Industrializar y cuidar el ambiente

Entrevista a Eduardo Dvorkin, de Y-Tec: “No podemos seguir exportando litio como exportamos soja”

 

El doctor en ingeniería mecánica e integrante del directorio de Y-Tec (sociedad anónima formada en la asociación de YPF con el Conicet), Eduardo Dvorkin, hizo un análisis de la transición energética y afirmó que “nosotros pensamos que en 25 ó 30 años estaremos produciendo más energía renovable que energía producida quemando fósiles”, al tiempo que remarcó que “en esta transición larga que vamos a vivir tenemos la oportunidad de desarrollar energía propia”.

El científico consideró que tenemos que dejar atrás el viejo modelo agroexportador y promover un desarrollo industrial que devenga en la generación de empleo calificado, que contribuya a disminuir la pobreza y la desigualdad, cuidando el ambiente, porque “ser ambientalista no significa anti industrialista”.

Dvorkin estuvo esta semana en Neuquén para firmar un acuerdo que permita reconvertir la planta de agua pesada de Arroyito en una productora de amoníaco azul, elemento necesario para la producción de urea, un fertilizante escaso a nivel mundial.

En diálogo con Va con Firma, aseguró que van a reforzar la presencia de Y-Tec en Neuquén a través de la promoción de recurso humano calificado, trabajando con gente del lugar, y adelantó que enviarán a Vaca Muerta dos equipos que se utilizan en la producción no convencional, que tienen un valor de entre 2,5 y 3 millones de dólares.

Respecto de las energías renovables, aseveró que “queremos comenzar el proceso de industrialización nacional del litio” y anunció que en diciembre comenzarán a producir las primeras celdas para baterías de litio en el país, fruto de un acuerdo entre Y-Tec, el Conicet y la Universidad Nacional de La Plata.

Por último, marcó un contrapunto al referirse al proyecto para producir hidrógeno verde en la provincia de Río Negro, al afirmar que “si nosotros importamos los generadores eólicos e importamos los electrolizadores para exportar hidrógeno verde, estamos exportando el viento de la Patagonia. Es decir, no estamos exportando conocimiento argentino ni estamos exportando lo que tiene más valor”.

 –¿Cómo fue la visita a Neuquén?

–Fuimos primero a la presentación de la agencia Anide pero después fuimos a Plaza Huincul y a Cutral Co y firmamos un convenio con la Conea (Comisión Nacional de Energía Atómica) y con Ensi (Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería) para empezar los estudios para reconvertir la planta de agua pesada en Arroyito. La idea es que esa planta –que está parada, en excelentes condiciones–, aparte de producir agua pesada, pueda producir también algún otro bien valioso, ya sea para el mercado interno o para exportar. Esa planta en dos o tres años produciría todo el agua que nosotros estamos necesitando para nuestras centrales. Las centrales de agua pesada tienen adentro generadores de amoníaco. La idea es poder generar más amoníaco del que necesita la planta para poder exportar ese amoníaco o usarlo en la fabricación de urea, que es un fertilizante que está en falta en el mundo. La propuesta que tenemos es fabricar amoníaco azul, que es absorbiendo y secuestrando el dióxido de carbono que se produce, cosa de que pueda ser certificado como amoníaco que se produjo sin carbonización, lo que aumenta su precio.

–¿Cuál es el trabajo de Y-Tec en Neuquén?

–Nosotros vamos a reforzar nuestra presencia en Neuquén. Hasta ahora teníamos una sola persona. Neuquén es clave, claramente, por Vaca Muerta. Nosotros tenemos mucha participación en los temas tecnológicos de Vaca Muerta pero queremos y es necesario que esa participación sea con gente en el lugar. Entonces vamos a hacer dos cosas: nos reunimos con la Universidad Nacional del Comahue y con la UTN regional Neuquén para incorporar jóvenes becarios que todavía no se hayan graduado, para incorporar graduados recientes, etc. Queremos establecer un programa de pasantías en Y-Tec Neuquén para jóvenes ingenieros, matemáticos, físicos, es decir, carreras técnicas, e iremos incorporando en forma definitiva a aquellos que, tanto el joven como nosotros, sintamos que hacemos una buena pareja. Por otro lado, vamos a mandar equipos muy pesados a Neuquén. Uno es un circuito de cañerías que se llama loop, que está en este momento en nuestra sede en Berisso, y lo vamos a traer a Neuquén para estudiar el efecto de la deposición de parafinas en los oleoductos, un tema fundamental en el shale. El otro equipo es lo que se llama una máquina de regresión, básicamente, para testear los tubos no metálicos que se usan en los yacimientos. El valor total que vamos a transportar a Neuquén es de 2,5 ó 3 millones de dólares. Nosotros no queremos que esos equipos trabajen solamente para nosotros. La institución que los reciba los va a poder usar para prestarle servicios a otras empresas y los va a poder usar para investigación. El mejor lugar para que estén esos equipos es el polo tecnológico donde está la UTN, en Cutral Co. Nosotros pensamos que ese lugar es excepcionalmente bueno así que los vamos a transportar ahí para que los opere la UTN regional.

–Decía que hasta ahora hay una sola persona de Y-Tec en Neuquén, ¿piensan conformar un equipo que esté de manera permanente?

–Sí, pensamos hacer un grupo de investigación, obviamente trabajando en conjunto con el resto de Y-Tec, pero que esté asentado en la UTN. Que sea gente que viva en Neuquén, no gente que llevamos desde Buenos Aires por un periodo corto y después la llevamos de vuelta.

–Un obstáculo que vienen manifestando desde la industria de Vaca Muerta, teniendo en cuenta las proyecciones de crecimiento, es la falta de mano de obra calificada. ¿Qué aporte pueden hacer en ese sentido?

–En este momento el gerente de tecnología de YPF en Vaca Muerta es un doctor del Instituto Balseiro. Nosotros vemos que la industria petrolera no solamente requiere más mano de obra sino mano de obra de altísima calificación. Va a pasar lo de siempre: nosotros establecemos un grupo en Neuquén con profesionales jóvenes que se van formando, que van adquiriendo conocimiento de los problemas complejos de la industria petrolera y eventualmente algunos de ellos van a ir pasando a tareas más de producción. Nosotros no vamos a solucionar totalmente el problema de falta de mano de obra calificada pero es un aporte.

–Usted ha hablado en otras entrevistas de la necesidad de industrializar el litio. ¿En qué etapa están de ese proceso?

–En lo que son energías renovables, en Y-Tec estamos trabajando litio e hidrógeno. Lo que se plantea es el viejo esquema agroexportador. El país hace minería de litio, refina hasta tener carbonato de litio y lo exporta. Si mirás una batería de ion litio, según los cálculos que tenemos, aproximadamente el 7 u 8% del valor de esa batería es litio. El resto es tecnología. Es decir que nos estamos perdiendo la parte fundamental del tema litio. Nosotros no podemos seguir exportando simplemente materia prima como exportamos soja. Lo que nosotros queremos es comenzar el proceso de industrialización nacional del litio. Y-Tec es 51% propiedad de YPF y 49% del Conicet. En La Plata hay un instituto de doble dependencia –Conicet y UNLP– que se llama Inifta (Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas), que vino trabajando por años en desarrollar conocimiento científico sobre las celdas que se usan para armar las baterías de litio. En Y-Tec tenemos una planta de laboratorio con la que podemos producir celdas para baterías de litio a muy baja producción, entonces decidimos pasar al terreno industrial. Nos asociamos con la Universidad de La Plata y el Conicet, y en un predio de la UNLP nosotros ya estamos construyendo –la obra civil está terminada– una planta donde se van a producir celdas para baterías de litio con una producción industrial. Esa planta es de baja producción, está en el orden de los megawats, pero nos va a servir para comenzar a introducir al país en el tema de la industrialización del litio y en el dominio de esa tecnología. Nosotros para esta planta importamos de China las máquinas que van a conformar las celdas. Ahora, en las próximas plantas que se construyan en el país –hay un par de ellas por lo menos en el menú– vamos a fabricar las máquinas con pymes locales.

No solamente estamos haciendo eso sino que para hacer la celda el carbonato de litio tiene que transformarse en lo que se llama material activo para el cátodo, que es una combinación de litio hierro fosfato (LFP). Hasta ahora se exporta el carbonato de litio a China y de China importamos el LFP. Es decir, las moléculas de litio viajan a China y después de nuevo a la Argentina. Entonces dijimos lo lógico es producir el LFP en la Argentina. Nuestros científicos desarrollaron la tecnología para hacer el LFP y estamos estableciendo dentro de Y-Tec, en Berisso, una planta de LFP. Lo mismo pasa con el coque. Entonces lo que vamos a hacer es establecer dentro de Y-Tec una planta para la producción de grafito, no para abastecer a todo el país sino para la producción de grafito que necesitamos en nuestra planta de La Plata para celdas de litio donde produzcamos grafito.

El último elemento de toda esta cadena es el electrolito, que es complejo de fabricar, tanto que hay solamente tres plantas en el mundo que trabajan produciendo menos de lo que pide la demanda. Es decir, hay escasez de este electrolito en el mundo. Tenemos una asociación con un instituto de Conicet y con la Comisión de Energía Atómica que en Pilcaniyeu puede manejar su lugar. Entonces vamos a hacer el desarrollo del electrolito mediante un subsidio que nos da el Ministerio de Ciencia y Tecnología y después vamos a comenzar a fabricar en escala masiva este electrolito en una planta de fabricaciones militares.

Por último hay un tema complicado en la extracción del litio que son los métodos que se llaman evaporíficos, que consisten en sacar salmuera de los salares y evaporar el agua en grandes piletones. El problema de ese método es que los salares chicos no son explotables, porque necesitas hacer piletones de cien o ciento cincuenta metros de largo, y por otro lado tenés el problema que al sacar el litio y evaporar el agua producís una depresión en el salar y si hay algún acuífero de agua dulce cercana es atraído por esa depresión y convertís agua dulce en agua salada, lo que obviamente está mal. Entonces hoy en el mundo se están desarrollando métodos de extracción directa. Nosotros estamos trabajando con un instituto del Conicet ubicado en Jujuy, el Cidmeju (Centro de Investigación y Desarrollo en Materiales Avanzados y Almacenamiento de Energía de Jujuy), y estamos apoyando estos métodos de extracción directa. Todavía no hay un método en el mundo que probadamente se pueda usar a escala masiva, pero estamos en ese desarrollo.

Una cosa más: Esa planta que se va a estar inaugurando y que en diciembre vamos a sacar las primeras celdas, la vamos a llamar Manuel Belgrano porque en 1802, antes de la Revolución de Mayo, Belgrano ya polemizaba con los que querían exportar cueros e importar zapatos. La eterna historia argentina. Decía que un Estado que quiera crecer tiene que fabricar los zapatos en el país. Bueno, ese es el proceso que nosotros creemos que hay que resolver en Argentina.

–Esas celdas, ¿serán para consumo interno o hay proyección de poderlas exportar?

–Lo que vamos a producir es para consumo interno, no por su calidad, sino por la cantidad. Las primeras baterías que armemos las vamos a dedicar a acoplarlas a generación de energías no renovables. Es decir, si generás energía eólica o fotovoltaica, es intermitente. Lo que se hace en estas instalaciones es equiparlas con baterías de litio para que en el momento que se genera se almacene esa energía y después los usuarios puedan usar esa energía almacenada cuando no hay generación. El primer piloto lo vamos a hacer en la Isla Paulino. Es casi una isla idílica en que los habitantes viven del cultivo de frutas y de producir vino de la costa y no están interconectados al sistema eléctrico. Digo idílico por lo que se imaginan los porteños en el barrio de Palermo pero para la gente que vive ahí no es nada idílico vivir sin electricidad, es una complicación y una calidad de vida baja. En pleno siglo XXI hay un grupo de 80 ó 90 familias sin electricidad, que cuando tienen que usar el lavarropas o la heladera tienen que prender los generadores que son altamente contaminantes. Con YPF Luz vamos a instalar una granja de pantallas fotovoltaicas para generar energía eléctrica con la luz del sol y nosotros vamos a instalar la primera batería de litio que vamos a producir. Esperamos que a principio de año que viene la Isla Paulino tenga un suministro constante de electricidad.

–¿Cómo se da la competencia entre el desarrollo cada vez mayor de Vaca Muerta, que es un modelo extractivista, finito y que genera un pasivo ambiental, y el desarrollo de las energías renovables?

–Es un tema de todas las petroleras del mundo que se han transformado en empresas de energía. Es decir, extraen petróleo y desarrollan energías renovables. Eso hay que mirarlo con una visión temporal. Nosotros pensamos que en 25 ó 30 años estaremos produciendo más energía renovable que energía producida quemando fósiles pero hoy no podrías –en Argentina ni en el mundo– decir “me dedico solamente a alimentar las necesidades energéticas con energías renovables”. Tenemos que ir transicionando y tenemos en la Argentina la gran oportunidad. ¿Cuál sería la solución neoliberal? Decir empecemos a importar equipos de generación eólica, equipos de baterías de litio, de generación de hidrógeno, y en la medida que podamos comprarlos vamos produciendo la transición. Nosotros decimos que en esta transición larga que vamos a vivir tenemos la oportunidad de desarrollar energía propia. La ventaja del desarrollo de tecnología propia no es que se saquen el gusto los tecnólogos y científicos. Si desarrollás tecnología propia establecés en el país los productores de partes, de subpartes, etc. Es decir, hacés la cadena productiva, que es lo que no pasa con otras tecnologías. Mirá lo que pasa con los automóviles: en el mejor de los casos, el 30% se construye en el país y el resto se importa porque las empresas del sector automotriz vienen con su tecnología desarrollada en otro lugar y cuando traés la tecnología acarreás la cadena de suministros. Eso produce una dependencia brutal respecto del valor del dólar. El dólar se mueve y se mueve hasta el papel higiénico entonces eso es lo que creemos que tenemos que trabajar.

–¿Qué expectativas le genera el proyecto de producción de hidrógeno verde que hay en la provincia de Río Negro?

–Dejame que establezca una diferencia de colores. El hidrógeno es verde cuando lo producís sin usar fuentes de energía fósil, es decir usas energía hidráulica, eólica o fotovoltaica para producir electricidad, y en los electrolizadores producís el hidrógeno. Nosotros estamos trabajando en Y-Tec, a pedido de una empresa siderúrgica, para desarrollar un electrolizador de tamaño mediano, de un megawat. Estamos metidos en ese tema, tenemos un proceso de desarrollo que también cuenta con el apoyo económico del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Pero está también el hidrógeno azul que es cuando producís hidrógeno mediante lo que los químicos llaman un proceso de reformado, que produce hidrógeno y dióxido de carbono. Pero si vos capturás ese dióxido de carbono y lo secuestrás en una formación geológica, también producís hidrógeno sin descarbonizar y creo que sería muy valioso –lo comenté al principio de la charla– para ser implementado en la planta industrial de agua pesada. Después está el hidrógeno rosa, que se produce utilizando como fuente de energía la energía nuclear, que ha sido, notablemente en esta crisis energética de la Comunidad Europea, puesto dentro de las energías verdes. Viendo todo esto, yo digo que la Argentina tiene que desarrollarse con hidrógeno verde, con hidrógeno azul y con hidrógeno rosa. Y vuelvo al modelo agroexportador. Si nosotros importamos los generadores eólicos e importamos los electrolizadores para exportar hidrógeno verde, estamos exportando el viento de la Patagonia. Es decir, no estamos exportando conocimiento argentino ni estamos exportando lo que tiene más valor. De nuevo estamos en el esquema muy parecido al de exportar soja. Son esos esquemas los que yo creo que tenemos que superar.

–Es crítico entonces de este proyecto en Río Negro.

–Yo prefiero algo que traccione el desarrollo industrial y tecnológico argentino más que importar eso. Por otro lado, varias veces apareció en esta charla el tema del ambientalismo. Yo personalmente me considero, y creo que Y-Tec trabaja en ese sentido, que somos ambientalistas. Pero ambientalista no significa anti industrialista. Nosotros tenemos que asegurar que los pibes que hoy están en villas miseria, comiendo en basurales, tengan lo suficiente. Tenemos que crear laburo que produzca mucho valor agregado, no laburos simples que reproduzcan la pobreza. ¿Tenemos que cuidar el ambiente? Sí. ¿Tenemos que industrializarnos? Sí. Tenemos que ser capaces de industrializarnos y cuidar el ambiente. Cuidar el ambiente sin industrializarnos nos va a llevar a reproducir nuestra pobreza. Industrializarnos sin cuidar el ambiente, es un desastre. Entonces tenemos que ser capaces de hacer las dos cosas simultáneamente. Ese ambientalismo tipo Greenpeace que se opone a todos los proyectos industriales argentinos, yo lo veo guiado por intereses que están en contra de la industrialización argentina.

–Sumaría la pata de pensar en la distribución de lo que genera ese proceso de industrialización.

–La distribución no es una pata más, es la pata fundamental. La distribución, en definitiva, es un problema político, no tecnológico y yo apoyo firmemente desde lo político tener una distribución que vuelva a lo que alguna vez fue, como decía Cristina (Fernández), el "fifty-fifty". Pero dejame aclarar también que industrializar es crear trabajos de calidad y si tenés trabajos muy simples, por ejemplo, levantar la cosecha de soja y exportarla, eso te lleva irremediablemente a la concentración de la riqueza. La Argentina es un país donde el ingreso y la riqueza están muy concentrados en poca gente. Hay que trabajar sobre eso y no es una parte trivial para trabajar sobre eso crear trabajo que tenga más valor agregado, que tenga conocimiento incorporado.

 

 

 

* Entrevista publicada en el portal Va con Firma.

 

 

 

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