Justicia, por otros medios

Una obra sobre los juicios de lesa humanidad

 

Marzo es la temporada alta de la memoria. Así, bromeando un poco sobre un mes emblemático de los derechos humanos, habla Mónica Zwaig sobre la obra de teatro Cuarto intermedio, guía práctica para audiencias de lesa humanidad: el mes en que más invitaciones reciben para representarla. Ahora sumaron dos funciones con horarios especiales: el 23 de marzo a las 17 y el 13 de abril a las 16, todas en el teatro Picadero.

“La gente busca armar un programa sobre temas de memoria y piensan en nosotros. La última función que hicimos fue una semana antes de la segunda vuelta de las elecciones. Algo muy especial, con el festejo de los 40 años de democracia también, con una duda muy grande de qué va a pasar después”, cuenta la autora e intérprete, junto a Félix Bruzzone, de una puesta en escena que bordea la ficción y los hechos reales.

Desde su estreno, en abril de 2018, Cuarto intermedio pasó de boca en boca como una rara avis de la cartelera porteña. Zwaig, abogada y actriz, y Bruzzone, escritor e hijo de desaparecidos, armaron a dúo una puesta sobre un juicio de lesa humanidad desde un lugar impensado, desprovisto del lenguaje críptico y fangoso de los tribunales. Más en el registro del teatro documental que en el del biodrama, con base en información pública sobre los juicios de lesa humanidad en la Argentina, la obra interroga los géneros y cruza diversos lenguajes: judicial, teatral, cinematográfico, literario, periodístico y hasta archivístico.

“La obra atraviesa dos grandes preguntas: ¿qué producen los juicios de lesa humanidad y qué vamos a hacer con esto?”, apunta Zwaig. “Nosotros, más que pensar en un público, pensamos en qué aleja a la gente de estos juicios. En general disfrutamos mucho también de que vengan estudiantes a ver la obra, me interesa ver qué van a hacer las generaciones de jóvenes actuales con este tema”.

 

Mónica Zwaig y Félix Bruzzone, en escena.

 

Cuando arrancaron con las primeras funciones, no tenían fe en que durarían tanto. La obra se estrenó como una performance en el marco de un ciclo llamado “Literatura Expandida” del Fondo Nacional de las Artes, en la Casa Victoria Ocampo en Barrio Parque. “O sea: arrancó en un lugar aparentemente ajeno al asunto y para un público al que no necesariamente le da curiosidad ese tema explica Mónica Zwaig. Buscamos un vínculo entre Victoria Ocampo y el tema de los crímenes de lesa humanidad, y ahí nos enteramos de que había sido la única mujer latinoamericana invitada al juicio de Nüremberg y que había escrito cartas y crónicas sobre su experiencia. Usamos eso para anclar la obra al lugar de la performance”.

La adaptaron, por entonces, al contexto de los juicios, aunque sin quedar atrapada en el paso del tiempo. Y con una apuesta del teatro fuera del teatro. “Siempre adaptamos la obra a los diferentes lugares donde la presentamos remarca Zwaig. Además, podemos decir que nuestro objetivo desde el inicio es tratar de salir de la endogamia de los derechos humanos, buscar traer el tema a un público que no necesariamente asistiría a una audiencia de lesa humanidad”.

Fue así como representaron la obra en lugares ajenos a primera vista a los juicios de lesa como teatros independientes, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, el Museo Genaro Pérez en Córdoba y la Universidad de Hurlingham, así como también en sitios más vinculados directamente con el tema como el CELS, el Centro Cultural Conti o el ex centro clandestino de detención ESMA.

“Sobre este último, tenía muchas dudas y miedo, no sabía cómo iba a reaccionar la gente a una obra humorística y no solemne en ese lugar y tampoco cómo iba a reaccionar yo. Pero cuando empecé a escuchar las primeras risas, sentí alivio. También hicimos la obra en la feria del libro con la revista Anfibia en el marco del inicio de su programa de periodismo performático. Toda esta primera etapa del recorrido de la obra ocurrió durante el macrismo, momento en que fueron muy recortadas las políticas públicas para avanzar en los juicios, incluso la difusión de estos”, enfatiza Zwaig, y cuenta que después de la pandemia volvieron a hacerla porque se sintieron interpelados por el contexto de la película Argentina, 1985.

Durante el año pasado se presentaron casi todos los meses en el Picadero y pedían al público que dejara por escrito en una urna sus deseos para la democracia. Por los descuentos especiales para estudiantes, se encontraron con muchos alumnos del secundario en la platea. Ese cambio de aire con una temática densa, algo encriptada para un público amplio, según la abogada y actriz, es un desafío tanto estético como político. “Es una obra que funciona muy bien con los adolescentes, porque no es solemne y les permite abordar la temática con otros códigos más cercanos a ellos. A nuestra obra le pasa lo mismo que a los juicios, cuesta convencer a la gente de ir. Creo que piensan que la van a pasar mal o que mejor no meterse con eso. Después salen contentos, e interpelados. Pero hay que vencer ese primer prejuicio”.

 

La escritora, actriz y abogada Mónica Zwaig y el escritor Felix Bruzzone.

 

Para Félix Bruzzone, Cuarto intermedio suele ser una obra espinosa porque cree que el desinterés por los juicios es inmenso. “Es militar la continuidad de los juicios por otros medios subraya el escritor. Venían muchos y se sorprendían de que todavía existieran los juicios o pensaban que ya habían terminado o que eran poco más que un trámite administrativo. Después, cuando apareció la película Argentina, 1985, el mensaje que llegaba era que el juicio de verdad fue el de 1985; los juicios de ahora son otra cosa, no cuentan con el consenso del que sí gozó ese juicio y del que nunca gozaron los juicios que recomenzaron en 2004”.

Entonces decidieron sumar en escena a los actores de la película para participar de la audiencia teatral. Se palpaba, dice, la construcción de un sentido común que desconfiaba de los juicios. Hasta que eso terminó ganando la partida. “Tenemos desde hace casi tres meses una Vicepresidenta negacionista y un Presidente que se ríe en el Congreso de los desaparecidos piensa Bruzzone. Así que en el contexto actual no sabemos muy bien qué esperar de lo que produzca la obra. Pero, sin duda, ahora, incluso más que en nuestra primera etapa, estamos más en un lugar de resistencia”.

Entre la historia colectiva e individual, Bruzzone apela a hurgar en la “papelera de reciclaje” de la información, de apelar al humor, a lo didáctico. “Más allá de que todo lo que decimos sea estrictamente fiel a los hechos, hay una selección de elementos que pone las cosas todo el tiempo al borde de lo inventado. Incluso durante la audiencia que ponemos en escena, que es un recorte textual de una audiencia que tuvo lugar durante el juicio ESMA 3, hay momentos en los que las preguntas de los abogados defensores y las respuestas del testigo parecen inventadas. Nada es inventado. Nosotros creemos en el Planeta de los simios y hablarles a los monos del futuro nos parece de lo más razonable. Sin embargo hoy, justamente por el contexto, creemos que Cuarto Intermedio podría leerse más como una interpretación de todo lo que rodea a los juicios de lesa humanidad”, piensa el escritor, autor de novelas como Los topos, Campo de Mayo y 76.

 

 

Mónica y Félix dicen que se alegran cuando observan adolescentes en la sala, los que nacieron después del reinicio de los juicios. Suelen venir en grupos escolares. “Nos gusta porque es muy notoria la energía que se siente en la sala con ellos mirando la función o participando de la audiencia que hacemos en vivo”, puntea Félix.

Una obra pensada directamente hacia el rol dinámico del público, sobre todo del que nunca escuchó sobre los juicios, del que no tiene un compromiso político. “El teatro tiene eso de poner el cuerpo en el momento presente, es un potencial, una energía muy fuerte. Vamos de la mano al juicio y salimos de ahí juntos y después de habernos reído, pero poner el cuerpo ahí es un montón. Después, es una obra que trabaja el lenguaje de las redes sociales también, las incluimos. Tratamos de pensar el tema de la producción de imágenes, incluso la de las redes”, resalta Zwaig.

Y en ese nutrirse de los “desechos de Internet”, según Bruzzone, se desafía a que la audiencia se siente una hora a prestar atención sobre un tema que no suele ser convocante. “Sentarse de a muchos, además, y compartir todo lo que estar ahí significa concluye el escritor. Es decir que deformamos el lenguaje de la justicia para devolverlo a la comunidad de una forma que este pueda ser recibido y no rechazado, que es lo que pasa casi siempre”.

 

 

Ficha técnico-artística

Autoría: Félix Bruzzone, Mónica Zwaig

Intérpretes: Félix Bruzzone, Mónica Zwaig

Video: Juan Schnitman

Operación técnica: Milo Schnitman

Dirección: Juan Schnitman

Web: https://www.facebook.com/cuarto-intermedio-186421295347623/

Duración: 60 minutos

 

 

 

 

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