Globo de ensayo jujeño

Repudio a las medidas del gobernador Morales para impedir la protesta social

 

Los recientes resultados electorales en varias provincias argentinas, como era de esperar, nos invitan a pensar y sacar conclusiones. Entre otras, pareciera que el triunfo ha empoderado a ciertos sectores de gobierno de tal manera que pretenden una reforma constitucional a todas luces contraria a lo que la democracia debiera mostrar y ser. Quizás aprovechando, de mal modo, que la República Argentina es un país federal, se permite al gobierno de Jujuy

  • mantener desde hace casi ocho años presos políticos, como es el caso de Milagro Sala, algo que desde su misma detención venimos denunciando;
  • reformar y volver a reformar la Constitución de un modo espurio primero y abusivo después, impidiendo que el Poder Judicial haga lo único que debiera hacer: impartir Justicia;
  • garantizar los negocios del Estado provincial y sus riquezas para los propios, abusando (“emboscando” al decir de alguno) de elementos varios, del litio a las energías limpias, el cannabis y el turismo;
  • estar tranquilos y seguros porque la Corte Suprema de Justicia de la Nación no intervendrá en ninguno de estos casos, ya que sólo actúa en consecuencia si se trata del otro color político, y seguirá cajoneado lo de Milagro;
  • aprovechar la ya excesiva inacción del gobierno nacional, sabiendo que nada hará para poner freno a los abusos, ni intervendrá como quisiéramos, ni siquiera buscará crear conciencia ciudadana de valores y antivalores evidentes.

Como curas que queremos estar con y en favor de los pobres no podemos menos que reclamar y exigir de verdad Justicia. No es posible que la protesta social se vea impedida (y testimonialmente se mantenga encarcelada a quien la ha puesto en práctica), que los docentes sigan reclamando Justicia pero ahora con la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas. No es posible que la mayoría de los medios de comunicación de alcance nacional silencien los hechos, porque son cómplices o amigos. Y, sobre todo, no es posible el silencio de quienes debieran gritarlo a los cuatro vientos, ya que es, a su vez, un anuncio de lo que nos espera si ciertos candidatos resultaran triunfantes en las próximas elecciones nacionales.

No es justo y nos merecemos otra cosa.

 

 

 

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