EROTISMO SOCIALIZADO INELUDIBLE

Guía para afrontar la educación sexual integral (ESI), ahuyentar fantasmas y combatir prejuicios

 

Sancionada en 2006, la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) se inscribe en una política de Estado de ampliación de derechos e inclusión. Se complementa con la de protección de los derechos de les niñes y adolescentes, del mismo año; el matrimonio igualitario en el 2010; la Ley de identidad de género en 2012; la de protección y erradicación de la violencia de género en 2015 y la de capacitación obligatoria en género para los tres poderes del Estado de 2018, esta última arrancada a los tironeos al gobierno macrista.

Cuando se sancionó la ley de ESI, sólo la CABA desarrollaba un plan similar, en tanto Entre Ríos y Neuquén contaban con programas menos específicos. Doce años después de implementada la Ley, apenas dieciséis provincias tienen leyes propias o están adheridas a la norma nacional: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, CABA, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Santa Fe, San Juan y San Luis. Por su parte, Formosa, Mendoza y Jujuy carecen de ley provincial y se manejan con flexibles resoluciones ministeriales, en tanto Córdoba ostenta un memorando interno que habilita una “comisión interprogramática”, lo que sea lo que ello quiera decir. La Rioja, Salta, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán, nada de nada.

Tamaño panorama pone de manifiesto la complejidad de implementar en forma federal y coherente el inalienable derecho de acceder a un conocimiento portador de “respeto por la diversidad, los sentimientos y la afectividad, la identidad, las formas de relacionarnos con otras personas, de experimentar el placer, el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos y el reconocimiento y cuidado del propio cuerpo y el de los demás”. Así lo plantean la educadora Melina Furman y el científico Diego Golombek al prologar la Guía básica para trabajar en la escuela y en la familia, desarrollada por cuatro especialistas de la Fundación Huésped, dedicados a la implementación de la ESI en instituciones de todo el territorio nacional. Son: Leandro Cahn, Mar Lucas, Florencia Cortelleti y Cecilia Valeriano.

 

 

 

 

Los obstáculos en modo alguno se reducen a las coyunturas políticas de las distintas provincias. Provienen de antaño y en su historia aparecen determinados por los aparatos ideológicos de las iglesias (hoy en plural, ya que las corrientes evangelistas han quebrado el monopolio de Roma), dejando al Estado en un lugar funcional subsidiario. Sobre tal espectro se ha edificado un modelo educativo hegemónico cuyas bases sostienen que la transmisión del conocimiento requiere como condición sine qua non la exclusión lisa y llana de toda sexualidad, en la idea de que si atisba en las aulas, los inocentes educandos han de dedicarse a coger en vez de aprender. Pía estrategia de control sobre los cuerpos, se suma a una estructura militarizada, remanente de la época en que las esposas de milicos tenían prioridad para ocupar cargos docentes allí donde sus cónyuges fueran destinados. De allí las formaciones castrenses en los patios, las filas, tomar distancias, marchar, cierto chauvinismo fetichista y la noción del alumnado como tropa subhumana, incapaz de resolver la forma en que un pequeño o numeroso grupo atraviesa el marco de una puerta para ingresar al aula. Entre otras delicias, como hablar de “gabinetes sanitarios” a fin de evitar la impúdica palabra “baño”. O la normativa de llevar correctamente prendida la parte superior del jumper del colegio privado de señoritas para así ocultar “las carnes pecadoras”.

Antes de dirigirse a les estudiantes, por lo tanto, la ESI requiere de un profundo trabajo de deconstrucción de docentes y directivos, para a partir de allí extenderse al conjunto de la comunidad educativa. Por encima del enfoque conductista gestáltico y el eficaz espíritu didáctico con que los especialistas de la Fundación Huésped han confeccionado la Guía, los parámetros utilizados para la implementación del lenguaje inclusivo pueden hacerse extensivos a los criterios generales de transmisión de los contenidos y metodologías de la ESI. Bajo la premisa de que “la forma en que nombramos el mundo construye realidades”, en “un momento de transición en el que aún no se ha institucionalizado un modo que termine de resolver” estas cuestiones, el foco atiende las particularidades que incluyen tanta diversidad. En lo que al lenguaje inclusivo refiere, especifican que “por momentos utilizamos la ‘e’, en otros distinguimos por géneros y también usamos el genérico masculino, de acuerdo con lo que nos resultó más clarificador y lo que pudimos lograr hasta este momento de reflexión y deconstrucción de nosotros, los autores”.

Haciendo de su práctica una teoría y, nuevamente, de esta una renovada práctica, el equipo avanza en el desarrollo de las sucesivas temáticas con transparencia y profundidad, sin apartarse del método científico ni del reconocimiento de los imprevistos que la aplicación de la ESI desata. En tal dirección, la Guía desarrolla metodologías de trabajo, contrastándolas en forma permanente con experiencias verídicas en todos los niveles educativos: inicial, primario, secundario y superior. Material que otorga sustento al derribo, una a uno, de los mitos y prejuicios contrarios a la educación sexual: el género como ideología, la inexistencia del patriarcado, los niños como propiedad privada de los padres, la ausencia del amor, el fomento de la masturbación, el sexo explícito y la homosexualidad, el feminismo cortapitos, corrupción de la “inocencia infantil”, en fin…

Herramienta pionera en una especificidad de la construcción democrática, esta Guía básica para trabajar en la escuela y en la familia las estipulaciones de la ESI cuenta con probados elementos dispuestos para relanzar la experiencia, profundizarla y optimizarla. El pasaje de los papeles al campo brindará renovados elementos para avanzar en una tarea de socialización que vuelve a comenzar sobre sí misma, cada vez en un grado mayor. Evitar los retrocesos, suplir las buenas intenciones y las expresiones de deseos por experiencias eficaces constituye el desafío y, a la vez, el aliento.

 

 

 

FICHA TÉCNICA

Educación Sexual Integral

Guía básica para trabajar en la escuela y en la familia

Leandro Cahn, Mar Lucas, Florencia Cortelletti, Cecilia Valeriano

 

Buenos Aires, 2020

174 págs.

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