Este año la Organización Mundial de la Salud publicó un informe con data específica sobre la soledad en la población.
En este, denomina “conexión social” a las interacciones que pueden o no realizar las personas entre sí. En función de esto, la soledad como forma de desconexión social fue declarada por la OMS como pandemia.
Existe otra preocupación asociada a la primera, la baja tasa de natalidad. Para el año 2100 se espera que la Tierra posea 200.000.000 de personas menos.
Se necesitan familias
Veamos el caso de Japón, que atraviesa una crisis demográfica sin precedentes.
¿Por qué los japoneses tienen cada vez menos hijos? Se lo preguntan ellos mismos. Desde que se comenzó a medir la tasa en el año 1899, esta ha descendido por decimosexto año consecutivo. Además, el país con una larga tradición del suicidio por honor tiene su tasa de suicidio entre las más altas del mundo. Población envejecida, sistema laboral con horarios extensos, exigencia que ocasiona trastornos en salud mental. Soledad.
Allí donde los templos de tradición sintoísta y budista conviven con los estándares de desarrollo de los países occidentales, hay una “conexión social” interesante para observar. Werner Herzog, prolífico director de cine y de ópera alemán, se propuso contar una película a mitad de camino entre documental y ficción. Su interés estaba centrado en dramatizar el fenómeno del negocio de contratar personas para cumplir diversos roles y sustituir a familiares. Herzog, que ha estrenado más de 70 películas en 50 años de carrera, tomó el ejemplo de una empresa real que existe en Tokio que ofrece el servicio de alquilar personas con el fin de sustituir familiares o cumplir roles que una persona o familia necesite.
Family Romance LLC (puede verse en Mubi) está protagonizada por Yuichi Ishii, que es el fundador de la agencia en la vida real. Ishii es el director de la agencia y también quien se alquila. En la trama vemos pocos roles que él desempeña para quienes lo contratan. Por ejemplo, en uno de estos roles, que ocupa una parte menor de la película, Ishii es contratado como empleado para asumir la culpa de un error de cálculo en la salida del tren bala. Dos segundos de demora bastan para que un jefe humille a un empleado. El verdadero culpable del error contrata entonces a Ishii para que se preste a la humillación de arrodillarse ante el jefe. El honor sigue siendo un enorme valor en la cultura japonesa, a tal punto que alguien puede pagar para no arrodillarse.
Sin embargo, Herzog decide centrarse en una historia que trata sobre la reivindicación de la familiaridad. Verosimilitud necesaria y contra la corriente tecnológica de las vinculaciones. Lo fraterno se impone porque somos una especie que necesita cariño y seguridad. La creación de un vínculo familiar trasciende la verdad o la falsedad.
Mahiro es una nena de 12 años que conocerá a su padre, Yuichi, sin saber que este fue contratado por la madre como sustituto. El padre ficticio y la hija comienzan a pasar tiempo juntos.
Herzog se maravilla con los cerezos florecidos y los parques de Tokio, y en esas locaciones Mahiro va perdiendo la timidez y acercándose a su padre sustituto. A medida que avanza la relación, la mamá de Mahiro —la que extiende los cheques— le pregunta a Yuichi por su hija. Así, un pequeño suceso en este ida y vuelta hace que la trama de Herzog, que parece tan plácida, encienda una luz. Mahiro le ha mostrado fotos a su "padre". En una en particular estaba haciendo una pose de yoga en la playa; la niña le dijo que eso fue en Tailandia. En la charla entre Yuichi y la madre de la niña se revela que nunca estuvieron en Tailandia. Entonces, ¿por qué Mahiro le contó otra historia a Yuichi?
En definitiva, ¿cuánta relevancia tiene la verdad en un vínculo familiar mediado por un contrato? Pero además, ¿qué revela o qué cambia la verdad objetiva? Yuichi construye por encargo un padre para Mahiro, y ella construye la hija que quiere ser.
En nuestras relaciones proyectamos representaciones. ¿Qué importa lo verificable si podemos confiar, si decidimos querer? La confianza no solicita ser creída, solicita fe.
"El público muy a menudo solo mira la mecánica de la historia, no se dan cuenta de que hay una segunda historia paralela ocurriendo dentro de ella", dice Herzog en una entrevista. También comenta que trabajó mucho con minicámara en mano para crear un clima de auténtica intimidad y poder estar entre la gente en el metro, donde es muy difícil conseguir permisos para filmar. La actuación de un fenómeno real como este conecta con una pregunta: ¿cuánto hay de performático en nuestra manera de relacionarnos? ¿Podemos falsificar las emociones?
Hay otra película sobre el mismo tema que aún no se estrenó, Rental Family. Está protagonizada por Brendan Fraser, un americano en Tokio, y dirigida por Mitsuyo Miyazaki; tiene fecha de estreno para el 2026.
Efectivamente, hay un negocio, hay una necesidad, hay soledad, hay población envejecida que necesita familia y hay dos películas que retratan todo esto.
Lo que además hay son aplicaciones; donde hay una necesidad, hay una aplicación. Es cierto que el asunto de pagar por alguien para ser presentado a la familia o de llevar a un simulador a un casamiento es una idea que no es nueva. Pero lo que es nuevo es la explotación de uno mismo. Según algunas páginas consultadas, hay varias aplicaciones que se presentan como alquiler de amigos y que ofrecen ganancias de hasta 50 dólares por día. Confieso que busqué una, porque suena tentador ganar plata haciéndose amigos; pero para ganar dinero, primero hay que pagar y así poder participar del staff.
La I.A. se ofrece
La primera vez que vimos este fenómeno en una película fue en Her en el año 2013. El actor Joaquin Phoenix habla con Samantha, la asistente artificial de su computadora, hasta el punto de sentirse enamorado de esa voz virtual. Scarlett Johansson —que interpreta a Samantha y nunca aparece en pantalla— le susurra la agenda y conversa con Phoenix de una manera en la que, si se está muy solo, se puede caer rendido de adicción a esa voz.
Hoy es noticia que Albania incorporó una ministra creada con inteligencia artificial con el argumento de que los escándalos de corrupción afectan al país. Diella, la ministra I.A., se encargará de los contratos públicos.
Diciembre es un mes complejo. No sólo es el mes de los balances y cierres de año, fiestas y reuniones, sino que además diciembre es el mes en que, según psiquiatras y psicoterapeutas, la gente se descompensa más, los pacientes se desregulan en mayor medida que durante otros meses del año y las guardias y emergencias se saturan. "¿Con quién vas a pasar las fiestas?" es un mantra. Soledad, crisis económica y autoexplotación, un combo propicio para que por unos mangos nos alquilemos. Un “FamiliaresYa” se viene en el 2026 mientras se discute la reforma laboral.
La convivencia con la virtualidad, que se incrementó durante el confinamiento, está naturalizada. Pedimos comida, auto y citas; ¿quién no usa Rappi? Cuentan que, el último día de trabajo, los despedidos de la empresa Whirlpool se bajaron las aplicaciones para sumarse al equipo de trabajadores de las más solicitadas, para trabajar, para comer.
La diferencia que hace la película de Werner Herzog con el resto de los pronósticos alarmantes de lo que van a hacer los robots por nosotros es un montón. Family Romance LLC plantea una solución de estos tiempos, pero exalta la posibilidad de que el cariño entre personas se haga lugar aun entre contratos, que es en definitiva cómo vivimos.
Las preguntas que dan vueltas en este mundo incipiente de robots (en diez años esta pregunta ya no se disputará) son: ¿cuánto vamos a cederle a la tecnología? ¿Qué aspectos de la vida humana son irrenunciables? Dudas que por el momento no se responden porque la IA avanza sin preguntarnos y, en la misma medida, la vamos incorporando, cediendo y repautando.
Si la soledad es una pandemia, según los indicadores de la OMS, ¿cuánto de nuestra soledad la completamos con las nuevas tecnologías?
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