La fractura del "campo"

Bases Federadas, una nueva entidad agraria en contra del modelo reprimarizante

 

Un documento de la entidad Bases Federadas, que representa a pequeños y medianos productores, señala como “elocuente el sesgo reprimarizante, extractivista, concentrador y extranjerizante”, de las políticas implementadas por el gobierno nacional. “Las cartas están sobre la mesa, se han caído todas las caretas. Del gobierno y de algunos del sector”, advierten en el escrito a 70 días de ejecución de políticas asfixiantes para el sector, por parte de la pareja de hermanos gobernantes.

“Bases Federadas nace de un grupo de dirigentes que estamos en disidencia con la actual conducción de Federación Agraria. Cansados de manifestar nuestra posición, la de trabajar en la agenda propia e histórica, por fuera de la Mesa de Enlace”, expresa en diálogo con El Cohete a la Luna el secretario de la nueva entidad, Sebastián Campo. “La discusión la dimos internamente en los congresos y siguiendo todos los caminos institucionales y, sin embargo, la conducción de (Carlos) Achetoni pretende seguir formando parte de la Mesa de Enlace”, critica el pequeño productor arrendatario y ex presidente de la Federación Agraria de Pergamino.

Desde Bases Federadas consideran que no tiene sentido seguir formando parte de la Mesa de Enlace. “Habrá servido en la coyuntura de 2008, que ya cumplió su ciclo. Las agendas de trabajo (de las entidades que componen la mesa) son totalmente distintas, porque la historia así lo manda. Entonces, al ver que por las vías internas de Federación Agraria no podíamos conseguir que la entidad retome sus reclamos históricos, decidimos armar una nueva entidad”, explica Campo. 

La conforman dirigentes que tienen muchísimos años en la militancia de Federación Agraria y que están construyendo un camino nuevo. “Intentamos representar al pequeño y mediano productor que desde nuestro punto de vista no tiene hoy representación gremial”, dice Campo. Bases Federadas tiene como presidente a Omar Príncipe y como vice a Carlos Baravalle. Vienen trabajando juntos desde 2018, pero la entidad se constituyó formalmente el 9 de marzo de 2023.

En el escrito, plantean ocho puntos, haciendo referencia a cómo impactan sobre los pequeños y medianos productores las políticas implementadas por el nuevo gobierno. Aumento de combustibles; aumento de retenciones; extranjerización de la tierra; ley de semillas; devaluación; súper-poderes; política exterior y pesada herencia (una crítica a la inacción del anterior gobierno).

El aumento de combustibles, liberado por la gestión de Milei, “alcanza en solo 60 días un aumento acumulado de 86%”. Desde Bases Federadas expresan que esto constituye “un golpe al bolsillo del productor, por tratarse de un insumo básico en el funcionamiento de cualquier chacra”. Y no mirándose su propio ombligo como hacen productores autoconvocados por su angurria, señalan que “esto no es lo peor, ya que el incremento es directamente trasladado a fletes, con el consiguiente aumento en los alimentos de todos los argentinos”.

En el documento, recuerdan la promesa de campaña incumplida por Milei de “retenciones cero para todas las producciones”, y señalan que “el actual Presidente y su equipo proponen y defienden la suba del 12% al 15% para trigo y maíz, del 9% al 15% para carne vacuna, del 31% al 33% para harina y aceite de soja, y sumando el 15% a todas las economías regionales”. Y que Milei “ha mentido para conseguir los votos del sector”.

Califican de entreguista la extranjerización de la tierra que propone el gobierno. “La libre venta de tierras a extranjeros constituye el mayor gesto de entrega colonial de nuestro tan preciado territorio nacional”. Por eso, manifiestan su repudio “a tan cipaya decisión” y recuerdan la lucha de aquellos  próceres que “entregaron su vida heroicamente por la libertad de este glorioso país”.

Sobre la ley de semillas, Bases Federadas refiere a la decisión del gobierno de adherir al UPOV 91 (normativa establecida en 1991 para regular la protección de derechos de propiedad intelectual que rige sobre las variedades de vegetales y uso de semillas), indicando que “pretende avasallar derechos adquiridos”. Y sostienen: “Perder el uso propio, para un chacarero, es entregar una bandera histórica de lucha a las empresas más concentradas del mundo”.

Dejan en claro que siempre estarán a favor del “desarrollo de nuevas tecnologías”, pero aseguran que “los Estados deben ejercer un control para evitar el avance de las grandes multinacionales” por sobre los productores locales. En ese sentido es que advierten la profundidad que tiene “esta problemática”, a la que consideran “más crucial en los sectores hortícolas, donde la semilla es un insumo determinante. Quien controla las semillas, controla la cadena agroalimentaria, y, por lo tanto, la disponibilidad, la calidad y el precio de los alimentos de todos los argentinos”.

Rompen con el molde utilizado en 2008 con el único fin del poder económico concentrado dueño del monopolio mediático de lograr sintetizar con la palabra campo un imaginario colectivo y homogéneo que no es tal, pero que establecieron como único, para enfrentar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Así, al advertir, en el documento de Bases Federadas, sobre el impacto que tuvo para los productores la devaluación que realizó Milei, explican que “la denominación ‘campo’ no describe a un sector poblado de heterogeneidades y, por lo tanto, estas medidas afectan de manera distinta a cada uno de los actores”.

Demuelen lo que llaman “el imaginario popular”, que cree que “toda devaluación impacta positivamente” en el sector y sostienen “que la devaluación generada por el ministro Caputo, que llevó el valor del dólar oficial de 366 a 800 pesos, es decir un 119%, toma al productor en una situación crítica, producto de los efectos de la brutal sequía que golpeó la campaña 22/23”.

De esta forma, debido a la devaluación, “un alto porcentaje de pequeños productores se encuentra en situación de morosidad en dólares con su cooperativa o acopio de confianza. Ya no tiene granos para comercializar y, además, debe parte del arrendamiento de la tierra”. Subrayan que “esa deuda contraída por el productor de manera obligada se duplicó de un día para otro, generando una nueva aceleración en el proceso de desaparición de productores”, que se da en paralelo “con una frenética concentración del uso y tenencia de la tierra, de la producción, del procesamiento, de la distribución y de la comercialización de granos y de alimentos”.

“El actual Presidente, presumiendo de una brillante gestión, intenta que se le otorguen facultades especiales, violentando normas que protegen la voluntad popular expresada en las legislaturas y en la Constitución”, esgrimen desde Bases Federadas, criticando el deseo —fallido— de que el Congreso le otorgue súper-poderes a Milei. Critican sus “expresiones y señales” que califican “de las más antidemocráticas vistas durante los últimos años”.

En política exterior, reprocharon la decisión de “la Cancillería, a cargo de Diana Mondino”, de rechazar la “oportunidad histórica” de que nuestro país forme parte de los BRICS (bloque político y económico formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Consideran que es “incomprensible la decisión”, por la importancia que tendría “participar activamente del grupo donde se encuentran los principales compradores de los productos que el sector agropecuario ofrece al mundo”.

El análisis sobre al gobierno anterior forma parte del documento. A pesar de la pandemia, de la guerra entre Ucrania y Rusia, que tuvo su impacto en el aumento alimentos, de la sequía, que desde Bases Federadas consideran que no ha sido fácil para el gobierno, calificaron a las políticas para el sector agropecuario de la gestión de Alberto Fernández, como “paupérrimas”. Y esto a pesar de las diversas reuniones mantenidas con funcionarios donde plantearon “la segmentación de retenciones, la ley de arrendamientos, la ley de semillas y la de acceso a la tierra”, proyectos que seguramente “quedaron guardados en algún cajón”.

Volviendo al gobierno actual, recriminan la posición de productores que se sienten cercanos a la idea del libertario. “La Mesa Agroalimentaria Argentina ha pedido audiencia ante el Poder Ejecutivo. Sin embargo, el secretario de Agricultura, Fernando Vilella, recibió a productores ‘autoconvocados’. Esos que ningunean a las entidades, que desprecian la historia de la que provienen”, a los que definen como “portadores de un individualismo fundamentalista, excluyente y sectario, perfectamente alineado con el ideario moral del oficialismo”. Muestra de ello es que, después de dicha reunión, “salieron satisfechos” y sostuvieron que al nuevo gobierno “hay que darle tiempo”.

Por eso, se preguntan “qué hubiera pasado si alguna de las medidas enumeradas anteriormente, hubiese sido tomada por un gobierno de color popular”. Con ironía suponen respuestas: “‘¡No nos dejan producir!’, ‘¡nos ponen el pie encima!’, se escucharía con respecto al aumento de combustibles. ‘¡Nos quieren ver de rodillas!’, esgrimiría algún dirigente agropecuario por la suba de retenciones. ‘¡Quieren vender el país!’, ‘¡no dejan de poner palos en las ruedas!’, se indignaría algún señor del interior con alpargatas de carpincho y una bandera argentina colgada en sus hombros”.

Imaginan que una de las posibles reacciones hubiese sido la de marchar con “cientos de tractores por la entrega de la ley de semillas. ‘¡Necesitamos reglas claras para producir!’, gritaría indignada una señora debajo de su sombrero. ‘¡Son autoritarios… son dictadores!’, se escucharía si un ‘populista’ impone sus facultades especiales”.

Y también, recordando la represión llevada adelante por el gobierno actual con su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que vulnera el derecho a la protesta con sus fuerzas de seguridad, desde Bases Federadas se preguntan, “qué hubiese pasado si la Gendarmería se encargaba de retirar los tractores, en algunos de los tantos ‘tractorazos’ realizados al gobierno anterior, o prefectura quitaba por la fuerza las bolsas mortuorias, las guillotinas y todos aquellos elementos utilizados durante diversas manifestaciones en las inmediaciones de la Casa Rosada, en esos años”.

Con seguridad expresan que “si algo de eso ocurría, habríamos contemplado extensas editoriales, orales y escritas, hablando de la ceguera de un gobierno que no quiere escuchar, o la gravedad de la represión al pueblo que se manifiesta pacíficamente”. Y ejerciendo un profundo espíritu crítico, aguijonean con otros interrogantes fundamentales en estos tiempos: “¿Dónde quedó la dirigencia gremial agraria? ¿Quiénes realmente luchan por los productores y quiénes lo hacen de una manera estrictamente partidaria? ¿Quiénes son dirigentes genuinos y quiénes dirigentes de cartón en busca de algún interés personal?”.

El documento finaliza enunciando: “Desde Bases Federadas mantenemos nuestra mirada de lucha, siempre en defensa de la familia agraria, del chacarero, del hombre y la mujer de campo. Convencidos de que los intereses de los productores pueden estar en armonía con los del pueblo, del que formamos parte. Con nuestros valores intactos, nuestros principios estampados en la bandera más grande. Y en el mástil más alto la memoria de todos nuestros dirigentes de piel federada. Porque no queremos ni un productor menos, porque la agricultura es con agricultores, porque la patria no se vende. Ahí estuvimos y estaremos. Ayer, hoy y siempre”.

La reciente organización Bases Federadas tiene representantes de las provincias de La Pampa, Chaco, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. Lo que no figura en el documento y que Sebastián Campo se ocupa de precisar es la importancia para el pequeño productor de contar con el Banco Nación, la banca pública, como “herramienta fundamental a la hora de tomar créditos para comprarse una sembradora, para comprarse un equipo aplicador, cosechadora”. Y agrega: “No contar con esa herramienta, hablar de privatizarla, nos recuerda a cuando el Banco Nación remataba en los ’90 la chacra de los gringos que no podían pagar los créditos y recordarás lo que fue el protagonismo de mujeres en lucha”.

Bases Federadas no olvida sus orígenes. Aquellos inmigrantes asentados en las colonias de “la pampa gringa” fueron visibilizados cuando salieron a luchar contra la explotación extorsiva de terratenientes, exigiendo abaratamiento de arrendamientos. Fue el 25 de junio de 1912, en Alcorta, ciudad del sur de Santa Fe, donde más de 300 agricultores decidieron dejar de sembrar hasta que se reconocieran sus reclamos. Lo que se conoce como “Grito de Alcorta” se extendió rápidamente por las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa. Esas mismas a las que en la actualidad representa la nueva entidad agraria. 

Como enseñó el historiador Norberto Galasso, “la historia es la política pasada y la política, la historia presente”. La nueva entidad deberá crecer en participación para animarse a escribir la historia, en tiempos en los que somos gobernados por tiranos que buscan la implosión de un país federal, es necesario contar con los trabajadores de la tierra para luchar contra esos liberales, que como decía Juan Bautista Alberdi, “toman con un candor angelical por libertad lo que no es, en realidad, sino despotismo, es decir, la libertad del otro sustituido por la nuestra”. 

 

 

 

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