Jagger conducción

La música que escuché mientras escribía

 

En plena guerra fría, el gobierno de Polonia permitió la presentación en Varsovia de los Rolling Stones, cuando ni siquiera era legal escuchar sus discos. Los Rolling hicieron el contacto cuando les quedaron libres los cuatro días de una gira europea que habían reservado para Moscú, donde no los dejaron entrar. El periodista Wiesław Weiss le contó a la radio polaca que unas dos semanas antes vio en la calle un cartel que sólo decía: “The Rolling Stones, Palacio del Congreso, 13 de abril 1967”.  El salón era más conocido como Palacio Stalin. Weiss recuerda que el cartel “era tan pequeño y poco atractivo que estábamos seguros de que era una broma del Día de los Inocentes”, que en 14 países de Europa se celebra el 1° de abril.

Mirá este documental del sitio Open Culture, sobre esa insólita gira y sus consecuencias. Si activás los subtítulos autogenerados, vas a tener al menos un relato en inglés, aunque lo más importante es lo que se ve.  Lo fundamental es que el show se realizó en un teatro de 2.700 butacas donde se amucharon casi el doble. Según Keith Richards las primeras filas fueron ocupadas por familiares de los gobernantes, vestidos de gris según un testimonio de la época, y Richards los insultó hasta que se fueron, para que los fans ocuparan sus asientos privilegiados.

Con las entradas agotadas, hubo algunos pícaros que vendieron a un precio extravagante tickets falsos, lo cual caldeó el ambiente. Afuera quedaron miles de jóvenes desesperados por entrar, que en cuanto la policía intentó dispersarlos hicieron lo que corresponde y era de imaginar en tal caso. Según el portal Culture.pl, “en cierto momento Jagger comió, masticó y escupió un ramito de flores que un fan arrojó al escenario. Se la pasó haciendo gestos obscenos hacia el cordón policial y las primeras filas, donde quienes las ocupaban se tapaban los oídos tratando de protegerse del muro de sonido de los Stones. Una conducta semejante era algo nunca visto en esa época y trajo un regusto de libertad que enardeció a la mayoría de la multitud”. Esa muestra de cómo eran las cosas en aquel Occidente fue deliberada. Habían oído rumores acerca de su popularidad clandestina y querían comprobarlo, forzando los límites entre el Oeste y el Este, aunque la paga fuera miserable, según escribió en su diario Bill Wyman, por entonces bajista de los Rolling Stones. De parte del gobierno hay diversas hipótesis sobre su motivación para permitir el show.

 

 

The Rolling Stones Play a Gig in Communist Warsaw and a Riot Ensues (1967)

 

 

 

Al día siguiente de la presentación en Varsovia, un tumulto peor se produjo durante el show de los Stones en Zurich, y antes habían dejado en ruinas el Olympia de París. Ni Suiza ni Francia eran países comunistas ni tenían gobiernos corruptos y represivos.

Y este es el tema irreverente que lanzó multitudes a las calles, preanunciando lo que ocurriría un año después con la gran rebelión estudiantil.

 

 

 

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