El pasado 29 de mayo, el Ministro de Propaganda, Joseph Adorno, anunció que “el Ministerio de Defensa en conjunto con el de Capital Humano implementará el Servicio Militar Voluntario para jóvenes de entre 18 y 28 años que deseen servir a la Nación”. Dijo que el servicio “formará y certificará a los ciudadanos en oficios concretos, como cocina, talleres mecánicos o tareas de vigilancia, que les ayudarán a seguir construyendo su futuro”. “Quien sirve al país debe tener también las herramientas para desenvolverse con dignidad cuando termine su servicio”, leyó, y agregó que “el propósito de este de este nuevo Servicio Militar Voluntario es inculcar en los jóvenes argentinos los altos valores que siempre caracterizaron a las Fuerzas Armadas”.
Increíblemente, algunos medios propagaron la noticia durante casi todo el día, presentándola como una novedad y alabando esta iniciativa que permitiría “sacarlos [a los jóvenes] de ser ni-ni”, tener “una salida laboral y de formación laboral” y sugiriendo que “es lo mismo (que Patricia Bullrich y Macri), remozado”, entre otras expresiones.
Hace 30 años
El Servicio Militar Voluntario fue creado por el Presidente Carlos Menem (1989-1999) hace 30 años a través de la Ley 24.429 de 1995, luego del asesinato del soldado Omar Carrasco el 3 de marzo de 1994. Esta norma prevé que los ciudadanos argentinos a partir de los 18 años puedan incorporarse de manera voluntaria a las Fuerzas Armadas para contribuir a la defensa nacional. Para ello, cada año el Presidente de la Nación, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, establece la cantidad de vacantes para cada una de las fuerzas y éstas se obligan a capacitarlos, educarlos e instruirlos, desarrollando actividades tácticas, técnicas, logísticas y administrativas. El período de servicio, si bien se extiende hasta los 24 años, puede prolongarse hasta los 28 años a pedido de los interesados, incorporándose a posteriori a las reservas del Sistema de Defensa Nacional. Asimismo, los Soldados Voluntarios cobran haberes, cobertura asistencial y otros beneficios.
Al día de la fecha, y en virtud del Convenio Marco 57/2013, firmado por el ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carlos Tomada, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi, el 22 de agosto de 2013, se creó el Programa de Certificación de Competencias Laborales, que permite a los soldados adquirir una certificación formal en algún oficio en función de las capacidades adquiridas en la práctica concreta y cotidiana mientras prestaban servicios en alguna fuerza.
Hasta el día de la fecha, evaluadores en Buenos Aires, Puerto Belgrano, Campo de Mayo, Jujuy, Misiones, Córdoba, Mar del Plata y otros lugres del país donde existiera una unidad militar certificaron oficios tales como administrativo, auxiliar mecánico, tornero convencional, albañil en construcciones tradicionales, auxiliar en instalaciones sanitarias y de gas, pintor de obra, auxiliar en instalaciones eléctricas, auxiliar conductor, ayudante de cocina, auxiliar camarero, carpintero de banco y soldador, entre otros.
Por último, se facilitó que los soldados voluntarios, así como los civiles del Ministerio de Defensa, pudieran terminar el nivel secundario. Esta iniciativa, que se inició también a fines del segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015) se encuentra suspendida en la actualidad.
Vaciar la obra social militar
En lo que va de este año, entre un 15 y 20% de los soldados voluntarios que ingresaron en 2025 a las Fuerzas Armadas pidieron la baja debido a los bajos salarios que percibe el personal militar. En efecto, y como ya habíamos informado, un soldado y marinero voluntario de 2ª, que recién se incorpora, cobra un haber bruto de 567.782 pesos; mientras que los salarios de los soldados y marineros de 1ª ascienden a 613.548 pesos, es decir, son pobres como un gran porcentaje del personal militar.

El proyecto anunciado no solamente no es nuevo, dado que está vigente desde hace 30 años, sino que tampoco es una versión “remozada” a lo que el Ministerio de Seguridad intentó implementar entre 2015 y 2019. Se trata simplemente de un nuevo acting de los mendocinos para ocultar que se están comiendo, como si fuera dulce de leche, los fondos de la Obra Social de las Fuerzas Armadas, que en algunos lugares del país ya no presta servicios, y del Instituto de Ayuda Financiera (IAF) para pago de Retiros y Pensiones Militares.
Esta actitud no debe sorprender: a la derecha nunca le interesaron las Fuerzas Armadas, decíamos en 2023. Esto se refleja actualmente en una triple crisis:
- Presupuestaria, cuyo ejemplo más reciente afecta a los tanques del Ejército Argentino;
- Maltrato al personal militar (haberes, obra social, IAF), y
- Identitaria, en tanto que el Ejército Sanmartiniano se está disolviendo en una Small Armed Forces al servicio de los intereses estratégicos de Estados Unidos y Gran Bretaña.
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