La producción de vacunas te la debo

La desfinanciación del Instituto Maiztegui y el temido avance de la fiebre hemorrágica

 

Este podría ser el primer año en que el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH) Dr. Julio I. Maiztegui no produzca la vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina, desde que se habilitó su planta de producción en Pergamino, provincia de Buenos Aires, en 2001.  Así lo expresaron con preocupación los trabajadores del INEVH.

La posibilidad  está supeditada a dos situaciones determinantes:

  1. la instalación de un equipo para la planta de tratamiento de agua. Fue licitado durante 2018, pero recién se recibirá en los próximos 60 días. Recién entonces comenzará el proceso de instalación y calificación de la operación y validación del proceso que insumirá otros 60 días antes de producir agua de calidad inyectable.
  2. la disponibilidad de otro equipo, indispensable para mantener la temperatura adecuada dentro de las instalaciones, que fue pedido por primera vez a fines de 2017 pero no cuenta con financiamiento.

Las 300.000 dosis de vacunas que el Instituto Maiztegui tiene en stock ya están siendo requeridas por las provincias afectadas.

La Fiebre Hemorrágica Argentina es una zoonosis transmitida por un roedor, por lo cual no es erradicable mientras el transmisor persista en la naturaleza. El objetivo máximo al que puede aspirarse es a controlarla, mediante la vacunación y una vigilancia epidemiológica eficaz.

El 16 de enero los profesionales del Instituto Maiztegui alertaron sobre la decisión de excluirlos de realizar diagnósticos de Hantavirus. La Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud le quitaría así una de las funciones esenciales del Instituto sin ninguna razón. Le fue restituida luego de una movilización y un abrazo solidario al Maiztegui, el 1° de febrero, que visibilizó la situación. No hubo argumentos técnicos para quitársela, se trató de una decisión arbitraria sin ningún basamento científico que iba claramente en contra de todo lo que el Estado nacional debe realizar en defensa de su población frente a un brote como existía: fortalecer las redes diagnósticas.

En la década del ’50 la Fiebre Hemorrágica Argentina ocasionó una gran cantidad de muertes en la rica zona agrícola-ganadera de Pergamino. Se formaron entonces grupos de trabajo, provinciales y nacionales, que permitieron la instalación del Instituto en esa ciudad y el comienzo de las investigaciones para el desarrollo de una vacuna.

En 1984 se desarrolló la vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina impulsada por un investigador argentino en los Estados Unidos, porque en ese momento no se disponía de un edificio que tuviera la seguridad para hacer ese desarrollo en nuestro país. Pero el proyecto contemplaba la construcción de un laboratorio, que fue habilitado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) en 2001.

Los lotes experimentales de vacunas fueron realizados por profesionales que viajaron a Estados Unidos a entrenarse y realizar la transferencia de tecnología. Trasladaron todos los procedimientos de producción y control de vacunas de los primeros lotes que se realizaron en Estados Unidos hacia la Argentina. En Pergamino se desarrolló el ensayo clínico de eficacia de la vacuna americana como de la vacuna argentina. Ese ensayo clínico terminó en el 2006 con nuestra vacuna argentina.

Los primeros lotes de vacunas se pudieron producir en 2003-2004 a través de un financiamiento extra que obtuvo el INEVH Maiztegui de la Secretaría de Ciencia y Técnica. Ya en 2007 la vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina ingresó en el calendario de vacunación. A partir de 2008  se incrementó el financiamiento del Instituto y las inversiones en equipamiento e instalaciones.

Pero desde la llegada de Cambiemos al poder el presupuesto del Maiztegui descendió notablemente. Su financiamiento proviene de la Administración Nacional de Laboratorios de Institutos de Salud que depende del ex ministerio de Salud devenido ahora en secretaría. Profesionales que tienen conocimiento del costo que significa producir una vacuna califican el presupuesto nacional para el Instituto de irrisorio. La vacuna se provee a las cuatros provincias del área endémica: Santa Fe, Córdoba, La Pampa y Buenos Aires. Además se vacuna a otras poblaciones, como los transportistas. Hay un centro de vacunación en la provincia de Santiago del Estero que le demanda vacunas al Maiztegui y en la ciudad de Buenos Aires también hay centros de vacunación.

 

El presupuesto del Maiztegui}

 

La vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina es considerada una vacuna huérfana porque esta enfermedad no existe en ningún otro lugar del mundo. Con una población expuesta de aproximadamente cinco millones de personas resulta indiscutible que el Estado debe hacerse cargo sostenidamente de su producción. El Instituto Maiztegui venía con una capacidad productiva determinada de 500.000 dosis anuales que tenían como fin ir protegiendo paulatinamente a toda la población.

En 1992, cuando se aprueba la estructura del Instituto, el doctor Maiztegui, quien murió al año siguiente a los 62 años, propuso que contara con 107 cargos. En 2006 se hizo una revisión de esa planta y se consideró en función de nuevos proyectos y una creciente escala de producción de vacunas, que la planta necesitaba aproximadamente 147 personas. No se llegó nunca a esa cantidad de personal pero el Instituto llegó a contar con 105 empleados. En la actualidad sólo quedan 73 personas, ya que los jubilados no fueron reemplazados.

 

Maiztegui había pedido 107 cargos para empezar. Un cuarto de siglo después, sólo hay 73.

 

 

El año pasado hubo 13 casos de Fiebre Hemorrágica Argentina confirmados de los cuales cinco fueron letales. Las personas fallecidas no estaban vacunadas, fueron muertes evitables. Ha bajado la incidencia a partir de la vacunación y también bajó el alerta, el conocimiento por parte de la comunidad médica de un caso de Fiebre Hemorrágica Argentina. El tratamiento es eficaz si se suministra hasta los 8 días de evolución de la enfermedad. Se realiza con plasma inmune de personas que tuvieron la enfermedad y que van a donar. La baja cantidad de donantes agrava la situación, en un retroceso lento pero constante que afecta seriamente la salud pública de todos.

 

 

 

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