Femilistas

Salvo excepciones, el feminismo es el gran ausente

 

¿Cómo se convierte en cuadro una mujer? ¿Cuántas son las trampas y las violencias que tiene que atravesar para conseguir en su partido el mismo nivel de confianza que un par varón? ¿Y cómo se convierte en cuadro una torta o una trava? De esto se trata la paridad, hubo que hacer una ley para que no sigan discriminando a las mujeres por ser mujeres.

Este año se aplica por primera vez la Ley de Paridad, que indica que las listas de candidaturas deben conformarse intercalando una mujer y un varón, una mujer y un varón. Con el juego de alianzas que se construyó sobran candidatos para tan pocos roles. Así las cosas, cumplir con la paridad aparece como una obligación y un castigo: ¿Quién paga a la mujer? ¿Quién la pone? Salvo las excepciones de Cristina Fernández, María Eugenia Vidal y varias candidaturas de la izquierda, las mujeres se deciden al final. Así llegamos al cierre de listas con un prode cambalache que desconoce la persistencia de las mujeres y la trayectoria de las feministas de la política.

Actualmente sólo 2 de cada 10 listas están encabezadas por mujeres. Con este escenario, sólo cuando las mujeres encabecen el 50% de las listas, la paridad será posible. El Congreso nacional se encuentra estancado hace 10 años en una representación femenina de 38% en Diputadxs y 40% en Senadores. Esta composición no es equivalente a la composición social del país, con 52% de mujeres, ni a la presencia de la agenda de las mujeres y los feminismos en la arena política dentro y fuera de las instituciones de gobierno.

 

Feministas en las listas

El feminismo en singular es una ideología política que atraviesa diversas encarnaduras, no hay carné de feminista, ni forma de colegiar la actividad, por eso hay feministas de todos los colores, de todas las clases, e incluso feministas en el partido político exactamente opuesto al de otra feminista. Hay feminismos por fuera de las instituciones, adentro, a través. Feminismo negro, blanco, marrón. Por eso decimos que hay feminismos, en plural. Con tantos, tantes y tantas feministas que hay, incluso en el más recóndito paraje del país, ¿por qué les cuesta tanto elegirlxs para gobernar y legislar?

Esta semana que pasó, de forma coordinada por varios espacios políticos, sindicales, universitarios, y etcéteras, se fraguó una campaña en las redes sociales para alentar la presencia de #FeministasEnLasListas. Se argumentó que con ser mujer no alcanza para garantizar un cambio de modelo que empobrece especialmente a mujeres, que concentra el capital en una minoría predadora, que posterga derechos sexuales y reproductivos, laborales, previsionales, etc. 

La militancia (ni de mujeres, ni de varones, ni de mujeres y varones trans ni travestis) no empieza en la pelea por ocupar un lugar en la lista, empieza mucho antes. Hacia atrás en el tiempo y a lo ancho y largo de la extensión hay miles de militantes territoriales, sindicales, de organismos públicos, de organizaciones sociales, educadoras, académicas, de ONGs y dentro de las organizaciones políticas con quienes construir no tres días antes, sino durante años, referencias políticas feministas capaces de encabezar listas. Están ahí, el que no las ve no es, se hace.

La falta de reconocimiento a la trayectoria y el trabajo político de las mujeres, y especialmente de las feministas, es federal, se da tanto en el armado de la ciudad capital —que hasta último momento debatió si iba como vice de Matías Lammens una actriz, una escritora, una periodista o históricas militantes—, como en las ciudades y pueblos, donde también la lapicera la tienen los varones y suelen decidirse por mujeres que no les presentan disputa.

Un diario nacional se refirió a una lista provincial: Fulanito "va seguido por una mujer bendecida por el radical" Menganito. Una mujer que necesita un padrinazgo para llegar al poder, ¿en qué siglo estamos? De este a oeste y de norte a sur, esa práctica se repite, la respuesta a la pregunta ¿Quién va entre Massa y Máximo Kirchner? No se supo hasta avanzada la semana. ¿Quién pone la mujer? ¿Quién secunda a Ritondo?

Hubo que hacer una ley para que pongan a mujeres. ¿Por qué no cae de maduro que en las listas debe haber feministas? La sorprendente movilización social y callejera que hay en la Argentina y que es vanguardia mundial contra la jerarquía sexual, contra el machismo y las violencias varias del sistema patriarcal no derramó sobre prácticamente ninguno de los armados eleccionarios de los principales partidos políticos, a excepción de los de izquierda, cuyos programas incluyen las reivindicaciones feministas y candidatas feministas desde hace años.

La sorpresiva candidatura de la investigadora Dora Barrancos (cuyo apellido materno es Bonjour) como senadora por la ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todxs quizás sea la única que pueda contarse como saldo ganancial del movimiento feminista. Dora Barrancos es reconocida activista feminista, académica de renombre que renunció en 2019 a su cargo directivo en CONICET en protesta del recorte presupuestario en el área y legisladora porteña mandato cumplido en el período 1994-1998, banca que ocupó en representación del Frente Grande. Con todos estos atributos su posición es de segunda en la lista, detrás de Mariano Recalde.

 

El aborto en las listas

La presencia de feministas en las listas de los principales partidos y frentes es escasa, sin embargo muchos de las y los candidatos tienen una posición pública en relación a uno de los grandes temas de 2018: la despenalización y legalización del aborto. Si bien el aborto no ha definido ninguna candidatura central (descontamos la de Granata), el pronunciamiento celeste o verde de muchos de los candidatos de las principales fuerzas implica otorgarle relevancia pública y política al tema preponderante de la agenda de los feminismos en el último año en la Argentina.

Así, y partiendo de la certeza de que estar a favor del aborto no funciona metonímicamente con el feminismo (se puede estar a favor y no ser ni declararse feminista), es notable la transversalidad de la demanda por legalización, o al menos despenalización, del aborto. Las duplas de primerxs senadores por la Ciudad de Buenos Aires del Frente de Todxs y Juntos por el Cambio presentan coincidencia verde: Mariano Recalde y Dora Barrancos, de un lado; Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri, de otro. En las listas para Diputadxs de CABA la presencia en segundo lugar de la lista cambiemita de Victoria Morales Gorleri, ex secretaria de Bergoglio y militante antiderechos y en octavo lugar de Dina Rezinovsky, otra histórica militante Pro vida, contrasta con el liderazgo de Pino Solanas y Victoria Donda, visibles militantes por la legalización en la otra gran fuerza política. Sin embargo, en la lista de Juntos por el Cambio también es posible encontrar candidatxs que públicamente han dado su opinión a favor de la despenalización, como Mariana Zuvic, que va en cuarto lugar.

Algo similar ocurre en la provincia de Buenos Aires, la polarización verde-celeste no encastra con la polarización entre las dos fuerzas principales pero sí es posible afirmar la relevancia del tema, porque nuevamente varixs de lxs candidatxs tienen posicionamientos públicos. Por Juntos por el Cambio Silvia Lospennato y Karina Banfi están a favor; Cristina Álvarez Rodríguez y Máximo Kirchner, Cecilia Moreau, Luana Volnovich, de Frente con Todxs, a favor.

Este año, de 127 diputados y diputadas que renuevan su banca, 71 votaron a favor y 56 en contra. El total de quienes votaron a favor y deben renovar se reparte de la siguiente manera: 9 (UCR); 12 (PRO); 1 (ECO); 2 (Argentina Federal); 31 FPV; 4 (Justicialismo); 4 (Evita); 1 (Somos); 2 (Partido Prov. Misionero); 1 (PTS); 1 (Frente Santiago); 2 (Red por argentina); 1 (Primero Argentina). En el Senado, la renovación es pareja 10 y 10. Con estos números y conociendo las posiciones de lxs nuevxs candidatxs, parece sencillo prever qué ocurrirá si vuelve a tratarse el proyecto de legalización.

Con la campaña electoral por delante, a los feminismos les tocará presionar para que haya pronunciamientos acerca de los grandes temas pendientes. El aborto es uno, pero también una ley de cuidados, las jubilaciones de amas de casa, el cupo laboral trans, el presupuesto asignado a políticas públicas de prevención de violencias, para programas de educación sexual integral, etc. Y luego: que se discuta sobre estos temas en los debates de candidatxs y que haya paridad también en los ministerios.

El feminista es un gran movimiento que no tiene expresión electoral pero que tiene, sin embargo, referentas. ¿Cómo una referenta se vuelve cuadro? Las luchas históricas y las de los últimos años por NiUnaMenos, los paros feministas y el aborto legal han sido transversales, nacionales y masivas. Lo que el armado de listas demuestra otra vez es la discontinuidad de la forma de hacer política feminista con la contienda electoral. Hay un bache entre el feminismo y el poder del Congreso y la Casa Rosada. Una vez más la política tradicional hace esfuerzos desmedidos para ir a contratiempo de lo que pasa en las calles, en los sindicatos, en los partidos políticos, en las escuelas, en las canchas y en los medios de comunicación, ignora fatalmente la capacidad política del feminismo y de las feministas de la política. Lo que es transversal, entonces, es el machismo de quienes conforman las listas, para quienes tener que meter una mujer es un problema y no una oportunidad de meter un cuadrazo.

 

 

 

 

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