LA ORQUESTA DE LOS TROLLS

Una investigación de Mariana Moyano devela mitos y realidades sobre la batalla de Cambiemos en las redes

 

Un martillo puede servir tanto para hacer una casa como para romperle el cráneo al vecino. También para amasijarse un dedo. Es una herramienta, un medio, nunca un fin en sí mismo. Por eso resulta crucial quién y para qué se utilice. Con las redes sociales que pueblan internet sucede lo mismo. La diferencia reside en que objeto y función pueden ser definidos por quienes las ejercen y, en menor o nula medida, por quienes las reciben. Estos las disfrutan, padecen o les resultan indiferentes; aceptan, cierran, bloquean, desenchufan: optan. En estos tiempos raudos, a menudo ni siquiera hay margen para ello. Además existe la curiosidad, la codicia, el morbo.

Dejando de lado la maravillosa obviedad del mundo interconectado, esta facilidad para comunicarse con quien se quiera, ese reservorio inagotable de información, el notable dispositivo capaz de acortar tiempos y distancias, Twitter, Facebook, Instagram, WhatsApp y YouTube, pueden —suelen— servir de vías regias para lo peor. Pues inciden de manera rotunda en los modelos relacionales y, en consecuencia, en las subjetividades. Por tal arista ingresa a la problemática la periodista Mariana Moyano (Buenos Aires, 1969), con una intensa trayectoria en las mancias comunicantes, prolífica tuitera con más de cien mil seguidores. “Las redes no son usadas. Las redes usan” al usuario, es su tesis fundamental, a partir de la cual teje sucesivas hipótesis y procede a demostrarlas a lo largo de casi trescientas setenta páginas a través de pormenorizados relatos. En primer persona del singular con tan encantadoras como a veces escalofriantes experiencias propias, también mediante el cómplice plural mayestático que facilita la identificación y familiariza la viñeta. Como académica y docente, Moyano bien podría recurrir al lenguaje semiológico y reducir los procedimientos que describe a más o menos arcanas ecuaciones retóricas. Por fortuna elige un destino político: ofertar un panorama idóneo a fin de desentrañar las triquiñuelas, alertar sobre las manipulaciones, denunciar las hijaputeces, eventualmente combatir las acechanzas.

“Las redes modifican de manera radical los resultados electorales”, lógicamente es la idea fuerza que se desprende de aquella posición y que Trolls S.A. se preocupa en demostrar con lujo de situaciones. Tesitura que implica ingresar en pormenores nada pequeños, tal “la industria del odio en internet”, su subtítulo. Dado que en años cambiemitas, cuando las plataformas políticas son canjeadas por tácticas para vender aromatizadores de cloacas, la táctica del Poder vigente burbujea en el escatológico fondo de la grieta por ellos mismos generada. De modo que el odio comienza a adoptar consistencia material, perfora las conciencias, las falsifica y requiere del trabajo de disección que Moyano encara en el afán de contrarrestarlo. Se vale a tal fin del detalle de su modo de producción, describe las usinas que lo esparcen y los tecnócratas —con nombre y apellido— que las generan; la génesis, crecimiento y evolución de sus mecanismos. Asimismo, la intimidad de su eficacia, desentrañada por especialistas psi, filósofes, sociólogues, en fin, profesionales alertas.

Investigación y recorrido que lleva a la autora a generar hipótesis auxiliares: “Quizás el problema de las redes sociales no es ‘no saber’ cómo combatir esa violencia, sino que son las principales generadoras y beneficiarias de esa violencia”.

Caminos que avanzan hacia la especificidad: “El macrismo es una máquina perfecta de la reiteración vacía. Pero empática y sublime para el capitalismo emotivo”, que a su vez habilita el contraste: “La fortaleza histórica de los movimientos populares es, a su vez, su debilidad comunicacional. Y la falta intensa, masiva y orgánica de las derechas ‘en el territorio’ es la fortaleza mediática de las derechas”. Lo que aparenta una tautología adquiere cuerpo al ser desenvuelto en la descripción de experiencias concretas, palpitantes, nunca exentas de pasión. Resultaría extenso para los magros bordes de esta reseña adentrarse en la entrañable sucesión de situaciones, mas los contenidos de Trolls S.A. ameritan concentrarse en lo conceptual, dejando en clara la salvedad de que el libro es sumamente más entretenido que las presentes líneas. Imposible pasar por alto cuando la autora subraya que, tratándose de difusión ideológica, “los problemas de comunicación son siempre problemas políticos previos”, por más que esta tenga lugar en un ámbito donde “la narrativa individual del yo en el espacio del microrrelato, que es la razón de ser de las redes sociales”.

 

Una 'granja' de trolls

 

Al menos once millones de argentinos ingresan diariamente más de una vez en las redes sociales que, al mismo tiempo, son elegidas como medio informativo por encima de la TV. Cada una de ellas tiene su especificidad: Twitter es la de mayor masividad y la elegida para las agresiones políticas y de las otras; Instagram prioriza la imagen de gatitos; WhatsApp es la de la comunicación personal y de grupos reducidos, al parecer a punto de vigorizarse en las próximas campañas; en tanto “el algoritmo de Facebook es el que decide qué información le muestra a cada usario y no la decisión personal y libre del interesado”. Los trolls existen, no en la puerta aledaña al despacho de Marcos Peña Braun en la Casa Rosada sino esparcidos en miríadas de agencias de publicidad y afines, hackers contratados y agentes indetectables que conforman “una estructura de casi 900 cuentas que logran un movimiento de entre 900.000 y 1,5 millón de interacciones diarias”. Ejercito afiatado, en parte profesional fanático y convencido, en parte mercenario, poderoso, nunca invencible.

Universo que ejerce su propio lenguaje al que es preciso acceder porque no hay propiedad privada de las herramientas y es indispensable saber cómo funcionan y poder leer los manuales de instrucciones: stories, likes, troll, followers, oline, chst, retail, geeks, mainstream, twitstar, timeline, stalkear, comment, trandom, sercheo, DM, bot, hastag, astroturfing, cluster, burbuja, haters, favear. Conceptos, neologismos, manierismos, a la hora de la verdad el mayor riesgo es quedar afuera; la indiferencia peor que la cobardía.

En 1967 se publicó bajo la forma de novela La Orquesta Roja, espléndidamente escrita por Gilles Perrault sobre la verídica actividad de una vasta red de espionaje soviética en la Alemania nazi y territorios ocupados. Más de quinientos equipos transmitían en clave información vital que sirvió para definir el curso de la Segunda Guerra Mundial. La crucial operación determinó la vida de millones de personas, incluidos los directamente implicados. Lo que estaba en juego era la información. Mutatis mutandis, en esta tierra en este instante es también la información, aquello que se comunica, lo que hace la diferencia. Con otros medios, con otros fines, con distinta eficacia.

 

 

FICHA TÉCNICA

 

TROLLS S.A.

La industria del odio en Internet

 

 

 

 

Mariana Moyano

Buenos Aires, 2019

370 págs.

 

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