Las elecciones legislativas celebradas el domingo último en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) representaron un evento de significativa trascendencia, marcando un potencial punto de inflexión en la dinámica del tablero político porteño.
La elección para renovar 30 de las 60 bancas que componen la Legislatura local mostró elementos disruptivos de la política porteña de los últimos 20 años. Entre los más destacados se encuentran la contundente victoria de La Libertad Avanza (LLA), que logró posicionarse como la fuerza más votada; la histórica derrota del Partido Propuesta Republicana (PRO), que por primera vez en casi dos décadas no logró imponerse en su principal bastión electoral, cayendo incluso al tercer lugar y sin ganar en ninguna comuna; y, de manera transversal a todas las fuerzas, el fenómeno de una significativa baja en la participación ciudadana, interpretada por muchos como una señal de descontento o apatía.
Ausentismo récord
Uno de los datos más contundentes fue el marcado descenso en la participación ciudadana. La concurrencia a las urnas se situó en torno al 53%. Hubo además alrededor de un 2% de votos en blanco. De tres millones de personas que tiene el padrón, votaron 1,6 millones.
Ese nivel de participación no solo se aleja drásticamente del promedio histórico de la ciudad, que ronda el 76/77%, sino que representa la cifra más baja registrada en la historia electoral porteña desde el retorno de la democracia en 1983. En comicios anteriores, como los de 2021, la participación para cargos locales había sido del 73,4%, y en 2017 alcanzó el 78%.
Como todo fenómeno, el ausentismo récord no puede atribuirse a un único factor.
En primer lugar, es indudable que existe una extendida apatía y desencanto ciudadanos con la clase política y el proceso electoral, en general, como mecanismo que abre posibilidades para que las situaciones personales y sociales mejoren. De allí que este ausentismo pueda ser nombrado como un voto bronca pasivo, voto silencioso o anti-sistema.
Para la mayor parte de esa mitad de la población que no fue a votar, la Libertad Avanza ya es parte de la casta política que no esperanza. En términos absolutos, alrededor del 15% votó a Adorni y a la LLA. El sentimiento de desafección parece ser un factor estructural que se ha agudizado a pesar de la novedad de la aparición de Milei.
En segundo lugar, se pretende soslayar u ocultar el desencanto atribuyendo el ausentismo al comportamiento del electorado extranjero. Si bien los extranjeros residentes están habilitados, su participación fue de apenas un 14,7%. Aunque esta baja concurrencia de extranjeros empujó el promedio general hacia abajo, no lo explica por completo, ya que la participación de los ciudadanos argentinos también experimentó una caída récord, pasando del 76,7% en las elecciones generales locales de 2023 al 61,7% en estos comicios.
Un cambio legislativo implementado a partir de 2021, que incluyó automáticamente a todos los residentes extranjeros en el padrón (anteriormente debían solicitar su inclusión), infló significativamente este segmento del electorado, lo que hace que el porcentaje de participación de extranjeros parezca menor en comparación con años anteriores, aunque en números absolutos la cantidad de votantes extranjeros también fue baja. La baja participación en el padrón extranjero se debe en parte al poco conocimiento que tienen de sus derechos políticos, en particular al de votar para cargos locales. El gobierno de la ciudad no ha adoptado medidas para que eso cambie.
Algunos consideran que el aparente “orden macroeconómico” no estimula la participación electoral. Este argumento se cae considerando que cuando el país y la ciudad crecían a tasas chinas, jamás se vio un descenso tan pronunciado de la participación de electores.
Ahora bien, los que no fueron a votar, ¿a qué partido votaron con anterioridad? La cantidad de votantes que perdió el PRO supera ampliamente los votos que se fueron a la LLA. Además, si consideramos que el peronismo conservó los votos de las últimas dos elecciones, se deduce que quienes no participaron de la elección mayormente fueron votantes del PRO en el pasado. Además de la desesperanza y la apatía, podría haber también un voto castigo a la gestión local del PRO, encabezada por Jorge Macri.
El análisis por comunas muestra menor participación en zonas vulnerables y de clases medias bajas (comunas 1, 3, 4 y 8), donde la intervención del Estado es vital, evidenciando mayor descreimiento. La mayor participación se dio en comunas centrales de clase media (6, 11 y 12). Las tormentas e inundaciones previas pudieron influir en la baja participación en zonas afectadas del sur, sumando frustración.
Finalmente, el fenómeno del ausentismo y el desencanto ciudadano plantean serias consideraciones sobre la salud de la democracia representativa en la ciudad. Si casi la mitad del electorado opta por no participar, se abre un interrogante sobre la capacidad del sistema político para canalizar las demandas, representar los intereses y mantener la confianza de una ciudadanía crecientemente escéptica.
La grieta continúa
A pesar de que Jorge Macri decidió desdoblar las elecciones, distanciando las locales de las nacionales, no evitó que esta se nacionalizara. Para la mayoría de la ciudadanía que ejerció el voto, el peso de las propuestas de los candidatos tuvo menos densidad que el binomio kirchnerismo-antikirchnerismo. En CABA, las emociones determinadas por la grieta continúan superando a la razón de lo que necesita el pago chico para superar la precariedad que se profundiza en distintas dimensiones.
En este marco, las elecciones locales se transformaron en una PASO nacional de hecho entre La Libertad Avanza y el PRO, a fin de que un sector de la ciudadanía defina cuál es la mejor herramienta electoral para vencer al kirchnerismo.
Estas elecciones reconfiguraron de manera notable el mapa político porteño. La Libertad Avanza, encabezada por Manuel Adorni, se consagró como la fuerza más votada, obteniendo un 30,13% (495.069 votos). El PRO, bajo la denominación Buenos Aires Primero y con Silvia Lospennato como cabeza de lista, cayó al tercer lugar con un 15,92% (261.595 sufragios). Por primera vez en 18 años de hegemonía en la ciudad, el PRO no logró imponerse en ninguna de las 15 comunas.
Poco ayudó la gestión espantosa que está realizando Jorge Macri y la elección de una candidata casi ignota, que demostró no conocer la ciudad, que no estaba empadronada y no pudo votarse a sí misma porque ser foránea, que es diputada nacional por la Provincia de Buenos Aires y cuya única propuesta era la ficha limpia que fracasó en el Senado. La idea fuerza en CABA sigue siendo el antikirchnerismo (mejor representado por Adorni) y no la enumeración de una letanía de obras, fantasmales en su inmensa mayoría. El PRO no aprendió de la derrota calamitosa de Horacio Rodríguez Larreta en 2023. La gestión no vence a las emociones negativas, menos si es deficiente.
El PRO perdió alrededor de 630.000 votos considerando las elecciones de 2021 y las PASO de 2023. Si consideramos la elección general de 2023, perdió casi 800.000 votos. Una catástrofe electoral. De esta forma, la victoria de LLA se construyó sobre la “canibalización” del electorado tradicional del PRO y del voto anti-kirchnerista que antes se refugiaba en este último.

La elección no sólo definió la composición de la Legislatura porteña, sino que también generó profundas implicancias para el equilibrio de poder dentro de la ciudad y repercusiones en el escenario político nacional. El ganador de esta “PASO” fue La Libertad Avanza y su triunfo va a determinar que, en la Provincia de Buenos Aires y a nivel nacional, el PRO deba supeditarse a sus designios electorales. En un tono desafiante hacia el ex Presidente, Milei declaró que “saluda el que pierde, no el que gana. El que me tiene que llamar es él a mí”. Y Macri lo llamó.
Resulta poco probable que el PRO, frente a su dilema existencial a nivel nacional, intente una reconstrucción autónoma, apostando por nuevos liderazgos, como sugiere Lospennato al hablar de una “segunda generación”, ya que el “mercado de pases” con la promesa de tabula rasa de La Libertad Avanza es un grave peligro para el PRO, que solo podría evitar que salten del barco sus dirigentes en una alianza con la LLA.
Así como se ha demostrado la magnitud y velocidad del realineamiento del electorado, lo mismo puede suceder con relación a los dirigentes partidarios.
Si te he visto no me acuerdo
Estas elecciones demostraron una vez más que resulta muy difícil instalar o hacer conocido a un candidato que previamente no lo es. Lo padecieron principalmente el PRO y el radicalismo. Presentándose a través de la lista “Evolución”, encabezada por Lula Levy, el radicalismo sufrió un considerable revés electoral: obtuvo apenas el 2,31% de los sufragios, equivalente a 37.988 votos, resultado que no le permitió asegurar ninguna nueva banca en la Legislatura y que implicó perder la cifra descomunal de 500.000 votos con relación a la elección anterior. Consecuentemente, el bloque legislativo de la Unión Cívica Radical (UCR) se vio reducido, pasando de ocho a cinco escaños.

En las legislativas de 2017, Evolución Ciudadana (antecedente directo del espacio actual) obtuvo un 12,68% de los votos, lo que le permitió sumar cuatro nuevas bancas y consolidar un bloque de ocho legisladores. Más recientemente, en las PASO para la Jefatura de Gobierno en 2023, Martín Lousteau –compitiendo como precandidato de Evolución dentro de Juntos por el Cambio– logró un notable 48% del voto interno de la coalición frente a Jorge Macri.
Este agudo declive en solo dos años –pasando de casi ganar la interna de JxC a un mero 2,31%– indica una rápida erosión del apoyo o un error fundamental de cálculo al competir con una candidata desconocida. El desenlace legislativo de 2025 sugiere que el atractivo personal de Lousteau no se transfirió a la lista de Evolución en un escenario fragmentado, o que el entorno político cambió tan drásticamente (con el auge de LLA y el colapso de JxC) que la base de apoyo previa de Evolución se disipó o realineó. Veremos qué sucede en las elecciones para cargos nacionales, donde seguramente se presentará Lousteau.
Gobernabilidad
La nueva configuración de la Legislatura porteña presenta un escenario más fragmentado y complejo para el jefe de Gobierno, Jorge Macri. Según las proyecciones, Unión por la Patria se consolidaría como el bloque mayoritario con 20 bancas. La Libertad Avanza contaría con 13 escaños. El PRO tendría 10 legisladores y el nuevo espacio de Rodríguez Larreta tendría cinco. La UCR vería reducida su representación a cinco bancas, mientras que el Frente de Izquierda mantendría dos.
Esta distribución de fuerzas obligará a Jorge Macri a intensificar la búsqueda de acuerdos para garantizar la gobernabilidad. Para la aprobación de cualquier ley necesitaría el apoyo del peronismo o de La Libertad Avanza. Esta es la disyuntiva diaria que deberá afrontar Macri, aunque la elección no dependerá exclusivamente de él. El bloque libertario en la Legislatura fue el más duro opositor de su gestión y se ha negado a votar la casi totalidad de proyectos del jefe de Gobierno. De continuar esta línea el bloque libertario, a Jorge Macri no le quedará más alternativa que acordar con el bloque peronista, que en distintas épocas del PRO no ha tenido pruritos para acompañar la gestión y garantizar la gobernabilidad en CABA en cierta comunidad de negocios.
Proyección para 2027
Si miramos lo sucedido bajo el prisma de que el antikirchnerismo estaba definiendo partido y candidato en una PASO de hecho, no resulta tan atinado afirmar esperanzadoramente que la LLA solo se impuso en nueve de las quince comunas y que Es Ahora Buenos Aires (UxP) triunfó en las seis restantes. Si se suman los votos de los que participaron en esta interna a cielo abierto entre LLA y PRO, da como resultado que UxP perdió en todas las comunas. Esta es la mirada correcta para pensar estrategias para 2027, que serán elecciones ejecutivas.
El espacio de Leandro Santoro mantuvo +/- 30.000 votos de los conseguidos en las legislativas de 2021 y en las PASO de 2023. Con relación a la elección general de 2023, perdió 132.000 votos. La unidad de la LLA y el PRO vencerían tranquilamente en todas las comunas de no existir un cambio de estrategia en la oposición.
* María Eva Koutsovitis, coautora de esta nota, fue candidata por el espacio Confluencia y obtuvo 5.439 votos.
--------------------------------
Para suscribirte con $ 8.000/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 10.000/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 15.000/mes al Cohete hace click aquí