La célula desconocida de la Triple A

Se armó en Quilmes, con gente de CNU bancada por el presidente del Concejo Deliberante

 

Aunque la represión comenzó antes de 1976 con organizaciones parapoliciales como el Comando Libertadores de América, en Córdoba, o la Concentración Nacional Universitaria (CNU) en Mar del Plata, no se conocían articulaciones similares en el Conurbano bonaerense.

A partir de los nexos con la CNU platense, otra célula fue conformada por el presidente del Concejo Deliberante quilmeño, Indalecio Bebe Castro, según relató a este periodista quien fuera su vice, Constantino Pérez. Entre sus pistoleros estaban Jorge Polaco Dubchak, Mario Piraíno, Juan Carlos Acosta y Alberto Oveja Goi, entre otros, según nombres que aportara Obdulio Rosano, su abogado en algunas causas. Esa célula participó en la masacre de Ezeiza antes de sumarse a la AAA, hasta que se mataron entre ellos.

Bebe Castro, hijo de una militante en cuya casa quilmeña decía que había estado Eva Perón, ostentaba una participación en la Resistencia y aspiraba a cogobernar la provincia. En 1972 conformó la Mesa de Movilización para el primer regreso de Juan Perón. Allí concilió las internas del movimiento, desde Ariel Bucich y Pety González, futuros referentes de la Tendencia revolucionaria, a sus opuestos José Leguizamón y José Rivela, inminente jefe comunal. En la rama gremial estuvo Ángel Abasto, el textil que apadrinará la carrera de un joven prometedor: Aníbal Fernández.

Todos unidos triunfaron, y aseguraron las elecciones del 11 de marzo de 1973.

 

 

El Nucleamiento Videla: Castro, Pérez, Dubchak...

 

 

 

Desde el Concejo

Ungido presidente del HCD, Castro y su vice quisieron vetarle al gobernador electo Oscar Bidegain algunos funcionarios que no reconocían como peronistas. No hallaron eco.

De regreso a Quilmes, armó su banda de guardaespaldas, los nombró por ordenanza y lo primero que hizo fue darles plata para comprarse ropa decente. A Tino le confió: “Estos, con un laburo, no joden. Si no les damos una mano, pueden terminar mal”.

Eran lúmpenes convocados entre la hinchada de fútbol local por El Polaco Dubchak, quien trabajaba para la policía en la Brigada de Avellaneda.

Allí, el asesor letrado era Obdulio Rosano, quien había trabajado con el coronel Jorge Osinde. El relató a este periodista cómo vio a Juan Carlos Cicuta Acosta planchar a un hombre con una trompada y cómo empezó a trabar relación con otros integrantes de la patota: los hermanos Fernández, Ojeda y El Oveja Goi, un ex colectivero al que patrocinará.

Oveja vio a José Estevao anotar algo y le gastó una broma:

–¡Guarda con éste, que no es zurdo sólo para escribir, eh!

Estevao lo tenía visto porque salía con una chica conocida. “Tendría 18 años, físico de rugbier aunque no tan cuadrado y pelo enrulado”, relató. Luego lo veía como chofer de micro y le agradeció que no le cobrara el viaje. Sólo dos años después, Estevao habrá de perder a su hermana, Ana María, asesinada por la derecha que cobijó al Oveja.

Esos recién llegados a la política se reunían en el Nucleamiento Videla, donde se conformó la segunda Comisión Receptora de la vuelta de Perón, que presidió el intendente e integraron tres miembros de Juventud de Bebe: Juan Ripa, Mario Piraíno y Dubchak.

 

El abogado de la Triple A, carpeta en mano, terminará por ser Defensor del Pueblo (2009).

 

 

 

Ezeiza

Sus nombres no eran muy conocidos y se volcaron con errores en los informes de la JP revolucionaria. Así, Dubchak quedó como “Duchart”, y Piraíno como “Firmaino”.

Tino Pérez le acercó a Bebe un ejemplar de la revista Gente donde salió una foto del Oveja con un arma larga. Bebe apeló al diario El Sol para correr el eje y, en conferencia de prensa, mintió que estaba “confirmado por los servicios de informaciones que Quilmes era una de las cinco comunas a ser tomadas”.

No hubo investigaciones porque los cambios políticos estaban decididos desde arriba: el 13 de julio reemplazaron a Héctor Cámpora por el yerno de José López Rega. Acrecentaron la presión contra la Tendencia y la represión hacia septiembre de 1973, tras el asesinato del líder de la CGT, José Rucci, a quien la JP endilgaba participación en la masacre. Perón delegó en López Rega el armado de una fuerza ilegal que los enfrentara.

Si en Ezeiza, por momentos, se tirotearon entre ellos porque no todos se conocían, en Quilmes lo hicieron adrede: la CNU del Deliberante contra la banda de la Intendencia. Desde el Nucleamiento Videla en diciembre balearon dos veces el auto de Raúl Reali, secretario de Gobierno municipal.

 

 

El retruco ultra centroderechoso.

 

 

 

Azul

Desde enero de 1974, cuando el ERP tomó el cuartel de Azul, Bebe Castro estuvo entre los primeros reaccionarios con un comunicado de sus Comandos Peronistas: “Dentro del mismo frente sinárquico se halla FAR-Montoneros (…) que ha pasado a la clandestinidad estrechando alianza con el ERP”.

No habría pase a la clandestinidad sino hasta septiembre, pero los empujarían: el 26 de enero, la ultraderecha atacó 19 locales de la Tendencia. Y siguieron. El gobernador Calabró adelantó: “A la Juventud la enfrentaré con mi juventud”.

Esos jóvenes, en el Nucleamiento Videla, oían a Dubchak adoctrinarlos con Mi Lucha, de Hitler.

Lo vio Carlos Sueldo una vez que fue a preguntar por Piraíno y le dieron a entender que había robado un auto. La última vez que pasó por ahí fue una vez en que Bebe convocó a militantes a su Nucleamiento, a siete cuadras de la Municipalidad, y los llevó al fondo de la casa:

–Vamos por unas facturas. Sírvanse –ofreció.

Levantó un mantel y dejó ver varias armas. Casi todos tomaron una 9 mm., Sueldo abrió grandes los ojos y optó por no frecuentarlos más.

 

 

Dime con quién andas

Cerca de cumplir un año como intendente, Rivela bajó al HCD y halló sólo a la mitad de los concejales. La otra desconocía a Abasto como titular del bloque del FreJuLi y se encolumnaba con Bebe Castro.

 

Castro (izquierda) y Abasto (derecha).

 

En la sesión, Rivela fustigó: “¡Castro no es digno de presidir el Concejo!”. Su aliado, Abasto, sumó: “Castro es un atrofiado mental. A las bombas y tiros con que amenaza, no les tememos”.

Castro esgrimió una renuncia que no presentó por escrito; fue rechazada en el HCD y envalentonó a sus adeptos. Luego, 200 ultraderechistas de las Concentraciones de Juventudes Peronistas (CNU, JPRA) marcharon hacia la casa de un edil de la UCR para corearle su apoyo por estar contra el intendente. A la una de la madrugada estalló en esa casa una pequeña bomba y media hora después fue ametrallada la casa-local del Bebe. Horas después se repitió el tiroteo.

Al mes siguiente, el gremio de Rivela-Abasto denunció: “El viernes 14 de junio tras la sesión del HCD, José Cañete (afiliado 18015 de la Asociación Obrera Textil, AOT) fue agredido a golpes por ‘empleados a sueldo’ de la Presidencia del Concejo. El sábado, fue interceptado Pedro Tejerina (18013). El protagonista fue Indalecio Castro, acompañado de sus jóvenes ‘empleados’. Mario Herrera (18137) fue trompeado…”.

En tanto, al oeste de Quilmes, en Lomas de Zamora, se reunió una comisión del Deliberante contra el intendente Pedro Turner. Su familia fue secuestrada tres días para presionar por otro reemplazo, en su caso por Eduardo Duhalde.

Al norte, en Sarandí, fue asesinado Juan Mercado, del Ministerio de Bienestar Social. Allí, el asesor Virgilio Fernández Mutilva comentó: “El Negro, ex Alianza Libertadora Nacionalista, investigaba a la patota de Rega y sus negociados”.

 

 

 

Clandestinos

 

La masacre, según el diario Noticias.

 

El 22 de agosto, en Quilmes, fueron acribillados dentro de una Citroneta Pablo van Lierde (de la Juventud Trabajadora Peronista), Eduardo Beckerman y Carlos Baglieto, quien sobrevivió.

 

Van Lierde y Beckerman.

 

La Juventud que seguía a Montoneros pasó a la clandestinidad el 6 de septiembre. Doce días después acribillaron a quien sindicaban como el delator de la Citroneta: Dante Balcanera, delegado del Ministerio de Trabajo, ex miembro del Comando Organizado de la Resistencia (COR); amigo de Vandor y de Rucci. A su sepelio asistieron dirigentes como Lorenzo Miguel.

A él se acercó Bebe. Apoyado en el hombro de Dubchak, señaló a los suyos:

Loro, ya conocés al Polaco. Cuidame a mis muchachos.

Así tuvo lugar el traspaso de CNU a la AAA.

 

 

 

“Habría que matarlos a todos”

Con nuevo padrino, Dubchak habrá de cruzarse con Leo Leyes, de 26 años, un ex compañero de banco en el colegio Güemes. A comienzos de 1975 lo llevaron al nacionalista parque Tres de Febrero, lo ataron a un árbol antes de acribillarlo y dejar un cartel en rojo que mentía: “Fui del ERP”.

El 19 de marzo, el pistolero Felipe Romeo se despidió en su revista El Caudillo “por un lapso difícil de precisar” e invitando a una “noche de San Bartolomé” que matara a todos. Hojas más adelante, destacaba con foto al trío Rivela-Herminio-Miguel.

Revista en mano, un militante de la ultraderecha criticará:

–Los de la UOM operan drogados, afanan cosas de las casas, violan…

La respuesta (según Juan Gasparini en su libro La fuga del Brujo) partió de Aníbal Gordon:

–Después vamos a matarlos a todos.

 

 

Dos días más tarde, en Temperley, secuestraron a un concejal de la JP opositor a Duhalde y a siete personas más a quienes hicieron estallar con dos granadas.

Después Duhalde visitó al Bebe para “agradecerle”, según relató Tino Pérez. “Estar en la Intendencia se lo debo, en parte, a tus muchachos”, admitió.

 

Castro y Pérez. Diario El Sol.

 

 

 

La división

En junio se implementó el golpe económico del Rodrigazo. Ante la resistencia, López Rega se fue del gobierno. El 17 de julio, Castro y Pérez se separaron del bloque para armar uno verticalista con Isabel.

Después del 19, en que El Brujo huyó del país, los diputados se animaron a ser “antiverticalistas” en Nación y en la Provincia, donde dividieron el bloque. En la Triple A, la patota de la UOM se quebró. Miguel siguió con Isabel. El gobernador Calabró, en contra, junto con la CNU.

En esa fractura, un 24 de julio, Dubchak fue reducido por sus camaradas Cicuta (el trompeador del HCD) y El Oso. Lo descuartizaron y quemaron en una caldera.

Entre esa violencia, nadie sabe quién mató a Edy María Mendoza Segovia, en Burzaco, el 28 de julio. Al día siguiente, ametrallaron la casa del congresal Lázaro Vaccaro y tiraron molotovs a la de la edil Ignacia Scachi, alineada con Rivela, no con Bebe.

Los que acabaron con El Polaco cenaban el 12 de octubre en Mi Estancia, de Varela: Juan Carlos Cicuta Acosta (23 años) y Eduardo Oso Fromigué fueron acribillados por Gordon, El Indio Castillo, César Enciso y otros de CNU La Plata.

 

 

 

¿A quién respondían?

Los vengadores de CNU Gordon, Castillo y Enciso se integrarían a la represión ilegal de 1976. ¿Cambiaron de bando o ya trabajaban para el Ejército?

Se confirmó recién en este siglo. De acuerdo a los periodistas Alberto Elizalde Leal y Daniel Cecchini, esa banda recibía órdenes del coronel Roque Presti, del Area 113 del Ejército. Y, como había dicho Gordon, luego del 24M empezaron a matarlos para “limpiar el cuchillo”, tal como las mafias se deshacen de sus sicarios.

Así mataron al Oveja Luciano Alberto Goi (legajo CoNaDeP 6721), quien figura en un libro de la Universidad de Quilmes como víctima de la represión que contribuyó a generar cuando dejó de ser colectivero.

Castro sobrevivió, al igual que Pérez, entrevistado en 2002.

El movimiento peronista nunca abundó en pacifismo, pero vale precisar la información acerca de cómo el benemérito Ejército (que tuvo al coronel Alí Seineldín como nexo con la Triple A) infiltró gente, aportó armas y azuzó la violencia para beneficiarse de un clima social que recibiera con alivio el Golpe que muchos esperaban; sobre todo el FMI, que liberó fondos para un préstamo a sólo dos días de la asonada, cuando faltaban tres para que se definiera que el titular del PEN fuera Jorge Videla.

Por algo habrá sido.

 

 

 

 

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