Invasiones anglosajonas

La cuestión Malvinas está siendo extirpada de nuestras mentes

 

El pasado 6 de noviembre, la Cancillería recordó el 205º aniversario del izamiento de la bandera argentina por primera vez en Puerto Soledad, en las Islas Malvinas, a cargo de David Jewett. Éste había sido nombrado por el Director Supremo José Rondeau (1819-1820) como coronel del Ejército al servicio de la Marina, el 15 de enero de 1820. En ese cargo, tomó posesión de las Islas en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en un acto público al que asistieron testigos de varias nacionalidades. Previamente, tanto la Primera Junta como el capitán general José de San Martín habían realizado actos administrativos en relación con las Islas Malvinas, que fueron abandonadas en 1811 por el Reino de España.

 

La fragata Heroína al tomar posesión de Malvinas en 1820. Oleo sobre tela de Emilio Biggeri. Museo Naval de la Nación.

 

Asimismo, el jueves  20 de noviembre, la conmemoración por el 180º aniversario de la Batalla de la Vuelta de Obligado en el marco de la Guerra del Paraná (1845-1850) entre la Argentina, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante, RUGB) y Francia también tuvo un recordatorio bastante magro, como una mera efeméride –el Día de la Soberanía Nacional– por parte del gobierno nacional. Esta acción conjunta del Reino Unido y Francia se produjo en un contexto en donde esos mismos países más Rusia y otros atacaban a China en lo que se conoce como las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860), que tuvieron como resultado importantes pérdidas territoriales para la actual potencia oriental y dieron origen a lo que los chinos denominan como el siglo de humillación. Cabe recordar que esta guerra terminó, luego de otras acciones militares, con 453 bajas argentinas, con el Tratado Arana-Southern (1850).

Estos hechos apenas fueron recordados por los principales medios de comunicación, con la excepción de algunas publicaciones radicadas en la Patagonia.

Si bien las invasiones inglesas de 1806 y 1807 tienen un mayor tratamiento en la currícula escolar por su impacto en la Revolución de Mayo y el inicio de la guerra de la Independencia (1810-1824), tampoco el gobierno nacional ni la ciudad de Buenos Aires prestan mucha atención a estas acciones bélicas. Tal vez no muchos argentinos sepan que las banderas británicas capturadas pueden ser vistas en la Basílica de Santo Domingo.

 

Una de las banderas que se exhiben como trofeo de guerra. Foto: Emiliana Miguelez.

 

La “Cuestión Malvinas” tampoco se aparta de esta lógica. Pese a que pronto se cumplirán 200 años, en los que se han alternado momentos de enfrentamiento bélico (1831, 1833, 1952, 1953 y 1982), tensión política (1939-1959), activismo diplomático (1959-1974), imprudencia estratégica (1976-1982), desmalvinización (1983-2003), remalvinización (2003-2015) y un proceso de ritualización diplomática desde 2015, que en la actualidad se limita a cumplir con la liturgia del Comité de Descolonización, sigue siendo una efeméride para homenajear a los Veteranos de Guerra. Una larga historia sobre la que hay que aprender mucho en términos diplomáticos, históricos y de defensa nacional, entre otros, que apenas merece una marca en el calendario.

No sorprende, entonces, que la “Cuestión Malvinas”, entendida como el espacio que abarca el Atlántico Sur, sus islas y la Antártida, no sea analizada en su dimensión histórica, geopolítica, política, geográfica y desde las relaciones internacionales: la geopolitización del tema sigue siendo una tarea pendiente.

 

 

Malvinas en la escuela de 2025

En el marco de una investigación realizada para la materia “Defensa y seguridad internacional” de la carrera de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, durante el segundo cuatrimestre de 2025, los cursantes Olivia Coppi, Bianca Di Franco y Ian Szir encontraron que “la Cuestión Malvinas… ha quedado trunca [en el ámbito escolar] y que resulta necesario promover una enseñanza más crítica e integral sobre la soberanía y la identidad nacional”; ello pese a que “la Ley de Educación Nacional 26.206 (2006) estableció la inclusión obligatoria de la temática de Malvinas en los diseños curriculares de todo el país” y “dispuso que el abordaje se realizara desde una perspectiva latinoamericana, promoviendo la reflexión sobre la soberanía y la construcción de una memoria colectiva vinculada con los procesos que condujeron al terrorismo de Estado”. Estas conclusiones se entroncan con las analizadas en la nota Más que dictadura y bronce y en otra publicación que saldrá a la luz en 2026, más centradas en las Fuerzas Armadas.

Para arribar a esa conclusión, los autores recogen, en primer lugar, una investigación realizada por Cecilia Linare en la currícula de las escuelas de nivel primario de la Provincia de Buenos Aires. Esta autora halló que existe una divergencia entre lo que dicta la ley y los programas de la provincia en el nivel primario, al punto que esta temática fue excluida del “Diseño Curricular bonaerense de 1999 (…) [Posteriormente, y pese a la ley del año 2006], en los contenidos específicos en la Provincia de Buenos Aires desaparece el conflicto Malvinas como contenido de enseñanza. Por último, en el Diseño Curricular de 2018 quedó evidenciada la eliminación de las referencias a las efemérides de la historia reciente, por lo que la palabra Malvinas no es ni siquiera mencionada”. Pese a ello, los docentes han buscado “reforzar un tratamiento principalmente conmemorativo del tema, centrado en la efeméride del 2 de abril y orientado a rendir homenaje a los veteranos de guerra y a los soldados caídos en combate”. No obstante, Linare advierte que “aproximaciones al conflicto Malvinas desde un enfoque exclusivamente compuesto por el tratamiento de la guerra de 1982 y de la efeméride podría ser considerado problemático. La falta de contextualización y de la posibilidad de comprender el proceso histórico de larga duración y complejidad que conlleva Malvinas dejaría afuera cuestiones indispensables para instruir a los estudiantes sobre la historia argentina y sus intereses nacionales”.

En segundo lugar, Olivia Coppi, Bianca Di Franco y Ian Szir realizaron una excelente investigación cualitativa a través de “encuestas online con preguntas abiertas y cerradas a maestros y maestras de escuelas primarias públicas y privadas que dan clase en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los profesionales de la educación encuestados son provenientes de más de 14 escuelas de diversos distritos escolares y enseñan desde primero a séptimo grado. Además, enseñan materias varias: desde ciencias sociales y prácticas del lenguaje, hasta matemáticas y ciencias naturales. Para el estudio se realizó un muestreo no probabilístico por bola de nieve”. En cuanto a la población encuestada, se trató de docentes que en “el 94,7% (de los casos) trabaja en escuelas primarias públicas y casi el 60% del total da clases desde hace más de 10 años”.

En relación a los hallazgos, los docentes sostienen que no “perciben alguna diferencia desde que iniciaron a trabajar en cómo se enseña el tema Malvinas; el 69% opina que no existen consistencias en la forma y contenido de la enseñanza, más allá de los cambios en el diseño curricular. [Asimismo], se ha verificado que solo el 10,5% del total de las maestras y los maestros recibieron alguna capacitación durante sus estudios sobre el conflicto del Atlántico Sur y solo una persona lo hizo durante el magisterio”.

Al ser consultados sobre “cómo se aborda [esta cuestión] en las escuelas, el 50% respondió que se trata ‘como una efeméride’, mientras que el otro 50% votó que se conmemora como un ‘conflicto abierto y vigente’”. Los autores destacan que ningún docente seleccionó “la opción de que la temática ‘no se aborda de ninguna forma’ en el programa”.

Sin embargo, al ser consultados sobre “si se dedica un periodo escolar a tratar la cuestión Malvinas, como parte del espacio curricular, en un 31% de los casos la respuesta es negativa, es decir que en casi una de cada tres escuelas primarias Malvinas no es parte del programa de estudios”. Por otro lado, “en los casos dónde sí forma parte del espacio curricular, al consultarle a los docentes qué es lo que efectivamente se enseña”, se observan las siguientes respuestas:

  • “La efeméride como tal y la importancia de esta fecha”.
  • “Día del veterano de Malvinas y la soberanía argentina sobre las islas. El colonialismo inglés”.
  • “Simplemente se acota al conflicto bélico de 1982, mas se deja de lado todo el contexto previo. En mi caso intento ahondar más en la primera ocupación británica, pero compañeros míos abarcan únicamente el período del 2 de abril al 14 de junio de 1982”.
  • “En primer grado lo abordamos solamente como efeméride, dándole valor a los héroes de Malvinas sin profundizar en la cuestión bélica”.
  • “Desde lo histórico como parte de una suma de decisiones de una era oscura de la historia reciente”.

En función de lo expuesto, los autores observan que “hay una gran preeminencia del estudio de las Islas Malvinas desde una perspectiva meramente historicista y conmemorativa. Es en ese sentido que casi un 60% de las escuelas reciben ex combatientes en el establecimiento para compartir sus experiencias con los estudiantes”.

Por último, “casi el 80% de los docentes vinculan la Guerra de Malvinas con la última dictadura cívico-militar (…) Sólo el 15,7% de los docentes menciona que enseña también la geografía de las Islas, así como su flora y su fauna [y al consultarles sobre] qué actividades se realizan en sus escuelas para el 2 de abril (Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas) encontramos que las respuestas giran alrededor de tres ejes no excluyentes: 1. Actos conmemorativos; 2. Presencia de ex combatientes, entrevistas realizadas hacia ellos por alumnos o lecturas de sus cartas y relatos; y 3. Análisis de documentos bibliográficos y filmografía”.

Finalmente, cuando se les preguntó a los educadores ¿qué cambios realizarían en la enseñanza sobre las Islas Malvinas en las escuelas?, resultó “notable, en sus respuestas, una demanda por: a) un abordaje progresivo y gradual en cada año del ciclo primario; b) que se amplíen las fuentes de información y los enfoques para propagar una visión más integral; c) que se agregue más tiempo del año dedicado a la cuestión Malvinas; d) que se contextualice mejor históricamente la problemática y, sobre todo, e) en palabras de uno de los docentes, ‘que sea un contenido y no solo efeméride’. De esta forma, analizando las respuestas brindadas resulta curioso que en el momento que se pasa de una respuesta cerrada a una abierta los razonamientos resultan más profundos. Si bien, como se ha indicado, el 50% de los encuestados declara que se trata de ‘un conflicto abierto y vigente’ con Gran Bretaña, en sus respuestas en profundidad vemos que declaran elementos más fácilmente relacionables con una efeméride como la enseñanza de los contextos históricos, o de las causas y consecuencias de las decisiones tomadas por la dictadura”.

 

Las invasiones anglosajonas

Carl von Clausewitz sostenía que la derrota se producía cuando se doblegaba la voluntad del enemigo de seguir combatiendo, ya sea porque había muerto, porque estaba herido o porque simplemente desistía se seguir combatiendo. En esta línea, Sun Tzu consideraba que el general más habilidoso era el que lograba derrotar al enemigo sin presentar batalla. Luego de muchas enfrentamiento y tensiones con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte desde 1806 y con un conflicto abierto que abarca una superficie de casi el 50% del territorio nacional, la Cuestión Malvinas se está desvaneciendo de la política exterior argentina, más aún en la política de defensa –pese a la Directiva Política de Defensa Nacional 2021 y a las acciones realizadas entre 2019 y 2021–, entre otras acciones que podría tomar el Estado nacional, pero también está siendo extirpada de nuestras mentes.

Hay que geopolitizar la “Cuestión Malvinas” en la política educativa, en la política exterior, en la política de defensa y en la económica-comercial, entre otras, porque uno de estos días nos daremos cuenta, como los animales de George Orwell, que no solo hay un Quirno en el gobierno, sino también que William Beresford es el nuevo canciller y es homenajeado en las plazas argentinas.

 

 

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