La vuelta a la UNASUR

Para reafirmar América del Sur como zona de paz, defender la democracia y el desarrollo

 

El pasado martes, en un taller de trabajo del Grupo de Puebla en Casa Rosada, el Presidente Alberto Fernández anunció la reactivación de los derechos y obligaciones de Argentina frente a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR); después de haberse auto suspendido hace cuatro años por decisión del ex canciller Jorge Faurie y ex Presidente Mauricio Macri.

Nuestra salida de dicho organismo fue irregular, ya que no siguió los procedimientos constitucionales que indican la aprobación por parte del Congreso Nacional de las decisiones respecto a los tratados de integración (art. 75 inc. 24 de la Constitución Nacional). Esta situación derivó en el lanzamiento del Foro para el Progreso de América del Sur (PROSUR) lanzado en marzo de 2019 en Santiago de Chile con Sebastián Piñera, Iván Duque, Mauricio Macri, Jair Bolsonaro, Lenin Moreno y Mario Abdo. Este foro, creado para suplantar a UNASUR, nunca ofreció resultados concretos para nuestros pueblos, y hace años que está inactivo.

A partir de la llegada del Frente de Todos al Poder Ejecutivo en la Argentina, comenzó un proceso de recuperación y puesta en valor del patrimonio y el trabajo realizado por la UNASUR. Tras la expulsión de su sede en Quito, diez años de intenso trabajo quedaron abandonados en contenedores en un depósito. Nuestra tarea comenzó en primer lugar con la recuperación, en octubre de 2020, de la escultura de Néstor Kirchner, que se encontraba  en la puerta de la antigua sede, en la Mitad del Mundo, y con el objetivo de emplazar en la entrada del Centro Cultural Kirchner en Buenos Aires. En ese mismo viaje llegaron, menos visibles y de un gran valor, los servidores que contienen los archivos digitalizados del trabajo realizado durante años en dicho organismo.

Este rescate nos hizo reafirmar —ahora sí, con todo el trabajo “en mano”—  la existencia de un organismo suramericano que estaba analizando en profundidad nuestros problemas comunes con el fin de la búsqueda de soluciones conjuntas. UNASUR supo tener 20 grupos estables de trabajos divididos por temáticas esenciales para el desarrollo económico y social de nuestros pueblos. Por ejemplo, en el “Centro de Estudios Estratégicos de Defensa del Consejo de Defensa Suramericano”, se había avanzado en forma conjunta en un plan de defensa de nuestros recursos naturales con un relevamiento exhaustivo de las zonas en donde se encuentran nuestras mayores riquezas continentales. También, el Instituto Suramericano de Gobierno en Salud, elaboró el “Banco de Precios de Medicamentos”, una estrategia para reducir los costos de las compras por parte de los Estados Nacionales de 40 monodrogas de fármacos realizando compras conjuntas y permitiendo el ahorro de más de 1.000 millones de dólares anuales.

Estos ejemplos nos demuestran que efectivamente UNASUR tocaba intereses muy importantes, y que es precisamente por esto que la oleada neoliberal-conservadora decidió abandonar este organismo y no otro. El anuncio del retiro en 2019 se fundaba en críticas sobre que dicho organismo se había convertido en un foro ideológico y que por esta razón había dejado de cumplir su función. Aunque todos sabemos que les molestaba otra cosa.

Durante los años 2021 hasta la actualidad, desde la Casa Patria Grande Presidente Néstor C. Kirchner continuamos con el proceso de recuperación de la UNASUR. Las cosas comenzaron a cambiar el 30 de octubre del año pasado, cuando Lula Da Silva ganó las elecciones presidenciales en Brasil y en su discurso de celebración mencionó la decisión de volver a impulsar este organismo, para poder obtener mayor soberanía como región, frente al escenario global. Fue por esta razón que se comenzó subrepticiamente a encarar el proceso de reconstrucción conjunta entre los países que se encontraban como miembros activos (Bolivia, Venezuela, Perú, Surinam y Guyana) y los países que poco a poco fueron expresando su deseo de acompañar la nueva puesta en marcha (Argentina, Brasil, Chile, Colombia).

La reactivación propuesta por el Presidente Alberto Fernández el pasado martes nos permite pensar el retorno de un sueño creado por gobiernos que tuvieron la voluntad de pensar políticas públicas regionales para fortalecernos entre todos, con una impronta progresista, pero sin que la ideología prime por sobre el principal objetivo: la defensa de América del Sur como zona de paz, la necesidad de reafirmar y defender la democracia regional y el desarrollo económico suramericano, tres pilares sobre los cuales debemos construir nuestro presente y futuro.

La nueva UNASUR 2.0 debe contener las enseñanzas de lo bueno y de lo que no salió bien de la experiencia anterior, entendiendo que no es momento de organismos rígidos y con una densa burocracia sino que debemos tener una nueva mesa de trabajo suramericana ágil y proactiva que convoque a todos nuestros pueblos y Estados. Volver a traer a la mesa de trabajo a Uruguay, Paraguay y Ecuador debe ser una prioridad, pero no un elemento que frene la nueva puesta en marcha. La tarea es titánica pero los sueños están para realizarlos, próximamente tendremos más buenas noticias.

 

 

 

 

* Director Ejecutivo Casa Patria Grande ¨Presidente Néstor C. Kirchner¨

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