La democracia en estado de alerta

La fórmula Milei-Villarruel pone en riesgo el sistema

 

 

Un fantasma recorre nuestros días

Un estado de alerta recorre este tiempo previo al balotaje del 19 de noviembre. La posibilidad de que un candidato que niega los 30.000 detenidos/desparecidos, la cifra abierta de nuestra democracia, sea Presidente, es real. Y también es verosímil que la operación de mutilar nuestro pasado y nuestra memoria se transforme en el curso de nuestro presente.

También, en medio del clima de alarma, la esperanza arroja un hilo de luz.

En el último estudio nacional del 1 de noviembre de 2023, la encuestadora Zuban Córdoba informa que el candidato Sergio Massa mantiene la ventaja conseguida en la primera vuelta, pero el margen se achica. Los números obtenidos por Zuban Córdoba, con base en un sondeo nacional de 2.000 casos, son los siguientes: la fórmula Massa-Rossi obtuvo un 45.4 % de intención de voto, mientras que la fórmula Milei-Villarruel se posiciona con un 43.1 %.

Estos porcentajes arrojan una verdad: la democracia está en peligro. Y una paradoja: ese peligro lo ha habilitado el mismo sistema democrático, y no sólo porque se trate de un acto eleccionario el que vuelve legítimo el riesgo de destrucción del sistema.

La fórmula Milei-Villarruel es el martillo de Thor que hace temblar el sistema democrático. Esa fórmula —no olvidar que es un binomio— está por fuera de la democracia, es anti-democrática. Javier Milei ha negado en más de una oportunidad los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la última dictadura cívico-militar, y no sólo los ha negado, sino que, en el debate realizado antes de la primera vuelta, Milei utilizó como argumento negador de esos crímenes, casi literalmente, el alegato final que el genocida Emilio Massera profiriera en el Juicio a las Juntas realizado en 1985. Esto es, dijo que se trató de una “guerra” y que hubo “excesos”.

 

El binomio y la presentificación del fantasma del terror

Pero aquí no se agota la posición ya no negacionista, sino reivindicatoria de La Libertad Avanza.

Victoria Villarruel, la candidata a Vicepresidenta, es quien representa cabalmente el neo-masserismo/videlismo. La periodista Luciana Bertoia reveló en Página/12 que, durante una cumbre que compartió meses atrás con referentes de la extrema derecha reunidos por Vox, Villarruel realizó la siguiente caracterización de lo ocurrido durante los años ‘70 en la argentina: “Todo lo que han escuchado en los últimos 40 años de la República Argentina referido a su pasado es falso. Todo lo que han escuchado de la Argentina ha sido construido por la izquierda, por las Madres de Plaza de Mayo, por las Abuelas y por todos aquellos que integraron Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Ni Argentina está en la vanguardia de los derechos humanos ni las Madres ni las Abuelas son blancas palomas”.

Ya en septiembre y luego de un acto en la Legislatura porteña donde justificó el accionar de la última dictadura, Villarruel atacó verbalmente a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, a quien caracterizó como “personaje siniestro”.

Victoria Villarruel es la reactualización del partido militar tratando de tomar el poder en la Argentina. Recibida de abogada en 2003, la actual diputada ya formaba parte del grupo Asociación Unidad Argentina (Aunar) que tenía como líder a Fernando Exequiel Verplaetsen, ex jefe de inteligencia del Comando de Institutos Militares, con asiento en Campo de Mayo.

En 2006, Villarruel pergeñó, al reabrirse los juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura (76-83), el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), una suerte de copia en espejo invertido del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) sostenida en la idea de “memoria completa”, es decir, una reinterpretación de la teoría de los dos demonios que consiste en equiparar el accionar genocida de un Estado terrorista con organizaciones revolucionarias que optaron por la vía de la toma de las armas para enfrentar la dictadura.

Villarruel representa el fantasma del horror realizado a través del terror; el genocida Jorge Eduardo “el Tigre” Acosta convocó en días pasados a votar al binomio Milei-Villarruel. Por todos estos datos expuestos que pueden chequearse en la prensa publicada, es que Villarruel-Milei representan la presentificación del exterminio del otro diferente. Una práctica que, como señaló el sociólogo Daniel Feierstein, consta de dos partes claves: una es la negación de una otredad y luego la acción negativizadora del otro para proceder a su aniquilación posterior. Neo-masserismo/videlismo. La otredad negativizada para luego poder exterminarla.

 

Macri, el domador de gatitos mimosos

Con el respaldo a Milei que Mauricio Macri selló en la soledad de tres en la madrugada posterior a la derrota de Patricia Bullrich, el ex Presidente buscó retomar la centralidad de la escena política, lo cual, y a la vista de la serie de entrevistas que protagonizó en esta última semana, es un hecho consumado. Macri es como un niño caprichoso al que si no le prestan atención rompe el juguete que quizás más le gusta —o con el que supo jugar mejor— y en ese juego apuesta todo a la destrucción; no es muy arriesgado afirmar que no es sólo por poder, una estela de impunidad es lo que persigue.

A través de esta nueva alianza con la que Macri hizo implosionar a Juntos por el Cambio, el PRO se transforma en una de las dos caras de Jano, la que se invoca al comenzar una guerra, y abre así las puertas del templo de la antigua derecha liberal al negacionismo y la reivindicación de la dictadura. Siempre fue el deseo de Macri hacer real eso de terminar con “el curro de los derechos humanos” y tirar a todo aquel que se interpusiera en su camino por la ventanilla de algún tren imaginario, hoy el tren fantasma. Así, Macri se aleja de la vieja derecha argentina y de la nueva derecha que algunos auguraron en 2015 y, al aliarse con Milei y Villarruel, se instala en el territorio del autoritarismo. 

De esta manera, el gatito mimoso del poder se transforma en la marioneta de la casta parasitaria contratista del Estado que vincula a Macri con el círculo rojo del poder empresarial, financiero y especulativo de la Argentina; allí el origen del operativo desabastecimiento de naftas y de los posibles por venir.

Claro que en la boleta estará la cara de Milei y no la de Macri, por eso es aconsejable no minimizar su poder de convocatoria, que aún conserva a pesar de la derrota en primera vuelta, que además se ve reforzado por los votantes que retiene de aquellos que obtuvo Bullrich, que algunas encuestadoras estiman en un 60 por ciento de un total de 6,2 millones de personas.

Algunos han prestado atención a estos datos y se proponen dejar atrás el clima de algarabía y optimismo imperante en Unión por la Patria y redoblar esfuerzos para ganarle al grupo de poder. Uno de ellos es el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, a quien se lo vio en un video subido a redes sociales militando la fórmula Massa-Rossi en un tren.

 

La coherencia te condena

En una de las últimas entrevistas que Ernesto Tenembaum le realizó en su programa de radio al último jefe de campaña de Patricia Bullrich, Hernán Lombardi, el periodista le hizo escuchar un audio anterior donde Lombardi denostaba las propuestas de políticas de gobierno de Milei; la respuesta de Lombardi a Tenembaum fue (no es textual): Me encanta mi coherencia; en la primera vuelta se elegía, en esta se opta y en la opción opto por Milei porque el modelo kirchnerista es mucho más dañino y con mayores posibilidades de reproducción en el tiempo. Luego Tenembaum le formuló tres preguntas: ¿A quién votarías entre Bolsonaro y Lula? Lombardi dudó unos segundos y respondió, a Lula. ¿A quién votarías entre Macron y Marine Le Pen? ¡¡Nooo!!, a Macron, tenemos una relación de amistad (no es textual), dijo Lombardi. ¿Y entre Milei y Massa? Está a la vista el voto de Lombardi, que evidencia su nivel de anti-peronismo en sangre.

 

Democracia o dictadura

En las elecciones del Brasil en 2022, Jair Bolsonaro podía consolidarse en el poder; la jefatura de campaña de Lula da Silva al mando de Edihno Silva (reclutado hoy por el equipo de Massa) puso en marcha como consigna y estrategia, para regresar a Lula al gobierno, la idea de dictadura o democracia. Este 19 de noviembre enfrentamos en la Argentina esa dramática posibilidad de que la ultra-derecha tome el poder de gobierno. Por eso el dilema, que puede ser resuelto trágicamente, es democracia o dictadura.

Para quien haya vivido el terror, para quien haya analizado el terrible retroceso que implicó que Bolsonaro gobernara Brasil durante cuatro años, para el que haya visto que aun ganando las elecciones la alianza encabezada por Lula, el bolsonarismo derrotado produjo el asalto a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia; para todo aquel que entienda que Milei y Macri ya no son la derecha argentina, sino que representan la ultra-derecha autoritaria; para todos ellos la opción debe ser clara. Votar a Massa es frenar el avance del terror en la Argentina.

Después, y si se gana en la elección final, siempre se puede volver a conversar.

  

La patria está en peligro y está prohibido no defenderla

Ese dicho que podría inscribirse en el refranero popular parece hacerse efectivo en estas elecciones: los extremos se tocan.

Un sector de la izquierda argentina ha renunciado al pensamiento, lo cristaliza y referencian todos sus análisis en marcos teóricos del siglo XIX con escasas actualizaciones metodológicas. Es evidente que no han procesado muy bien El 18 Brumario de Luis Bonaparte, escrito por Marx entre diciembre de 1851 y marzo de 1852. Piensan en un mundo del trabajo que casi ya no existe o por lo menos se ha transformado radicalmente. Piensan en el capitalismo asomándose a sus transformaciones, pero sin asimilarlas en su profundidad y dimensión, apenas intentando diferenciar el modelo fordista de producción de la revolución técnico-científica y urbanística que produjo China.

Pero además, y por todo ello, nunca han entendido al peronismo en tanto pensamiento nacional y popular que sí se va adecuando a las diferentes etapas del desarrollo capitalista, claro que, con todas las dificultades geo-estratégicas, políticas, comerciales y de producción que provienen de su posición geográfica en el mundo. Por eso maquillan esa detención del pensar con comunicados en los cuales Milei y Massa son lo mismo.

Una pena, porque la tradición crítica e intelectual de la izquierda argentina es mucho más que el aparatito para sumar diputados o senadores al Congreso de la Nación.

 

Infiernos

El poeta y periodista Juan Gelman, en una parte de una de sus columnas escritas en Página/12, titulada Infiernos, escribe: “La dictadura militar no solo asesinó a gente inerme en el más repugnante anonimato; también desapareció el relato de esas muertes y castigó así —con la incertidumbre, con la impotencia, con la desesperación que esas dos tetas alimentan, con la cohabitación cotidiana con el horror y el terror— a los seres que el asesinado amó. En ellos el asesinado ha vivido muchos años, sacudido por las marcas contrarias de la esperanza y la desesperanza. Los deudos de los pocos militares y policías que cayeron en la ‘lucha contra la subversión’ conocieron el dolor, pero no ese infierno que es el dolor dos veces. Sus muertos fueron enterrados con todos los honores que la dictadura les rindió. La dictadura militar ha abandonado el gobierno del país, pero sigue dictadurando a muchísimas personas”.

El poeta me releva de un final mejor para entender el dilema que enfrenta nuestro país en esta elección crucial.

 

 

 

 

* Conrado Yasenza es periodista, director de la revista La Tecl@ Eñe y docente en UNDAV.

 

 

 

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