La que sigue

La jueza Titina Langhe de Falcone y la espera de una jubilación en el Titanic

 

Como Pablo Baca, Clara Langhe de Falcone era diputada radical cuando la Legislatura de la provincia de Jujuy aceptó el pliego para ungirla como jueza en una vocalía vacante del Superior Tribunal de Justicia. El 16 de septiembre de este año se habrán cumplido diez años de esa votación. Langhe de Falcone fue propuesta por el entonces gobernador peronista Walter Barrionuevo, que negociaba un acuerdo con los radicales para aprobar una refinanciación de la deuda. La sesión estuvo a punto de suspenderse porque la candidata no tenía acuerdos en el bloque peronista. Y los radicales no entraron al recinto. Pero, según supo este medio, una llamada a tiempo del ahora gobernador Gerardo Morales a Barrionuevo terminó alineando a la tropa de diputados, y logró finalmente la aprobación.

Hoy la versión taquigráfica de aquel debate es una de las piezas que será presentada ante la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado que discute el proyecto de intervención a la Justicia. Clara Langhe de Falcone permaneció como vocal hasta diciembre de 2015 y fue elegida presidenta del Superior cuando Morales llegó al gobierno. Fue la persona que garantizó las prisiones arbitrarias de los y las detenidas de la Túpac Amaru en el inicio del mandato del carcelero jefe. Más tarde, avaló los procedimientos irregulares que hoy ponen en vilo la continuidad del sistema judicial. Y desde hace tres años se encuentra inquieta por una denuncia por apropiación de su hijo varón. Titina debió renunciar a la presidencia en diciembre del año pasado después de declarar públicamente que ella no estaba dispuesta a liberar a Milagro Sala. Morales ahora parece agradecerle los servicios. Pese al tormentoso frente que atraviesa la estructura judicial, dicen que está dispuesto a garantizarle la permanencia en el cargo hasta el mes de septiembre, cuando ella cumpla los diez años como jueza para irse con el 82 por ciento de jubilación.

 

 

La pandemia

La pandemia corrió el foco de la agenda de la Justicia jujeña pero el debate sigue vigente. El virus puso en pausa a la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado que había establecido como plazo el día 25 de marzo para recibir la documentos y testimonios de quienes impulsan el proyecto de intervención federal del Poder Judicial de Jujuy, y de quienes se oponen. El senador Guillermo Snopek trabajó durante toda la semana en la recolección de pruebas, tomando como tope esta fecha hasta que el jueves a la noche el DNU presidencial dejó en suspenso también esos tiempos.

La salida de Baca también había abierto un paréntesis. El titular del bloque del PJ, Rubén Rivarola,  saludó la renuncia del presidente de la corte provincial como una depuración de la Justicia. La decisión de Baca también frenó el juicio político abierto en la Legislatura que, mientras duró, puso en discusión el funcionamiento estructural de la Justicia. La renuncia, es cierto, fue un gesto político. El problema es que el festejo reúne a radicales y a una parte del peronismo que quiere algunos movimientos pero se opone a una intervención.

En la semana, el Superior Tribunal de Justicia hizo un movimiento de piezas. Luego de la renuncia, el Superior votó en una acordada a Sergio Jenefes como nuevo presidente. Para quienes piensan que ese nombre resulta un acuerdo con el peronismo para que todo siga como hasta hora, basta decir que una de las voces del peronismo jujeño en el Senado dice que Jenefes no es, y nunca fue, peronista, y para rematar agrega: Y además fue funcionario de la dictadura.

Las denuncias sobre el funcionamiento del Ministerio Público de la Acusación a cargo de Sergio Lello Sánchez de las que dio cuenta recientemente el Consejo Federal de Procuradores y Fiscales de la República Argentina y la filtración de los audios de Pablo Baca, fueron de las mas discutidas por los radicales. Ellos aún defienden esa estructura a capa y espada. Y dicen que detrás de esa embestida, se busca desarmar las causas de persecución política, que ellos llaman de corrupción. La otra persona es la siempre presente ex presidenta del Superior.

 

 

La diputada

A casi diez años del nombramiento, tiene sentido volver a la versión taquigráfica de la designación de Clara Langhe de Falcone. No sólo porque muestra los numerosos cuestionamientos que ya existían sobre una candidata que era diputada, ni porque será motivo de discusión en el Senado, sino porque anticipa temores de lo que efectivamente pasó.

Langhe de Falcone era diputada pero no estuvo en la sala. Lo mismo ocurrió con el bloque radical. Según la reconstrucción de uno de los presentes, el bloque había dado el acuerdo para sentarse en las bancas con la condición de tratar primero el pliego de la candidata. Y luego el desendeudamiento. Cuando el PJ dio vuelta el orden del día y comenzó con el desendeudamiento, los radicales salieron del recinto. Eso no generó problemas de quórum, porque los peronistas reunían votos necesarios con propios y aliados. Pero aún es un dato curioso que los radicales no hayan entrado a la sala sabiendo que estaba en juego la candidatura de una de sus integrantes. Hubo diputados que se preguntaron ese día y en voz alta por qué no habían ingresado. Y hasta hicieron conjeturas que habilitan preguntas hasta hoy.

“Quiero decir que es inconstitucional prestar acuerdo a un diputado en ejercicio, señor presidente, es totalmente incompatible, por eso voté en contra”, dijo el diputado Miguel Angel Morales. “La verdad, tenía varios argumentos para votar en contra y yo voy a guardar algunos de mis argumentos que son sobre quién iba a votar, porque voy a centralizar mi alocución en los Poncio Pilatos, quienes se viven lavando las manos permanentemente, señor presidente”, dijo.

Y agregó: “Tengo miedo que no tengan argumentos para defender, tengo miedo que la Unión Cívica Radical esté pensando que estamos haciendo macanas, señor presidente, o tener un elemento más para fustigarlo después desde sus bancas, porque ellos siempre juntan antecedentes y jamás juntan obras (…) Me los imagino acobachados allá en su bloque, tratando de justificar lo injustificable. Qué le estarán diciendo en estos momentos a su par, a quién por tantos años los acompañó, a quién defendió desde su banca la postura radical y es más, señor presidente, a quien hoy en su parte profesional sigue defendiendo a algunos líderes radicales, pero sin embargo, señor presidente, no nos encontramos con ellos en este recinto y en definitiva seremos los culpables de haber puesto a una diputada radical que no podía haber tenido acuerdo, porque no renunció a su banca de diputada; este es un hecho único”.

Como en todas las sesiones, aquella se inició con un miembro informante que estuvo a cargo de la presentación del tema a discutir. Para el desendeudamiento, el miembro informante fue el entonces diputado Guillermo Snopek. Cuando la sesión avanzó con el pliego de Titina Falcone, Snopek entregó el puesto y la voz al entonces diputado Rubén Rivarola porque no quería hacer de informante. Rivarola presentó, así, la candidatura:

–Tiene la palabra el diputado Rubén Rivarola –se oyó.

–Gracias, señor presidente –dijo el hoy presidente del bloque del PJ—. Solicito por su intermedio que primero vayamos a votación y luego abramos el debate, señor presidente.

Snopek apoyó. El diputado Miguel Angel Tito decidió excusarse. No lo dejaron. Hubo votación. Los diputados aprobaron el pliego y recién después se escucharon algunas de estas cosas.

“Señor presidente, a pesar de que ya se dio lugar a la votación de la moción y no pudimos decir nuestras palabras, obviamente lo que quería era adelantar mi postura, mi opinión y la opinión del partido al que represento, el partido LyDeR, sobre esta cuestión”, dijo María Alejandra Mollón. Uno de los testimonios más importantes. Mollón había trabajado con Titina Falcone en la Legislatura. Conocía y ponderaba incluso su trabajo. Pero cuando debió justificar porque no estaba de acuerdo con la candidatura de alguien que era compañera de una banca, no sacó a relucir sus argumentos: usó lo que la propia Titina Falcone había dicho en el recinto poco antes sobre la necesidad de cambiar las reglas de juego en la designación de los jueces locales como único mecanismo para garantizar la independencia de la justicia.

“Realmente me ha unido a la diputada Falcone un trabajo conjunto de dos años en la Comisión del Trabajo en la que he conocido su ejecutividad, he coincidido y he disentido con ella en muchas cosas –dijo Mollón— y a lo largo de estos años he escuchado muchos alegatos de ella en este recinto respecto de la designación y la selección de los jueces. Y la verdad coincido y siempre coincidí con sus palabras y si usted me permite voy a leer algunas partes”.

Mollón leyó tramos de un Diario de Sesiones del 17 de setiembre del 2009. Titina Falcone decía cosas como estas:

“Quiero nuevamente hacer hincapié en la necesidad de que todos los diputados que componemos esta Cámara pensemos que la única manera de lograr que la designación de los jueces, tanto en el Superior Tribunal de Justicia, como los jueces inferiores, actúen con independencia, con calidad institucional, con prestigio es cuando sean sometidos a un proceso de selección, porque ese proceso de selección les va a asegurar que las designaciones que se hagan de ellos fortalezcan a la democracia”.

Y agregó la entonces diputada Titina Falcone:

“No hay mejor selección de los jueces, de los señores magistrados, que el concurso de antecedentes y oposición. ¿Por qué ratifico esto, señor presidente? Porque sólo el concurso de antecedentes y de oposición le da mérito a ese juez; tal es así que el mérito significa la transparencia y la legitimidad de la actuación de los jueces. Un juez que actúe pero que no tenga la legitimidad suficiente, su sentencia si es apelada o es revocada por un Tribunal Superior puede dejar a la democracia sin fortalecimiento alguno. Nosotros sabemos que para recuperar la legitimidad es necesario otorgarle al Poder Judicial de una sola vez —evitando su degradación— independencia. Los jueces deben ser legítimos, deben ser independientes, deben ser imparciales, porque ellos están para aplicar la Constitución, las leyes y si nosotros los designamos políticamente, nosotros no logramos que cumplan con su función”.

Mollón explicó en la sala que su espacio coincidía “desde la A hasta la Z con estas palabras, con lo expresado en aquella oportunidad. Lamentamos algunas de las ideas que fueron motivo de coincidencias y que hoy lamentablemente sean diferencias. Todos sabemos en Jujuy que los jueces se vienen designando a dedo desde hace muchos años; todos sabemos en Jujuy que el acuerdo dos por uno también se lleva a cabo; esto significa un cupo de avales políticos que ambos partidos comparten y es muy malo y es muy grave; se trata de una cuestión institucional, señor presidente y no de partidismos y de politiquería”.

Los votos ya habían sido pronunciados. Titina Falcone juró como jueza. La intervención de los personajes de todas esas escenas tal vez explican el origen de algunos pactos de intercambio de Morales. Y los acuerdos y silencios de parte de la oposición. Los textos recordados de Titina Falcone, en tanto, serán parte de su propia medicina.

 

 

 

 

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