Litio, represión y geopolítica

Jujuy como anuncio y paradigma de la derecha neoliberal extractivista

 

La represión sufrida por el pueblo jujeño las últimas semanas está enmarcada en un contexto internacional ligado al control de los recursos naturales, la tierra y especialmente el litio. El último 13 de junio, uno de los analistas de seguridad estratégica más reconocidos de Estados Unidos, Walter Russell Mead, publicó una nota en el Wall Street Journal titulada Rusia, China e Irán en el patio trasero de Estados Unidos, en la que advierte la necesidad de limitar de forma perentoria la cooperación que desarrolla América Latina y el Caribe con China. Para eso necesita controlar las tierras en donde se hallan las reservas estratégicas de ese mineral. Y esa potestad requiere alejar a los campesinos y a los pueblos originarios de dichas tierras.

Mead advierte que, hace dos décadas, el monto de las exportaciones de la región hacia China rondaba los 30.000 millones de dólares, y que ese monto asciende en la actualidad a 450.000 millones de la misma moneda. Los cálculos más conservadores conjeturan que esos guarismos ascenderán a 700.000 millones en los próximos tres lustros. En el artículo del WSJ se hace referencia, en este marco, al resurgimiento geopolítico de América Latina y el Caribe como producto de la competencia global que la guerra en Ucrania dejó en evidencia. La confrontación entre el atlantismo –agrupado en el G7– y el polo euroasiático, expresado básicamente por los BRICS, propone dos formas alternativas de vinculación global.

El modelo impuesto por Washington impulsa un orden internacional basado en reglas, diseñado de forma unilateral. Frente a él se plantea un sistema multilateral –sugerido por Moscú y Beijing– que propone normas instituidas de forma colectiva, respetando la soberanía y cuestionando el modelo de las sanciones unilaterales. Según el Center for Strategic and International Studies, China “ha incrementado sus relaciones comerciales y de inversión en todas las regiones en desarrollo y ha proporcionado un importante apoyo financiero para el desarrollo de infraestructuras, un ámbito de crecimiento muy deseado que Estados Unidos y sus socios no están dispuestos a financiar”.

Con el doble objetivo de sabotear las relaciones con Beijing y acceder a los recursos naturales de la región, los funcionarios estadounidenses han planificado una serie de visitas a la Argentina en las que se hizo presente, de forma reiterativa, el tema del mineral necesario para la fabricación de baterías. En abril aterrizó en Buenos Aires la número dos del Departamento de Estado, Wendy Sherman. En forma casi paralela, se hicieron presentes el máximo representante de la Comisión Reguladora Nuclear, Christopher Hanson, y la titular del Comando Sur, Laura Richardson.

En forma previa a esta última visita, la generala estadounidense explicó en enero de 2023 –ante el Atlantic Council– que la región es importante porque posee “ricos recursos y elementos de tierras raras. Tienes el triángulo del litio, el cual es necesario para la tecnología; hoy en día 60% de esa materia se encuentra en el triángulo del litio entre la Argentina, Bolivia y Chile”. En marzo Richardson participó en una audiencia ante el Congreso estadounidense en la que catalogó a Latinoamérica como “sumamente importante para la defensa de la patria y la seguridad de Estados Unidos”, dadas las amenazas generadas por China y Rusia.

Según los utilitarios relevamientos realizados por el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), la Argentina cuenta con 870.000 hectáreas disponibles para su explotación, motivo por el cual su producción debe ser monitoreada por quienes se asignan la tutela de su patio trasero.

Un reciente informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales considera al litio argentino como “un recurso fundamental para Estados Unidos, en su carrera con China”. El documento considera que las provincias del noroeste ofrecen oportunidades únicas comparadas con Bolivia y Chile, países que han aprobado diversas formas de nacionalización del recurso natural, vienen priorizando aspectos de la protección del medioambiente –sobre todo en relación con los recursos hídricos– y han establecido mecanismos de consulta con los campesinos y los pueblos originarios. El paper señala que la Argentina es el país menos regulado de la región, que además tiene carencia de dólares –por su endeudamiento externo– y tiene fuerza de trabajo capacitada.

 

 

Este es el contexto que explica la visita a Jujuy de Ivanka Trump, la hija del ex mandatario estadounidense, en septiembre de 2019. En aquella oportunidad, la hija y asesora de quien hoy es juzgado por media centena de delitos vino acompañada por David Bohigian, el máximo responsable de la Corporación Privada de Inversiones en el Extranjero (OPIC), la institución encargada de financiar programas de desarrollo del gobierno de Estados Unidos. Durante su estadía en la Argentina, Bohigian anunció “la aprobación de fondos por 400 millones de dólares destinados a ampliar y mejorar el tránsito del Corredor Vial C, una ruta comercial esencial para la economía de la Argentina”, sobre todo para el transporte del litio. Sesenta días después de la visita de la delegación estadounidense a Jujuy, se produjo el golpe cívico militar de Janine Áñez.

Unos meses antes, el 25 de julio de 2019, el embajador argentino en La Paz, Normando Álvarez García –actual ministro de Gobierno y Justicia de Gerardo Morales– participó de una cena en la residencia del encargado de Negocios de Estados Unidos en Bolivia, Bruce Williamson. Dicha reunión se llevó a cabo para homenajear al subsecretario adjunto para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Kevin O’Reilly. Cinco días después, el 30 de julio a las 17:12, Álvarez García remitió un cable a la Cancillería –entonces bajo la tutela de Jorge Faurie– en el que se relataban los pedidos de los funcionarios estadounidenses –sin cuestionarlos en absoluto– destinados a que el gobierno de Mauricio Macri repudiara el fraude que se avecinaba orientado a extender la administración populista de Evo Morales.

Cuando se produjo el golpe en noviembre de 2019 el gobierno argentino reconoció de forma inmediata al Jeanine Áñez, hoy condenada a diez años de prisión por haber alterado el orden constitucional y promover las masacres de Senkata, Sacaba y el Pedregal, que se cobraron la vida de 35 personas. Normando Álvarez García se encuentra acusado en Bolivia por haber participado del contrabando de pertrechos represivos enviados desde la Argentina en la bodega del Hércules C-130, matrícula TC-70, para reforzar las provisiones de la Policía y las Fuerzas Armadas bolivianas necesarias para la represión. El 13 de noviembre de 2019, el jefe de la Fuerza Aérea boliviana, Jorge Gonzalo Terceros Lara, agradeció “la colaboración prestada (…) debido a la situación conflictiva que vive Bolivia”. Ese documento fue hecho público cuando concluyó el periodo presidencial del empresario del PRO y accedió a la delegación diplomática el embajador Ariel Basteiro.

 

El embajador de Estados Unidos, Mark Stanley, y el carcelero jujeño Gerardo Morales en el “desentierro del diablo”.

 

 

En julio de 2020, pocos meses antes de la elección en la que nuevamente triunfó el MAS, el empresario Elon Musk, CEO de TESLA –uno de los fabricantes más importantes de autos eléctricos diseñados con baterías de litio– escribió en su cuenta de Twitter una respuesta a quienes lo acusaban de interferir en la campaña electoral que se llevaba a cabo en Bolivia: “¡Daremos un golpe a quien nos dé la gana!” En 2021, la Argentina y Chile juntos produjeron casi el 30% del litio a nivel global. En ese marco, uno de los directores corporativos de la empresa estadounidense Livent, Gilberto Antoniazzi –uno de los grandes jugadores de la extracción del mineral– explicó que en la actualidad el mercado internacional está dominado por China: el 80% de la producción mundial de cátodos, un elemento central en la producción de baterías, es producido por Beijing. “En ese sentido –señaló Antoniazzi– estamos colaborando con los gobiernos norteamericano y argentino para facilitar las exportaciones directas de litio desde la Argentina. De ahí que sea tan importante que Argentina consiga un acuerdo comercial con Estados Unidos”.

Para enfrentar a China, Joe Biden aprobó una ley marco que impulsa incentivos para la generación de baterías domésticas. De acuerdo con esa normativa, el 100% de dicha fabricación de baterías debe realizarse a nivel doméstico, dentro de Estados Unidos. La administración demócrata, además, impuso la necesidad de que la mitad de todas las ventas de vehículos en Estados Unidos sean eléctricas para 2030. Para alcanzar ambos objetivos necesitan el litio, cuyas reservas internacionales se encuentran entre Bolivia, Chile y la Argentina. El problema que tiene Washington es que Beijing controla la cadena de suministro, es decir la gestión de la cadena de distribución, ubicando al gigante asiático en una posición dominante. La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que la participación de la capacidad de refinación global en China supera el 58% del total. En la actualidad, la cantidad de vehículos eléctricos del parque automotor global no llega al 1%, y se espera que para 2030 alcance el 20% de los nuevos modelos que salgan de las terminales.

 

 

Frente a la desesperación de las multinacionales estadounidenses, la soberanía productiva e industrial aparece como única forma de defensa de los intereses nacionales. La derecha neoliberal insistirá otra vez en convertirse en un eslabón extractivista y primarizador. Para eso deberá realizar nuevas campañas de despojo de las tierras y de sometimiento a las exigencias atlantistas. Frente a esa realidad existe una oportunidad combinada de resguardo y resistencia: el fortalecimiento interno de la movilización popular, la articulación dentro de la CELAC, el ingreso a los BRICS y la profundización de la cooperación respetuosa, equitativa y horizontal con el nuevo polo euroasiático. El carcelero Gerardo Morales, hoy candidato a la vicepresidencia de Horacio Rodríguez Larreta, es parte del entramado geopolítico que exige prácticas represivas para beneficiar a sus acólitos y mandantes y despojar a los ciudadanos más humildes de Jujuy. Es harto probable que la historia inmediata y venidera se ocupe de él. Y también de sus correligionarios locales.

 

 

 

 

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