Encuentro del feminismo popular

Mujeres y diversidades debatieron y ofrecieron aportes sobre qué modelo de país desean

 

Cerca de cuatro mil feministas se reunieron el sábado 30 de octubre en el estadio Malvinas Argentinas para intercambiar experiencias, aportar respuestas a la crisis económica y social y poner un freno al avance del neoliberalismo, que intenta regresar al gobierno nacional en las elecciones de 2023. En medio de la Ciudad de Buenos Aires –territorio dominado desde hace casi 14 años por el PRO, y en donde se asientan los principales líderes de la oposición– mujeres, lesbianas, travestis y trans organizadas en colectivos políticos, sociales, sindicales, estudiantiles y en asambleas barriales llevaron a cabo el primer Encuentro del Feminismo Popular, en el que debatieron qué modelo de país desean. También reagruparon fuerzas tras la derrota del Frente de Todos en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatoria (PASO) y luego de dos años de pandemia, que las mantuvo lejos de las calles.

Al igual que hace cinco años, cuando realizaron el primer paro general a la gestión de Mauricio Macri en octubre de 2016, las mujeres y diversidades se reunieron para plantear una primera impugnación colectiva al regreso de un proyecto de país que prioriza la especulación financiera, el avance inescrupuloso de las fronteras extractivistas y el mayor empobrecimiento de los grupos más vulnerables. “Los feminismos populares somos parte de la discusión por el país que queremos y también de las respuestas para detener la reacción conservadora que impulsan los fundamentalismos para que la Argentina vuelva a ser gobernada por las corporaciones que proyectan candidatos y nos enfrentan de forma cotidiana”, afirmaba la convocatoria al Encuentro.

El origen de la jornada fue una reunión de unas 20 feministas del campo popular que forman parte del Frente de Todos, un mes después de las PASO. Se juntaron a hacer un diagnóstico de la situación política del país, a analizar la derrota y el lugar que el feminismo ocupa en la sociedad en los últimos años. “Entendemos que el feminismo dinamizó la calle de forma muy contundente durante los cuatro años de macrismo, movilizó a miles para resistirlo, e incluso formó parte del proceso de construcción de unidad social para enfrentarlo y sacarlo del gobierno, entonces nos sorprendió que desde varios sectores se señalara que perdimos las PASO por ampliar derechos con políticas como la entrega del DNI no binario”, explicó a El Cohete a la Luna Flor Minici, una de las organizadoras del Encuentro, cofundadora del colectivo Ni Una Menos y militante peronista y feminista.

Posteriormente, se realizaron asambleas feministas durante más de un mes, en las cuales se gestó el Encuentro del Feminismo Popular. Feministas populares de la ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires se reunieron cada viernes en la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Capital. Para sorpresa de las organizadoras, cada semana la convocatoria se volvía más masiva. Fueron sumándose todas las organizaciones dentro del Frente de Todos, pero también feministas sueltas y muchos colectivos que no son parte del Frente, pero que forman parte también de la discusión.

“Las asambleas arrojaron como diagnóstico que atravesamos una de las peores crisis de la historia del país, con una sociedad rota, lesionada, producto de una gran profundización de la desigualdad social, que afecta profundamente a nuestro pueblo y que ha hecho que la pandemia y la crisis económica recaiga de manera brutal, una vez más, sobre todo en las mujeres”, contó la integrante de Ni Una Menos.

Como conclusión de ese proceso inicial de debate, se llegó a la conclusión de que el feminismo popular se encontraba desagrupado, producto de que las instancias de encuentro fueron totalmente desarticuladas con la pandemia y por el desgaste de una lucha incansable que se dio durante los años macristas. La convocatoria del Encuentro en el Malvinas Argentinas buscó generar un espacio de debate masivo sobre la situación de las mujeres y diversidades de los estratos populares y respecto a cómo va a intervenir el feminismo en la discusión sobre la salida de la crisis. “Creemos que para salir de la crisis, el feminismo tiene que ser considerado. El movimiento es parte de esta discusión y queremos producir un hecho político que exprese que estamos participando de la discusión y que queremos sentarnos, además, en las mesas de las grandes discusiones. Que (nuestros aportes) no solamente sean recogidos como demandas, experiencias y demás, sino que queremos ocupar los lugares que nos corresponden por la lucha”, sostuvo Minici.

 

 Durante el Encuentro se analizó la situación de las mujeres y diversidades de los estratos populares. Foto: Luli Leiras.

 

Paula Arraigada, activista trans y candidata a legisladora de la ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todos –presente en varias de las asambleas previas y también en el Encuentro del sábado 30–, aseguró que se buscó construir “un ámbito asambleario en el que se pueda dar la discusión sobre qué país queremos y donde exista pluralidad de voces, equidad en cuanto a la palabra. También generar un espacio en donde aquellas que no se sienten interpeladas –que entienden muchísimo más por practicarlo en los barrios– puedan plantear sus necesidades”.

Un antecedente reciente e importante del Encuentro ocurrió el pasado 16 de octubre en la ciudad bonaerense de Berisso, en donde se realizó un acto de unidad de mujeres y otras femeneidades sindicalistas del que participaron las dos centrales obreras más importantes del país: la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). La consigna fue: “Es con nosotras”, en alusión al debate expuesto por el movimiento obrero sobre el cumplimiento del cupo femenino y una reforma para la paridad que anunció la conducción de la CGT para sus próximas elecciones. Del camino al Encuentro del Feminismo Popular también formó parte el Encuentro de Mujeres del Frente Renovador, llevado a cabo en San Vicente, y la tercera Marcha del Orgullo LGBTTIQ Trans Villera Plurinacional, realizada el viernes 29 de octubre en el Barrio Padre Mugica, ex Villa 31 y 31 bis. Las organizadoras fueron construyendo alianzas con los distintos sectores feministas del campo popular.

 

La tercera Marcha del Orgullo LGBTTIQ Trans Villera Plurinacional, uno de los antecedentes del Encuentro.

 

 

Volver a encontrarnos

Pasadas las 12 del sábado 30 se abrieron las puertas del estadio Malvinas Argentinas. Horas antes, en las inmediaciones del lugar ya se habían estacionados micros y combis en los que habían llegado organizadas mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries desde distintos puntos de la Ciudad y el ámbito metropolitano. También se veían muchas feministas sueltas, que acudieron por sus propios medios, convocadas por el evento. El glitter, remeras y banderas con leyendas como “Fuerza feminista para salir de la crisis” o “Ni una menos, Vivas nos queremos” y los pañuelos verdes volvieron a conquistar masivamente el espacio público, esta vez las calles de La Paternal, sede del Encuentro. También se sumaron barbijos con insignias peronistas o de distintas organizaciones sociales. Los casi 30 grados, poco habituales para fin de octubre, no amedrentaron a quienes se acercaron al lugar para intercambiar ideas.

En los días previos se habían inscripto cerca de 3.000 personas, de las cuales la mitad no estaban organizadas. Cerca de mil personas más se presentaron en el lugar –sin anotarse previamente– para formar parte de la discusión. Participaron las organizaciones que conforman el Frente de Todos y otros colectivos, como los del ambientalismo popular, migrantes, antirracistas, de inquilinas y las asambleas feministas de la villa 31 y de la 24. También funcionarias, legisladoras y candidatas del Frente de Todos.

Durante casi cuatro horas debatieron en simultáneo 35 comisiones, diagramadas en los encuentros previos, que abordaron ejes tales como educación, ciencia y tecnología, trabajo, trabajo sexual, estrategias para el reconocimiento de las tareas de cuidado, feminización de la pobreza, salud, violencias por razones de género, trata con fines de explotación sexual y prostitución, economía popular/social y solidaria, hábitat y vivienda, ambientalismo popular, reforma judicial feminista, problemáticas migrantes, antirracismo, discapacidad, corporalidades, diversidad y disidencia sexo-genérica e infancias desde una perspectiva feminista, entre otros. “Estuvo repleto de discusión política. Una de las demandas que más fuerte se escuchó fue en la Comisión de Vivienda, en donde estuvieron participando compañeras que en este momento están siendo arrasadas por el avance de los proyectos de especulación inmobiliaria en la ciudad de Buenos Aires”, relató Minici.

 

El debate, repleto de discusión política, se organizó en 35 comisiones. Foto: Luli Leiras.

 

La principal reflexión que se dio en cada una de las comisiones fue la importancia de volver a armar lazos, tomar el espacio público, juntarse para volver a militar e incluso discutir dentro de las organizaciones el lugar de las feministas. “Notamos que había mucha necesidad de articulación y demanda de generar un espacio de debate y escucha, sobre todo para las compañeras de sectores populares, que son las que en la pandemia nunca han dejado de sostener instancias colectivas de subsistencia de la comunidad y que pasan por un momento muy duro”, dijo Minici.

En la misma línea, Georgina Orellano, secretaria general nacional de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) –quien también participó de la organización del Encuentro–, afirmó que ya desde las asambleas que gestaron el evento “fue muy impresionante que las compañeras manifestaron la enorme necesidad de hablar que tenían las personas que vienen de los sectores populares y que ven este Encuentro como una posibilidad para que nos escuchen, para poder llevar nuestra demanda, para poder decir lo que no funcionó y poner en agenda las verdaderas necesidades de las compañeras de los barrios” y añadió: “Aquí queremos hacer saber cuáles son nuestros deseos y cuáles son nuestras emergencias”.

Felicidad Salinas, quien participa de la Asamblea Feminista de la Villa 31 y milita en Marea Feminista Popular, contó que llegó al Encuentro junto a 20 compañeras desde el Barrio Padre Mugica. “Trajimos problemáticas que tenemos, como las de vivienda, territorio, igualdad. No es lo mismo vivir en un barrio clase media que en un barrio popular. Por ejemplo, hoy estamos sufriendo cortes de luz, que hacen que no tengamos agua. Si no tenés luz, no tenés agua y con este calor es una tortura”, expresó. Salinas dijo que en este Encuentro además logró “articular y cambiar experiencias con otras mujeres, no solamente de los barrios populares, sino también de la clase media, militantes y hasta funcionarias. Vinimos a traer nuestras luchas, nuestras propuestas e intentamos irnos con respuestas”.

 

Los feminismos populares como salida

Las miles de mujeres que participaron de la jornada coincidieron en que los feminismos populares tienen que ser parte de la respuesta a la crisis social y política que transitamos y del freno al avance de los sectores de ultraderecha y neoliberales.

 

 Una de las banderas del Encuentro. Foto: Luli Leiras.

 

Arraigada definió al feminismo popular como “una bandera que hicimos carne las compañeras que venimos de los estratos sociales que habían sido vulnerados y que no teníamos voz. Justamente el feminismo popular nace en una asamblea, cuando ciertas voces que hasta ese momento habían sido aplacadas, silenciadas, oprimidas por un feminismo académico, hegemónico, se vio despojado de su lugar y entraron en escena otras voces, con identidades y pertenencias diferentes”. Para la candidata, aún existe una preponderancia de ese “feminismo academicista” que se “entroniza de forma maternalista hablando sobre nuestras necesidades y que alza su voz en el nombre de nosotras”. También señaló que “hay muchas compañeras de los sectores populares, de los colectivos vulnerados, de las clases medias, o de las clases trabajadoras que todavía siguen tratando de empujar para decir las cosas en voz propia, y que inclusive muchas veces no se reconocen como feministas”. Entre estas identidades se encuentran las afro, migrantes, las originarias, las villeras, las campesinas, las gordas, las ciegas y sordas. Arraigada señaló la importancia de nombrarlas. Al hacerlo, cada identidad tiene la necesidad de que se hable de ella.

En tanto, Salinas se reconoció feminista popular porque “soy de un barrio carenciado, no tenemos vivienda ni educación digna”. Recordó que se reconoció por primera vez como feminista cuando entendió –al trabajar a diario y acompañar a las mujeres en el barrio– que era parte de un movimiento más grande que buscaba terminar con la desigualdad de géneros. “Me reconocí feminista hace un tiempo, por las problemáticas de las mujeres. Yo era feminista, pero no sabía que lo era. Muchas veces las mujeres de los barrios no quieren decir que son feministas porque creen que es malo. En el barrio estamos muy unidas las mujeres y el intercambio con mujeres de otras zonas nos hace crecer”.

Para Arraigada se entró en una meseta en los debates sobre feminismo porque las voces disidentes no terminan de irrumpir en la política pública, ni de encontrar respuestas dentro de ella. “Necesitamos desburocratizar al Estado y hacer que genere respuestas para que estos colectivos que vienen acompañando esos procesos políticos encuentren allí unas respuestas concretas a sus demandas. Cuando hay gobiernos populares, cuando los sectores populares están en el gobierno, a veces hay algunas pujas que dejan de cobrarse en centralidad, y yo creo que es parte del error que a veces se cometen dentro de las organizaciones políticas partidarias”, resaltó y agregó que los lugares de “decisión no pueden estar ocupados únicamente por las academias, porque las académicas aprendieron todo desde los libros. Nosotras, las pobres, venimos con un expertise que no lo da la universidad y que no lo encontramos en ningún libro: el hambre. Sin esas compañeras estando en lugares de decisión, el feminismo popular siempre va a estar levantando la voz para pedir respuestas”.

 

Paula Arraigada diferencia el feminismo popular del feminismo academicista.

 

Minici reconoció que el sistema político ha dado desde el gobierno y desde el Frente varias respuestas a demandas del movimiento feminista, como la legalización del aborto, la incorporación de la perspectiva de género en la elaboración del presupuesto nacional o el reconocimiento de los cuidados para acceder al sistema provisional, “pero evidentemente no alcanzan. No se han logrado saldar cuestiones estructurales, que tienen que ver con el rumbo económico social y con la estructura y la matriz distributiva de la Argentina, que entendemos que es lo que tiene que estar puesto en discusión”.

El neoliberalismo opera sobre toda la región de América Latina y viene acompañado de políticas de endeudamiento y de subordinación económica a las corporaciones financieras y a los organismos internacionales, tanto de la Argentina como de otros países. A su vez, viene enlazado a movimientos fundamentalistas que tienen una agenda política fuertemente cargada de un antifeminismo, que incluso han logrado introducir dentro del campo nacional y popular. Frente a esta situación, las feministas plantaron bandera en el Encuentro.

 

El feminismo popular debe ser parte del freno a la ultraderecha, uno de los ejes del debate. Foto: Luli Leiras.

 

La jornada se transmitió vía streaming para todo el país. Además de la discusión en comisiones, se realizaron talleres, una feria feminista y hasta hubo tiempo para un poco de baile y para celebrar volver a reunirse tras los duros años de la pandemia. En el cierre hablaron algunas de las organizadoras, referentes feministas históricas y funcionarias y candidatas del Frente de Todos. Terminó con una promesa: la construcción de más lugares de debate, de más alianzas entre las distintas feministas y volver a encontrarse nuevamente para alzar la voz y que se escuchen sus demandas. “¡Ni un paso atrás! Las calles son nuestras, ¡también el derecho a sentarnos en las mesas de las discusiones centrales!”.

 

 

 

 

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