Lo que va de ayer a hoy

El acto central en Plaza de Mayo enfrentó a la sociedad con la corporación de magistrados

 

La idea de disociar la conmemoración del 24 de marzo de la persecución judicial a CFK no cuajó.  Los propios organismos defensores de los derechos humanos incluyeron entre sus consignas el Nunca Más a la corporación judicial, y la Asociación Madres de Plaza de Mayo reclamó por la proscripción a la Vicepresidenta.

“Levanten la mano quienes nacieron en democracia”, propusieron desde el escenario en medio de Plaza de Mayo. Tantas se alzaron que al del micrófono le parecieron 30.000. Claro que eran decenas de miles las personas que iban y venían, circulaban para aflojar los pies, procurar comida o buscar compañeros con los que no se veían desde hacía años. Otras se retiraban al finalizar el acto convocado por las fuerzas de izquierda para oír a Nora Cortiñas, mientras más agrupaciones entraban a la Plaza y trocaban los colores rojos por pancartas multicolores cuando todavía faltaba que llegara La Cámpora y sus banderas blanquiazules con letras negras marchando desde la ESMA con “90.000 compañeros”, según sus cálculos.

 

 

Foto: Cris Sille, Télam.

 

 

Esa circulación permitió corroborar una conexión no acordada entre asistentes independientes con lo que iba a decirse desde el escenario. Mientras abajo se cruzaban banderas de Uruguay o Venezuela, arriba recordaban el Plan Cóndor y destacaban “signos de recuperación, como en Brasil, con Lula; Colombia, con Gustavo Petro; Bolivia, con Luis Arce; Chile, con Gabriel Boric; pero también fallidos magnifemicidios contra Cristina Kirchner y Francia Márquez; el intento de golpe contra Lula y el de Perú, que mantiene preso al presidente Pedro Castillo, por lo que pidieron “basta de persecución y muerte contra los peruanos”.

Gran parte del documento que varias personas leyeron en nombre de la mayoría de los organismos de derechos humanos se refirió a lo que “aprendimos a llamar más veces Poder Judicial que Justicia”. El claro apoyo al juicio a los miembros de la Corte se tradujo en el grito de “corporación judicial, nunca más”.

 

 

Entre las masas, un hombre circulaba con un performativo dispositivo similar al teatro de títeres con cuatro cortesanos. Los dos más recientes, con parches en un ojo, portan coronas doradas. La parte delantera del estrado, donde ostenta el escudo judicial, se abre y deja ver su interior: la parte inferior de los cuerpos son de víboras, cómodas junto a un águila cuya garra sostiene un misil con la inscripción USA y la bandera de Estados Unidos. Arriba, junto a la representación de la Justicia ciega, hay un logo de TN. Sobre todo ello baja una reja que los encarcela.

 

 

Luego de subrayar la complicidad judicial con quienes se quedaron con el Lago Escondido, los organismos abogaron por la resolución pacífica de los conflictos y reclamaron “la liberación de las compañeras que continúan privadas de su libertad”.

También hubo memoria para Jorge Julio López, “los combatientes de Malvinas que hace 16 años no tienen respuesta a sus denuncias por torturas durante la guerra, en parte por responsabilidad de la Corte Suprema”, y los siete años de injusta detención contra “Milagro Sala, la más emblemática de las presas políticas”, por quien reclamaron al Presidente que resuelva su libertad.

El documento señala que “en menos del 40% de los casos las condenas contra genocidas están firmes, lo que falta es por la complicidad de la Cámara de Casación Penal y de la Corte del 2x1. De esos detenidos, casi el 80% tiene prisión domiciliaria. Casi ninguno tiene problemas de salud que lo justifique”.

Para continuar con la revisión de ese pasado, piden que “desclasifiquen y permitan el acceso público a los archivos de las fuerzas armadas, de seguridad y la ex SIDE. La sociedad tiene derecho a saber lo que hay allí”.

Aún así, ya hay 1.115 condenados tras 296 sentencias en 17 años. “El camino recorrido es enorme, pero el árbol no nos tapa el bosque”, subrayaron con datos de la Procuradoría de Crímenes contra la Humanidad.

Ese camino de lucha fue iniciado por “las fundadoras de Madres, de Familiares, y abogados que fueron víctimas por denunciar lo ocurrido con otras víctimas”. Así lo recordaron los organismos, de modo genérico, sin hacer nombres. En las calles, artistas improvisados habían llevado muñecas con pañuelos en sus cabezas.

 

 

La referencia explícita a la “miseria planificada” tenía su correlato en un lienzo colgado en la Municipalidad por parte de La Poderosa, Resistencia Villera, con la cara de Rodolfo Walsh, autor de aquella síntesis.

 

 

En los pasajes de mayor lucidez se resumió que, para condicionar al sistema democrático, “los grupos de poder ya no usan a las fuerzas armadas sino al Poder Judicial, a través de una feroz estrategia de persecución contra la oposición política y los luchadores sociales”. En esa línea, entienden que el intento de matar a la Vicepresidenta y su proscripción están organizadas en las sombras por sus opositores.

Quienes abajo habían colgado una pancarta que rezaba que “La democracia se defiende en las calles” sonreían ante el discurso: “Llevamos dos décadas de gente que no conoce a civiles golpeando las puertas de los cuarteles. Aunque hubo retrocesos, se frenaron con el pueblo en las calles. Los sectores de privilegio, los grandes grupos económicos, han logrado concentrar recursos para condicionar cada avance popular. Utilizando los golpes de mercado, la hiperinflación, el endeudamiento y la fuga de capitales han debilitado las estructuras del Estado, permitiendo la enajenación de nuestras empresas y recursos naturales sin beneficio para las clases populares”.

Cada vez que arriba se mencionaba a quien ejerce la Vicepresidencia, las calles cantaban “Cristina Presidenta”. En un momento lo hicieron con tanto énfasis que el orador debió esperar un momento hasta que el volumen amainara.

Eso no impidió que hubiera críticas sutiles al gobierno o directas contra sus integrantes, como Aníbal Fernández, por su autorización a comprar pistolas eléctricas. “Una de las mayores deudas de la democracia es la continuación de la violencia institucional (policial o de otras fuerzas). Nos oponemos a las Taser, que son picanas portátiles. La picana es incompatible con la democracia”. Recordaron los crímenes durante el mandato de su antecesora Patricia Bullrich (Santiago Maldonado y Rafael Nahuel) y el del joven deportista Lucas González a manos de tres policías de la ciudad de Buenos Aires, juzgados junto a otros once por encubrimiento.

A pocos metros del palco, unas jóvenes sostenían sobre un cartón su parecer:

 

 

Desde el escenario se planteó que “el proceso de Memoria, Verdad y Justicia ha sido un avance enorme para nuestro pueblo, uno de los principios de legitimidad que supimos conseguir; la más larga democracia de nuestra historia como nación” se ve complementado con la conquista de “nuevos derechos civiles para la comunidad LGBTIQ, el matrimonio igualitario, el DNI no binario, las luchas de mujeres por visibilizar las violencias y leyes de educación sexual integral e IVE” (ovación), además del Ministerio de Mujeres y Género que se suma a la lucha por más derechos para “nuestros pueblos originarios”.

El eco de ese resumen rebotaba en las paredes que tenían pegadas pancartas con dibujos de fotos de mujeres que se convirtieron en icónicas.

 

Dos generaciones, una representación de una foto tomada por Adriana Lestido.

 

Como parte de la nueva generación nacida en democracia, una chica con remera destacaba una frase del fallecido Luis Spinetta: “Qué calor hará sin vos en verano”. A la par, los organismos denunciaban “el extractivismo y el desmonte”, acompañados por la voracidad inmobiliaria como “generadores del perjuicio ambiental que daña a las comunidades campesinas e indígenas, empujadas” a migrar. Muchos creen que en esa manipulación contra natura están las causas de la alteración climática que padecemos.

 

 

Hacia el final, a cargo de Estela de Carlotto, se recordó a los dos nietos hallados en diciembre de entre cientos que faltan y tienen más de 40 años. No obstante la angustia que la sola mención puede aparejar, encontraron un resquicio de luz en “la ola de felicidad que se desata cada vez que anunciamos un nuevo encuentro”.

 

 

Estela se refirió al “curro” de los derechos humanos endilgado por Mauricio Macri y a sus protectores: “Como pueblo, hemos ganado el derecho de tener un Poder Judicial al que podamos llamar Justicia y que no sea una sucursal de las corporaciones, funcionando como el brazo judicial de la persecución”.

“Queremos un pueblo feliz y para ello debe haber pan y trabajo. A 47 años del golpe genocida, construyamos una patria para el pueblo, con Memoria, con Verdad, con Justicia. Lo repetimos: son 30.000. Restitución de la identidad a los nietos. Libertad a presos políticos. Juicio y castigo a genocidas y civiles culpables. Nunca más al silencio”.

Estaba todo dicho.

 

 

Firmantes: Abuelas de Plaza de Mayo; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; H.I.J.O.S. Capital; Asamblea Permanente por los Derechos Humanos; APDH La Matanza; Asociación Buena Memoria; Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS); Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte; Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz; Fundación Memoria Histórica y Social Argentina; Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH) y Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH).

 

 

 

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