GEORGIA ON MY MIND

Mientras sigue la disputa por el escrutinio, pasamos de Armstrong a Teagarden

 

La semana pasada dedicamos la sección al enorme Louis Armstrong, como homenaje al pueblo de Estados Unidos, en el dilema de elegir entre el partido de los multimillonarios y el partido de los multimillonarios fascistas.

Más allá de los pataleos leguleyos de Trump que no parecen viables en el sistema federal de ese país, la clave de la elección se dirimirá en Georgia, que el 5 de enero será escenario de una segunda vuelta por dos bancas en el Senado. Si los demócratas se imponen tendrán una luz de mayoría en esa cámara: 50 a 50 y la vicepresidenta Kamala Harris con el Voto Cobos del desempate. Cualquier otro resultado (las dos bancas para los republicanos o una y una) convertiría el gobierno de Joe Biden en un via crucis, frente a una oposición que, aún antes de Trump, mostró una agresividad de grupo Ahhh... y grieta, negándose a cualquier compromiso durante la presidencia de Obama.

Pensar en Georgia me lleva directo al bellísimo tema que Hoagy Carmichael tituló Georgia on my mind. Se refiere por cierto a la Georgia rural de hace un siglo, donde los republicanos conservan arraigo, y no a su capital Atlanta, donde una nueva clase media de profesionales de servicios podrían darle la victoria a los demócratas, algo que sólo ocurrió en 1976, cuando el candidato presidencial fue Jimmy Carter, nativo de Georgia. En la versión de Carmichael, Jack Teagarden sopla el trombón y Bix Beiderbecke la trompeta. Es una preciosidad.

 

De 1929 es esta versión extraordinaria de Basin Street Blues, con el mejor clarinete que escuché en mi vida, Pee Wee Russell. La letra, llena de nostalgia por New Orleans, es del texano Teagarden, acaso como homenaje a Armstrong, que la grabó el mismo año.

 

 

Tambien encontré un corto de 1939 en el que la orquesta del joven Teagarden interpreta más temas de Carmichael, que es otra de mis grandes debilidades y sobre quien te prometo volver, porque vale la pena. Pero hoy es el turno de Big T.

 

 

 

 

Aquí tenés una serie de temas de Teagarden, dos décadas después, con distintas formaciones, que permiten apreciar la calidad del sonido de su trombón y de su canto, que de tan fluidos parecen sin esfuerzo.

 

 

 

 

Pero sigo pensando que lo mejor que hizo fue cuando se emparejó con Armstrong.

 

 

 

 

En este fragmento de la película The Strip, Mickey Rooney acompaña a Big T. y Satchmo en la batería copiando los movimientos frenéticos de Gene Krupa y muere de amor por Sally Forrest, que vende cigarrillos y baila en el club donde toca la banda.  Otro rasgo notable de este fragmento es que aparece Earl Hines, que para muchos pianistas fue el más completo del oficio.

 

 

 

 

Un misterio que no puedo resolver es por qué la música incidental, en los títulos de apertura y cierre, tiene un lejano aire piazzoleano, cuando la película fue filmada cinco años antes de que Pantaleón rompiera el molde y formara el Octeto Buenos Aires y el Quinteto Nuevo Tango. Es un acertijo a resolver.

 

 

 

 

 

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