Las suites de Ellington

La música que escuché mientras escribía

 

Impresionado por las imágenes del asesinato a sangre fría de George Floyd y por las masivas protestas en 650 ciudades de los 50 estados de Estados Unidos, que continúan a pesar del toque de queda y de las amenazas del Presidente Donald Trump, cumplo con la promesa de volver a escuchar y poner a tu alcance las suites de Ellington. Desearía conocerlas mejor, para contar su historia. Pero lo que vale es la música, Ellington y no yo.

Para empezar Black and Tan Fantasy, en un corto de 1929, uno de los primeros del cine sonoro, con la orquesta y los bailarines del Cotton Club. Mi viejo tenía la música en varios discos de pasta, 78 rpm, que recuerdo más grandes que los normales, del diámetro de los LP que aún no se habían inventado. Tal vez pueda verificarlo porque sospecho que siguen en la discoteca que atesoró mi madre hasta su muerte. Me parece que en castellano se conoció como Fantasía en Negro y Canela, que es una traducción posible. La bailarina, que insistió en hacer su número para apoyar a su amado y que cayó abatida por un ataque cardíaco al culminar su número, es Fredi Washington. Era una mulata clara de ojos verdes, que rechazó una carrera estelar en el cine por negarse a pasar por blanca, cosa que su piel clara hubiera permitido. Por el contrario, afirmó su identidad y condujo el sindicato de actores y actrices negrxs.

 

 

 

Luego, la Symphony in Black, de 1935, subtitulada Una Rapsodia de la Vida Negra (que era el título original de Ellington, en alusión a la Rhapsody in Blue, de Gershwin, de 1924). Con ambas piezas comienza la reflexión de Ellington sobre la cultura afroamericana dirigida a una audiencia más amplia. Ellington aparece mientras compone, con su elegante chaqueta Norfolk, el cuello de la camisa volcado como volvería a usarse 40 años después, y la rebeldía capilar domesticada a fuerza de fijador (o gomina, como se le llamaba en mi pueblo). En el escenario viste un frac impecable. La sinfonía tiene cuatro capítulos: Los peones, sobre las jornadas brutales de trabajo en condiciones insoportables; Un triángulo, que marcó el debut de Billie Holiday, entonces de 19 años; Himno a la tristeza (filmado en una iglesia) y Ritmo de Harlem. Su actualidad, 85 años después, está fuera de discusión. 

 

 

En 1943 estrenó en el Carnegie Hall la suite en tres movimientos Black, Brown and Beige, una directa alusión a las diferentes calificaciones racistas. Cada movimiento es precedido por una explicación del Duque sobre la historia de los negros en su país.

 

 

Arturo Toscanini le encargó la parte de Harlem para una suite sobre Nueva York, que nunca llegó a dirigir. La estrenó el propio Ellington en 1951, en el Metropolitan Opera House, en un concierto a beneficio de la NAACP, que durante años fue la organización más importante en defensa de los derechos y el progreso de quienes entonces eran llamadas personas de color. (Los Les Luthiers hacían el chiste, con la voz solemne de Marcos Mundstock: personas de color... negro. Aunque uno de mis nietos insiste en que son marrones y no puedo menos que darle la razón).

 

 

En 1960 grabó la Suite Cascanueces, de Tchaikovsky, y el Peer Gynt de Grieg, que es una de las que más me gustan (la Academia Real de Música de Suecia dictaminó que ofendía la cultura nórdica. Sesenta años después, es la versión más conocida de Grieg. Podés escucharla a partir del minuto 31). En ambos casos los arreglos fueron compartidos con Billy Strayhorn.

 

 

De 1962 es la Suite The African Flower, con Charles Mingus y Max Roach, que compuso para el festival de arte negro de Senegal.

 

 

Para Ellington, la Música Sacra implicaba un escalón superior, y su estreno fue en una iglesia, en 1965.

 

 

En 1967, en pleno auge del movimiento por los derechos civiles, el gobierno envió a los artistas negros más populares de gira por el mundo, para mostrar que había algo más que brutalidad policial. Durante la gira por la India, Ellington compuso esta Far East Suite.

 

 

Al año siguiente grabó en México su Latin American suite, o Mexanticipation, que se editó en 1972.

 

 

En 1971 grabó la New Orleans Suiteque incluye un Retrato de Luis Armstrong, fallecido en julio de ese año.

 

 

Y hay más, pero ya estoy agotado y para un solo domingo basta y sobra.

 

 

 

 

 

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