LA PANDEMIA DE CLASE

Riqueza y pobreza extremas, agravadas por la crisis sanitaria

 

La nueva realidad internacional –apenas un año después de la explosión de la peor crisis sanitaria que confronta la Tierra desde la Gripe Española de 1918– reconoce una brecha económico-social mucho más profunda que un año atrás. Así lo sostiene El virus de la desigualdad, informe publicado el último lunes de enero por Oxfam, confederación internacional que reúne a 20 ONG (organizaciones no gubernamentales) nacionales con trabajo en 67 países. Oxfam forma parte de la Protesta Global para luchar contra la desigualdad, alianza internacional que convocó a movilizaciones en diversos países de Asia, África y América Latina en esta última semana de enero a favor de mayor justicia y equidad planetarias.

 

 

Desafiando a Davos…

El estudio de Oxfam fue difundido el 25 de enero, día en que el Foro de Davos inauguró su programa virtual 2021, en reemplazo del tradicional encuentro que organiza cada última semana de enero, desde 1971, en la alpina ciudad suiza. Este año, el Foro Económico Mundial creó un espacio digital donde participaron representantes del mundo económico y del poder político y al que denominó Agenda de Davos. Según los organizadores participaron más de 1.200 líderes de empresas, gobiernos y sociedad civil de 60 países. El tema del mismo, “Un año crucial para reconstruir la confianza”, reconoce la desconfianza civilizatoria dominante que se percibe desde el poder económico y político mundial.

Cada uno de los cinco días de la Agenda –del 25 al 29 de enero– contó con un eje temático. Diseñar sistemas económicos cohesivos, sostenibles y resilientes; impulsar la transformación y el crecimiento responsable de la industria; mejorar la gestión del patrimonio mundial; aprovechar las tecnologías de la cuarta revolución industrial; y el 29 de enero, para el cierre, avanzar en la cooperación global y regional.

A este espacio virtual fueron invitados, entre otros, Narendra Modi, Primer Ministro de la India; Emmanuel Macron, Presidente de Francia; Angela Merkel, Canciller de Alemania; Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea; Xi Jinping, Presidente de la República Popular China, así como el mandatario ruso Vladimir Putin. Decenas de dirigentes de las Naciones Unidas, de la gran empresa privada y del mundo científico, se unieron como expositores.

Ante la grave situación pandémica europea el Foro Económico Mundial decidió trasladarse a Singapur, donde realizará su cónclave presencial 2021 entre el 13 y el 16 de mayo de este año.

 

 

…y mirando al Foro Social Mundial

El informe de la Oxfam se hizo público casi en paralelo al momento en que comenzaba el maratón de reflexiones que entre el 23 y el 31 de enero promovió el Foro Social Mundial virtual.

“Un verdadero éxito”, afirma Rita Freire a El Cohete a la Luna. Freire es periodista, comunicadora y responsable de CIRANDA.NET (red de comunicación alternativa) y miembro del Consejo Internacional del FSM. Los organizadores contabilizaron hacia el jueves de esta semana más de 9.000 inscripciones de casi 140 países para unas 800 actividades registradas en el programa, muchas de las cuales analizaron la nueva situación mundial a la luz del impacto de la pandemia y de las alternativas sociales y populares para superarlo.

El FSM sale fortalecido de esta edición virtual del 2021, reflexiona Freire, quien anticipa que el Foro en el futuro –posible próxima edición en México 2022– integrará mucho más coherentemente la presencia humana y, al mismo tiempo, la descentralización virtual en distintos lugares del planeta. “La renovada fuerza de este espacio altermundialista se la dará esa combinación multicéntrica o policéntrica de la convocatoria y las actividades, y de medios y herramientas”, enfatiza.

 

Crítica despiadada

En su informe de 60 páginas Oxfam se pregunta cómo recomponer un mundo devastado por el coronavirus en el cual más de dos millones de personas han perdido la vida, y cientos de millones se están viendo arrastradas a la pobreza.

 

 

Niños de India. Foto ONU.

 

Y anticipa una respuesta global: se ha demostrado que “es posible poner en marcha políticas transformadoras que antes de la crisis eran impensables. No hay vuelta atrás. No podemos volver donde estábamos. En su lugar, la ciudadanía y los gobiernos deben responder a la urgente necesidad de construir un mundo más justo y sostenible”, enfatiza, con el convencimiento de que la acción de los gobiernos es esencial para proteger la salud y los medios de vida.

El diagnóstico pre-crisis, según la ONG, evidencia “la fragilidad colectiva, así como la incapacidad de nuestra economía, profundamente desigual, de beneficiar al conjunto de la sociedad”. Y recuerda por ejemplo que según Forbes, entre marzo y diciembre del 2020, en plena pandemia, la fortuna de las 10 personas más ricas del mundo (milmillonarias) creció en 540.000 millones de dólares. Se refiera a: Jeff Bezos, Elon Musk, Bernard Arnault (y familia), Bill Gates, Mark Zuckerberg, Larry Ellison, Warren Buffett, Zhong Shanshan, Larry Page y Mukesh Ambani.

Para la elaboración de El virus de la desigualdad los autores entrevistaron a 295 economistas de 79 países. El 87% comparte esta caracterización de la situación mundial, de la brecha creciente y de las opciones futuras. Y concuerda en pronosticar que la desigualdad de ingresos va a seguir creciendo en sus respectivos países como consecuencia de la crisis sanitaria.

La ONG cita a António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, con quien comparte en gran medida el diagnóstico actual de la situación planetaria. “Se ha comparado al Covid-19 con una radiografía que ha revelado fracturas en el frágil esqueleto de las sociedades que hemos construido y que por doquier está sacando a la luz falacias y falsedades: la mentira de que los mercados libres pueden proporcionar asistencia sanitaria para todos; la ficción de que el trabajo de cuidados no remunerado no es trabajo; el engaño de que vivimos en un mundo post-racista; el mito de que todos estamos en el mismo barco. Pues si bien todos flotamos en el mismo mar, está claro que algunos navegan en súper-yates mientras otros se aferran a desechos flotantes”.

 

 

Índices de la vergüenza

La ONG elabora su propia descripción del planeta Tierra. Un mundo en el que casi la mitad de la humanidad tiene que sobrevivir con menos de 5,50 dólares al día, en el que durante 40 años el 1% más rico de la población ha duplicado los ingresos de la mitad más pobre de la población mundial y en el cual, en el último cuarto de siglo, el 1% más rico ha generado el doble de emisiones de carbono que el 50% más pobre, agravando la destrucción provocada por el cambio climático.

 

 

Brecha creciente y llamas de fondo. Dibujo: Kaos en la red.

 

 

Analizando datos tendenciales, Oxfam afirma que la pandemia de Covid-19 tiene el potencial de aumentar la desigualdad económica en prácticamente todos los países del mundo al mismo tiempo, realidad hasta ahora desconocida –en cuanto a ese nivel de impacto global– desde hace más de un siglo, cuando se comenzaron a documentar índices y cifras globales.

El aumento de la desigualdad podría obligar a que se demore como mínimo 14 veces más en reducir la pobreza –hasta alcanzar los niveles previos a la pandemia– que el tiempo que han tardado las mil personas más ricas del planeta –en su mayoría hombres blancos– en recuperar sus pérdidas dada la crisis sanitaria.

“La recesión ya ha acabado para los más ricos”, afirma Oxfam. Desde el inicio de la pandemia, incluso, la fortuna de las 10 personas más ricas del mundo ha aumentado en medio billón de dólares, cifra que permitiría financiar sin problema alguno la vacuna universal contra el COVID 19. En paralelo, esta situación sanitaria desencadenó “la peor crisis laboral en más de 90 años, y cientos de millones de personas se encuentran subempleadas o sin trabajo”.

Una vez más las mujeres y los sectores marginalizados pagan los precios más altos de la crisis, afirma la ONG, coincidiendo con diversos informes que en los últimos meses han publicado organismos de las Naciones Unidas como la OIT, FAO, PNUD, etc. A nivel mundial, las mujeres están sobrerrepresentadas en trabajos mal remunerados y precarios, que han sido los que más se han visto afectados por la crisis del Covid-19, enfatiza. Las mujeres constituyen aproximadamente el 70% de la fuerza laboral a nivel mundial en el ámbito de la salud y la atención social, empleos esenciales pero a menudo mal remunerados que además las exponen a un mayor riesgo de contraer el virus.

 

 

Mujeres y niños pagan los precios más altos en cada crisis. Foto PAM.

 

En Brasil, las personas afrodescendientes tienen un 40% más de probabilidades de morir a causa del coronavirus que las personas blancas. En Estados Unidos, si la tasa de mortalidad de las personas de origen latino y afroamericano hubiese sido la misma que la de las personas blancas, se hubieran podido evitar 22.000 decesos de esos grupos.

Las zonas más pobres de países como España, Francia e India presentan tasas de infección y mortalidad más elevadas. En el caso de Inglaterra, los índices de mortalidad de las regiones más pobres duplican a las de las zonas más ricas.

Un reciente estudio científico muestra que el impacto del Covid-19 en los barrios más populares de la ciudad suiza de Ginebra –sede principal europea de las Naciones Unidas– es significativamente mayor que en las zonas de población rica de la misma ciudad. El estudio fue dirigido por el doctor Idris Guessous, responsable de uno de los servicios del Hospital ginebrino HUG.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas estima que, a causa de la pandemia, el número de personas en situación de hambre extrema alcanzaría los 270 millones a finales de 2020, lo que supone un incremento del 82% con respecto a 2019. Con estas cifras, Oxfam calculó que la crisis provocada por la pandemia sería la causa de que murieran de hambre entre 6.000 y 12.000 personas al día a finales de 2020.

 

¿Hay salidas?

En cuanto al futuro, OXFAM no duda en desarrollar su hipótesis rectora. La clave para lograr una rápida recuperación económica frente a la pandemia es simplemente la adopción de modelos económicos más justos.

Y tomar medidas que están a la mano y que sólo exigen la voluntad política de los Gobiernos. Por ejemplo, la imposición de un impuesto temporal sobre los beneficios excesivos obtenidos por las 32 multinacionales que mayor riqueza han acumulado desde que comenzara la crisis hubiera permitido en 2020 una recaudación de 104.000 millones de dólares. Cantidad suficiente para financiar prestaciones por desempleo para trabajadores y trabajadoras, así como para proporcionar apoyo económico al conjunto de niños, niñas y personas mayores de los países de renta media y baja.

Oxfam finaliza su informe proponiendo cinco pasos para conseguir un mundo mejor: más igualdad; economías más humanas; libre de explotación y con seguridad de ingresos; donde los más ricos paguen los impuestos que les correspondan de manera justa; y se priorice la seguridad climática.

Y sostiene que la construcción de “nuestro nuevo mundo debe basarse, en primer lugar, en una reducción radical y sostenida de la desigualdad”. Los gobiernos deben establecer metas concretas de reducción de la desigualdad, sujetas a plazos precisos. El objetivo no debe limitarse a volver a los niveles de desigualdad previos a la crisis sino que debe ir más allá para construir, con carácter de urgencia, un mundo más justo.

La lucha contra la desigualdad, incluyendo la desigualdad racial y de género, debe ser un elemento central del rescate económico y de las iniciativas de recuperación. Para las mayorías en situación de pobreza, las mujeres, las personas negras y afrodescendientes, los pueblos indígenas y demás comunidades históricamente excluidas y oprimidas de todo el mundo, esto significaría que por fin sus gobiernos darían prioridad a sus necesidades, concluye.

 

 

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