La circularidad de las ruinas

Peligrosa ilusión derechista la de que se puede aumentar la inversión bajando los salarios

 

De cara al balotaje del domingo 19 de noviembre, un par de escenas de las relaciones internacionales y de la economía mundial realmente existentes, junto a la lógica política y dos ilusiones, trazan los contornos de la crisis que en sí mismo encarna el candidato presidencial de LLA. Significa todos problemas agravados, ningún atisbo de solución. Es lo que arroja la cuenta de resultado del balance de lo que promete el candidato opositor libertario. Para arribar a tal ilación no se necesita inocularse dosis módicas o tóxicas de fervor por el candidato oficialista. Tras sentir la indiferencia del mundo, que es sordo y es mudo, es cuestión de proceder a revisar con objetividad los hechos, y no malversar, con pasiones desordenadas, las abstracciones que tratan de encontrar los meollos de las tendencias.

Antes del entongue de Acassuso, el candidato de La Libertad Atropella declaró en distintos reportajes que con comunistas no negociaba y, en consecuencia, bajo la férula de su probable mandato, se cortarían de una las relaciones con China. Luego del entongue, una consecuencia fue que la estridente agrupación pasara a llamarse La Libertad Bajo Palabra (de Macri) (LLBP). Otra, que entre las condiciones que le impusieron para no dejarlo solo como loco malo, está que con China las relaciones siguen sin problemas. Los de la LLBP dicen que en el connubio primaron —sin mellas— sus puntos de vista. Freiheit über alles. El fiador y su cáfila afirman lo contrario acerca de cuál postura toma el entongue respecto delle alternative assolutamente ridicole: burro o cannoni. Los libertarios extienden el cordón sanitario anti izquierda a Lula. China y Brasil son los dos socios comerciales más importantes del país e invierten en nuestro territorio. Los libertarios hacen todo un culto de la exportación. Curiosa paradoja.

Si es por los hechos que se vienen sucediendo en la relación China-Estados Unidos, base de la interpretación onda realismo periférico berretón de la LLBP, hay algunos datos de la realidad que se les están escapando. Tiene su costo eso de ser más papistas que el papa —incluso que este actual papa repudiado por esa fuerza—. Si la bancaria —formalmente es banquera, pero con conciencia de cajera— Diana Mondino, candidateada a canciller, supone que su vocación de correveidile del Departamento de Estado le augura una gestión brillante, va a tener que esforzarse en no caer en las trampas que siempre tienden las ideas preconcebidas.

 

Las calles de San Francisco

Entre el 11 y el 17 de noviembre, en San Francisco, Estados Unidos, se desenvolverá la cumbre de APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation: Cooperación Económica Asia-Pacífico). Las conversaciones entre los veintiún países que integran este ámbito —nunca formalizado en tratados— tienen como platos fuertes la solicitada —y siempre demorada— incorporación de la India (es miembro observador) y el estado de las relaciones entre China y el país anfitrión de la cumbre. En la previa, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, se reunió con el viceprimer ministro de China, He Lifeng, que es el principal funcionario económico del gigante asiático.

Yellen ha sido parte clave de los esfuerzos de la Administración Biden para abrir líneas de comunicación con China, reconociendo profundas divisiones y al mismo tiempo tratando de evitar que esas tensiones se profundicen. En una columna publicada a principios de semana en el Washington Post, Yellen puntualizó: “Como base, nuestras dos naciones tienen la obligación de establecer líneas sólidas de comunicación abierta y evitar que nuestros desacuerdos se conviertan en conflictos. Pero también sabemos que nuestra relación no puede limitarse a la gestión de crisis. Juntos, Estados Unidos y China representan el 40 % de la economía mundial. Una relación económica constructiva no sólo puede servir como fuerza estabilizadora para la relación en general, sino también beneficiar a los trabajadores y las familias en ambos países y más allá”.

“No debemos cometer el error de consumirnos tanto en nuestra competencia con China que nos definamos por ella”, advierte Yellen en su nota del Post y alega: “Hemos demostrado que juntos podemos avanzar en los desafíos globales”, poniendo como ejemplo cabal de esa actuación conjunta nada menos que el acuerdo climático de París y la reestructuración del insostenible endeudamiento externo de los países más pobres de la periferia. Para Yellen, desacoplar las dos gigantescas economías “sería económicamente desastroso e iría en contra de nuestros intereses nacionales”. Eso no quita las “serias preocupaciones por las prácticas económicas injustas de Beijing, incluido su uso a gran escala de herramientas ajenas al mercado, sus barreras al acceso al mercado y sus acciones coercitivas contra empresas estadounidenses en China”.

El susto del muerto por el degollado lleva a Yellen a señalar: “En ciertos sectores, estas prácticas desleales han resultado en una concentración excesiva de la producción de bienes críticos dentro de China. Estados Unidos, junto con nuestros aliados y socios, ha estado tomando medidas bien calibradas para mitigar esta concentración diversificando nuestras cadenas de producción críticas. Nuestro objetivo no es desencadenar una retirada desordenada y generalizada del sector privado de China. Como dije en Beijing en julio, existe una distinción importante entre diversificar nuestras cadenas de producción y desacoplar nuestras economías. En un mundo volátil se necesitan cadenas de producción diversas”.

 

Voy y vuelvo

Una medición amplia de la IED (Inversión Extranjera Directa) publicada por la SAFE (State Administration of Foreign Exchange: Administración Estatal de Divisas de China) el viernes 3 de noviembre mostró una salida de capitales de 11.800 millones de dólares en el tercer trimestre, la primera cifra negativa desde que en 1998 la agencia comenzó a compilar estos datos. El indicador resume el comportamiento de los inversores extranjeros saliendo a paso firme de las acciones y bonos chinos acicateados, entre otras razones, por tasas de interés mucho más altas en los Estados Unidos. Como correlato, el renmimbi viene devaluándose y el índice de referencia bursátil CSI 300 de China ha caído desde principio de año a la fecha más del 6 %. A todo esto, la economía china entro en deflación. Según datos oficiales, el índice de precios al consumidor declinó 0,2 % interanual en octubre. Los precios al productor bajaron 2,6 % interanual. En septiembre habían caído un 2,5 % y, en verdad, desde hace poco más de un año que vienen en baja.

 

 

Pinta que el objetivo de la retirada se empezó a alcanzar. Inscripta en las tendencias de desacoplamiento y desglobalización, que no suelen ser apacibles, habrá que ver qué tan ordenada es. Hay que considerar que las exportaciones de China cayeron un 6,4 % en octubre en comparación con el mismo período del año anterior, el sexto mes consecutivo de caídas. Las importaciones octubre contra octubre subieron 3 %. Desde febrero las importaciones venían cayendo.

Pese a ese sube y baja, la cuenta corriente de la balanza de pagos registró, en lo que va del año hasta octubre, un superávit equivalente al 2 % del PIB chino, algo así como 209.000 millones de dólares. Para dar cuenta de lo que en realidad esconde esta situación, el economista Matthew C. Klein a la edición de su newsletter The Overshoot del 10 de noviembre de 2023, la tituló: “La amenaza de la fuga de capitales de China”. Para Klein, “hay suficientes rarezas en las estadísticas oficiales de la balanza de pagos de China como para sugerir que el superávit real en cuenta corriente del país puede ser casi tres veces la cifra oficial”. Encuentra que la explicación más probable de esa diferencia está en que “los chinos ahora están retirando fondos fuera del país que normalmente se clasificarían como ‘errores y omisiones netos’ en torno a los 500.000 millones de dólares anuales”. Klein señala que de confirmarse la situación omitida por las cuentas oficiales “convertiría al superávit en cuenta corriente de China no sólo en el mayor que jamás haya tenido en términos absolutos, sino en casi el mayor que jamás haya tenido con relación al resto de la economía mundial”. El Banco Popular de China (PBOC) vendió 43.000 millones de dólares en reservas de divisas en el tercer trimestre de 2023, pese al consejo en contrario del FMI, impidiendo que el renmimbi se devaluara abruptamente más allá del 6 % en que lo hizo hasta ahora.

Los análisis en mayor medida se apresuran a señalar que la inédita IED negativa reflejaba el fuerte deterioro de las perspectivas económicas de China por las consecuencias del COVID, lo que explica la desconfianza de los consumidores y las empresas. A la par, aducen que la salida de capitales es un síntoma claro de que el modelo económico estatal de China, bajo el liderazgo del Presidente Xi Jinping, no logra adhesiones, dado su enfoque centrado en la oferta y desdeñoso de la demanda. En menor medida, están los que encuentran la madre del borrego en la decisión de las multinacionales de repatriar ganancias. Alegan que es tan autónoma del modelo de Xi y las secuelas de la pandemia como inducida por los objetivos de política externa norteamericana, seguida de cerca por los europeos. Haciendo de necesidad virtud, argumentan que como se trata de la segunda economía más grande del mundo, no necesita inversión extranjera como antes.

Da la espina de que ese es el criterio del FMI, que una semana después que la SAFE echo el balde de agua fría de la IED, y dio a conocer un pronóstico mejorado del crecimiento del PIB de China. Previamente, había supuesto para el 2023 un crecimiento del 5 % del PIB y ahora lo subió al 5,4 %. Incluso, la proyección del crecimiento del PIB para 2024 a principios de años fue establecida en 4,2, en tanto ahora la incrementó al 4,6 %. El contexto contrastante lo da Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, al puntualizar que el crecimiento mundial se desacelerará de un 3,4 % en 2022, a un 2,9 % en 2023, para luego repuntar a un 3,1 % en 2024.

Para terminar de envolver el paquete chino, se espera que el Presidente Biden y el Presidente chino Xi Jinping celebren su primera reunión individual en un año en la cumbre de APEC. También que se restablezcan los canales de comunicación militar con Beijing, que China suspendió en 2022 para protestar por la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (demócrata por California), a Taiwán. Los canales de comunicaciones militares incluyen las Conversaciones de Coordinación de Políticas de Defensa y el Acuerdo Consultivo Marítimo Militar, que los Estados Unidos y China firmaron en 1998, para permitir que los operadores de barcos y aviones de ambas partes se comunicaran regularmente. Esta prioridad clave para la Casa Blanca, que asimismo involucra conversaciones sobre armamento nuclear, no pudo concretarse cuando el Secretario de Estado, Antony Blinken, visitó Beijing en junio. Tras una purga reciente en el ejército chino, los analistas ven el camino para el acuerdo despejado.

 

 

Lógica política

El conflicto con China fue alentado para resolver a favor del mercado interno las contradicciones entre los trabajadores norteamericanos y sus multinacionales. De Trump a Biden, la sensación que dejan es que no había otra que jugar con fuego. No obstante, los esfuerzos norteamericanos para no derrapar en una conflagración siempre fueron correspondidos por el panda y entendidos para el lado de los tomates por los libertarios argentinos. Ahora que todo parece indicar que se están acomodando los tantos, los libertarios —como si nada— siguen viviendo en sus ficciones agónicas. Corona estos desaguisados, el corto mano, corto fierro para con Lula y pulveriza el boludómetro.

Pero si agarran la manija, esto ya augura las típicas crisis a las que conducen la ideologización de las relaciones internacionales. Y otra más, muy idiosincrática de la política. Lo más probable es que Mauricio Macri trate de que el Loco de la Motosierra —más loco que nunca— haga el trabajo sucio y, tras el despelote que se arme, sea engullido por la coyuntura inmanejable que va a generar. Así entraría a escena como el bombero necesario. En cambio, el Loco de la Motosierra, con total cordura, buscará la forma de deshacerse de Macri, porque el criterio siempre es “acá mando yo”, o como se suele decir, la gloria se comparte, el poder no. Esa es la dura lógica política, que siempre se resuelve a favor de las mayorías cuando hay una idea de nación en la que cada uno recibe de acuerdo a sus capacidades y cada uno recibe según sus necesidades. Como eso no rige en este caso, lo más probable es que termine en todos contra todos por la manija.

Encima, es verdad que el Loco de la Motosierra desconfía de la democracia. En esas caputs mortuns austríacas el aparente conflicto entre libertad e igualdad en la democracia se malogra a favor de lo segundo, porque la demagogia para captar votos hace gastar más. Si se gasta más, se ahorra menos. Si se ahora menos, no se crece y arrecian los problemas de la libertad, el reino clave y necesario para crecer.

Hagan o no la dolarización o frente a la imposibilidad recurran al gambito de que se emita dinero privado, el plan de austeridad de esta muchachada va en pos de remediar los dos componentes de la estanflación. Para reducir la inflación —siempre presumida de ser de demanda— comprimen la parte consumible del ingreso, o sea: salarios abajo. Para salir del estancamiento y a fin de evitar la depresión, intentarán estimular la inversión a través de medios de incitación directos y casuales.

Es de una lógica cartesiana. Menos nosotros consumimos, más nosotros ahorramos e invertimos. Inversión y consumo son las dos utilizaciones concurrentes de un agregado dado: el producto social. El problema es que el sistema es cualquier cosa, menos cartesiano; está afectado de una contradicción fundamental entre el poder y el querer invertir. Si el primero varía efectivamente en razón inversa del consumo final, el segundo es co-extensivo con este último. Bajo estas condiciones, intentar estimular la inversión, o simplemente mantenerla a igual ritmo, en el mismo momento en que el consumo final declina o simplemente se estanca, y sean cuales fueran los medios audaces empleados, resulta ser tan utópico como la cuadratura del círculo. Ese sueño húmedo de aquellos empresarios que siguen creyendo en los Reyes Magos es incentivado por los mistagogos libertarios. Hay que estar muy alienado y el sector carente completo de trabajo político, para que les crean a estos orangutanes que se puede maximizar la acumulación sin aumentar los salarios, a pura violencia política.

Lord Keynes decía que la economía es “una disciplina fácil de la que muy pocos sobresalen”. De acuerdo a Keynes, “la paradoja tal vez tenga su explicación en que el economista experto debe poseer una rara combinación de dones. Debe ser en cierta medida matemático, historiador, estadista, filósofo. Debe comprender los símbolos y hablar en palabras. Debe contemplar lo particular desde la óptica de lo general y considerar en un mismo razonamiento lo abstracto y lo concreto. Debe estudiar el presente pensando en el futuro. Ningún aspecto de la naturaleza del hombre o de sus instituciones debe quedarse al margen de su consideración. Debe ser simultáneamente decidido y desinteresado; tan distante e incorruptible como un artista y, sin embargo, a veces tan cerca del suelo como un político”.

 

John Maynard Keynes.

 

El ciudadano de pie está como ese hombre gris borgeano que en lo que quedó de un templo circular tras un incendio y la invasión de la selva, quiso soñar otro hombre y materializarlo como tal. Y lo logró. Tiempo después descubrió que él tampoco existía, que él también era producto de otra imaginación tan ambiciosa como la suya. La torcida entelequia de una porción considerable de los ciudadanos de a pie quiso ver el prodigio que describió Keynes en este zapallo que suele decir lo peor del Lord. ¿Qué pasará cuando, a diferencia del hombre gris, el soñador es un humano real y uno que la está pasando muy mal y descubra la pesadilla que creó? Borges de su criatura informa que “con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo”. Estamos bien jodidos.

 

 

 

 

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