LOS LÍMITES DE LA VIOLENCIA POLÍTICA

Hillary Clinton advirtió que “bajo ninguna circunstancia Biden reconocerá una derrota electoral”

 

La lógica diabólica de la pandemia se despliega por el mundo potenciando los contagios y las muertes. Siguiendo su ritmo, el fuego de la violencia política se filtra por la sociedad y desborda hacia el centro de la escena mundial.

Inmersos en el confinamiento individual y separados los unos de los otros en un tendal fragmentado al infinito, los ciudadanos de a pie se sumergen en la zozobra, el miedo y la apatía. En un mundo en crisis las grietas emergen a la luz del día y revelan que el origen de la violencia, lejos de ser divino, se enraíza en las relaciones sociales y en las acciones de los seres humanos.

Hoy la violencia se encarna en un virus que acecha a la vuelta de la esquina y amenaza con la muerte. También se escucha en el fragor distante de un mundo conocido que se derrumba sin que una alternativa se divise en el horizonte. En esta soledad opera un relato que, como gota de agua, taladra hasta lo mas recóndito de los seres humanos. Es el “sálvese quien pueda,” ese imperativo categórico que oculta un principio básico a la condición humana: sin el otro no hay vida posible.

El mundo gira atrapado en sus propias contradicciones. La pandemia despelleja al tejido social y muestra el hueso que lo sostiene: una estructura de relaciones de poder que opera en beneficio de unos pocos y en detrimento de las mayorías. Así, el impacto de la pandemia sobre las sociedades y sobre el orden mundial arroja luz sobre las relaciones de poder y los intereses sectoriales que, trascendiendo a los individuos, explican a la violencia y ocultan que la solidaridad social es necesaria y posible.

El impacto de la pandemia sobre un mundo integrado económica y financieramente ha vuelto más nítido al rugido de los monopolios. Su estridencia fisura a las instituciones políticas, por las que se cuela una pelea salvaje entre los muy pocos que tienen mucho y quieren acumular más. Este fragor, acompañado por los quejidos de los muchos que son excluidos, contribuye a desnudar las bases de la estructura de poder. Revolcadas en este entrevero, las élites dominantes sustituyen abiertamente las verdades por las mentiras y siembran el odio y la intolerancia apelando a miedos ancestrales hacia el “otro” que, por su mera existencia, amenaza la identidad, el territorio y hasta los bienes propios. Así, distintas versiones de un autoritarismo salvaje pugnan por navegar los conflictos, encarnando en un discurso cada vez más violento.

Hoy los signos y las palabras son parte esencial de un arsenal de guerra en un mundo profundamente militarizado y dominado por una crisis sistémica que pone a nuestra civilización y a la vida humana en riesgo de desaparición. En este mundo los límites a la violencia pasan por romper el sentido común que sacraliza a la suma del poder en pocas manos e impone la mentira y la manipulación de ideas y opiniones. Deconstruir este mundo implica descentralizar el poder en todos los ámbitos de la vida social, iluminando los intereses que se persiguen y la esencia de los valores que se transgreden. Implica un proceso de reflexión constante que permita construir nuevas relaciones sociales y formas de organización social basadas en la participación en las decisiones de la vida comunitaria.

 

 

Crisis institucional y concentración del poder económico

El avance de la pandemia y la inminencia de las elecciones han profundizado la crisis de legitimidad de las instituciones norteamericanas. Esto, sumado a la recesión económica y a la protesta racial, crea las condiciones para una intensificación de la violencia política y la emergencia de una crisis constitucional en el país más poderoso del mundo.

Terminada la convención del partido Republicano, Trump profundizó el camino de la ruptura institucional e intentó restringir la autonomía de los Estados y ciudades gobernados por los demócratas, alegando una supuesta incompetencia de las mismas para reprimir la protesta racial. Asimismo, reivindicó la acción directa de sus militantes que, organizados en bandas armadas, invadieron Kenosha la semana pasada y Portland esta semana, con el objetivo de reprimir –con la connivencia de las policías respectivas— la protesta racial en estas dos ciudades (zerohedge.com 31 8 2020).

Luego de visitar la zona de los disturbios en Kenosha, responsabilizó al intendente de Portland porque “por su culpa. un inocente partidario de Trump ha sido muerto en manos de turbas de la izquierda radical” (zerohedge.com 31 8 2020) y ordenó el recorte de los fondos de ayuda federal asignados a Nueva York, Portland, Seattle y Washington DC (zerohedge.com 2 9 2020). También desafío a Joe Biden, candidato a la presidencia por el partido Demócrata, a denunciar la violencia racial y el rol de Black Lives Matter y Antifa en la misma.

En un contexto de intensas acusaciones mutuas respecto al fraude electoral que se cometerá en elecciones donde la pandemia acrecentará el volumen de votos enviados por correo, Biden denunció la violencia de cualquier signo, pero omitió mencionar a Antifa, organización armada de dudoso origen, y de rol protagónico en los disturbios que acompañaron a las protestas raciales desde fines de mayo. Asimismo, Hillary Clinton advirtió que “bajo ninguna circunstancia Biden reconocerá una derrota electoral” y Kamala Harris, candidata a la vicepresidencia, anticipo que la protesta social no disminuirá ni antes ni después de las elecciones y “nosotros no dejaremos de apoyarla”. Paralelamente, el ex Vicepresidente Al Gore advirtió que los militares sacarán a Trump de la Casa Blanca si este no acepta el resultado electoral de noviembre (nbcnews.com 25 8 2020, usatoday.com 1 9 2020; washingtonexaminer.com 1 9 2020). Estos intercambios culminaron con declaraciones del Jefe de las Fuerzas Armadas ante un comité del Congreso, reafirmando que los militares no intervendrán en la resolución de conflictos en torno a la votación (ap.com 28 8 2020).

Por otra parte, los organismos de inteligencia advirtieron sobre la injerencia de Rusia y China en las próximas elecciones y pidieron a las corporaciones tecnológicas que dominan las redes sociales que tomen los recaudos correspondientes. Esto llevó a Facebook a prohibir la propaganda política en la semana previa a las elecciones; y a prohibir arrogarse el triunfo electoral antes de que termine el recuento de votos. Al mismo tiempo, dispuso mayor control sobre “expresiones de odio” en las redes sociales. Estas decisiones fueron caracterizadas por el equipo de campaña del Presidente como un intento de la “mafia de Silicon Valley ” de amordazar a Trump (wsj.com 2 9 2020).

Tanto Facebook como las otras corporaciones tecnológicas que controlan redes sociales e internet fundamentaron la censura en la necesidad de impedir el aumento de la protesta social en una nación crecientemente polarizada. Así, estas corporaciones son las que ahora monitorean y controlan la evolución de los conflictos en un contexto político cada vez más dividido.

Paralelamente a estos desarrollos políticos, la economía se ha transformado en un campo de batalla dominado por el aumento creciente del poderío de las grandes corporaciones tecnológicas. Esto ha sido alentado por el programa de la Reserva Federal destinado a inyectar liquidez y absorber activos financieros y bonos con problemas. Este programa es gestionado por Larry Fink, titular de BlackRock, un mega fondo financiero que junto con Vanguard y State Street tiene posición preponderante en el 90% de las corporaciones que integran el S&P 500, incluyendo a las tecnológicas (theconversation.com 15 5 2017).

Las intervenciones del titular de BlackRock en el mercado financiero beneficiaron inmediatamente a sus propios activos financieros que hacia el mes de mayo habían absorbido un 48% del total destinado a esta emergencia (wallstreetonparade.com 4 5 2020 ). También impulsaron una estampida especulativa del valor de las acciones de cinco corporaciones tecnológicas (Apple, Amazon, Google, Facebook y Microsoft), cuyo valor de mercado pasó a representar un 26% del índice S&P 500 (zerohedge.com 11 8 2020).

Esta situación contrasta con una economía real que, según la propia evaluación de la Reserva Federal, no ha logrado superar el impacto inicial de la pandemia y tiene hoy un nivel de actividad muy inferior al pre pandémico (zerohedge.com. 2 9 2020). En esta economía se multiplica la destrucción de empleo y el cierre de pequeñas y medianas empresas, mientras crece aceleradamente el endeudamiento generalizado (zerohedge.com 2 9 2020).

El crecimiento de la deuda norteamericana acicateado por la estrategia financiera de la Reserva Federal despertó inquietud sobre su impacto en el rol futuro del dólar como moneda internacional de Reserva, y es ahora un argumento utilizado por China para presionar sobre el gobierno norteamericano. Esta semana un periódico próximo al gobierno chino advirtió sobre la intención de este último de vender buena parte de las Letras del Tesoro norteamericano que posee, si el déficit fiscal norteamericano sigue escalando y si aumenta la tensión militar entre los dos países (zerohedge.com 3 9 2020). Este anuncio repercutió negativamente el jueves sobre los mercados financieros norteamericanos y, en particular, sobre las acciones de las corporaciones tecnológicas con fuerte presencia en China.

 

 

 

Colapso sanitario, mafia institucional y corrida cambiaria

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva comunicó esta semana que “el país está perdiendo la batalla ante el virus” y alertó a la población sobre el agotamiento del personal y la posibilidad de un inminente colapso sanitario en todo el país. Este grito desesperado no hizo mella en la flexibilización casi total de la cuarentena dispuesta por la Capital Federal. Teniendo en cuenta la multiplicación de los contagios y muertes diarias en todo el país —y especialmente en CABA— como consecuencia de las movilizaciones anti cuarentena de los últimos tiempos, no se explica cómo el gobierno nacional no ha impuesto mayores restricciones a la circulación de personas en el área metropolitana. La dilación en tomar estas medidas multiplica el riesgo de no poder impedir el drama humano, y también político, de una acumulación de muertes en el corto plazo.

El gobierno inició la semana festejando el fin de la reestructuración de la deuda con los acreedores externos y el lanzamiento de un satélite producido con el esfuerzo científico argentino. Esto, sin embargo, no logró menguar la ofensiva de los medios concentrados y del macrismo para desestabilizar políticamente, trabando el funcionamiento legislativo y la discusión de leyes importantes. Los argumentos contradictorios e insostenibles de JxC para fundamentar esta medida que fue apoyada por todo el espacio político, muestra que cuando olfatean sangre todos se juntan con tal de dañar al gobierno.

La identificación de los restos de Facundo Astudillo Castro y las nuevas pruebas surgidas en la investigación por su desaparición forzada, exponen una vez más la existencia de una mafia enquistada en todas las instituciones del país, y no solamente en el Poder Judicial. Esta es una deuda de la democracia que se arrastra desde hace décadas. Otra, también desgarrante, es la enorme desigualdad económica y social que hoy involucra a millones de personas viviendo hacinadas, o sin techo y con hambre. La multiplicación de las tomas de tierra expone esta deuda y obliga a trascender la discusión sobre su legalidad, adoptando medidas concretas e inmediatas tendientes a resolver este problema en el corto plazo. Los planes de creación de empleo de la Secretaria de Desarrollo y los planes de construcción de viviendas populares son, entre otros, importantes pasos que rendirán frutos en el mediano plazo. Estas tomas expresan necesidades acuciantes que imponen el inicio inmediato de negociaciones tendientes a encaminar la solución de un problema de enorme densidad moral y política.

El goteo de dólares de las reservas del BCRA ha puesto al descubierto la ofensiva más peligrosa contra las políticas de este gobierno. En agosto se esfumaron 1.270 millones de dólares, y en dos días de esta semana el BCRA perdió 200 millones de dólares de sus reservas tratando de contener la presión. La evolución del tipo de cambio es un aspecto de una problemática que tiene por principales actores a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras con acceso a grandes cantidades de divisas. Estos han sido los actores privilegiados de las corridas cambiarias que asuelan al país desde hace décadas. Es necesario enfrentar este problema con medidas drásticas que reviertan la dolarización de la economía, aseguren la liquidación de divisas, impidan la sobrefacturación de exportaciones, la subfacturación de importaciones y otras filtraciones del cepo cambiario.

En este nudo reside una de las principales fuentes del estancamiento económico y la desestabilización política en la Argentina.

 

 

 

 

 

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