Guerras e inseguridades

Estados Unidos y la OTAN realizarán el mayor ejercicio militar desde la Guerra Fría

 

El Grupo de los 7 (G7) integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido dio a partir de 1977 –año de su formación– cierta seguridad al mundo. Tanto que en 1998 aceptó la incorporación de Rusia y aquel conglomerado pasó a llamarse Grupo de los 8 (G8). En marzo de 2014, empero, Moscú fue excluido de esta asociación. Se había iniciado un conflicto entre Rusia y Ucrania que, como se recordará, estalló a raíz de la ocupación militar rusa de la Península de Crimea. Esta situación generó, además de la vuelta al G7, un rechazo hacia Moscú del segmento demócrata del sistema político norteamericano.

Barack Obama (demócrata), Presidente entre 2009 y 2017, sostuvo la guerra en Irak, que finalizó en 2011, y también la guerra contra Afganistán, que había comenzado en 2001 y terminaría recién en 2021. Pero lo más significativo de su Presidencia fue el encontronazo con Rusia debido a la presunta injerencia de Moscú en el proceso electoral estadounidense de 2016, que llevó a la Presidencia al republicano Donald Trump. Tanto se disgustó Obama que explícitamente declaró, a finales del antedicho año, que Washington se reservaba el derecho de emprender represalias a causa de la injerencia del Kremlin en la política norteamericana.

El gobierno de Trump (2017-2021), con su emblema de America First, soslayó cualquier posibilidad de instigar a Rusia, en cualquier plano. Y abrió, paradojalmente, una controlada política comercial con China, a la que veía más “enemiga” que Rusia. Obviamente Trump se había beneficiado de la presunta intervención de Moscú en las elecciones norteamericanas.

En el año 2021 su sucesor –el actual Presidente Joseph Biden– envió, en cambio, tres incursiones militares al pequeño Mar Negro, la última de las cuales llegó poco menos que a las barbas de Moscú. Una treintena de barcos de guerra merodearon y avanzaron, con asistencia también de la aviación naval, sobre las cercanías del territorio ruso. Bajo estas condiciones, Rusia intentó un arreglo de alto nivel con Washington, que propició tres encuentros que no fueron fructíferos a comienzos de 2022. Bajo estas condiciones, Moscú decidió entonces iniciar a una guerra que aún continúa.

Putin eligió, para evitar un conflicto directo de su país con Estados Unidos y la OTAN, ir a una contienda con Ucrania, que no pertenece a esta última. Buscó algo así como una guerra por delegación. Rusia quedó como país agresor. Pero, si se mira bien la situación, se encuentra que ha habido una cruda instigación bélica norteamericana –acompañada por la OTAN– hacia Moscú. Sería ingenuo suponer que aquella intromisión rusa en la elección norteamericana de 2016, que ganó Trump en desmedro de Hillary Clinton, no hubiera tenido incidencia directa sobre la decisión de Biden –que fue dos veces Vicepresidente de Obama– de abrir un contexto bélico en el Mar Negro con la intención de afectar a Rusia.

Otra contienda bélica se está desarrollando entre la palestina organización Hamás e Israel. Como se sabe, la primera inició la guerra y obtuvo algunos triunfos al comienzo, pues tomó por sorpresa a Tel Aviv. Pero la reacción de ésta ha sido fuerte y sostenida, y ha dado vuelta por completo la situación. Lamentablemente, el accionar israelí no ha reparado en la población civil palestina, que está siendo atacada sin una pizca de conmiseración por los aviones y las tropas israelíes.

 

Otras guerras en el mundo

Hay en África cinco guerras en curso. En Burkina Faso y Mali, países vecinos, sus fuerzas armadas se baten, en ambos casos, contra un mismo contendiente: la organización insurgente islámica Ansarul, vinculada a Al Qaeda y el Estado Islámico del Sahel. En Somalia –también ubicada en la región sahelina– se desenvuelve una guerra civil entre el sector gobernante y la organización Al Shaabab, aliada también a Al Qaeda. Nigeria se halla entre violencias repetidas desde su independencia en 1960. El conflicto actual se libra entre las fuerzas gubernamentales y grupos radicales islámicos que buscan control territorial. Sudán, a su vez, desarrolla su tercera guerra civil, librada por las fuerzas militares del país. Se estima que han muerto alrededor de 10.000 personas. Según la ONU “es una de las peores pesadillas humanitarias de la historia reciente”.

En Asia, por su parte, ocurrió un golpe militar en 2021 en Myanmar, que dispersó a quienes intentaron frenarlo e impuso gobiernos de facto. Según investigadores independientes citados por la ONU, más de 13.000 niños han muerto y 1,3 millones de familias han sido desplazadas de sus casas. En Siria, el Presidente Bashar al Assad combate desde hace ya más de diez años con diversos enemigos. Actualmente, con el apoyo de Rusia, se enfrenta con fuerzas kurdas y con el Estado Islámico asentado en el país. En Yemen se desenvuelve una guerra civil desde 2014. Los hutíes, grupo insurgente predominantemente chiita, tienen bajo su control la capital, Saná, y una parte del territorio del país. En la actualidad se han dado al ataque de navíos norteamericanos en el Mar Rojo y en el estrecho de Bab al Mandeb. Alegan que es una represalia por la ofensiva militar israelí en Gaza. Concomitantemente, Estados Unidos y el Reino Unido responden sobre objetivos en Yemen.

 

Inseguridades

Desde hace tiempo ya se ha reconocido a la seguridad internacional como una problemática de la época en que vivimos. Pues bien, hoy en día aquella trastabilla, pues han aparecido no pocas inseguridades. Muy recientemente, por ejemplo, ha surgido un foco de tensión entre Irán y Pakistán. La fuerza aérea iraní atacó a un grupo de militantes en la provincia pakistaní de Baluchistán. Islamabad replicó con misiles que llegaron a territorio iraní. Habrá que ver cómo sigue esto que por ahora no puede considerarse una guerra pero tampoco aporta a la seguridad del orbe.

Por otro lado, la OTAN, encabezada por Estados Unidos, pondrá en marcha en febrero y durante tres meses una ejercitación militar que será nada menos que la mayor desde la Guerra Fría. Llevará el nombre de Steadfast Defender 2024 (Firme Defensor). Participarán 50 barcos de guerra, más de 80 aviones de combate, 133 tanques y 553 vehículos, entre otros despliegues. Y habrá sobre el terreno alrededor de 90.000 soldados. Participarán los 31 países de la OTAN más Suecia. Y el objetivo general de estas enormes ejercitaciones es reforzar la defensa de Europa. Las maniobras militares propiamente terrestres se desarrollarán en los territorios de Alemania, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania. E, inevitablemente, apuntan hacia Rusia como contrincante o enemigo.

Las relaciones entre Estados Unidos y China se han tensado en el último tiempo. Por un lado, se instaló una guerra comercial entre los dos países. Pero, por otro, también Washington abrió un foco de tensión por la cuestión de Taiwán debido a las visitas que altos funcionarios/as norteamericanos/as hicieron últimamente a Taipei. Había sobre esto un acuerdo no explicitado de Washington y Pekín que indicaba que eso no debía suceder, pues China reclama como suya la isla de Taiwán.

Desde luego, todas estas situaciones apuntalan, también, la inseguridad internacional.

 

Final

Como se ha visto, hay en el orbe grandes y pequeñas guerras en curso. Rondan iniciativas, también, que generan inseguridad internacional, como la Steadfast Defender 2024. En este plano merece también ser mencionada la tensión que ha ido creciendo entre Washington y Pekín. Es más que conveniente tenerlo en cuenta.

 

 

 

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