La Matrix contraataca

El Estado Profundo y la manipulación de masas a escala global

 

En abril de 2017 Google anunció, sin fanfarrias y con intencional bajo perfil, la modificación de los algoritmos utilizados por su poderoso buscador, a fin de privilegiar “fuentes con mayor autoridad”. Esta acción siguió a meses de histeria en los medios globales hegemónicos de comunicación, referida a las fake news o noticias falsas, una estrategia coordinada que sirvió para justificar, como iremos viendo, el comienzo del fin de la neutralidad en el gobierno de Internet, así como las acciones de censura que terminaron por abarcar no solo al gigante de Mountain View, sino también a los otros conglomerados por los que hoy circula la mayor parte de la comunicación global, como Facebook, Twitter y Amazon.

Los efectos fueron inmediatos. Uno de los sitios perjudicados fue el World Socialist Web Site (wsws.org), publicación troskista del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, que en sus dos décadas de existencia ha publicado más de sesenta mil artículos. El sitio es, por lejos, una de las mejores publicaciones hoy disponibles en temas de geopolítica, ofreciendo en forma diaria, gratuita y plurilingüe, información y análisis sobre eventos de todo el planeta. Luego del inicio de la censura, el tráfico al sitio disminuyó un 70%. Esto porque Google ya no permitió que las búsquedas de palabras clave (por ejemplo “imperialismo”) llevaran al wsws.org, algo que hasta entonces sucedía con creciente frecuencia, dado que los anteriores algoritmos justamente privilegiaban la popularidad, en un bucle de retroalimentación que permitió a publicaciones marginales crecer significativamente. Hoy el sitio es accesible, pero solo por ingreso o referencias directas. Google, que define su misión como “organizar la información mundial para hacerla universalmente accesible”, y que se dio a conocer al mundo bajo el slogan “no harás el mal”, decidió que wsws.org no era ya un sitio de “autoridad suficiente” para hacerlo universalmente accesible.

Como el World Socialist Web Site hay varias otras publicaciones estigmatizadas. Un punto en común entre ellas, pero no condición excluyente, es que se trata de publicaciones de izquierda. La condición sine qua non que sí cumplen todos los sitios censurados es otra: se trata de medios de comunicación opuestos a la guerra. Esto nos da pie a introducir dos conceptos: la “matrix comunicacional” y el “estado profundo”.

El concepto de matrix comunicacional, normalmente resumido simplemente como la Matrix, hace por supuesto referencia a la histórica trilogía cinematografica de las hermanas Wachowski, cuyo aporte a la ciencia política es probablemente equivalente al que hizo al séptimo arte. Puede definirse a la Matrix como la infraestructura de comunicación de contenidos culturales, que es cada vez más oligopolizada, en contraste con la infraestructura de producción de contenidos culturales, que es cada vez más atomizada. En otras palabras, hablamos de la capacidad de las crecientemente concentradas industrias de la comunicación por generar una realidad virtual de fuerte impacto político, a pesar de la explosión creativa que generaron Internet y las tecnologías de registro digital. Y si creyeron que esto solo sucede en Argentina, pues sepan que no. Sucede en todo el planeta, prácticamente sin excepciones.

La Matrix tiene como instrumentos esenciales a los grandes periódicos y las grandes cadenas de TV y de radio globales, además de sus miles de repetidoras locales, como los sospechosos de siempre de nuestras pampas. Sin embargo, su poder real hoy no pasa por ellos, sino por los gigantes de Internet, en particular Google, Facebook, Twitter y Amazon. Es a ellos a quienes el estado profundo ha nutrido, semicontrolado y, más recientemente, hiperpresionado para que apliquen las mismas técnicas de censura que, desde el origen mismo de la prensa gráfica, son el impertérrito modus operandi de los grandes medios controlados por el gran capital.

El concepto de “estado profundo” tiene su origen en una frase que el presidente norteamericano Dwight Eisenhower pronunciara en su discurso de despedida en 1961, luego de los dos mandatos que siguieron a su fama ganada como comandante supremo del frente occidental en la Segunda Guerra. Eisenhower se retiró de la vida pública advirtiendo a sus compatriotas que era necesario “levantar la guardia frente a la adquisición de una  injustificada influencia por parte del complejo militar-industrial”. Se refería así a la incontenible fuerza de las industrias de la guerra, hoy y siempre una de las más poderosas. En las últimas décadas el concepto fue expandido por especialistas en geopolítica, para denominarlo el complejo militar-industrial-financiero-mediático o, en forma más resumida, el estado profundo. Esto es, sectores del estado, en particular las fuerzas armadas y los aparatos de inteligencia que, en conjunción con el poder económico, no responden, o directamente controlan, al poder civil electo por el pueblo.

En formas más rudimentarias, los estados profundos y la Matrix existieron siempre. Lo que cambia son las técnicas, pero no los enemigos. Enemigos fueron, son y serán quienes pujen por la paz y por la verdadera democratización de las sociedades. De hecho, una vez que se entrena un poco el ojo, se hacen harto evidentes las diferencias entre los relatos de los siempre marginales medios censurados y los archipoderosos medios matrixiales que, gracias a la inmensa estructura que los sostiene, han logrado teñir de una pátina de sólido –aunque menguante— prestigio a sus marcas y sus procederes.

Así, en los medios matrixiales se da por hecho que once sauditas con cuchillos de plástico generaron el punto de quiebre geopolítico que fue el 11 de septiembre de 2001; que Rusia es una potencia menguante y desbocada en sus intenciones imperialistas; que lxs líderes populistas latinoamericanos son simples ladronxs que no comprenden las leyes más básicas de la economía. La lista de falsas verdades podría seguir interminablemente, pasando también por los incontables y permanentes mecanismos de distracción, las verdaderas falsas noticias que hacen a buena parte de la historia del control de los pueblos por parte de las élites.

Aquí propondremos una visión alternativa, aquella que justamente surge de los medios que, según Google y demás, no tienen autoridad suficiente para que sean universalmente accesibles a la polis global:

The Real News Network (therealnews.com) invita a profundizar en las notables promesas del Partido Laborista británico en su reciente conferencia anual, en la que además de proponer reestatizar la provisión de agua y otros servicios públicos, se comprometió a legislar para que el 10% de los paquetes accionarios de las grandes empresas sea transferido a sus trabajadorxs, quienes a su vez deberán obtener un tercio de los espacios en las juntas directivas. También analiza el rol del gobierno norteamericano en el salvataje del gobierno argentino, poniendo en duda que sea el FMI quien actúa, sino directamente la administración Trump.

Consortiumnews (consortiumnews.com) se pregunta por el presente de Julian Assange, refugiado hace más de seis años en la diminuta embajada ecuatoriana en Londres por haber publicado cables secretos del gobierno norteamericano, e incomunicado del mundo exterior por la administración del reaccionario presidente Lenin Moreno. La autora Suzie Dawson, presidenta del Partido de la Internet de Nueva Zelanda, se manifiesta preocupada por la salud psíquica de uno de los verdaderos héroes de estos tiempos, y cita a Julian diciendo: “He dedicado mi vida a proteger la privacidad, para ahora no tener absolutamente ninguna”. Analiza además en otro artículo el fracaso del New York Times y otros grandes medios norteamericanos para convencer a la opinión pública de la interferencia rusa en las elecciones de 2016, a pesar de la hiper intensa campaña desarrollada, que ya lleva dos años. Se basan en este ejemplo para afirmar que los medios matrixiales van perdiendo capacidad de fuego, aun frente a los enormes recursos de los que disponen.

Information Clearing House (informationclearinghouse.info) entrevista a un muy preocupado Noam Chomsky, en vistas del discurso del presidente Donald Trump en las Naciones Unidas. Chomsky, quien hace 30 años popularizó el útil concepto de “consenso manufacturado”, cree que es altamente probable una próxima extensión de la guerra en Medio Oriente para incluir a Irán, algo de consecuencias impredecibles dada la relativa fortaleza de ese estado frente a los que han ya sido invadidos desde los atentados del 11 de Septiembre, y dada la importancia que tanto China como Rusia dan a sus alianzas con la mediana potencia persa.

Son estos solo algunos ejemplos sobre como mirar la geopolítica global por fuera de la Matrix. Seguiremos en otro viaje a la Luna.

 

Antonio Cicioni es docente en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas 
del Atlántico Sur.

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