Invertir para educar

Un nuevo proyecto de financiación

 

En un acto realizado el martes 12 de septiembre en el Centro Cultural Kirchner, el ministro de Educación, Jaime Perczyk, junto al ministro de Economía, Sergio Massa, presentaron el proyecto para una nueva Ley de Financiamiento Educativo que aumenta la inversión del 6 al 8 % del Producto Bruto Interno. Además, tiene una marcada distribución: “6,5 % para la educación obligatoria y la formación superior no universitaria y 1,5 % para las universidades”, explicó Perczyk. “Con metas y políticas generales a cumplir” que son “las vinculadas a los distintos niveles, modalidades. A objetivos pedagógicos, objetivos de resultados. Un proyecto de ley muy completo”, sostuvo el ministro.

 

El ministro de Educación, junto al ministro de Economía y al ministro del Interior, en la presentación en el CCK del proyecto de Ley de Financiamiento Educativo.

 

El ministro refirió a las metas para el nivel inicial, recalcando —a su entender— “que es el nivel que marca más la desigualdad de una sociedad”. También explicó el logro obtenido de que el 90 % de niñas y niños concurran a partir de los 4 años (sala de 4). “Hace 9 ó 10 años, era el 50 %”, recordó, pero explicó que, al mismo tiempo, “falta que vaya ese 10 % restante”. Desde que asumió en el Ministerio de Educación, el 20 de septiembre de 2021, Jaime Perczyk demostró trabajar arduamente para revertir desigualdades. Por eso dijo: “Es como todo en la política educativa, cuando llegás, vuelve un nuevo desafío, un nuevo objetivo”, que ahora es buscar llegar al 100 %.

Un desafío “grande” —calificó el ministro— es que en el nivel inicial asistan a partir de los tres años (sala de tres). “Tenemos escolarizado el 45 %. En la vieja ley, estábamos en el 13 % y avanzamos un montón, pero al mismo tiempo nos falta llegar a alcanzar la igualdad de todos”, precisó Perczyk. “Garantizar la jornada de 25 horas, con una hora más, con libros, con conectividad y equipamiento tecnológico para todas las escuelas: ahí hay otra meta muy grande”, indicó.

La medida diseñada  desde el año pasado para que las escuelas primarias tengan una hora más de clase por día generó notables resultados: “El 82 % de los establecimientos adoptaron una hora más, el 85 % de los alumnos reciben más educación”. Su idea se logró por ser un animal de trabajo. Cuando lo entrevistamos en El Cohete ante la problemática de implementación, por haber comenzado el ciclo lectivo, analizó: “La palabra problema tiene una caracterización negativa. Pero hay problemas que son buenos y problemas que son malos. Este es un buen problema, ver cómo hacemos para que nuestros chicos tengan más horas de clase”. Y destacó: “Hubo un acuerdo federal: nosotros con los gobernadores. Hubo un acuerdo paritario: nosotros con los representantes de los trabajadores. Pero también requiere un acuerdo escuela por escuela”.

Más tiempo escolar es igualar y proteger a aquellas familias que no tienen recursos para darles a sus hijos educación privada, es la mano visible del Estado que se extendió hacia los más débiles para brindar más tiempo en la escuela, que no es más que un sustancial progreso educativo. Porque mayor tiempo escolar no es otra cosa que optimizar aprendizaje. El proyecto de ley anunciado ahora prevé esa meta para el nivel medio. “Aumentar una hora de clase en la escuela secundaria, pasar a que tengan al menos 30 horas semanales”, expresó Perczyk.

En el proyecto presentado la idea es llevar al nivel secundario una hora más de clase, al igual que en el primario “para estudiantes de la secundaria orientada, del bachillerato”. También se contempla “duplicar la cantidad de estudiantes y escuelas técnicas que hay en el país”. Actualmente, “hay 1.500, hay que duplicarlo. Hay 700.000 estudiantes, necesitamos duplicarlos para ser un país con industria”. Un desarrollo de país será posible si nuestro futuro no está en ser proveedor de materias primas, sino en su industrialización. Para ello es necesaria la inversión educativa, como propone el proyecto, para tener ese valioso recurso humano. En cambio, si hay ajuste (Bullrich-Milei), el futuro será sombrío.

Reforzar comedores escolares forma parte de la inversión propuesta. "Que no coman solamente los pibes que no pueden comer en otro lado, que coman todos, porque eso construye igualdad", expresó el ministro. También reforzar el programa Progresar, de becas Manuel Belgrano para la universidad. Asimismo, enumeró otros objetivos: “la segunda lengua”; como también “asegurar escuelas para todos los pibes que tengan alguna discapacidad”; “los programas de distribución de libros”; “la conectividad y entrega de equipamiento tecnológico”; “capacitación docente”; y “obviamente institucionalizar la paritaria nacional docente”, que evalúa “fundamental para la mejora de salarios de docentes y auxiliares, porque también es mejorar la educación”.

Otro capítulo del proyecto es el vinculado con la universidad. Propone tomar medidas “vinculadas a los planes de estudios, a carreras más cortas, como las carreras técnicas con salida laboral, a títulos intermedios, a la internacionalización de la educación superior, a garantizar los programas de becas y de bienestar estudiantil en la universidad y la apertura de nuevas universidades. Una ley que abarca la política, y que plantea un programa de política educativa”.

¿Cuándo se armó este nuevo proyecto de ley y qué le pareció al ministro y candidato del UP?

—Es una propuesta que nosotros acordamos con los gremios. Estaba Sergio Massa ese día y también el Presidente Fernández. Fue en febrero de este año. A mitad de ese mes fue cuando nos comprometimos con que íbamos a darle continuidad. Lo estábamos trabajando desde el año pasado al proyecto. Y Sergio Massa es lo que está planteando. Es el gobierno que él piensa. Porque plantea que es el gobierno de la recuperación del salario, la recuperación de la industria, el gobierno federal de la Argentina, el gobierno de la educación y ese proyecto de ley educativo es el reflejo de la política que está planteando desarrollar. Con la incorporación de robótica y programación en la secundaria. Es eso, una mirada muy vinculada al federalismo, muy vinculada a la igualdad, a la justicia social y con la educación mirando al mundo del trabajo y la producción.

¿Cómo se explica que el candidato más votado haya sido el que propone vouchers para quienes quieran educarse?

—Eso es una falacia. Lo que está proponiendo es arancelar. Y la manera de arancelar es desinvertir y hacer que tengan que poner recursos chicos y chicas, arancelar la universidad. Cerrar las escuelas de los barrios más pobres. Llevarlas a través de vouchers a los lugares donde hay más recursos. Está planteando concentrar, ajustar. Ellos dicen también públicamente que la educación es un negocio. Está esa mirada y otra mirada de la candidata a Presidenta, que dice que la escuela secundaria es un cementerio, que las universidades están vacías y hay que arancelarlas. Esas son dos miradas y hay otra totalmente diferente que es la nuestra, plasmada en este proyecto de ley, que es cómo cuidamos los derechos para construir responsabilidades en todos. Y eso requiere inversión pública. No hay derecho sin inversión pública.

Mayor inversión educativa, apostando a más tiempo en la escuela, como lo fue implementar una hora más de clase diaria en escuelas primarias.

—Una hora más, pero también que todos vayan a la escuela y tengan libros. Construir jardines para los que no van a la escuela, porque muchas veces algunos sectores, que pueden ver que existen en su lugar jardines desde hace sesenta años, no perciben que en la Argentina hay pibes que todavía no cuentan con jardín. Hay que invertir construyendo jardines para que los chicos entren antes al sistema educativo, es fundamental. Como que también concurran más horas a la escuela. Y la concurrencia debe ser de calidad, con libros, que cuenten con conectividad, que sus maestras tengan capacitación. Ese es el eje: más y mejor. Y cuidar lo público, por eso hacemos hincapié en la presencia cotidiana entre chicos y maestros todos los días en la escuela. 190 días de clases con más horas.

Desde 1884 la educación primaria y desde 2006 la educación secundaria son obligatorias. Los demás candidatos a Presidente cuando hablan de educación dicen que faltan alumnos en las escuelas, pero su propuesta es invertir menos. ¿Cómo se explica esa contradicción con la que hacen campaña?

—Hay un problema evidente, porque su planteo es que falta, y como falta, te quito. Hay un problema en su razonamiento. Porque si falta, hay que poner más. Estoy convencido de que falta y por eso, precisamente, nuestra propuesta es poner más. Y falta porque hay chicos a los que no les hicimos el jardín, chicos que tienen cuatro horas mientras otros tienen ocho. Otros pibes que sus padres fueron a la escuela primaria y hay otros pibes donde los padres no fueron. Le falta tiempo a la familia, entonces el Estado tiene que hacer más. Y como los países no se pueden congelar, hay que hacer todo a la vez. Hay que hacer en los jardines, en la primaria, en la secundaria, en la universidad, en la formación superior, en las escuelas técnicas, hay que hacer muchas cosas a la vez. Ese es el valor del Estado y el valor de las dinámicas de las sociedades. Uno no dice: “Si ahora me meto en los jardines en 20 años voy a tener…”. Y en el medio, ¿qué pasa? Los chicos tienen hoy derecho a que existan mejoras en todos esos niveles. Esas mejoras simultáneas son las que debemos producir con esa inversión mayor de financiamiento.

¿Cómo se desenmascara ese discurso facilista que se instala desde la derecha?

—Hay una confusión que plantean ellos entre la insatisfacción con determinada situación y una solución que es una catástrofe, no una solución. Porque proponen menos, es el ajuste, reducir la inversión pública. Además, la irresponsabilidad que está dada en esto de plantear que las escuelas tienen que competir entre sí. No. Las escuelas no tienen que competir, nosotros tenemos la responsabilidad de que todas las escuelas sean mejores. Al competir, ¿asumimos que hay escuelas que van a ser malas? Eso no lo puede asumir una sociedad. La sociedad tiene que asumir que va a mejorar a todas las escuelas. Y eso es la política educativa, cómo mejoramos las escuelas. Cuando plantean esa visión de educación como negocio, las escuelas se convierten en comercios y los chicos dejan de ser estudiantes y se convierten en clientes. Entonces a las escuelas ya no les importan los chicos, sino los clientes. Y les importan los vouchers que junten. Entonces, el 25 % de las escuelas de la provincia de Buenos Aires que son rurales —no hay ahí para juntar más que los chicos que viven en ese lugar— se van de ahí o ganan los maestros menos. Nunca van a tener libros, porque viven menos chicos en esos lugares, por lo tanto, menos chicos en esos establecimientos educativos. Vamos a Entre Ríos, donde el 60 % de las escuelas son rurales. El 20 % de las escuelas son de personal único. No hay más chicos, y estamos orgullosos de que reciban educación, porque la posibilidad de estudiar donde uno quiere es parte de ese derecho que el Estado debe proteger, porque forma parte del arraigo.

Donde la política educativa (de construcción de establecimientos) va de la mano con el arraigo.

-Claro. Entonces, ¿qué te dicen? (Milei-Bullrich): la escuela con personal único la cierro. Hay que ser conscientes de que las van a cerrar, porque son pensadas como negocios y si no hay clientes, cierra. Olvidan que en nuestro país todos tenemos los mismos derechos. Y eso es en lo que se debe trabajar. Nosotros no llegamos a que todos tengan el mismo derecho, por eso decimos que debemos construir para que todos los chicos puedan tener su jardín de sala de 3. Hay que construirlo. Vamos por más y mejor y eso es lo que debemos plantear, conscientes de todo lo que nos falta y por eso nuestra propuesta es mayor inversión y mejor educación.

 

 

 

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