LO PASADO, PISADO

¿Por qué miente Patricia Bullrich?

 

La candidata a Presidenta por Juntos por el Cambio miente sobre su pasado juvenil. Cuando se le pregunta si integró las filas de Montoneros, responde categóricamente en forma negativa y sólo reconoce que fue miembro de la Juventud Peronista. A tantos años del accionar de las organizaciones guerrilleras y teniendo en cuenta su versatilidad ideológica posterior, el haber integrado o no Montoneros no agrega ni quita a su biografía. Sólo cabe preguntarse por qué quiere borrar su paso por la organización armada peronista que sí integró.

Esto no habilita a que el sorprendente candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, que tiende asociar la libertad con la picana, con las torturas y con los campos de concentración en su reivindicación de la dictadura establishment-militar; y que con su terrorismo verbal poblado de falsedades en todas las áreas en las que incursiona con su vocabulario precario, le impute haber colocado bombas en jardines de infantes. No se conoce un solo caso de ninguna organización armada que haya perpetrado hechos semejantes. 

Bullrich proviene de una familia de tradición patricia, cuyo progenitor, el doctor Bullrich Almeyda, anti-peronista, se había separado de su madre Julieta Estela Luro Pueyrredón en 1972. Ella quedó viviendo en el petit hotel familiar de la calle Mansilla. A partir de ahí la vida de la madre de Patricia cambió fundamentalmente. Consiguió empleo en una agencia de publicidad donde se relacionó con intelectuales, revolucionarios de distintas tendencias y artistas. En ese contexto conoció a Diego Muñiz Barreto, que fue su pareja, y a Rodolfo Galimberti. En la gran biografía escrita por Marcelo Larraquy y Roberto Caballero titulada Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA (Norma, 2000, página 177), se relata: “Una tarde Julieta Luro Pueyrredón invitó a Galimberti a tomar un té a su departamento de la calle Mansilla. A las seis aparece Julie con su trajecito de uniforme color verde. Llegaba del colegio. Tenía diecisiete años. Era hermosa. Él le clavó la mirada.

—Ni se te ocurra…—, advirtió la madre.

Ya era tarde. Se inició un noviazgo fulminante. A partir de ese día, en ‘el mundo del galimbertismo’, Julie pasó a ser Julieta. Y la mayor se convirtió en Julieta madre.

Julieta tenía tres hermanos. Entre ellos se trataban de usted. Era un mandato familiar. Uno estudiaba arquitectura, otro economía, y Patricia, de quince, que estaba en el tercer año del colegio Bayard, empezaba a militar en un local de la Jotape del Abasto junto a los changarines. Julieta, que era mucho más femenina que su hermana, pasaba los veranos en Los Toldos, en el campo de su abuela Totó Luro Pueyrredón. Era la hija de Honorio Pueyrredón, el canciller del gobierno radical de Hipólito Yrigoyen… El día que Julieta le presentó su novio a su abuela, Totó se indignó —¿Líder de la Juventud Peronista?… ¡Qué desastre!… Si al menos hubiese sido del ERP” (páginas 177 y 178).

Galimberti introdujo a las dos hermanas Bullrich en Montoneros cuando Julieta era su pareja.

 

Operativos

Patricia Bullrich participó de operativos armados en papeles muy secundarios. Un operativo era matar a un ejecutivo de la empresa Sudamtex, de origen norteamericano. Según el libro citado: “Esa mañana en Paraná y Márquez, Martínez, hubo cuatro muertos. La única que sobrevivió fue Cali, la cuñada de Galimberti. La percepción previa del riesgo le sirvió para salvarle la vida… El día de la operación, a las 8 de la mañana del 14 de septiembre de 1976, Cali (nombre de guerra de Patricia Bullrich) hizo una recorrida por el lugar de la cita antes de la hora establecida y advirtió movimientos extraños. Estaba desarmada. Trató de pasar desapercibida, pero desde un auto empezaron a seguirla. Corrió, dobló en una esquina, saltó el jardín de una casa y se zambulló en el pasto, rezando y mirando el cielo. Logró despistarlos. Pero a los dos minutos, escuchó los disparos: Ramón, un soldado de San Isidro, fue baleado cuando llegó a la cita. Intentó escapar y, herido, le hizo señas desesperadas al Gordo Lizaso y al Gringo Caretti, que venían por Paraná en el rastrojero con las armas de la operación. No tuvieron tiempo de reaccionar. Les dispararon y se llevaron sus cuerpos. Sergio Gass quedó muerto en el volante del Peugeot” (página 280).

El operativo también está tratado en el capítulo 3 del libro Patricia, de la lucha armada a la seguridad de Ricardo Ragendorfer (Planeta, 2019), en forma más minuciosa. Ahí se agrega: “Recién a las 9,45 llegó a la cita de control en un bowling aledaño a la avenida Panamericana… Ahí fingían jugar dos parejas. Pero no pasaban desapercibidas. Especialmente uno de los hombres, cuyo pelo rubio lucía impregnado de brillantina. Era el responsable militar de la columna norte, la estructura montonera a cargo de la fallida operación. Su nombre: Rodolfo Galimberti. Al ver el rostro desencajado de la recién llegada, dejó la bola que estaba por lanzar para ir con premura a su encuentro. Ella rompió en llanto… Con frases entrecortadas e incompletas afloró lo sucedido: el dispositivo de la emboscada, su huida y los tiros. El remate fue: “No pude avisar a los compañeros. ¡Era imposible! ¡Lo juro!”. Repitió una y otra vez las dos últimas palabras, como anticipándose a un posible reproche. Galimberti la observaba en silencio. Recién entonces Cali dejó de llorar. Así le decían en la ‘orga’ a Patricia Bullrich”.

En el secuestro de los hermanos Born, realizó tareas de inteligencia. Según Ragendorfer en el libro citado, página 84, el Gringo Caretti, en un bar, fue al grano: “Hay un trabajito para vos, piba. Cali enarcó las cejas. Y el gringo completó: Es un relevo de zona. Seguidamente dijo que el asunto abarcaba desde la localidad de Béccar hasta La Lucila, a través de la avenida Libertador. Indicó que al respecto debía verificar tres cuestiones: el flujo de vehículos hacia la Capital Federal —con la duración estimada del recorrido— las vías de repliegue en el tramo final y el horario de los trenes para evitar sorpresas en los pasos a nivel. Las directivas no incluyeron ningún detalle sobre la acción en ciernes, y menos aún su objetivo. Cali solo tenía que saber la parte que le correspondía”.

Más adelante, cuando se evaluaba el resultado del operativo, cuenta Ragendorfer: “Aquella tarde, Julieta estaba con Cali en el departamento de la avenida del Tejar. Y al llegar su novio, exhaló un suspiro de alivio. Galimberti lucía jubiloso, y arrojó un ejemplar de la quinta edición del diario Crónica sobre la mesa. En su segunda página se develaba el enigma del hombre que murió con el chofer: era un alto directivo de Molinos Río de la Plata, la nave insignia del holding. La fatalidad quiso que aquella mañana desayunara con los Born en la residencia de Beccar. A Cali la bastó mirar su foto para quedar lívida; entonces exclamó ¡Mataron al tío Alberto! En realidad, se trataba de un tío segundo”.

Hay un tercer operativo que recoge la Letra P, Periodismo Político, firmada por la periodista Lucía Aisicoff, donde Ricardo Ragendorfer expresa: “Fue el 23 de enero de 1977, cuando pusieron una bomba en el jardín del intendente de facto de San Isidro, José María ‘Pepe’ Noguer. De ese atentado habrían participado el propio Galimberti, Cali y Jorge Rubino, alias Yuyo”.

 

Datos complementarios

Por marzo de 1976 se incorpora Pancho al grupo de Galimberti cuya identidad era Marcelo Langieri. Lo describe Ragendorfer en el libro citado (página 98): “Cali se fijó inmediatamente en él. El interés fue recíproco: Por lo tanto, no tardaron en formar pareja. Un vínculo que Galimberti bendijo”. Fueron juntos al exilio, el 3 de marzo de 1977. 

Acotan Larraquy y Caballero (libro citado, página 267): “En la secretaría militar de Galimberti también estaban encuadrados, entre otros, Yuyo, el Gordo Lizaso, el Gringo Caretti, Tomás, Oaky, Bagual, Inés, Mercedes Depino, Pancho Langieri y Cali”.

Bullrich formó parte de la escisión de Montoneros encabezada por Galimberti y Juan Gelman.

Según Daniela Slipak en su libro Discutir Montoneros desde adentro, cómo se procesaron las críticas en una organización que exigía pasión y obediencia (Siglo XXI, 2023, página 151): “A principios de 1979, Rodolfo Galimberti a cargo de la Juventud Peronista del MPM (Movimiento Peronista Montonero) y Juan Gelman a cargo de su secretaría de relaciones exteriores anunciaron su ruptura. Declararon que renunciaban a las estructuras, pero no al peronismo montonero ni a la resistencia armada a la dictadura. El 25 de febrero, el periódico francés Le Monde publicó un extracto del comunicado. El 12 de marzo Gelman escribió una carta a Rodolfo Puiggrós explicándole su salida. Fue publicada por el semanario local Proceso. El 9 de junio el grupo presentó su mesa promotora en París bajo el nombre de Peronismo Montonero Auténtico (PMA).

Al igual que otros disidentes, dijo representar al verdadero montonerismo, en oposición al oficial. Además de Galimberti y Gelman, sus firmantes fueron Pablo Fernández Long, Carolina Serrano (seudónimo de Patricia Bullrich), Carlos Moreno (pseudónimo de Marcelo ‘Pancho’ Langieri), Arnaldo Lizaso, Héctor Mauriño y Raúl Magario”.

Como ya se aclaró, Cali era su nombre de guerra y Carolina Serrano era la identidad que figuraba en su pasaporte falso. 

Según Hernán Confino, en su libro La contraofensiva: el final de Montoneros (Fondo de Cultura Económica, 2021, página 155): “Desde la óptica de la conducción, los disidentes devenían traidores. El interés en retrasar la contraofensiva los transformaba en enemigos”.

En un reportaje a Pancho Langieri que le realiza Redacción-Resistencia del 20 de agosto del 2022, el periodista le recuerda: “Ustedes fueron juzgados con pena de muerte por la conducción de Montoneros; Langieri contestó: ‘Esos fueron exabruptos porque, en realidad, nunca se llevó a cabo ningún tipo de acción en ese sentido. Formaba parte de la militarización llevada a un extremo. La verdad que era grave que se condene a muerte a militantes por una disidencia política. Implica un error de una gran magnitud, es un exabrupto’”.

En marzo de 1977 había llegado a Brasil lo que quedaba de la columna norte comandada por Rodolfo Galimberti, entre ellos Patricia Bullrich y Pancho Langieri que habían sido separados de Montoneros por sus críticas. Ambos son los padres del único hijo de Patricia: Francisco

Durante mucho tiempo, Bullrich siguió vinculada a Galimberti, al punto que Hernán Confino escribió en la página 156 del libro citado: “Finalmente, Patricia Bullrich, cuñada de Galimberti, publicó en la Argentina la revista Jotapé, que también fue distribuida entre los militantes con la idea de dar a conocer el proyecto político ‘galimbertista’”.

 

Milei y Bullrich

En ninguna de sus apreciaciones, cualquiera sea la materia, Javier Milei manifiesta el menor apego a la verdad. Así puede decir desaprensivamente que “Bullrich puso bombas en jardines de infantes”. Lo cierto es que el pensamiento extremo de salvación individual se impone al punto de que las mayores patrañas y las mentiras alevosas dejan aislados y sin la debida solidaridad a las víctimas de estas. Bullrich puede ser acusada de algo que su organización nunca hizo, sin recibir la debida solidaridad activa de su actual organización, al tiempo que durante el primer debate acusó a Milei de estar a favor de la cuarentena, cuando es sabido que participó en las marchas anti-cuarentenas incluso con Bullrich. Y ambos —Milei y Bullrich— nunca se pronunciaron concretamente, nada menos, que contra el intento de magnicidio de Cristina Fernández. El solo hecho de que Bullrich en los spots publicitarios de todos sus candidatos tenga como consigna central: “Te propongo terminar con el kirchnerismo, de verdad y para siempre”, y Milei enarbole el Plan Motosierra, revela que, más allá de sus patéticas rencillas y descalificaciones, tienen muchísimos puntos de coincidencia. El fundamentalismo extremo de Milei, proponiendo un menú de reformas que juntas no se aplican en ningún lugar del mundo, transforman la extrema derecha de Bullrich en falsamente moderada.

 

Patricia Bullrich miente

Llama la atención que ante hechos públicos conocidos, con testimonios de terceros y de compañeros, más aún con documentos de la época que la involucran, con la notable cantidad y calidad de libros publicados sobre los '70, la actual candidata presidencial ampute una parte de su historia de joven militante cuando la movilizaban seguramente sueños que son antagónicos a sus planes actuales, siendo, por lo tanto, una mentira que tal vez alguna vez Bullrich debería aclarar. Pero es difícil, porque como dice un proverbio judío: “Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver”. 

 

Quién es quién

Diego Muñiz Barreto, pareja de la madre de Patricia, anti-peronista visceral de importante fortuna, se adhirió al peronismo, fue Montonero, diputado, fue apresado por una patota policial comandada por Luis Patti. Luego, el ejército lo llevó de la comisaría de Escobar a Campo de Mayo, lo torturó, y su cuerpo apareció en marzo de 1977 dentro de un auto volcado en un zanjón al costado de la ruta 18 en Entre Ríos, junto a su secretario, el militante de la JP Juan José Fernández, que se salvó de morir ahogado y así pudo reaccionar a tiempo, salir del auto y huir. El Tribunal Oral Federal 2 de San Martín condenó el 9 de octubre al ex comisario Luis Abelardo Patti a prisión perpetua por haber sido partícipe necesario del homicidio del ex diputado Diego Muñiz Barreto (43 años) y del intento de homicidio de su secretario Juan José Fernández. Ya había sido condenado en el 2011 por el secuestro y tormentos de Muñiz Barreto y Fernández. Patti fue intendente de Escobar entre 1995 y en el 2003 y fue electo diputado nacional en el 2005.

Julieta Bullrich murió en un accidente en Francia, en un vehículo conducido por Galimberti, el 24 de agosto de 1983.

Raúl Magario, responsable del Área de Logística y de Finanzas, tiene fuerte influencia en La Matanza y es el padre de la actual vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario.

Graciela Iturraspe (Inés) actualmente es psicóloga social. Fue detenida junto a quien era su esposo, Jorge Taiana, el 27 de junio de 1975. Estaba embarazada y tenía un hijo pequeño que quedó al cuidado de sus abuelos. Estuvo detenida seis meses en el penal de Devoto y después de un paso por Coordinación Federal, salió con un régimen de libertad vigilada. Su compañero permaneció ocho años detenido, según el sitio de testimonios de Memoria Abierta. 

Christian Caretti, muerto en el atentado al ejecutivo norteamericano de la empresa Sudamtex.  

Carlos Goldemberg (Tomás), hijo del conocido psiquiatra Mauricio Goldemberg, muerto el 10 de agosto de 1976.

Sergio Paz Berlín (Oaky), hijo del dueño de la importante firma Odol, muerto el 25 de agosto de 1976.

Mercedes Depino, militante y compañera de Sergio Paz Berlín.

Sergio Leonardo Gass (Gabriel), hijo del dirigente y senador radical Adolfo González Gass. Sergio —integrante de la Secretaría Militar— fue abatido en la mañana temprana del 14 de septiembre de 1976, junto a otros 3 compañeros, cuando estaban esperando el paso de un ejecutivo norteamericano (de la empresa Sudamtex) por la localidad de Martínez, provincia de Buenos Aires. El disparo de un francotirador de las Fuerzas Armadas, que estaban de sobre-aviso del intento guerrillero, lo tumbó de su asiento al volante de un auto operativo. Según afirma el historiador Federico Lorenz (autor en 2017 del libro Cenizas que te rodearon al caer, sobre Ana María González, novia de Sergio y la que colocó la bomba bajo la cama del jefe de la Policía Federal, Cesáreo Cardozo), la que pudo escapar de la encerrona fue Cali: más conocida como Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, ministra de Seguridad en el gobierno de Mauricio Macri.

Rodolfo Galimberti en sus últimos años ayudó a Jorge Born a recuperar parte del rescate que pagó para salvar su vida y estuvo asociado a negocios muy pocos claros, siendo extremadamente benévolos. Murió el 12 de febrero del 2002, en la clínica San Lucas de San Isidro, de una perforación de la aorta abdominal a los 52 años.

 

  • Publicado originalmente por La Tecl@ Eñe

 

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