraciones periodísticas, la clave del contraste entre la destrucción libertaria del Estado y las ideas de Fukuyama puede rastrearse en un libro escrito por este último a principios del siglo XXI, titulado sugerentemente La construcción del Estado (Ediciones B, 2004). Más adelante reproduciremos algunos fragmentos de esta obra, lo que nos permitirá exhibir las gravosas consecuencias a las que se viene sometiendo a la sociedad argentina desde el inicio del gobierno de Milei con la aplicación de las normas diseñadas por El Coloso.

 

El Coloso: tres décadas de función pública

Mirtha Legrand suele decir que “el público se renueva” para expresar el recambio constante de su audiencia y para excusarse de eventuales repeticiones. La misma premisa parece orientar al Coloso, quien con cada gobierno neoliberal repite y radicaliza sus propuestas, a la vez que no se ve amedrentado por sus repetidos fracasos en la gestión pública. Además, a diferencia del Topo –a quien hay que reconocerle que llegó a cumplir funciones públicas recién con 51 años al asumir como diputado nacional por CABA–, el Coloso tiene una historia profesional indisociable de los cargos públicos.

Sturzenegger lleva tres décadas cumpliendo funciones estatales, lo que incluye en su juventud tareas como economista jefe (1995-1998) de la YPF privatizada y desnacionalizada durante el menemismo; y labores parlamentarias por el PRO durante el kirchnerismo (2013-2015), a las que llegó con el asesoramiento de Jaime Durán Barba. En este último plano es recordada su conferencia en la Universidad de Columbia en 2013, cuando contó las recomendaciones de Durán Barba previas a un debate televisivo: “Cuando seas gobierno, hacé lo que vos creas, pero no lo digas ahora en medio del debate”. Incluso en la breve etapa de abstinencia de cargos públicos tras su salida del gobierno de Macri en 2018, El Coloso intentó ingresar en 2021 a la carrera del Investigador Científico del CONICET en el cargo de Investigador Principal, pero su postulación no alcanzó los estándares fijados por las juntas de calificación del organismo.

Sin embargo, sus roles más trascendentes –y sus fracasos más estentóreos– se dieron durante los gobiernos de Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. En el primer caso, se desempeñó sucesivamente como secretario de Política Económica (viceministro) de Ricardo López Murphy y Domingo Cavallo. De esta etapa se recuerda su controvertido papel –fue procesado y luego absuelto– en el denominado “Megacanje”, una operación financiera de extensión de plazo de la deuda pública, en un contexto de altísimas tasas de interés que le permitió a entidades como el Banco Francés, Santander Central Hispano, Galicia, Citigroup, HSBC, JP Morgan y el Crédit Suisse First Boston obtener beneficios extraordinarios (cerca de 150 millones de dólares en comisiones por su rol de intermediación financiera).

Del gobierno de Macri se recuerda su fracaso como presidente del Banco Central (BCRA), desempeño que ha quedado inmortalizado en su participación en la conferencia de prensa en que anunció la proyección de inflación del 10% para 2018, con un margen de error de 2%. Finalmente, la inflación de aquel año fue casi cinco veces la prevista (48%), la mayor hasta entonces desde la Convertibilidad en 1991. De aquel cargo salió eyectado en junio de 2018 para ser reemplazado por Luis Toto Caputo, el actual ministro de Economía.

 

El anuncio de la inflación de 2018, un yerro antológico.

 

Los efectos de su papel durante el gobierno de Milei –primero como impulsor tanto del decreto como de la Ley Bases, luego como consejero en el Consejo de Mayo y finalmente como ministro de Desregulación y Transformación del Estado– empiezan a ser visibles. Tomamos sólo algunos ejemplos, que se podrían extender a muchas otras áreas de la administración pública, pero que en estos casos resultan elocuentes por su impacto directo en la vida de las personas:

  • Rutas nacionales: la situación actual de las rutas argentinas es catastrófica y está directamente relacionada con la crisis que atraviesa Vialidad Nacional. Desde diciembre de 2023, esa dependencia ha sufrido una retención del 42% de su presupuesto total, lo que ha paralizado obras públicas esenciales y afectado gravemente el mantenimiento de la red vial del país. El desfinanciamiento, los recortes, la suspensión de obras públicas y la reducción de personal han generado que más de la mitad de las rutas nacionales exhiban riesgos inminentes para los millones de argentinos que las transitan.
  • Obras hídricas, prevención y respuesta ante desastres climáticos: el ajuste fiscal implementado por Mileiha tenido un impacto significativo en la gestión de las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Nos referimos, en particular, a las inundaciones en Bahía Blanca de principios de marzo y en cerca de 40 distritos del norte bonaerense a mediados de mayo (entre los más afectados, San Antonio de Areco, Arrecifes, Luján, Mercedes, Pergamino, Pilar, Salto, San Nicolás y Zárate). En este marco, cabe señalar que la ejecución del proyecto “Apoyo para la Expansión de Obras de Adaptación a Extremos Climáticos” (Ministerio de Economía) experimentó una reducción del 99,96% en términos reales. También la Subsecretaría de Recursos Hídricos (dependiente del mismo ministerio) ha sido afectada con recortes del orden del 80%, con severas consecuencias en materia de respuesta ante eventos climáticos extremos. Todo ello ha conllevado la paralización de más de 100 obras hidráulicas en la provincia de Buenos Aires, incluyendo proyectos clave como el dragado del Río Salado. Por fuera del Ministerio de Economía, también cabe señalar la disolución de la Dirección Nacional de Emergencias (incluido el despido o puesta en disponibilidad de sus 485 empleados), una ex dependencia del Ministerio de Capital Humano a cargo de Sandra Pettovello, que tenía como objetivo coordinar y gestionar la respuesta ante emergencias y desastres a nivel nacional.
  • Medicamentos oncológicos, prestaciones por discapacidad y vacunas: el sector sanitario también experimenta la particular forma en que el gobierno de LLA interpreta la “transformación del Estado”. En este marco, cabe mencionar la interrupción en la entrega de medicamentos oncológicos por parte del Estado nacional, a raíz de la paralización de la ex Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE). La crueldad que domina la gestión mileísta se extiende a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), en donde la falta de presupuesto actualizado, el despido de trabajadores (incluyendo personas con discapacidad) y la designación de funcionarios sin experiencia en el área han llevado al colapso en el sistema de prestaciones. En efecto, prestadores de servicios de transporte, terapias y atención psicológica han señalado que los aranceles actuales no cubren los costos operativos. Finalmente, es dable mencionar la disminución del 55% en el financiamiento del Programa de Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles e Inmunoprevenibles, responsable de la compra y distribución de vacunas. Además, se han reportado despidos y posibles cierres en áreas clave del Ministerio de Salud, como las direcciones de Vacunas y VIH, lo que podría afectar la implementación de campañas de inmunización y la vigilancia epidemiológica.

 

Fukuyama y la construcción del Estado

 

Francis Fukuyama.

 

Frente a la pobreza del abordaje teórico del fenómeno estatal por parte del Topo y del Coloso, y fundamentalmente frente a las consecuencias prácticas a que está dando lugar la materialización de dicha mirada, resulta imprescindible revisar los aportes de Fukuyama en La construcción del Estado. Como en otras oportunidades, apelamos a un autor del espectro conservador de las ciencias sociales, en tanto consideramos que permite exponer la debilidad de las políticas actuales sin que los propagandistas del mileísmo puedan apelar a sus clásicas diatribas, excepto que identifiquen en este PhD. en Ciencia Política (Harvard) y Profesor Emérito (Johns Hopkins University) a otro de los “mandriles” o “zurdos empobrecedores” que suelen divisar por todas partes.

A continuación, algunos fragmentos esclarecedores de Fukuyama que van desde las consecuencias del Consenso de Washington (cuando El Coloso era una joven promesa del menemismo) hasta las facilidades que la debilidad estatal ofrece a las organizaciones mafiosas (lo que se vincula con el reciente anuncio de Caputo relativo a la eliminación de controles fiscales para dólares no declarados).

  • “Puede decirse que no había nada de malo en el Consenso de Washington en sí (…) El problema residía, más bien, en que a pesar de que los Estados requerían recortes en ciertas áreas, necesitaban ser, simultáneamente, fortalecidos en otras (…) A pesar de que el programa de construcción de Estado revestía, como mínimo, la misma importancia que el de reducción de Estado, el peso y la relevancia que se le atribuyeron fueron muy inferiores” [1].
  • “El problema fue que, durante el proceso de reducción del alcance estatal, muchos países disminuyeron la fuerza del Estado (…) La austeridad que exigían las políticas de estabilización y adaptación estructural se convirtió, en determinados países, en un pretexto para recortar la capacidad del Estado (…) Hubo muy pocas advertencias por parte de quienes elaboraron esa política desde Washington acerca de los peligros que suponía impulsar la liberalización sin las instituciones adecuadas” [2].
  • “Diez años después, muchos economistas llegaron a la conclusión de que algunas de las variables más importantes que afectan al desarrollo no tenían relación alguna con la economía y sí con las instituciones y la política. En la estatalidad había un elemento ausente y que estaba aún por explorar –la construcción del Estado– (…) muchos economistas se vieron obligados a desempolvar libros sobre administración pública” [3].
  • “Un mejor aprendizaje de construcción del Estado resulta, por tanto, crucial (…) Quienes han apostado por un ‘ocaso de la soberanía’ (…) habrán de explicar qué será lo que sustituya al poder de los Estados-naciones soberanos (…) Lo que ha llenado ese vacío de facto es una variopinta colección de compañías multinacionales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones internacionales, organizaciones mafiosas, grupos terroristas y demás, que tal vez tengan algún grado de poder o de legitimidad, pero rara vez poseen ambos al mismo tiempo. En ausencia de una respuesta clara, sólo podemos recurrir a la opción del retorno hacia el Estado-nación soberano y tratar de comprender de nuevo cómo hacer que sea fuerte y eficaz” [4].

 

 

 

 

Toto, el espejo de Ecuador y la ignorancia presidencial

La última de las citas de Fukuyama debe ser tomada muy en cuenta, en especial después de la conferencia de prensa del pasado jueves 22 de mayo, cuando Caputo anunció la eliminación de controles fiscales para dólares no declarados. En efecto, a partir del 1º de julio se permitiría utilizar esos fondos para compras de propiedades, vehículos o depósitos bancarios sin necesidad de justificar su origen.

La medida –al cierre de esta nota no se conocían aún la resolución oficial y sus detalles– facilitaría el ingreso de dinero ilícito al sistema financiero, puesto que, al permitir operaciones con dólares no declarados sin exigir informar el origen de los fondos, se abre una puerta para que dinero proveniente del narcotráfico, contrabando u otras actividades ilícitas ingrese al sistema legal sin obstáculos, facilitando el blanqueo. La decisión, además, tiene lugar en un contexto de reducción de las capacidades estatales para controlar operaciones sospechosas.

La Argentina inicia así el camino que han emprendido otros países que se convirtieron en puntos financieros estratégicos para la expansión del crimen organizado, pudiendo transformarse en un centro de atracción de capitales ilegales de otros países o en base de organizaciones delictivas para lavar dinero y expandir operaciones. Al respecto, conviene prestar atención al derrotero que experimentó Ecuador desde 2018 en adelante, cuando –con la salida de Rafael Correa del gobierno– se flexibilizaron los controles en una economía previamente dolarizada, aumentando de este modo la vulnerabilidad del país andino en relación con el narcotráfico, con consecuencias deletéreas en términos de inseguridad ciudadana.

Las cifras del Banco Mundial relativas a “Homicidios intencionales cada 100.000 habitantes” –en base a información de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) – revelan una espiralización desde 2018. Todavía más interesante resulta remontarse hasta los inicios de la administración de Correa, quien gobernó durante tres mandatos consecutivos entre 2007 y 2017. Asumió la presidencia con 18 homicidios cada 100.000 habitantes y, al cabo de diez años, entregó el poder a Lenin Moreno con el índice de 5 homicidios cada 100.000 habitantes. Desde entonces, en coincidencia con el retorno del neoliberalismo y la falta de controles –en una línea semejante a la que ahora replican el Topo y el Toto–, la tasa se incrementó a 21 homicidios al finalizar el mandato de Moreno en 2021, y a 45 homicidios al concluir el gobierno de Lasso en 2023. Como le ha dicho el recientemente reelecto Presidente Daniel Noboa a TN durante la campaña electoral de 2023: la dolarización es uno de los factores que ha facilitado la consolidación del narcotráfico.

Pese a esta evidencia empírica, Milei hace gala de su ignorancia en materia de seguridad al desconocer las consecuencias que podrían tener las estratagemas a las que está recurriendo para lograr su objetivo de la “dolarización endógena”. Al ser consultado por el periodista Antonio Laje en un cómodo diálogo en A24, espetó: “A mí no me importa de dónde [alguien] sacó los dólares, no me importa en lo más mínimo (…) El narcotráfico usted lo combate con el Ministerio de Seguridad, con el Ministerio de Defensa, no con la economía (…). No tiene sentido generar una distorsión económica para combatir un delito. Es una locura”.

Así estamos en la Argentina del Topo, el Toto y el Coloso.

 

 

 

* Luciano Anzelini es doctor en Ciencias Sociales (UBA). Profesor e investigador en Relaciones Internacionales.

 

[1] Fukuyama, F. (2004). La construcción del Estado. Hacia un nuevo orden mundial en el siglo XXI. Barcelona: Ediciones B, pp. 20-21.
[2] Ibídem, pp. 33-34 y 36.
[3] Ibídem, p. 42.
[4] Ibídem, pp. 176-177.

 

 

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