¿Cuánto impuso él y cuánto sus estrategas de marketing en la decisión de hacer un show en un estadio? ¿Qué otras formas espectaculares discutieron para relanzar la campaña que va como un camión sin freno en una pendiente? ¿Recuperar qué elementos de la mística de Javier Milei?
Los bonos bíblicos vienen cotizando a la baja, pero rápidamente se puede armar un patchwork de relatos y volver a poner a Sid Vicious en el ranking.
¡Qué mejor que un microestadio para un rockstar que promete fidelidad a los mercados! Pero ¿quién manda? ¿Quién impone el know-how del desborde? ¿Él o sus asesores?
La excitación, ¿de quién es?, ¿de los asesores?, ¿de Trump?, ¿de Kristalina?, ¿de los exportadores?
¿Por qué Milei se hizo el loco desde que debutó en los medios de comunicación? ¿Era un adelantado? ¿Poseía un sismógrafo que medía los movimientos de las placas tectónicas de la política? ¿Podemos llamarlo “político”? ¿Se jugó y le salió bien?
¿Cuánto de improvisación hubo en el camino desde la tele a la puerta de la Rosada? ¿Él sabía que la época elegía/elogiaba personajes que bordeen la locura? ¿Él es funcional a una época o funda una?
Se lo siente auténtico en las alteraciones del ánimo. ¿Es un acting? ¿Es un amateur que captó una miseria y la exaltó hasta el paroxismo? ¿O ni siquiera la captó del todo? Más bien la miseria lo encontró a él.
¿Podría otro actor político convocar con esa utilería? ¿Puede cualquier outsider manejar ese nivel de violencia y tener el visto bueno de los Estados Unidos, del Fondo Monetario, del empresariado, y en un primer momento el apoyo popular? ¿Cuáles son las diferencias con el primer Carlos Menem que coqueteaba con vedettes, bailaba árabe y se jugaba por un look de patillas?
Presentamos tu libro a tu medida
En uno de los últimos shows de Los Redondos en un estadio, no recuerdo cuál ni cuándo, el Indio se había puesto nervioso, iba de una punta a la otra del escenario y repetía: "¿A ver qué hacemos con este pulso? ¡A ver qué hacemos con este pulso! ¡Con este pulso! ¿A ver qué hacemos?”.
Esta semana Javier Milei presentó su libro después de un show musical que dio con La Banda Presidencial integrada por la diputada Lilia Lemoine haciendo coros, los hermanos Benegas Lynch en batería y guitarra y el biógrafo presidencial Marcelo Duclós en bajo. La presentación de un libro siempre es un hecho cargado de emociones y funciones; lo hace el autor para compartir su obra y ofrendarla a su comunidad de lectores; otras veces es la editorial que promueve presentaciones como parte de un proceso de promoción del libro. En Estados Unidos, los grandes grupos editoriales lanzan best sellers y ponen al autor a girar por distintas ciudades donde el autor se cansa de firmar ejemplares. También hay otro tipo de eventos más pequeños y cálidos donde el autor conversa con otros autores, alguien canta o hace una performance en sintonía con el libro, o no. Quizás hay vino o algún aperitivo. En el entorno de Javier Milei, alguien dijo: "¿A ver qué hacemos con este pulso?", "¿cómo lanzar la campaña con la representación en picada en medio de una ola de hechos de corrupción?". “Un Movistar Arena”, debe haber gritado alguien. Alguien, puede ser un productor, un comunicador, un gestor cultural, un mago, una actriz, una cosplayer, una repostera, un armador de territorio, alguien con algún saber. No importa cuál, porque los estrategas de Milei no se están valiendo de técnicas probadas para medir el pulso de la época. La época va sucediendo y “performándose” todo el tiempo y ellos apelan a la espontaneidad; quizás con viento a favor, el pulso cae para el lado del éxito, azaroso, como ha sido hasta ahora.
Otra presentación de otro libro ocupó la agenda periodística durante la semana pasada. La presentación del libro de Espert se movió en otra escenografía, pueblos de provincia, rutas y vuelos. La campaña por la difusión del libro del señor “cárcel o bala” Espert fue más road movie que show de magia de Las Vegas. Del género thriller policial, el encuentro del libro con su público tuvo tanta convocatoria como la serie Pablo Escobar, el patrón del mal. Espert fue a Viedma a presentar su libro en un avión privado de un sujeto que se ofreció a “ayudarlo”. Resulta que viajó 35 veces más en los aviones del mismo sujeto que también, en un gesto altruista, le prestó una camioneta blindada para la recorrida que exigía la difusión del libro recién publicado. La camioneta, que fue baleada, y los aviones pertenecían a un sujeto que se encontraba en este país en carácter de refugiado por un pedido de captura internacional que pesaba sobre él. Espert tuvo su semana de fama, gloria y ocaso. El primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires pasó por las cámaras televisivas en donde aportó un despliegue de emociones más que de datos.
El periodismo está en un work in progress de su oficio permanente. ¿Qué le preguntan al sujeto narco que se ríe tan suelto ante las cámaras mientras lo esposan?, ¿cómo transmiten a los ciudadanos que el costo millonario del alquiler del estadio es un gasto que hace el Estado?, ¿qué se hace con un candidato a diputado a 20 días de la elección, que ni niega ni afirma nada, pero llora? ¿Cuáles eran las formas de encarar estas notas? ¿Cómo se comunica todo este pulso? ¿A ver qué hacemos con este pulso? ¡Qué hacemos con este pulso! Escribamos sobre este pulso antes de que el pulso golpee para otro lado.
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