La última obra de Titone

Roberto Cossa publicó su última obra en El Cohete en noviembre de 2023

 

A los 89 años murió en su ciudad Roberto Tito Cossa, autor y director, una de las grandes figuras del teatro argentino desde la segunda mitad del siglo pasado. Casi no veía y apenas podía caminar, pero estaba intelectual y moralmente intacto. Sus columnas para El Cohete a la Luna, donde se sentía en su casa, eran cada vez más breves, porque escribir le demandaba un esfuerzo físico muy grande. Sin embargo, conservaban la agudeza y la calidez de su reflexión de siempre. Viejo comunista, terminó por identificarse con el kirchnerismo y, específicamente, con Cristina.

En noviembre del año pasado se disculpó, porque en vez de una nota mandó una obra de teatro. Por supuesto, se lo agradecimos y la publicamos tal cual, en la edición del 5 de noviembre. Se titula Basura:

 

Celda de una cárcel. Espacio vacío, sólo cubierto por una catrera. Sobre ella duerme un adolescente típico de los suburbios, a quien llamaremos Basura. En un costado del escenario, una mesa con dos sillas. Ingresa al escenario el carcelero conduciendo a General. Abre la celda, General ingresa y descubre a Basura.

GENERAL: ¿Qué es esto? ¡Carcelero! ¿Qué es esto? Me dijeron que iba a tener una celda individual, ¿qué hace esta basura acá?

CARCELERO: Estamos desbordados, no tenemos más remedio que distribuir a los presos.

General toma por los cabellos a Basura y lo arroja hacia el extremo de la celda.

GENERAL: ¿Voy a tener que convivir con esto?

CARCELERO: Por un tiempo, General.

GENERAL: ¿Cuánto tiempo?

CARCELERO: No tengo idea, me dijeron que estaban construyendo otra cárcel.

GENERAL: Dígale al juez que no voy a soportar esto. (A Basura.) ¡Y vos, ponete de pie! Así no, ¡cuadrate carajo! ¿Sabés lo que es cuadrarse? (Lo obliga a ponerse en posición militar. Le grita.) ¡Subordinación y valor! (Basura lo mira con miedo.). Para defender a la Patria, sorete. Cuando yo te diga subordinación y valor, vos tenés que responder “para defender a la Patria”.

GENERAL: ¿Y por qué está preso este? ¿A quién mató?

CARCELERO: Robó un alfajor en un kiosco. El dueño lo agarró in fraganti y lo trajo para acá.

Carcelero ingresa llevando a Financista, que ingresa hablando por el celular.

FINANCISTA: (Al teléfono.) ¡No, vendé! ¡Y la guita mandala a Panamá! ¡A Panamá! ¡No a Bermudas!

GENERAL: Y usted, ¿qué hace acá?

FINANCISTA: Lo mismo que usted, esperar que se termine este gobierno puto, y me den la libertad.

GENERAL: ¿Y a qué se dedica?

FINANCISTA: Soy financista.

GENERAL: Ah, qué bueno, es de los nuestros.

FINANCISTA: ¿De quiénes?

GENERAL: De los patriotas.

 

* * *

 

Ingresa Fiscal, cargando con carpetas en la mano y le ordena a Carcelero:

FISCAL: Que venga el financista.

Carcelero abre la celda:

CARCELERO: Usted, lo espera el fiscal.

Financista sale y se sienta frente al fiscal.

FISCAL: (Mientras lee una carpeta.) Bien, aquí lo tenemos procesado por falta de pago de impuestos por 40 millones de dólares.

FINANCISTA: De eso fui sobreseido.

FISCAL: Entonces acá hay una fuga de dólares por 10 millones de dólares.

FINANCISTA: ¡También, señor fiscal! También, fueron cargos menores, me juzgaron y fui sobreseido. ¡Cómo puede ser que me metan preso por una operación de un millón de dólares!

FISCAL: Es que cambió el juez. ¿Me entiende?

Suena el celular de Financista.

FINANCISTA: Perdón Fiscal. (Al teléfono.) ¡Te dije que a Bermudas no, pelotudo! En todo caso (a Fiscal), perdón señor fiscal por el llamado (al teléfono); en todo caso mandá el dinero a las Canarias, aunque pierda 10.000 dólares.

Financista cuelga el celular.

FINANCISTA: Entonces, ¿cómo es esto del juez?

FISCAL: Le dije, es uno de esos jueces muy apegados a la ley.

FINANCISTA: Ofrézcale al juez 50.000 dólares.

FISCAL: Este juez es un duro, ¿cómo quiere que le ofrezca 50.000 dólares?

FINANCISTA: Bueno… bueno… ofrézcale 100.000.

FISCAL: ¿Así como así?

FINANCISTA: Dígale que es un aporte a su fundación.

FISCAL: ¿Qué fundación?

FINANCISTA: Sé lo que le digo. Usted dígale así, él va a entender.

FISCAL: Puede ser. En ese caso, debería ofrecerle 110.000 dólares, porque a mí también me gustaría hacer una donación. Está bien. El juez es un duro, pero estoy seguro que aceptará su generosa donación. Vuelva a la celda.

 

* * *

 

FISCAL: Carcelero, llameló al político.

Ingresa el Carcelero, introduce a Político en la celda.

Fiscal revisa las carpetas, toma una y la abre.

FISCAL: Bueno señor, espero su declaración.

POLÍTICO: Señor fiscal, hace 20 años yo era un joven empleado en la municipalidad de mi pueblo. Me distinguía porque era un joven con mucho ímpetu y buen discurso. Los compañeros me nombraron delegado del personal. Provoqué una huelga de 40 días, que terminó a favor de los empleados. Un político se enteró de mi personalidad y me propuso para la lista de diputados de ese año, y así me incorporé al populismo.

FISCAL: Sí, sí, acá está. Como diputado usted presentó una ley para aumentar un 13% el sueldo de los trabajadores y los jubilados. Bien, siga.

POLÍTICO: Señor fiscal… yo vivía en una casita de tres ambientes con mi mujer, mis dos suegros y tres pibes. Me cambió la vida. Me mudé a un departamento de cuatro ambientes del barrio Norte, empecé a concurrir a reuniones en lugares lujosos. Una noche cené en el Alvear Palace Hotel y no entendí por qué había dos cubiertos de cada lado, ¡pero bueh! Terminé el primer mandato, tuve un conflicto con los populistas y me pasé a los neoliberales.

FISCAL: (Mirando el expediente.) Sí, sí; acá dice que usted ingresó como diputado por los neoliberales, y presentó una ley para bajarle un 13% el sueldo a los trabajadores y a los jubilados.

POLÍTICO: Sí, pero mi relación con los neoliberales terminó mal, y me acerqué a los libertarios, pero estos no solo no me pagaron, sino que me sacaron guita. En fin, vivo solo en una pensión.

FISCAL: Pero, ¿por qué está preso?

POLÍTICO: En los tiempos de los neoliberales, con otros tres diputados, pusimos una pizzería. Nos iba bien, pero me traicionaron. Me denunciaron por haberlos estafado y aquí estoy.

FISCAL: Bueno, no es un caso difícil el suyo. Vamos a ver qué podemos hacer.

 

* * *

 

Aparece Carcelero.

CARCELERO: Señor fiscal, le traigo un preso. Es un cura.

FISCAL: ¿Un cura? ¿Y por qué está preso?

CARCELERO: ¿Por qué cree que está preso un cura?

FISCAL: Entiendo, entiendo. Denle la libertad, de estos se ocupa el Vaticano.

 

* * *

 

General con Fiscal.

GENERAL: Espero que me llegue la libertad, soy un General de la Nación.

FISCAL: General, eso no es fácil, y usted lo sabe. Lo que vamos a pedir es el arresto domiciliario.

Fiscal mira el expediente.

FISCAL: ¿Su dirección es Cabildo 1320?

GENERAL: No, no voy a volver a mi barrio.

FISCAL: ¿Entonces? A ver… Aquí hay otra dirección, Alvear 420, 1 A.

GENERAL: ¡No! Ahí vive mi mujer, tampoco.

FISCAL: Las Heras 1924, 4 B.

GENERAL: Ahí viven mis hijas. Ponga Libertador 4027, 1 A y 1 B. ¡Pero no… si lo tengo alquilado! Tiene que ser en el país, ¿no?

FISCAL: Por supuesto.

GENERAL: Porque tengo dos casas en Miami que…

FISCAL: Desde ya que es imposible.

GENERAL: Dígale a mi abogado que prepare la casa del country.

 

* * *

 

CARCELERO: Silencio, silencio todos. Habla el Presidente de la Nación.

PRESIDENTE EN OFF: Argentinos y argentinas, pueblo de mi Patria, les habla el Presidente de la Nación. He decidido declarar el indulto a los presos políticos.

Los presos pegan gritos de alegría, repiten la palabra “libertad” y salen de la celda. El último en salir es Basura, pero el Carcelero lo detiene.

CARCELERO: Vos, Basura, no.

Los presos salen del escenario pero se los escucha cantar el himno nacional.

CORO: Y los libres del mundo responden, libertad, libertad, libertad…

Basura queda con la cara apretada a los barrotes y sobre esa imagen llega el final de la obra.

 

 

 

 

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