Foro social, onda juvenil

En Montreal, para discutir el mundo

 

El jueves 29 de mayo comienza en Montreal, Canadá, el Foro Social Mundial de las Intersecciones (FSMI), evento que se perfila como de confluencia y con acento juvenil. Apuesta a desafíos muy concretos. En particular, dar esperanza, multiplicar energías y renovar certezas con respecto a la necesidad de cambiar el actual sistema. “Por eso definimos nuestra convocatoria como un aporte a la promoción de cambios sistémicos”, sostiene en esta entrevista exclusiva con El Cohete a la Luna Carminda Mac Lorin, directora de la Organización no Gubernamental (ONG) Katalizo y una de las organizadoras del foro.

El FSMI cuenta con el apoyo de unas 400 organizaciones muy diversas —desde Organismos no Gubernamentales Internacionales hasta asociaciones locales de diversos continentes— y se realizará entre el 29 de mayo y el 1 de junio. Su escenario central es Tiohtià:ke, apelación indígena de la ciudad de Montreal, y concentrará durante esos cuatro días decenas de actividades conectadas con otras promovidas en diferentes lugares del planeta. Un ejemplo concreto de esta tela de araña global en construcción será el Agora, o “Kiosko-Feria” de las intersecciones del domingo 1 de junio, que tendrá como epicentro el parque del populoso barrio de Saint-Michel. Desde allí los participantes al foro interactuarán a través de conexiones digitales con grupos que se reunirán fuera de Canadá, explica Mac Lorin.

 

Carminda Mac Lorin.

 

 

Sinergias sin fronteras

El grupo organizador del encuentro de Montreal, esencialmente jóvenes canadienses con muy diversas militancias sociales y organizados con otros actores en la Red Global de las Intersecciones, define un objetivo principal: contribuir a cambios sistémicos a partir de confluencias de perspectivas, conocimientos y esperanzas, que ellos denominan intersecciones. Escapan de las formas tradicionales de concebir la práctica y la retórica políticas y proponen romper las múltiples barreras (como el sectarismo, la competencia, el autoritarismo interno y el sexismo) que muchas veces siguen presentes en las propias organizaciones progresistas.

Las conexiones intergeneracionales y geográficas deben jugar un papel esencial, partiendo de lo local hacia lo global. “No son jóvenes que quieran borrar a los adultos y sus imprescindibles aportes, sino, por el contrario, buscan integrarlos y proponen crear puentes generacionales activos. Para ellos, además, el concepto de mundial, transnacional y global tiene una importancia vital”, explica Mac Lorin, quien cuenta con una larga práctica de compromiso social y altermundialista, fue co-organizadora del Foro Social Mundial (FSM) realizado también en Montreal en 2016 y participa activamente en el Consejo Internacional del FSM, así como en su Comisión de Metodología.

Para Mac Lorin, la actual convocatoria de Montreal se inscribe en el ya largo proceso de decena de foros sociales —mundiales, regionales, temáticos— que nació en 2001 en Porto Alegre, Brasil y que pasando por muchos sitios del planeta planea convocarse en la ciudad de Cotonú en Benín, cita prevista originalmente para 2026, aunque todo indica que muy posiblemente se posponga a 2027. “Nos alimentamos en toda esta magnífica experiencia y nos apropiamos de los enunciados de la Carta de Principios del FSM que reconoce la necesidad de construir una sociedad planetaria justa, igualitaria, sin discriminaciones y en armonía con la madre Tierra”.

Al mismo tiempo, explica Mac Lorin, se percibe que, a 25 años del inicio de este camino, “el mundo ha cambiado mucho, por lo que necesitamos ser creativos, innovar en cuanto a formas, buscar nuevas pedagogías y metodologías de participación; es decir, pensamos que es imprescindible experimentar con libertad. Y para ello buscamos empujar al movimiento de abajo hacia arriba, a partir de experiencias y colectivos locales”. Y recuerda los pilares conceptuales de esta convocatoria en Montreal. Fundamentalmente, reconocer que la discriminación, la inequidad y la violencia afectan las vidas de millones de personas en todo el mundo. Todo esto, agravado por lo que se podría describir como la intersección del sufrimiento humano, es decir, múltiples padecimientos y formas de violencia simultáneas (por ejemplo: racistas, sexistas y sociales).

 

 

Para poder hacer frente a esta realidad, explica Mac Lorin, es esencial multiplicar las intersecciones de conocimientos, generaciones, culturas, esperanzas y acciones. Y así avanzar hacia los cambios sistémicos, siempre partiendo de lo local hacia lo global. Para esto es imprescindible desarrollar una cultura política creativa, de aprendizaje y respetuosa, basada en la complementariedad de las sociedades civiles y los ecosistemas del mundo.

Visión que, obviamente, reconoce y encarna el diagnóstico que diseñan los sectores progresistas de la cada día más compleja realidad mundial, atravesada por guerras crecientes, discriminaciones cotidianas, crecimiento explosivo de las ultraderechas, desigualdades indignantes y disparidades sociales y geográficas. Los doce ejes temáticos del programa del Foro de Montreal integran, uno por uno, los grandes temas que animaron hasta ahora a los foros precedentes.

 

 

Las coincidencias

Punto de encuentro de dos o más elementos, la intersección es también la confluencia de acciones y la unión complementaria de, y en la diversidad. Una concepción que abre, en lugar de cerrar; una reflexión que oxigena y que puede enamorar a nuevos actores sociales, explica Mac Lorin.

¿Demasiado intelectual lo que busca construir el FSMI de Montreal? “En absoluto”, responde, y recuerda la construcción histórica de la “interseccionalidad”. Cita, por ejemplo, a la jurista, intelectual y militante estadounidense Kimberlé Crenshaw, quien estará en Montreal. Ya en los años '90 Crenshaw había comenzado a hablar de la interseccionalidad como “una herramienta para identificar mejor la discriminación sexista y racista, que, entrelazada e invisible, aumenta la injusticia social”. En la visión de Crenshaw, no se trata de “una herramienta de identidad, sino un medio para revelar vulnerabilidades”.

La voluntad que prima entre los organizadores de este encuentro a punto de comenzar consiste en experimentar metodologías para aportar al Foro Social Mundial en su conjunto: “Vamos a sistematizar todo lo que aprendimos en este proceso y lo llevaremos a Cotonú, Benín, incluyendo los dos años de preparación desde 2023 hasta ahora. Hemos vivido experiencias muy ricas e importantes. Lo vamos a compartir, incluidos nuestros aciertos y errores. Con la certeza de que hemos intentado vivir este proceso a fondo, con autonomía y libertad”.

 

El FSM de Nepal en 2024 fue el último gran evento presencial. Foto: Luna Choquette Loranger.

 

 

 

Los que faltan

Entre las organizaciones, colectivos y grupos que apoyan la iniciativa de Montreal hay nombres grandes, medianos y pequeños de América, Europa, África y Asia. Sin embargo, faltan importantes movimientos sociales, como La Vía Campesina o la Marcha Mundial de Mujeres.

Realidad que pareciera darle razón a quienes desde algunos años cuestionan la trascendencia del Foro Social Mundial y sus iniciativas por la creciente “onegización” (predominio de las ONG) en el proceso. Mac Lorin explica: “Es cierto que no logramos integrar en nuestra iniciativa a esos movimientos importantes. No es fácil llegar a ellos dadas sus dimensiones, sus dinámicas y sus propias prioridades. Es una constatación, y trataremos en iniciativas futuras de integrarlos, enriqueciendo así las intersecciones”. Sin embargo, reflexiona Mac Lorin, “no le resta valor a lo que hemos venido construyendo. En el grupo de organización que trabajó activamente para preparar el FSMI hay decenas de personas, muchas de ellas jóvenes activas en movimientos feministas, por el clima, culturales alternativos, entre otros. Y esto nos produce satisfacción y nos da argumentos para entenderla como una construcción importante”. Y aclara: “Adicionalmente, si bien nuestra ONG, como una de las promotoras de la Red Global de Intersecciones juega un papel significativo en la convocatoria de Montreal, no asume un rol de dirección. Estamos al servicio del movimiento, somos un actor más, convencidos de que esto se construye entre todas y todos, de abajo hacia arriba”.

Hace algo más de un año, a inicios de 2024, el Foro Social Mundial anterior, en Nepal, reunió a casi 50.000 participantes. En un próximo momento, África –Benín, específicamente— tomará la posta. Entre estos dos encuentros en diferentes continentes, Montreal propone un espacio de reflexión intermedia, lanza nuevas ideas e invita a encontrar pistas de nuevas metodologías, conceptos y contenidos. Un momento importante donde el “antiguo” movimiento altermundialista se mirará en un espejo muy particular, el del futuro.