La tercera semana de abril prometía emociones en cadena para los italianos. La Presidenta del gobierno, Meloni, viajaba a encontrarse con Trump en una visita que no se sabía cómo iría a terminar; después llegaría J. D. Vance, católico flamante que palpitaba por conocer al Papa; la secuencia seguiría con el weekend de Pascua y se alargarían las emociones hasta el 25 de abril, el 80º aniversario de la liberación del nazifascismo, donde la oposición encontraría una arena propicia para mostrarse.
Pero el fin de semana pascual terminó con una noticia tremenda: el papa Francisco había fallecido a las 7.35 del lunes de Pascua.
Después que se conociera la noticia, una multitud invadió plaza San Pietro y sucesivamente llegaron los medios para recoger los testimonios de personas desconcertadas y doloridas.
Jorge Bergoglio, el papa que llegó desde lejos, había sobrevivido a algunos colapsos durante su convalecencia y se presumía que el peligro había pasado; los malpensados murmuran que el ictus que le tronchó la vida se origina en la breve audiencia que el Papa concedió al Vicepresidente americano Vance, de hecho su último acto oficial. Un diario alemán tituló con humor negro: "Ver a Vance y después morir".
Los testimonios de la humanidad doliente que lo llora señalan sobre Bergoglio: "Era uno de nosotros que dijo las cosas que los políticos no se atreven a decir". Los analistas se mueven entre el laberinto de discursos y actitudes que conmocionaron el papado de Bergoglio para elaborar una imagen definitiva y comprensible del ilustre fallecido.
La señora Meloni sostiene sin rubores que tenía una "relación especial" con el papa, quien conservaba en un cajón de su escritorio dibujos de la hija de la Presidenta obsequiados en ocasión de una visita; seguramente la relación era educada, pero no "especial", simple convivencia obligada por la historia y la geografía, porque las posiciones políticas eran notoriamente opuestas. Meloni se homologó al resto de la dirigencia mundial, que acudió a hacerse fotografiar con cara de circunstancia en torno al féretro de un papa incómodo y secretamente aborrecido.
La Liberación
El 80.º aniversario renueva las solicitaciones a Meloni de una pública declaración en armonía con la Constitución; la demanda es básicamente que Meloni se declare antifascista, en práctica, una abjuración.
Pero esto no sucederá; la Presidenta hace de todo para sobrevolar el argumento, no es imaginable que se ponga a hablar de Primo Levi y los italianos de origen judío deportados, de la bomba en la estación de Bolonia, de los años ‘70 cuando elementos del Estado y de la CIA organizaban atentados junto al neofascismo que ponía logística y militantes.
Es un problema no resuelto; si no se quería un fascista en Palacio Chigi, la Constitución tendría que enunciarlo expresa y taxativamente como norma inderogable, pero la norma no existe, por lo que hay que aguantarse con la cincha floja.
El 80.º aniversario de la liberación fue saboteado a partir de la extensión del duelo por la muerte del papa a cinco días, cosa que no había sucedido nunca. De esa manera, el luto nacional englobó la fiesta del 25 de abril; uno de los ministros solicitó "un festejo sobrio", como si los aniversarios antifascistas fueran una murga de borrachos o el día del Orgullo, donde la gente se divierte y escandaliza a los burgueses.
Meloni participó junto al Presidente Mattarella en la ceremonia romana en el Altar de la Patria donde, como habitualmente, dijo lo menos posible, para cumplir.
Muy diferente fue para una panadera de Ascoli Piceno que exhibió en su casa un cartel que decía "25 de abril, bueno como el pan, bello como el antifascismo". Fue identificada por la policía nacional y sucesivamente por la municipal el viernes 25 de abril. El cambio del viento es perceptible y la policía es sensible a los humores del poder.
Lorenza Roiati, la titular de la panadería, asegura que no teme a los cobardes que han colgado carteles intimidatorios aprovechando las horas nocturnas, ni a la policía: "Mi abuelo y mi tío fueron partisanos combatieron de frente contra los nazis, los de verdad, por lo tanto no tengo miedo de esta gente".
Las pequeñas intimidaciones cotidianas no le bastan al gobierno; necesita un cuerpo jurídico que acompañe el control social. Durante meses, el Parlamento debatió una propuesta de ley sobre la seguridad, cuando de improviso se emitió un decreto ley de necesidad y urgencia del Ejecutivo; 257 juristas se han pronunciado contra la movida del gobierno, no solo por la intención de "humillar al Parlamento", también por el contenido, que apunta a la represión de las formas del disenso que son fundamentales en una sociedad democrática y por el aumento cualitativo y cuantitativo de las penas.
La profesora de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Turín, Anna Mastromarino, ha puesto un ejemplo claro: un estudiante que ocupa la escuela o la universidad podría ser sancionado con ocho años de prisión.
Las manifestaciones en toda Italia conmemoraron la Liberación; particularmente importante fue la de Milán, que reunió 90.000 personas que desfilaron cantando "Bella Ciao" bajo un sol primaveral.
Legitimación colonial
La Presidenta es una persona astuta y tiene sentido de la oportunidad, por eso partió el de julio de 2023 a Washington a buscar la legitimación que le faltaba. Aquella gente no es de estómago delicado y Biden la acogió con besos y abrazos, y ya se sabe que esa legitimación te da carta blanca tanto para censurar a un escritor fastidioso como para bombardear Gaza.
Y ahora, con la llegada de Trump, la señora se siente reforzada y trabaja para ser el anillo de unión entre Washington y la Unión Europea (un ejercicio de imaginación no confirmado por los hechos); de allí el motivo del viaje del 17 de abril a Estados Unidos. La prensa amiga lo presentó como el logro de una estadista; para la prensa opositora fue un spot soberanista.
Acusación curiosa a Meloni y su partido: el soberanismo, más que una categoría política, parece un hallazgo semántico de la prensa, dado que meten en la misma bolsa el neofascismo italiano y los vascos de Bildu; los soberanistas itálicos suelen repetir la fórmula "el interés nacional lo llevamos en el DNA" y cosas por el estilo. Después, cuando analizamos los acuerdos Trump-Meloni, la fórmula no funciona más, hasta el extremo de que Maurizio Caprara firmó para el Corriere della Sera del sábado 19 de abril un resumen de los acuerdos ("L'intesa in tre punti con gli USA: difesa, investimenti e gas") que podría calificarse de estatuto colonial, donde Italia no cubre precisamente el rol de metrópoli.
Meloni ha cedido en todos los frentes menos en el tema Ucrania.
Algunos puntos de los acuerdos
- Rearme: “Nuestra cooperación en materia de defensa debe basarse en una cadena de abastecimiento transatlántica profunda y extendida”.
Conocemos las intenciones de Trump, por lo que la "cadena de abastecimiento" imaginamos que será unidireccional; lo contrario sería violar la consigna "compra USA" exhibida en los festejos de los cien días de Trump en Michigan. Desde el 2020 al 2024, el tráfico de armas de Estados Unidos a la Unión Europea aumentó un 223%; se apunta a incrementarlo.
- Energía: “Estados Unidos e Italia cooperan para reforzar la seguridad energética, estimulando ulteriormente la diversificación de las fuentes de abastecimiento energético italiano y aumentando la exportación de gas natural licuado estadounidense hacia Italia, en modo recíprocamente ventajoso”.
El gas americano le cuesta a Italia tres veces más que lo que costaba el ruso. Un ejercicio soberano hubiera sido acompañar a Estados Unidos en el proceso de paz y normalizar las relaciones con Rusia; en cambio, también aquí se baja la cabeza. En 2024, Estados Unidos exportó a Europa 56.000 millones de metros cúbicos; las intenciones son llegar a 150.000 millones.
- Grandes operadores web: “Subrayamos la importancia de las tecnologías de la información para consentir la libertad de empresa a través del Atlántico. Estamos de acuerdo en que un ambiente no discriminatorio en términos de tasaciones de los servicios digitales es necesario para consentir inversiones de parte de empresas tecnológicas de vanguardia”.
Después de la declaración de principios aparece el punto: las empresas seguirán operando pagando un impuesto prácticamente simbólico; grandes empresas del web italiano no existen, por lo tanto aquí también los beneficios son unidireccionales.
- El corolario es notable: “Acogemos con favor las inversiones americanas en servicios cloud e inteligencia artificial en Italia para optimizar la oportunidad de la transformación digital y sostener a Italia como principal hub regional de datos para el Mediterráneo y África del Norte”.
Bastan estas muestras para elaborar una fotografía de Italia en tiempos de Meloni; después de la renuncia a los acuerdos de la Vía de la Seda (firmados por el gobierno Conte) solicitada por Biden, los acuerdos con Trump completan la imagen.
Trabajo
La Oficina Internacional del Trabajo (OIL) publicó su informe mundial sobre el salario 2024/2025; el estudio revela cómo en Italia los salarios han descendido, en términos reales, un 8.7% desde 2008 hasta hoy.
El aumento de la pobreza se apoya en salarios insuficientes; la propuesta del salario mínimo fue rechazada por el gobierno, en contraste con el artículo 36 de la Constitución que declara: "El trabajador tiene derecho a una retribución proporcional a la cantidad y calidad de su trabajo y en todo caso suficiente para asegurar para sí y la familia una existencia libre y digna".
Dos sentencias de la casación del 2023 sostuvieron que "la retribución neta que no alcance ni siquiera la suma neta de 1000 euros no es equitativa porque no consiente al trabajador y su familia una vida libre y digna, que no puede ser entendida como un mero derecho a la supervivencia". Además, la sentencia fue importante porque señalaba que el convenio salarial había sido firmado por "organizaciones mayormente representativas", lo que pone en tela de juicio la gestión de los sindicatos principales; para conseguir un poco de justicia salarial han sido necesarias dos sentencias de la Casación.
En tanto, Eurostat (Oficina Estadística de la Unión Europea) ha publicado también un informe que sostiene que existen cinco millones de italianos que enfrentan dificultades para cubrir los gastos mínimos considerados esenciales para una calidad de vida adecuada; estos cinco millones de personas no consiguen garantizar cinco rubros que son:
1) Casa con calefacción adecuada.
2) Al menos una semana de vacaciones al año.
3) Capacidad de resolver gastos imprevistos.
4) Hacer una comida con proteínas al menos cada dos días.
5) Tener una conexión a internet.
La realidad de Italia es que el trabajo no garantiza más la emancipación social, ni siquiera con un contrato formal. La inflación, en tanto, desgasta los aumentos conseguidos en los contratos de categoría, mientras sube el riesgo de pobreza entre las personas que trabajan a tiempo pleno.
El rédito medio de 2.600 euros mensuales se calcula con sueldos, asignaciones familiares, bonos de energía, etc. Bajo ese rédito medio se encuentra el 60% de la población, llamada la de los "1000 euros" por mes, ocupados a tiempo pleno.
En el período 2022/2023, la población comprendida entre 18/34 años que emigró al exterior en busca de soluciones laborales fue de aproximadamente 100.000 personas.
La seguridad laboral tampoco funciona; los primeros 120 días del año arrojan la cifra de 110 muertos. La cuestión no se resuelve con decretos, sino con un plantel de inspectores preparados, lo que significa dinero y voluntad política de entrar en las empresas; el gobierno no dispone de ninguna de las dos cosas.
El gobierno de Meloni se caracteriza por la distancia que media entre el discurso y los hechos. En el ámbito laboral, el crecimiento de empleo que recita el gobierno cede apenas se revisan las estadísticas; un analista recientemente calificó a Italia como "un país de camareros", dado que los trabajos en el ámbito gastronómico son una de las pocas posibilidades para los jóvenes que entran en el mercado laboral.
El mito de la estadista internacional también implosionó durante los funerales de Francisco.
La foto de Trump y Zelensky sentados en San Pietro revelan una vez más que el rol de Meloni en las relaciones internacionales es marginal (también es evidente que el Vaticano no se limitó a ofrecer dos sillas); ya le había sucedido en ocasión del G7 organizado por Italia en junio de 2024, donde Meloni gestionaba el catering mientras los colegas se reunían sin invitarla. En Roma mientras Trump, Macron y los otros grandes confabulaban, la Presidenta se tuvo que conformar con un almuerzo con Milei. Es como presentarse al banquete real y descubrir que te han asignado una mesita bajo una escalera para compartirla con el bufón de la corte.
La oposición y el líder suplente
La muerte de Bergoglio ha despojado a parte de la oposición del liderazgo supletorio que le había adjudicado al papa. Es significativo que restos de la izquierda se hayan agrupado bajo la sombra del líder de los católicos, y la perplejidad crece cuando se descubre que esa misma izquierda venera al Presidente de la república, el democristiano Mattarella.
Es cierto que Mattarella ha tomado posiciones claras para defender la Constitución y el Poder Judicial frente a los embates del gobierno de Meloni, pero también es evidente que faltan aquellas figuras del pasado que galvanizaron la izquierda italiana.
El Partido Democrático (PD) fue un experimento para saldar las dos corrientes populares de la política italiana: los populares o democristianos y el partido comunista, que sucesivamente se adaptaron con plasticidad al triunfo neoliberista y a la globalización.
Esta gente que años atrás manifestaba por la paz ahora sostiene el rearme. Lo que está sucediendo dentro del PD había sido ya denunciado por un miembro del mismo PD, Gian Piero Scanu, que en una nota del 27 de marzo de 2021 en Il Manifesto ("Il PD subalterno al complesso militare industriale") definía subalterna la posición de sus compañeros respecto al complejo militar industrial, y esto sucedía hace ya cuatro años.
Se comprende mejor la tarea titánica que se ha impuesto la secretaria del PD, Ellis Schlein, para llevar su partido hacia posiciones de izquierda con esta gente dentro: seguidores de Blair, sostenedores de Zelensky, huérfanos de la Tercera Vía y hasta "kennedianos", como el ex secretario Walter Veltroni, que ahora firma artículos de opinión en Il Corriere della Sera, órgano de la derecha económica.
La abstención electoral alcanza cifras escandalosas y es un producto de la desilusión tanto de los gobiernos de Berlusconi como de los experimentos del PD con Mario Monti y Mario Draghi.
Pero no todo se perdió dado que una parte de los desilusionados encontró una playa después del naufragio: el Movimiento 5 Estrellas creado por Beppe Grillo y que hoy, depurado de personajes deletéreos, dirige el abogado Giuseppe Conte.
Y justamente el M5E organizó el 5 de abril pasado una manifestación en Roma a favor de la paz y contra el rearme que se reveló un suceso, demostrando en la plaza lo que señalan las encuestas: los italianos no quieren guerra ni armas.
La oposición está dividida respecto a Ucrania: el PD sostiene el envío de armas y ayudas según los dictámenes de la OTAN, el M5E está en contra; dicha división se refleja más aún en el Parlamento europeo: el PD integra el bloque socialdemocrático mientras que el M5E se sienta en los bancos de la izquierda.
El pequeño partido italiano Verde/Izquierda mantiene las mismas posiciones que el M5E, mientras que los partidos centristas de Renzi y Carlo Calenda saltan de un extremo al otro del Parlamento según la conveniencia del momento.
El denominado "Campo Amplio", hipotética coalición de la oposición para derrotar a Meloni, por el momento es solo un hallazgo periodístico; todavía no se divisa un punto coagulante para crear un frente opositor creíble para los ciudadanos.
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