FAdeA: ¿service o desarrollo tecnológico?

Las industrias de defensa son imprescindibles para el avance tecnológico, pero el macrismo las desecha

 

En la gestión de una industria se planifican objetivos a largo plazo (objetivos quinquenales o bianuales) de los que se desprenden objetivos anuales, junto con las imprescindibles re planificaciones que fuesen necesarias. La gestión se evalúa semestralmente o anualmente midiendo con métricas objetivas el cumplimiento de los objetivos. Esta medición no tiene necesariamente el propósito de premiar/castigar a los responsables de la gestión sino el de introducir las modificaciones necesarias ya sea en los objetivos (sea porque son laxos o sea porque son imposibles de satisfacer) o en los métodos de gestión.

 

Las industrias privadas

En estas industrias el objetivo fundamental es la rentabilidad y de este se desprenden: objetivos tecnológicos como ser el desarrollo de nuevos productos o el perfeccionamiento de productos existentes y el desarrollo de nuevos procesos o el perfeccionamiento de procesos existentes; objetivos en las políticas de marketing de la empresa; objetivos en las políticas financieras de la empresa; objetivos de educación continua del personal; objetivos de crecimiento/decrecimiento de la plantilla de personal; etc.

 

Las industrias estatales

En estas industrias los objetivos principales se derivan del modelo de país que se pretenda desarrollar desde la conducción política del Estado.

En un modelo de país que siga el modelo del desarrollo inclusivo, es decir aumento de la complejidad tecnológica y por ende del valor agregado de la producción y crecimiento del mercado interno el objetivo de estas industrias pasa a ser el producir productos de mayor valor agregado; el desarrollar una red de Pymes nacionales aguas arriba y aguas abajo; el incorporar al complejo productor a centros de investigación del sistema nacional de ciencia y tecnología (SNCyT); el desarrollo de la enseñanza universitaria de excelencia en las universidades nacionales y la educación continua de sus ingenieros, técnicos y operarios.

En Infobae (https://www.infobae.com/def/defensa-y-seguridad/2019/02/13/aguad-fadea-va-a-ser-un-gran-taller-de-mantenimiento-de-aviones-comerciales/) el ministro de Defensa expuso el objetivo que tiene para la industria estatal FAdeA (Fábrica Argentina de Aviones, la legendaria diseñadora y fabricante del Pulqui) el actual modelo de país neoliberal periférico “va a ser un gran taller de mantenimiento de aviones comerciales” es decir, nada de complejización de la matriz productiva, solamente un service especializado trabajando como el service de un electrodoméstico o un automóvil con procedimientos definidos por los fabricantes que les venden, a elevado precio, herramientas y repuestos.

En el reportaje que le hizo la Agencia TSS (http://www.unsam.edu.ar/tss/beltramone-fadea-no-podia-depender-solo-del-presupuesto-del-estado/), el actual presidente de FAdeA evalúa su gestión solamente a través de los ingresos no estatales que la empresa obtiene resignando el desarrollo tecnológico para concentrarse en tareas de mantenimiento de diferentes modelos de aviones; es decir, el modelo “service FAdeA”.

Nota aclaratoria para aquellos que lean el reportaje de TSS: los aviones Pampa 3 que entregó FAdeA son los viejos prototipos volando desde el 2015 más alguna estructura (había más de 18 fabricadas) y muchos grandes componentes comprados en el 2014-2015, con el agregado de componentes canibalizados de los Pampa 2.

Los desarrollos tecnológicos que se llevaron adelante hasta el 2015 fueron discontinuados.

Respecto del acuerdo con Embraer para la fabricación de partes del avión de transporte KC390 utilizando materiales compuestos, en la gestión que terminó el 10/12/2015 se certificó la planta de FAdeA como proveedora de la empresa brasileña, se compró el equipamiento necesario, se entrenó a ingenieros, técnicos y operarios y se comenzó a producir recorriendo la curva de aprendizaje. La rentabilidad de este proyecto no se debe medir con un simple asiento contable sino con el enorme salto tecnológico que significa para FAdeA, para sus Pymes nacionales proveedoras, para los organismos involucrados del SNCyT y obviamente para el país, la capacidad de construir piezas aeronáuticas con materiales compuestos.

¿Cómo intervienen los estados nacionales en la industria aeronáutica? ¿Cuál es la visión en los países que tienen hoy en el mundo liderazgo tecnológico?

 

En EEUU [1]

En 1915 el gobierno de los Estados Unidos fundó el National Advisory Committee for Aeronautics (NACA). De esta forma el estado estadounidense se organizó para impulsar sistemáticamente la industria de la aviación tanto en lo que respecta a sus aplicaciones militares como civiles. El primer paso significativo del NACA fue la construcción de un sofisticado túnel de viento para permitir el ensayo sistemático de formas de alas y de hélices. El NACA también impulsó los desarrollos tendientes a disminuir la resistencia del aire, lo que trajo como inmediata consecuencia enormes ahorros de combustible. Los desarrollos impulsados por el NACA en relativamente poco tiempo se estandarizaron y pasaron a ser usados por toda la industria de la aviación. El equipamiento militar fue, sin duda alguna, el gran tractor de la industria de la aviación. También el impulso del correo aéreo, a partir de la Kelly Airmail Act de 1925 tuvo un importante efecto potenciador de la industria de la aviación.

En lo que hace al desarrollo de motores a reacción (“jets”) la fuerza aérea de los Estados Unidos tracciona permanentemente sobre la industria aeronáutica impulsando desarrollos que después se transfieren a la aviación comercial.

Todo lo anterior desarrollado en instituciones de I+D gubernamentales, en universidades con subsidios estatales o en empresas con contratos con el estado.

 

En Europa

Por una iniciativa de 1967 de los gobiernos de Francia, Alemania y Reino Unido se crea la empresa Airbus Industries que da empleo a más de 120,000 personas en 16 lugares de cuatro países: Francia, Alemania, España y el Reino Unido, desarrollando aviones militares y civiles y siendo el segundo productor de material aeronáutico, militar y civil, en el mundo.

 

En Brasil

Embraer, fundada por el gobierno brasileño, en un ranking internacional ocupa el tercer puesto, en cuanto al número de personas que integran su fuerza laboral (por detrás de Boeing y Airbus) y es la tercera en cantidad de entregas anuales de aviones (por detrás de Boeing y Airbus).

Las industrias de defensa en general y las de aviación en particular son imprescindibles para el avance tecnológico, esta concepción que en el período 2003-2015 había tomado fuerza en nuestro país y que es lo normal en el extranjero, ha sido desechada por el macrismo y su modelo de neoliberalismo periférico.

 

 

 

 

[1] E. Dvorkin, ¿Qué Ciencia Quiere el País? Los estilos tecnológicos y los proyectos nacionales, Buenos Aires: Colihue, 2017.

 

 

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