INCLUSIÓN Y LEGITIMIDAD

Los acuerdos de precios, impuestos, tarifas y combustibles dependen del apoyo de la ciudadanía

 

Un vendaval de alegría largamente contenida se desparramó el 10 de diciembre a lo largo y a lo ancho del país. Desde la víspera, los cantos, los petardos y los bombos sacudieron al centro de la Capital Federal. Anunciaban el fin de una era y el inicio de otra. Alberto Fernández asumió la Presidencia y sus discursos, primero ante la Asamblea Legislativa y luego ante una multitud congregada en la Plaza de Mayo, delinearon un nuevo norte: “Poner a la Argentina de pie rumbo al desarrollo con Justicia Social. y hacia la Unidad, en un nuevo Contrato Ciudadano, Fraterno y Solidario. Fraterno porque ha llegado la hora de abrazar al diferente. Solidario porque en esta emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos para después llegar a todos. Ese es el espíritu del tiempo que inauguramos”

Las políticas aplicadas durante los últimos años sumieron al país en una catástrofe económica y social. En estas circunstancias, “el rencor y el odio… el hambre y el despilfarro de nuestras energías productivas” y los conflictos “que expresan intereses y pujas distributivas” nos imponen la necesidad de detectar prioridades compartidas y “acordar… mecanismos que superen esas contradicciones” (eleconomista.com.ar 10 12 2019). El nuevo gobierno se propone desarrollar una serie de políticas tendientes a lograr estos fines.

En lo económico se sustituirá la especulación financiera por el crecimiento de la producción, dando carácter prioritario a un “Plan Integral Argentina contra el Hambre” para asistir a los sectores mas necesitados. Estos serán los “privilegiados” en la nueva era que se inicia. Se pondrá fin al hambre y al endeudamiento y se facilitará la futura inserción en el mundo laboral de los sectores hoy excluidos. Todo esto tendrá como sustento Acuerdos Básicos de Solidaridad en la Emergencia, a los que se convocará a los empresarios y diversas expresiones sociales. Estos acuerdos constituirán el “cimiento sólido a partir del cual se vuelvan a encender los motores de nuestra economía”. Aquellos que más tienen deberán comprender que la prioridad ahora está en los que más perdieron durante estos cuatro años. En simultáneo con estas medidas se enviarán al Congreso en los próximos días las bases para institucionalizar un Consejo Económico y Social para el Desarrollo, “órgano permanente para diseñar, consensuar y consagrar un conjunto de políticas de Estado para la próxima década” (eleconomista.com.ar 10 12 2019).

La estrategia económica en esta etapa empezará entonces, por detener la caída libre de la economía poniendo dinero en los bolsillos de los estratos mas pobres de la población, para impulsar un consumo que permitirá reactivar al mercado interno y a la producción. Se suman a esta estrategia otras medidas destinadas a universalizar la educación y la salud mejorando su calidad. Por otra parte, para revertir el virtual default de la deuda externa provocado por el gobierno de Macri se tendrá en cuenta que “no hay pagos de deuda que se puedan sostener si el país no crece”. Este principio regirá la negociación con los acreedores al mismo tiempo que se impulsará el crecimiento de las exportaciones (eleconomista.com.ar 10 12 2019).

Estas definiciones económicas fueron acompañadas por el anuncio de una Reforma del Sistema Integral de Justicia, destinada a poner fin “a una justicia contaminada por los servicios de inteligencia, ‘operadores judiciales’, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos. Nunca Más a una justicia que decide y persigue según los vientos políticos de turno… Nunca Más al Estado Secreto. Nunca Más a los sótanos de la democracia” (eleconomista.com.ar 10 12 2019). Coherentemente con estos objetivos, el Presidente anunció la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia, puso fin al secreto de sus fondos reservados y adjudicó gran parte de los mismos a la lucha contra el hambre. Asimismo, propugnó “una prensa independiente del poder e independiente de los recursos que la atan al poder”, para lo cual “reorientará el presupuesto de publicidad del Estado bajo otros criterios”. Por ultimo, y entre otras medidas anunciadas, el Presidente destacó que en su gestión se harán todos los esfuerzos necesarios para que los derechos de las mujeres estén en un primer plano, y para que “Ni Una Menos” se constituya “en una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la República” (ídem).

Esa misma tarde, y ante una muchedumbre reunida en la Plaza de Mayo, CFK invitó al Presidente a confiar en el pueblo para realizar la enorme tarea de transformar un país devastado: “No se preocupe por las tapas de un diario, preocúpese por llegar al corazón de los argentinos... Sepa que este pueblo maravilloso nunca abandona a los que se juegan por él. Convóquelo cada vez que se sienta solo o sienta que los necesita. Ellos siempre van a estar cuando los llame por causas justas” (infobae.com; tn.com 10 12 2019). En respuesta, el Presidente reiteró las políticas enunciadas esa mañana y explicitó lo que tal vez sea el rasgo más significativo de su estrategia futura: convocó a salir a la calle “si me desvío del compromiso asumido” y llamó “al apoyo de todxs para poner en pie un sistema judicial... que deje de ser usado para perseguir a los opositores” (infobae.com; tn.com 10 12 2019). Apeló, así, a la participación popular en las políticas implementadas y en el control de la futura gestión de gobierno.

Las definiciones del Presidente provocaron unos cuantos títulos incendiarios en los principales medios del país, atacando a la reforma judicial propuesta como un intento de “salvar” a CFK y a sus seguidores de las causas judiciales que se han abierto en su contra. En los días que vienen la primera gran batalla será dada en el terreno de la inflación, donde los actores principales: las grandes empresas, con control monopólico de sus mercados en áreas estratégicas de la economía, se han posicionado en los últimos tiempos para asegurarse una estructura de precios relativos que les es ventajosa. A esto se suma otro problema: el gobierno tendrá que emitir pesos para enfrentar los próximos vencimientos de deuda y concretar el objetivo de estimular al consumo de los sectores excluidos. Esto puede desembocar en una inflación desmadrada. Este aumento de la emisión monetaria –por acotada que sea— puede aumentar los riesgos de especulación cambiaria y retroalimentar la inflación. Esto no ha ocurrido hasta ahora porque la fuerte restricción cambiaria impuesta últimamente fue acompañada por una fuerte restricción monetaria.

Para impedir que se dispare el déficit fiscal, el gobierno deberá aumentar las retenciones a las exportaciones y los impuestos a las ganancias y a los bienes personales concretando así la propuesta inicial: los que más tienen tendrán que contribuir más para salir del atolladero actual. Sin embargo, ningún gobierno del país ha logrado un cambio de la estructura regresiva de impuestos que hoy tenemos, ni ha logrado desactivar la capacidad de determinar precios por parte de los sectores mas concentrados de la economía. En este contexto de poderosos intereses en juego, la participación activa de la ciudadanía en las políticas que se implementan y en el control de gestión adquiere toda su significación.

Muy probablemente el éxito futuro de los acuerdos en materia de precios, tipo de cambio, impuestos, tarifas y combustibles estará estrechamente ligado al apoyo activo y organizado de la ciudadanía en las cadenas de valor y en todas las instancias de la vida social: desde el barrio y la empresa a los municipios, las provincias y la Nación. Paralelamente, la propia legitimidad del gobierno y sus políticas dependerá de la capacidad de apoyo activo y organizado, de abajo hacia arriba, de los ciudadanos. Este protagonismo es lo que otorgará fuerza a la intervención estatal y hará posible una modificación en la actual relación de fuerzas dominada por grandes intereses monopólicos, que hasta hace muy poco apoyaban la reelección de Macri a pesar de que, en varias instancias algunos de sus intereses específicos no fueron contemplados.

El significado del proyecto de inclusión social y su grado de legitimidad futura no se agota, sin embargo, en la dinámica de la coyuntura interna. Los cambios ocurridos en la escena internacional y la dinámica de sus conflictos también arrojan luz sobre el camino a seguir para salir del atolladero en que estamos.

 

 

El Minotauro y su laberinto

Este mito de la Antigua Grecia ilumina el drama que enfrenta nuestra civilización, amenazada de muerte por fenómenos que ella misma ha engendrado y hoy no puede controlar. El Minotauro, un monstruo que devora insaciablemente carne humana, alude simbólicamente a un capitalismo global monopólico: un sistema social basado en ganancias sin limites aseguradas por el control de todos los aspectos de la vida social: económico, político y cultural. Este Minotauro penetra en los países de este mundo —independientemente de su idiosincrasia ideológica o política— dando lugar a crecientes conflictos geopolíticos, en el contexto de una crisis global sistémica de carácter insoluble. Esta crisis tiene diversas dimensiones. Aquí aludiremos muy rápidamente a solo dos de ellas: la económica y la política.

El rumor de una crisis económica global abruma nuestro presente, aunque lo ignoremos. El Minotauro esta insertado en nuestra realidad y sus tentáculos perforan nuestra vida cotidiana, atándonos —aunque no nos percatemos de ello—, a una estructura productiva y financiera altamente integrada a nivel mundial. La misma alberga dos fenómenos: una brecha creciente entre el incremento de la deuda y el de la producción global, y una progresiva fragilidad financiera enraizada en el desmadre de burbujas financieras infladas por tasas de interés cercanas a cero o negativas. Esto último introduce severas restricciones a la política monetaria de la banca central en los países mas desarrollados, y especialmente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que se ven impedidas de capear la recesión bajando las tasas de interés. Al mismo tiempo, la magnitud del endeudamiento les impide aumentar las tasas de interés para “sanear” al sistema, como ocurriera reiteradamente en tiempos pasados. Hoy un aumento de las tasas de interés provocaría una implosión financiera de magnitud y consecuencias inéditas en la historia de la humanidad. Esto condena a la Reserva Federal y a la banca central de los países mas desarrollados a mantenerse a la deriva de acontecimientos que no pueden controlar y cuyo destino ultimo se desconoce.

 

 

Esto ultimo empieza a salir a la luz del día en la crisis de liquidez en dólares que, como vimos en notas pasadas, aqueja al mercado de pases interbancarios (repo) en Estados Unidos. Este es el mercado de financiamiento de corto plazo de buena parte de las entidades financieras no reguladas (shadow banking), y en particular de los fondos de inversión (hedge funds). La falta de liquidez intrínseca a estos últimos por estar constituidos por miles de activos con distinto grado de riesgo, les impide desprenderse rápidamente de algunos y los convierte en un elemento muy riesgoso. Esta semana el BIS (Bank of International Settlements, el Banco Central de los Bancos Centrales del mundo) publicó un informe que corrobora la existencia de una deficiencia estructural de liquidez en el mercado de pases interbancarios (bis.org 8 12 2019). Cuatro grandes bancos norteamericanos son la principal fuente de crédito en este mercado. Por diversas razones han disminuido su capacidad prestable de corto plazo, detonando una crisis que ha obligado a la Reserva Federal a inyectar liquidez por tiempo indeterminado en este mercado. La demanda de financiamiento por parte de los fondos de inversión (hedge funds) y de la banca en las sombras también contribuye a la crisis de liquidez. Esta es una demanda insaciable acicateada por la búsqueda de ganancias especulativas de corto plazo en un mundo regido por tasas de interés bajísimas o incluso negativas.

Este mercado de pases interbancarios tiene un movimiento diario que supera los tres billones de dólares (trillion dollars) (zerohedge.com 9 12 2019). Cualquier crisis de liquidez en este punto puede tener un impacto letal sobre el conjunto del sistema financiero, como ocurrió en 2008. Tanto el BIS como Zolstan Pozsar, renombrado analista financiero y ex miembro de la Reserva Federal y del Tesoro, auguran que, a pesar de la ingente inyección de liquidez por parte de la Reserva Federal, a fines de este mes estallaran los problemas en este mercado (zerohedge.com 10 12 2019). Estos potenciarán los ocurridos en los últimos días del mes de diciembre del año pasado, que analizamos oportunamente. Por ese entonces, la crisis de liquidez puso fin a la política de restricción monetaria de la Reserva Federal e inauguró nuevos capítulos de flexibilización monetaria con progresivos recortes de las tasas de interés.

Estas circunstancias que se viven en el mercado financiero internacional ponen en evidencia el grado de irracionalidad de nuestro endeudamiento externo en dólares, a muy altas tasas en un mundo caracterizado por tasas tendientes a cero o negativas y con una crisis de liquidez en ciernes. Asimismo, nos obliga a evaluar críticamente la premura con que los acreedores privados —muchos de ellos fondos de inversión con complicaciones para desprenderse rápidamente de sus activos— presionan a nuestro país para refinanciar rápidamente sus deudas. Esta premura por acordar aumenta paradójicamente nuestra propia capacidad de imponer condiciones que liberen recursos para estimular el crecimiento de la producción y la política de inclusión social.

 

 

Hay, sin embargo, algo más. Hoy el Minotauro yace en un laberinto que ya no lo puede esconder. Como hemos visto en el pasado, la emergencia de un Estado en las Sombras en el centro del capitalismo mundial —los Estados Unidos— ha contribuido a una pérdida de legitimidad de las instituciones democráticas tanto en ese país como en América Latina, su "patio trasero". Allí el lawfare ha sido utilizado en los últimos tiempos para disciplinar a gobiernos y partidos políticos opuestos a políticas neoliberales. El juicio político a Trump desatado por sectores del Estado en las Sombras que pujan por controlar la política exterior norteamericana, erosiona rápidamente la legitimidad institucional de ese país y reverbera sobre Latinoamérica. El derrocamiento de Evo Morales en Bolivia por un golpe de Estado militar con participación de grupos cívicos de extrema derecha, y la convocatoria del gobierno norteamericano a los” militares democráticos” a seguir este ejemplo, deberían alertar al nuevo gobierno sobre las nuevas formas de desestabilización política que tienden a generalizarse en la región (zerohedge.com 12 11; 2 y 3 12 2019). Refuerzan, además, la necesidad de alentar la participación y el apoyo organizado de la ciudadanía, de abajo hacia arriba. Esta es la principal fuente de legitimidad política de un proyecto de inclusión social en un mundo en crisis.

 

 

* Todas las ilustraciones de esta página son obras del artista sudafricano William Kentridge,

 

 

 

 

 

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