Lo que nos dejará el neoliberalismo

El vaciamiento previsional fue un plan sistemático de negocios, ejecutado con el dinero de los más vulnerables.

Como en una telenovela donde cambian los actores pero la historia es la misma, en los últimos 55 años tuvimos cuatro períodos de neoliberalismo explicito. El primero de ellos con el dictador Onganía y su ministro de economía Adalbert Krieger Vasena; el segundo con el dictador Videla y su ministro de economía José Alfredo Martínez de Hoz; ya en democracia, el tercero tuvo como protagonistas a Carlos Menem y Fernando de la Rúa, ambos con el ministro todo terreno Domingo Felipe Cavallo; y finalmente Mauricio Macri con “el mejor equipo de los últimos 50 años”. Inexorablemente, todos ellos esquilmaron, sin pestañear siquiera, los recursos de la seguridad social. Algunos crédulos aun piensan que “cometieron errores”, otros más exaltados creen que son incompetentes, pero a mi entender, unos y otros se equivocan con el diagnostico, lo que nos pasó fue un plan sistemático, ejecutado a la perfección, un plan de negocios con los dineros de los más vulnerables.

Analicemos cada una de las cuestiones de lo que pasó en esta etapa neoliberal y veremos que la estrategia fue siempre la misma, declamar que “ahora sí van a mejorar las cosas”  para luego pasar al desencanto y al silencio ensordecedor de un gobierno sin alma.

 

La pérdida del poder adquisitivo de las prestaciones

Si las predicciones de inflación para 2019 se cumplen,  a fin de año tenemos un aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 55%, este dato significará que lejos de tener una compensación de las pérdidas acaecidas en años anteriores como fue anunciado reiteradamente, una vez más el haber de los beneficiarios se verá reducido en otro 4%.

Si analizamos lo ocurrido a lo largo de todo el gobierno de Mauricio Macri (tomando el dato del 55% de inflación para este año) y teniendo en cuenta que el último aumento del gobierno de Cristina Kirchner ocurrió en septiembre de 2015, desde esta ultima fecha hasta diciembre de 2019 habremos acumulado una inflación del 440,98%, mientras que en idéntico período la movilidad jubilatoria aumentó las prestaciones en un 326,18%. En otras palabras, los beneficios aumentaron 114,8% menos que la inflación, lo cual representa una pérdida de poder adquisitivo del 27 %. Es decir,  en tres años de neoliberalismo todos los beneficiarios de la seguridad social – casi 18 millones de personas – perdieron casi un tercio de sus ingresos, o para decirlo de una manera mas apropiada el gobierno quitó impúdicamente, bajo un esquema de timba financiera, más de un 27 %  de los ingresos de los 18 millones de argentinos más vulnerables, para transferirlos lascivamente al sistema financiero,

Pero esto no fue todo lo que aconteció sobre este colectivo de personas, también se registró una quita o merma en casi todos los servicios que brinda el PAMI y la modificación del programa que entregaba medicamentos gratis. Según el informe de CEPA-CEPPEMA-ALGEC de junio 2019, esto afectó a casi un millón de beneficiarios.  A esto hay que sumarle que los medicamentos en el período considerado superaron a la inflación, según la Universidad de Belgrano, en 193 puntos porcentuales. Ahora bien, si como se dijo la movilidad estuvo por debajo de la inflación en 114,8 puntos porcentuales, eso significa que la perdida real del haber previsional contra los medicamentos superó los 300 puntos porcentuales.

Como si esto fuera poco, habría que adicionar la pérdida de los subsidios en los servicios públicos que, según la universidad de Avellaneda, representó un incremento de costos en una familia tipo del orden de los $2.000 mensuales. Pero como es lógico, un beneficiario que vive solo se tiene que hacer cargo de la totalidad del monto de dicho incremento.

Cabe recordar que en Grecia, en 8 años de intervención del FMI, la pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones alcanzó el 40 %, número que dejó pasmado al mundo entero. Pues bien, en la Argentina de Macri, en cuatro años el ajuste sobre los jubilados y pensionados superó ampliamente ese valor.

 

La ley de reparación Histórica

Una de las peores herencias que dejará este gobierno será la llamada Ley de Reparación Histórica. Promocionada hasta el hartazgo por el gobierno y los medios dominantes como  reivindicación de los derechos de los jubilados, terminó como todo lo que tocó este gobierno, en un estrepitoso fracaso y lo que es peor en el oscuro negocio del “sinceramiento fiscal” que permitió que las familias del poder legalizaran sus ingresos espurios.

Esa ley maldita, que venía a sanear los haberes de “mas de 2,4 millones de personas y a resolver los juicios previsionales” termino dándole migajas a 790 mil personas, entre ellas 50 mil con juicio firme. Además, a los que les pagó les hizo una quita del 60% de sus haberes y fue el ariete con el que intentaron cambiar el índice de actualización del conjunto de los reclamos judiciales, a lo que la Corte, en el fallo Blanco, puso un freno. Pero además nos dejó la fragilidad permanente del FGS y la Pensión Universal de Adulto Mayor (PUAM).

La PUAM, bueno es recordarlo, es una prestación inventada por el actual gobierno que abona el 80% de la jubilación mínima, eufemismo para ocultar que la jubilación mínima macrista es un 20% inferior a lo que cobraban los beneficiarios del plan de inclusión, la cual perciben actualmente más de 150.000 personas y que no da derecho a pensión si fallece el titular ni siquiera a los hijos discapacitados

 

Los juicios

Lo ocurrido con los juicios previsionales es la demostración del desparpajo de un gobierno que ha hecho de la mentira una forma de comunicación social. Todos recordaremos la gigantografía que inundó  Buenos Aires, donde un niño le ayudaba a su abuelo a entrar a la página de ANSES para hacer el trámite para cobrar su juicio, incluso el Director Ejecutivo prometía resolver 100 mil juicios por mes. El resultado no puede ser más patético, luego de tres años, de los que tenían juicio  aceptaron solo 50 mil, y la mayoría aun no cobró.

Pero este conjunto de promesas y fracasos motivó que miles más iniciaran un reclamo, por ello hoy existen más juicios irresueltos que antes. Tanto es así que según el informe estadístico de ANSES,  mientras en 2015 había en stock 41.460 expedientes sin liquidar, a junio de 2019 hay 89.470 expedientes sin liquidar. Mientras la liquidación de una sentencia en 2015 demoraba 216 días, hoy demora 434.

 

El Fondo de Garantía de Sustentabilidad

Lo ocurrido en este tiempo con el FGS es quizás la demostración palmaria de la codicia del neoliberalismo. A noviembre de 2015 el FGS acumulaba 65.787 millones de dólares, mientras que en la actualidad aquel monto se redujo a alrededor de 34.000 millones de dólares (según el valor del dólar que se tome). Es decir, en cuatro años se perdieron la friolera de 32.000 millones de dólares. Las causas son de todo tipo y color, desde el negociado de Toto Caputo con las Lebacs recientemente denunciado por la AGN, la venta de acciones a precio vil, la devaluación, la venta de activos en dólares, la caída de las acciones, el uso de $80.000 millones en el presupuesto 2019 para dibujar el déficit fiscal y ahora los títulos defaulteados y reperfilados.

Pero el despilfarro no quedó ahí, producto del sinceramiento fiscal ingresaron, según el informe que ANSES entregó a la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Fondos Previsionales,  11.733 millones de dólares, pero en el Informe contable y presupuestario de ANSES  aparecen registrados $148.350 millones, lo que significa al tipo de cambio de la fecha de ingreso alrededor de 8.000 millones de dólares, diferencia importante que debería ser explicada. Pero sean 11.733 u 8.000 millones de dólares, ni un solo peso ingresó al FGS como ordena la Ley de Reparación Histórica y se consumieron en el marco de una nebulosa contable.

En definitiva, en cuatro años de macrismo se habrán consumido sin ninguna razón lógica y lo que es mas grave sin que a ningún jubilado le llegue un mísero peso, 44.000 millones de dólares, casi lo mismo que el stand-by del FMI.

 

Nuevos aires

En el marco de las elecciones PASO del 11 de agosto, el candidato ganador Alberto Fernández se comprometió a restituir los derechos conculcados por el macrismo: aumentando inmediatamente los haberes en un 20%; recuperando el derecho al acceso a los medicamentos en forma gratuita; enviar un proyecto para derogar la ley de movilidad jubilatoria votada a sangre y fuego el 18 de diciembre de 2017 para restituir la vieja fórmula de movilidad y a defender el FGS. Un buen comienzo sin duda.

Como siempre ha ocurrido, un gobierno nacional, popular y democrático llegará para restituir los derechos que el neoliberalismo arrasó. Es de esperar que la  seguridad social renazca, restituyendo derechos, ocupándose de los que menos tienen, devolviendo la dignidad perdida. Ojalá a partir de allí los miles de viejos que deambulan por nuestras ciudades recuperen la dignidad perdida, se lo merecen y nos lo merecemos. Ya falta poco…

 

 

 

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