Perimetral, cautelar, impedimento de contacto, régimen de visitas, cuota alimentaria, restitución internacional, cada episodio de la serie de Icardi-Wanda-China-Vicuña esta temporada se titula con vocabulario del derecho de familia. La marca Fútbol Fashion Show le hace un guiño al género “drama legal” o “courtroom drama”, en donde la narrativa trata dilemas morales a través de recursos judiciales. El ordenador de esta temporada es el trascendental papel icónico de la justicia representado como la voz más autorizada.
Los comentaristas del entertainment justifican la exhibición permanente del conflicto de tenencia de estas parejas VIP por ser “un tema que le pasa a mucha gente”. La saga de Wanda Nara lleva varias temporadas, la precuela del calzoncillo de Maradona, la virginidad y el casamiento con Maxi López. La temporada siguiente comenzó con un aporte al diccionario: el apellido Icardi se convirtió en un sustantivo. La icardeada es la traición. En su forma verbal del presente indicativo queda: yo icardeo, tú icardeas, él icardea. Tiempo después la icardeada se dio en sentido inverso con otra obrera del show business, la China Suárez, figura capaz de desintegrar un átomo con solo mirarlo para ocupar el protagónico en esta dinastía. Con todo lo necesario para narcotizar al público, la marca no se cansa de generar productos audiovisuales. El consumidor es el equivalente al público de la telenovela de la tarde del siglo XX, insumo de charlas de ascensor, chiste fácil, refuerzo de estereotipos. Toda sociedad necesita mantener el statu quo de lo aspiracional: ¡una cartera Chanel! ¿Estos personajes son nuestra realeza cipaya? “El lujo es una necesidad que comienza cuando no hay necesidad”, resumió Coco Chanel. La temporada 17 se pone tensa con la descendencia. En las monarquías, el factor determinante para designar al próximo monarca es la línea de sangre directa, la corona pasa de generación en generación dentro de una familia real, los hijos son los garantes de la tradición y del poder.
¡Qué problema con la corona! ¡Qué problema con los hijos! Los comentaristas de este live action explican las demandas cruzadas que hace este elenco para anular la vida del otro progenitor y en determinado momento hablan del “traspaso” de las niñas de un padre a otro. Traspaso: se refiere a la acción de transferir o ceder algo de un lugar a otro: un objeto, una propiedad, un negocio, etcétera. La justicia actúa, llegado este momento, como una bolsa de valores en donde se realizan las transacciones de compra-venta de acciones para hacer crecer el patrimonio personal. Las/os hijas/os que se resisten a ir de un lado a otro son filmados en sus crisis de nervios –puede haber escenas de alto voltaje–, advierten los productores. El descargo de uno de ellos contra el otro progenitor se lee por Infobae y la noticia ocupa la misma importancia que los préstamos al FMI. El reality padres contra padres “basada en hechos reales” ya es una categoría entre los géneros audiovisuales.
“Icardi presentó documentos ante la justicia para reforzar el pedido de tenencia porque su abogada manifestó una gran preocupación por las parejas de la madre, ya que no son parejas estables”. La moral de los contrincantes va a ser examinada durante horas y días con interacción popular en todos los dispositivos, hay un público más interesado en esta pelea que en ir a votar.
El Galatasaray, club al que pertenece Icardi, se vio forzado a sostener al jugador durante todos los meses que él permaneció en la Argentina por su lesión y/o por su conflictivo divorcio, pero le hizo saber que no quiere escándalos en la vida de su principal figura.
Por otro lado, a Wanda también le intentaron poner un chaleco de fuerza por su conducta, Telefé la tiene contratada como figura destacada. En su pretensión de pantalla prolija el canal le ordenó a la conductora de Masterchef que deje de lado los conflictos legales y derive directamente las declaraciones de ese tema a su abogado.
¿Desde cuándo los hijos son usados como el punching ball para golpear a tu ex compañero/a de vida? ¿Es un fenómeno de este siglo? En la Argentina, la ley 23.515 fue promulgada en 1987, pero una reforma del Código Civil y Comercial de la Nación del año 2015 modificó algunos requisitos para hacer el trámite más rápido. Antes de que el divorcio fuera legal, la gente se “separaba”, hay poco relato sobre esos tiempos con respecto a conflictos con los hijos. Hay más crónica a partir del nuevo milenio, como si las configuraciones actuales ordenaran nuevos campos donde se disputan poderes que hoy se vuelven esenciales pero que antes fluían naturalmente. ¿Quién y cómo se ordenaban? Que una madre se llevara a su hijo a otra provincia o que un padre abandonara el hogar sucedía tanto como ahora, pero sucedía y la vida continuaba.
Que lo decida un juez
No es sencillo “traspasar” los hijos de un progenitor a otro sin ensuciarse las manos. Para eso están los/las abogados/as. En el caso de Icardi, las medidas que presentan sus abogadas tienen mucho de fuegos artificiales: “Icardi presenta una medida que impide a las niñas salir de CABA”, “Icardi acusa a Nara por abandono de sus hijas”, “Icardi acusa a Wanda Nara de abusar de sustancias”, “Icardi pide la restitución internacional de las mascotas”, etcétera. A veces se nota que las denuncias se hacen para entorpecer las causas y dilatar el litigio. Otras veces los escritos apelan al morbo del público, son medidas inconducentes, pero la opinión pública también juega este partido. Para alimentar el feed el público pide más, el padre millonario que no quiere ceder un milímetro en su disputa de cuán larga es su… carrera, le pide más a las abogadas –únicas ganadoras al 100%–. Con los honorarios que cobran pueden comprarse un departamento por mes, a esta altura de la saga puede que sean dueñas de media ciudad de Buenos Aires.
Kramer versus Kramer
Antes de que Wanda Nara y Mauro Icardi se disputen las hijas como Ferraris y antes que en la Argentina haya ley de divorcio, una película se volvía referencia insoslayable al hablar de los hijos del divorcio. Kramer versus Kramer, con Dustin Hoffman y Meryl Streep, se estrenó en 1979 y se convirtió en un suceso de enorme éxito, con nueve nominaciones a los Premios Oscar, de los cuales ganó cinco.
Se la considera una de las primeras películas que puso el asunto sobre la mesa de un modo transgresor, porque la que abandona la casa y a su hijo es la mujer. El boom del psicoanálisis en Estados Unidos durante la década del ‘80 ayudó a exponer la insatisfacción del modelo del sueño americano. La clase media progresista americana se involucró con la práctica psicoanalítica que le permitió examinar los estereotipos de familia. La película cuestiona directamente, a través del protagonista masculino, la idea establecida de que una madre es la más indicada de los progenitores para ejercer la tenencia (custodia).
El argumento es simple: una mujer abandona el hogar que formó junto a su marido y su hijito de cinco años. Ted Kramer, el marido y padre, se encuentra de golpe con que debe ejercer una paternidad ubicua, las 24 horas. Cuando ya se acostumbra a la rutina, la Sra. Kramer aparece para reclamar a su hijo. “No existe un caso sencillo en el que esté involucrada la custodia”, le dice el abogado a Ted cuando lo contrata y cree que todo se resolverá fácilmente.
Lo que sucede en el juicio lo conocemos a través de series o películas. Un hombre y una mujer que se amaron y tuvieron hijos se enfrentan en un juzgado a pelear por el niño/a, fruto de esa unión, que paradójicamente es el “producto” más cotizado ahí, pero se presenta como un objeto gastado en una mesa de saldos.
Ellos no hablan, lo hacen sus abogados: para “ganar” hay que pegar bien abajo. Demostrar que la madre es incompetente, que el padre no puede solventar los gastos necesarios, que la madre tiene hobbies inmorales, que el padre es violento, que hay alcohol y sustancias en cualquiera de las vidas de ellos, indagar en las viviendas, en las comodidades, en la estabilidad emocional de la madre y la estabilidad laboral del padre. Es un ring de boxeo: dos bancos, uno para cada “progenitor”, dos tiburones que quieren ganar para cobrar, la sangre que corre alimenta el ansia de ganar. Los abogados son tan gladiadores que, por momentos, la pareja se mira con compasión al ver hasta dónde pueden llegar a golpear para demostrar la incapacidad del otro. La palabra flecha, la palabra que atraviesa de punta a punta el bosque para dar de lleno en la frente de la fiera, será “apto”, la clave para quedarse con la tenencia que el juez decida.
Capitalismo not dead que te necesitamos
El capitalismo interviene en la relación entre los sujetos, en las interacciones de sujeción y dominación. El matrimonio es una sociedad constituida para mantener el orden dentro de estructuras mayores, que son regladas por otras y así hasta llegar a los capitales concentrados.
En el momento en que una pareja se separa y pelea la tenencia de sus hijos, se distrae de quién es el enemigo principal. Cuando se distrae es cuando los tiburones huelen la sangre. A los hijos ricos se los diputan los grandes capitales: Telefé, Masterchef, el Galatasaray, Fernando Burlando, Elva Marcovechio, tiburones opulentos. Los padres de los hijos de la clase media vamos arañando pasillos de tribunales con abogados que nos dan una manito. Cuando nos distraemos, a nuestros hijos se los queda el Estado. ¿Cómo es El Estado? Un edificio de más de diez pisos donde nunca anda el ascensor, en cada piso hay una mesa de entrada y estantes con expedientes. Los expedientes son carpetas que contienen relatos de los problemas que la pareja no puede solucionar y las acciones judiciales que se proponen. Hay muchas oficinas con estantes con expedientes que van y vienen de la mano de empleadas administrativas, suben y bajan de los ascensores asistentes con carros llenos de expedientes, se caen papeles de las carpetas, pero el asistente está apurado y cuando se da cuenta ya bajó las escaleras o subió por el ascensor. El papel quedó en el piso, alguien lo pisa, se ensucia, ya nadie lo ve, alguien lo tira al tacho, ya no sirve. Hay un limbo donde van a parar esos expedientes, nadie sabe bien cómo es ni a dónde queda, tampoco a ningún trabajador judicial le importa mucho. ¿Y los niños sin padres o con padres presos y madres menores de edad cumpliendo alguna condena? ¿Quién se queda con los hijos de la pobreza? ¿Quién pide la tenencia de los pibitos chorros? Nadie, para eso están las instituciones de menores: la calle, la prostitución, el narcotráfico, el cartoneo, la bolsa.
¿Somos propietarios de nuestros hijos? ¿Qué se refleja en la contienda por quedarse con el hijo? En la incapacidad de acordar sentimos mucho dolor y frustración, pero las respuestas que brinda el sistema judicial son tan conflictivas que aumenta el odio de los contrincantes. Lo que sucede cuando una ex pareja se pelea y busca la potestad sobre el hijo evidencia una necesidad de posesión. Podemos tener o no tener objetos de lujo, tener auto o no tenerlo, tener vacaciones pagas, obra social o nada de eso, pero si tenemos un hijo necesitamos el título de propiedad.
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