LA CIÉNAGA Y OTRAS NUEVE

Una encuesta elige lo mejor de la historia del cine argentino

 

 

Una nueva encuesta que convocó a especialistas de todo el orbe cinematográfico a elegir lo mejor de la historia del cine argentino fue presentada el viernes 11 de noviembre en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Algunos resultados esperables y otros de veras sorprendentes, la confirmación de realizadores contemporáneos y la persistencia de títulos fundamentales. La revalorización de géneros y especialidades otrora desestimados y la necesidad latente de políticas públicas para la preservación y difusión de nuestro acervo cinematográfico. Estos son temas que se desprenden de este proyecto impulsado por tres revistas que vienen desde hace tiempo ejercitando en el campo digital el periodismo y la crítica cinematográfica.

La última encuesta de esta índole había sido realizada en 2000 por el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken y sus resultados se dieron a conocer en el número 4 de La mirada cautiva, publicación oficial de la institución. En marzo de este año Álvaro Bretal, miembro de la revista Taipei, consiguió un ejemplar de aquella revista y enseguida entendió que luego de veintidós años podría ser un proyecto interesante actualizar aquella encuesta. Esta inquietud coincidió con la de sus colegas de La tierra quema y La vida útil.

Paso siguiente fue el de establecer quiénes participarían de la encuesta y cursar las respectivas invitaciones: la cifra terminaría quintuplicando a la de su antecesora del 2000. Según Bretal, “nuestra idea fue ampliar el número y tipo de encuestados incorporando a personas de diversos ámbitos que de un modo u otro confluyen en el cine. A la clásica triada de encuestas anteriores compuesta por críticos, periodistas e investigadores, le sumamos técnicos, cineastas, actores, actrices, docentes, cine clubistas y decidimos también convocar a cinéfilos porque ellos son una genuina fuente de conocimiento”.

La tarea de expandir la encuesta también apuntó a lo que sucede más allá de la ciudad Buenos Aires, que históricamente aglutina casi toda la producción cinematográfica y periodística. El cordobés Martín Emilio Campos forma parte de este proyecto y subraya que “en su provincia durante los últimos diez años creció mucho el ecosistema audiovisual gracias a las escuelas de cine públicas y privadas, la persistencia de cine clubs, la consolidación del polo audiovisual de la provincia y la producción creciente de largometrajes. Y además hubo un fortalecimiento de núcleos de crítica cinematográfica”, como es el caso de la revista La vida útil de la cual forma parte. Algo muy similar sucede en otras ciudades y esto debía quedar reflejado sí o sí en esta encuesta, por lo cual Martín se abocó a invitar a votantes de Mendoza, Rosario y Tucumán que habían tenido escasa participación en experiencias anteriores.

Una vez recibidas las respuestas de los consultados, llegó la que es acaso la tarea más ardua, la de procesar la información y pensar el modo de publicarla para que sea una información útil y dinámica. Esto llevó varios meses de trabajo repartido hasta arribar al armado de un sitio web que tiene la originalidad de que no solo se muestran los resultados de la encuesta, sino también los perfiles de los encuestados, textos que ellos mismos aportaron al momento de la votación e información sobre cada película, aunque esta haya recibido al menos un voto.

Quienes  trabajaron en este proyecto coinciden en que no existe ninguna pretensión de establecer una lista inmutable del mejor cine ni de revelar ninguna verdad, sino reflejar una foto de los gustos, influencias y modelos cinematográficos al día de hoy. Y tampoco es su mera publicación el objetivo más deseado. “Me gustaría que suceda lo mismo que con Taipei y las otras revistas: ayudar a la difusión del cine argentino en su diversidad, habilitar un nuevo espacio de discusión muchas veces encerrada en pocos puntos de vista, vincular distintas generaciones” dice Álvaro Bretal y agrega: “la crítica, que es a lo que me dedico, es parte del cine y suele impactar en la construcción del gusto, y por eso fue importante ampliar la convocatoria. Cada encuestado habrá utilizado su propio criterio de votación y todos ellos son válidos”.

Martín Campos, que además trabaja en el Cine Club Municipal “Hugo del Carril” de Córdoba, aspira a que este sea un punto de partida para impulsar ciclos y proyecciones en aquellos lugares en donde rara vez se pueden ver nuestras películas en buena calidad. Generar un interés para que la revisión del cine argentino sea una constante. “A veces nos resulta más fácil pasar una película extranjera que un clásico argentino”.

Durante la pandemia, Mercedes Orden comenzó con su proyecto La tierra quema, revista digital que toma su nombre de un film de Raymundo Gleyzer y que, naturalmente, pone el foco en el cine documental y en la política. Cuando se sumó al grupo de trabajo de esta nueva encuesta hubo una motivación muy clara: “para mí es también un modo de revalorizar y defender el cine argentino. Justo en el momento en que empezamos a trabajar en la encuesta se estaba hablando de la continuidad o no de los fondos de fomento para el cine, había mucho ruido, mucha preocupación, no sabíamos qué iba a pasar”.

El total fueron consultadas 546 personas y los resultados son claramente distintos a los de la que se realizó en el 2000, algo totalmente previsible debido a la ampliación de los participantes y sobre todo si se contempla que los más de veinte años que separan a una encuesta de la otra fueron de gran expansión para nuestro cine, con una producción creciente que trajo consigo importantísimas películas y muchos nombres propios. Fueron dos décadas en las que creció muchísimo el cine documental y en las que afloraron nuevos espacios de debate como es el caso puntual de las tres revistas que impulsaron la encuesta.

Lo que se puede apreciar a simple vista es que La ciénaga de Lucrecia Martel lidera ampliamente la votación, ocupando un lugar de enorme peso simbólico al tratarse de una película realizada en 2001, casi como una apertura del nuevo siglo cinematográfico argentino. Entre las preferencias siempre estarán Leonardo Favio (casi todas sus películas están al menos entre las veinte favoritas) y Adolfo Aristarain con títulos imbatibles como Tiempo de revancha y Un lugar en el mundo. Reconforta saber que Invasión (1969), la obra maestra de Hugo Santiago con pluma de Borges y Bioy Casares, ocupa el segundo lugar en esta lista cuando fue prácticamente ignorada en las encuestas de 1977, 1984 y 2000. Esto último es precisamente lo que sucede cuando se recupera y se pone en valor una gran película, como lo hizo el MALBA en 2008 con su edición en DVD acompañada de un libro.

 

 

Leonardo Favio. Una vez mas, al igual que en encuestas anteriores, todas sus películas han sido destacadas entre lo mejor de la historia del cine argentino

 

 

Dentro de las diez más votadas, el cine documental tiene su debido reconocimiento con la monumental La hora de los hornos (1968) y (ahora sí sorprendentemente) con la estupenda Juan como si nada hubiera sucedido (1987) de Carlos Echeverría. Al igual que Invasión, ambas cintas también emergen en toda su dimensión debido a la constante revisión de nuestra historia cinematográfica. Mercedes Orden subraya que la presencia en la lista de documentalistas como Albertina Carri, Ana Poliak, Natalia Garayalde y Agustina Comedi da cuenta del crecimiento del género documental como de la progresiva participación de las mujeres en este campo.

 

 

"Juan, como si nada hubiera sucedido", realizada en 1987, dirigida por Carlos Echeverría, figura entre las películas más votadas y certifica la revalorización del género documental

 

 

Algo similar sucede en el cine de ficción. Aquí hay que destacar que las filmografías íntegras de Lucrecia Martel y de María Luisa Bemberg fueron ampliamente votadas y que aparecen destacadas dos piezas tiempo atrás olvidadas como la misteriosa Las furias (1960) de Vlasta Lah y la bellísima Gente en Buenos Aires (1974) de Eva Landeck.

 

 

Prácticamente toda la obra de María Luisa Bemberg ha sido destacada en esta nueva encuesta sobre cine argentino

 

 

Tienen su lugar (aunque no en los primeros puestos) aquellas películas que compitieron o ganaron algún premio Oscar. También la llamada generación del sesenta (David Kohon, Martínez Suárez, Rodolfo Kuhn) y realizadores surgidos en las últimas décadas de estilos tan diversos como Fabián Bielinsky (sus dos largos en lugares altamente destacados), Mariano Llinás, Pablo Trapero, Adrián Caetano y Martín Rejtman.

Repasando los resultados, Alvaro Bretal de la revista Taipei celebra que películas de Claudio Caldini (cortometraje Ofrenda, 1978) y Jorge Acha (Habeas Corpus, 1986) tengan su lugar entre las cincuenta más votadas; un cine de carácter experimental, que es acaso el menos conocido y muy rara vez exhibido, pero con el paso de los años comienza a ser al fin apreciado.

 

 

 

 

 

Dicho esto, uno podría aventurar que esta votación en su totalidad funciona como un arqueo del cine argentino en todas sus manifestaciones, estilos y épocas y, ciertamente, cualquier recién llegado puede valerse de ella para recorrer y descubrir lo valioso de nuestra historia cinematográfica. Pero también es pertinente decir que esto no sucede del todo debido a la escasa presencia de películas de la época muda y de la era del cine clásico o de oro, llámelo como quiera. Apenas hay algunas cintas de notables directores como Hugo del Carril, Mario Soffici, Hugo Fregonese y Carlos Hugo Christensen. Y aquí surge nuevamente el tema de la preservación y difusión de nuestro legado cinematográfico, esta vez dentro de una encuesta que tiene mucho que decirnos al respecto. Según quienes la organizaron, repetidamente los encuestados aclaraban que la ausencia de políticas públicas y de una cinemateca que cumpla con esas funciones fue determinante a la hora de elegir las preferencias, sencillamente porque hay muchísimas películas a las que no se puede acceder hoy en día. Los solitarios esfuerzos de preservadores y divulgadores, tanto el ámbito oficial o privado, no son suficientes para salvaguardar debidamente nuestro legado cinematográfico que está en constante riesgo de deteriorarse o directamente de perderse para siempre.

Muy cerca nuestro, en Montevideo, funciona la Cinemateca Uruguaya. En la fachada de la Cinemateca 16, una de sus salas históricas emplazada en el centro de la ciudad, se pintó un imponente mural con un póker de maestros del cine canonizados: Fellini, Hitchcock y Buñuel. La cuarta es Lucrecia Martel, tiene una cámara de fotos en sus manos. La Cinemateca Uruguaya cambió de sede para seguir siendo un absoluto ejemplo de gestión cultural en nuestra región y el mural sigue allí, intacto.

Lucrecia Martel es argentina, y la Argentina no tiene cinemateca. Tampoco tienen cinemateca los que apasionadamente propusieron esta Encuesta de cine argentino 2022 y los que participaron de ella. Vergonzosa o más bien dolorosa paradoja de nuestro cine,  aquel espejo que te refleja o te deforma, pero el espejo al fin.

 

 

 

 

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