Los Monstruos de la Noche

El funcionamiento del terror

 

El atentado  contra una militante de H.I.J.O.S., revelado el jueves 21 y sucedido el pasado 5 de marzo, es consecuencia de los discursos de odio y persecución política contra opositores, referentes de organismos defensores de los derechos humanos, dirigentes de movimientos sociales, gremios, sindicalistas, decanas y decanos de universidades nacionales, docentes, científicos, periodistas, mujeres, feministas, especialistas en la salud pública y colectivos sociales que son marginados por el oficialismo liberal libertario.

En una semana se produjeron hechos de violencia política semejantes a la época más oscura de la historia reciente.

El Presidente Javier Milei no sólo no repudió estos acontecimientos aberrantes, que incluyeron intervenciones telefónicas a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y a la senadora Juliana Di Tullio, sino que deslizó a través de un posteo de una cuenta de una tal “Lady Market en X: “Increíble que usen a sus desaparecidos para operar contra el gobierno. Son más mierdas de lo que uno piensa. Lo bueno es que cada vez tienen menos credibilidad”.

 

 

Milei le puso un “me gusta”.

El notable pase de manos de la causa judicial sobre el atentado contra la militante de H.I.J.O.S. deja mucho que desear ante un gravísimo hecho que incluyó los delitos de privación ilegal de la libertad, lesiones, torturas, abuso sexual simple y amenazas de muerte con intrusión ilegal de morada.

 

 

Fingir demencia

Según la reconstrucción que pudo realizar El Cohete luego de varias consultas con la abogada Laura Puyol, el expediente fue recibido por el fiscal José María Campagnoli. Con una rapidez inusitada el juez Juan Pablo Yadarola definió el caso como robo y privación ilegítima de la libertad, pese a que los dos atacantes de unos 40 años y con pasamontañas se llevaron solo carpetas que contenían el detalle de las reuniones de  H.I.J.O.S. y no tocaron ningún elemento de valor de la víctima.

Desde el 5 al 21 de marzo, la causa derivó en un “tómala vos, dámela a mí”. Campagnoli remitió el expediente por una supuesta licencia a su colega Adrián Péres y por vía de Yadarola al juez federal Julián Ercolini hasta que llegó al escritorio del fiscal Carlos Rívolo.

Recién el día 21 una secretaria del Juzgado de Ercolini llamó telefónicamente a la víctima y le ofreció protección de testigos y resguardo policial.

Al cierre de esta edición, no estaba confirmada la citación oficial de la víctima por parte del fiscal Rívolo. Todo indica que sería la semana próxima.

Mientras tanto, la militante de H.I.J.O.S. pasó por todos los estados de la angustia, la desesperación y el trauma anímico y psicológico. En los días que tardó la Justicia hasta que el expediente se hizo público, se puso a cuidado y logró establecer que los dos sujetos que la atacaron con alambre dentro de su casa habían realizado tareas de inteligencia previa.

Hablaron con vecinos, vecinas y preguntaron por ella antes de entrar ilegalmente a su vivienda —vulnerando la puerta de su departamento—, amordazarla y atarla de pies y manos.

“No hables nunca más. Mirá lo que te pasa por hablar, sabemos que trabajas en los derechos humanos. Sabemos quién sos, no te vinimos a robar nada, a mí me pagan por esto. Nosotros te vinimos a matar”, dijeron.

Taparon su boca con una tela y vendaron sus ojos. Después la arrojaron sobre la cama boca abajo. Uno de ellos la manoseó y usó un arma de fuego. El otro le apuntaba en la cabeza. Mientras el abuso sucedía, las amenazas continuaban.  “Esto te pasa por hablar, te vamos a matar”.

Todo duró una hora eterna. Antes de irse pintaron sobre una pared: VLLC y la palabra “ñoqui”.

Tras el atentado, la víctima jamás encontró la llave de su domicilio. Y con todas sus fuerzas, pese a estar atada logró pedir auxilio a través de una ventana hasta que un vecino la socorrió.

Ahora ella quiere ser querellante, tener acceso a la causa y requerir pruebas. Busca conocer el nombre de los instigadores intelectuales y los autores materiales que la atacaron.

Hay más sucesos que demuestran la supuesta existencia de un aparato de inteligencia ilegal con patotas de ultraderecha que circulan por Internet y en las calles.

 

 

Feria del terror

La periodista Adriana Meyer contó, en su cuenta de X, que Teresa Laborde, hija de la sobreviviente Adriana Calvo, recibió una amenaza de muerte por teléfono el mismo día en que se dio a conocer el caso de la militante de H.I.J.O.S.

En la mañana del viernes 22 completó la demanda penal. Ya había recibido amenazas en noviembre de 2023. El que llamó esta semana soltó: “A la próxima escuela que vas, no volvés”.

Cuatro días antes, la psicoanalista Alicia Stolkiner recibió una amenaza de muerte a través de la red social Facebook. Se trata de una experta en salud mental muy reconocida a nivel académico, que tuvo un rol clave en la contención terapéutica durante la pandemia del COVID-19.

“Vais a seguir jodiendo Alicia Stolkiner hasta que os ajusticien por la calle”, escribió el agresor virtual en el muro de Stolkiner.

Stolkiner cuenta que nunca había recibido un mensaje semejante. “Creo que estos son momentos en que se promueven las pulsiones más primitivas de las personas en una instancia de crisis social y económica. La violencia, el odio, los insultos, la descalificación, la persecución de los otros y hasta el antiguo concepto de ‘casta’”, nos remite a aquel libro de Adam Ferguson, Cuando muere el dinero, que pone el foco sobre el derrumbe de La República de Weimar en Alemania. El primero que habló de casta fue Adolf Hitler y se refería a sus opositores militares en los comienzos de su ascenso y liderazgo”.

La amenaza y la descalificación lanzada contra Stolkiner no fue la única a una profesional de la salud. Lo mismo sucedió con la médica Gabriela Piovano y la ex ministra de Salud, Carla Vizzotti, quien todavía soporta insultos de todo laya de parte de sujetos alienados.

Esto pasa porque el Presidente habla en contra del Estado desde el Estado. Una mezcla de cinismo y crueldad que se asocia con las conferencias matinales del vocero, Manuel Adorni, quien se excusó de hablar sobre el atentado contra la militante de H.I.J.O.S. y pasó el balón al Poder Judicial. Sobre la pinchadura al teléfono de Estela de Carlotto desparramó: “Yo estoy cansado de que se me corten las llamadas por WhatsApp”.  

Los grupos reaccionarios se dieron a conocer con la pandemia. En aquel momento emergió una fuerte oposición a las vacunas, la mediación clave del Estado para salvar vidas, y una idea del terraplanismo que se sustenta en la narrativa del individuo por fuera de los vínculos colectivos y solidarios. La más rancia deshumanización que expresa el Presidente definiendo los vínculos entre personas como si fueran intercambios de mercancías. Empatía cero y nada de construcción amorosa. 

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) con su grupo de seguimiento llamado RADAR registró 262 ataques de todo tipo contra la defensa de los derechos humanos y los valores democráticos desde febrero de 2020 hasta el 27 de febrero pasado. De ese total, 77 ataques fueron hechos vinculados con grupos  apologistas de la dictadura o negacionistas del terrorismo de Estado, que vandalizaron sitios de memoria.

Estas agresiones, según Gabriela Mitidieri del CELS, comenzaron a surgir durante la gestión de Alberto Fernández y están probados con un relevamiento de chequeo documental, denuncias judicializadas y notas periodísticas.

 

El 1 de septiembre de 2022, Fernando Sabag Montiel gatilló una pistola Bersa Thunder, calibre 32, a centímetros de la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner, frente a su domicilio del barrio porteño de Recoleta. La bala no salió, pero la violencia política se propagó. Aún se desconocen quiénes fueron los autores intelectuales, pero se sabe que la familia de Luis Caputo —actual ministro de Economía de Milei— otorgó millones de pesos al grupo neonazi Revolución Federal con la excusa de la fabricación de muebles en Añelo, el pueblo neuquino donde está la segunda mayor reserva del mundo de petróleo y gas no convencional.

 

Planeros vip y trolls

El mismo día en que la psicóloga Stolkiner fue amenazada de muerte por Internet, una editorial también fue víctima de un ataque cibernético por parte de una patrulla rentada de trolls y bots.

Afuera llueve a cántaros. Constanza Brunet, directora de Marea Editorial, relata que la pesadilla comenzó en la madrugada del lunes 18. Ella se dio cuenta de que algo extraño pasaba con la página web de la editorial que fundó hace 20 años. “Todo se precipitó a raíz de uno de los nuestros libros sobre Delia Giovanola (1996/2022), una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. El libro fue escrito por Soledad Iparraguirre y se trata de una reedición. De pronto comenzamos a recibir una catarata de insultos dirigidos con saña contra las Abuelas y la defensa de los derechos humanos. Nunca nos pasó una cosa así desde 2003”. Hasta el diario Clarín le dedicó una nota en la sección "Cultura". 

“Bastaaaa pasó hace casi 50 años. Ni Alemania sigue con el temita de los Nasis (sic)”; “Y los nombres y denuncias de los 22 mil ‘desparecidos’ de más que les faltan? Ah, no, de eso se hacen bien los bol…”; “Madres de hijos guerrilleros asesinos nunca más” y “Viejas delincuentes” fueron algunos de los más de 800 mensajes recibidos en la plataforma Facebook.

“Los bloqueamos, pero fue sorprendente la coordinación sistemática del ataque”, dice Brunet. Estudia realizar una denuncia junto a la Cámara Argentina del Libro.

Si se rastrean las IP algunas podrían traer sorpresas. Fuentes seguras deslizan que el gobierno tiene una maquinaria de lapidación pública en redes sociales que estaría bajo control de elementos de Inteligencia y ciertas oficinas cercanas al asesor preferido de Milei, Santiago Caputo. Frente a la Casa Rosada hay no pocos coroneles y brigadieres retirados en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).

Al ser consultado por este cronista sobre la inquietante situación institucional que incluye la intención de usar a las Fuerzas Armadas para la seguridad interior, Agustín Rossi advierte: “Las dictaduras militares se basaron en aquella teoría de la seguridad nacional y en la actualidad el alineamiento con Estados Unidos conlleva el concepto de ‘nuevas amenazas’. En la Argentina no existe el narco-terrorismo, eso sucedió en países como Colombia o Perú, pero no acá. Lo que están implementando en verdad es un plan para amedrentar a la ciudadanía por el crecimiento de la conflictividad social como producto de los desaciertos de Milei y su política económica. Tal como se ve, los que armaron ‘la mesa militar’ fueron Milei y Patricia Bullrich”.  

Epílogo

Corría 2018 y Javier Milei fue invitado por Alfredo Olmedo a Metán en Salta.

De la peluca, Milei enfureció por una pregunta de base económica e historiográfica y la emprendió con maltrato e insultos contra la periodista Teresita Frías. Le gritó “burra”. Intervino de oficio la fiscal del fuero de Violencia de Género, Susana Redondo Torino y citó a Milei para que pida perdón a la víctima.

El juez Carmelo Paz prohibió a Milei realizar actos políticos en Metán y dictó una restricción perimetral para proteger a la periodista agredida. Milei se presentó con un abogado salteño y pidió disculpas casi de rodillas.

El juez Paz agregó una valoración psicológica de Milei. La entrevista la completó el psicólogo Pablo Carrizo Saavedra de la Corte de Salta.

¿Qué señaló aquella evaluación sobre el psiquismo de Milei?

Nadie lo sabe con precisión. Aunque el diario La Nación, que el viernes 22, al igual que Clarín, no publicó en tapa la noticia del atentado contra una militante de H.I.J.O.S., aquella vez, sí dio a conocer una sugestiva crónica sobre la causa que tiene a Teresita Frías como víctima y a Milei como victimario arrepentido. Claro que la publicación fue antes del acuerdo electoral del actual Presidente con Mauricio Macri.

¿Y la causa?

El juez Paz la archivó porque asegura que la víctima no se presentó a la cita judicial.

Sin embargo, ella lo niega y pidió acceso al expediente. Paz se lo negó a comienzos de marzo y asegura que no la considera víctima ni parte. Para él, las partes son la fiscal y Milei.

El psicólogo Carrizo Saavedra se negó a dar detalle sobre la evaluación, pese a que allí se detallaron “indicadores de riesgos” y “reacciones de carácter esporádico”.

La periodista Teresita Frías apeló ante la Cámara de Alzada. Quiere saber dónde está la citación que la menciona y qué dijo la pericia evaluativa de Milei.

Al salir de esa conferencia, Milei destrató a una camarera de un restaurante porque la carne que había pedido no estaba a su gusto de cocción. Esa mujer tampoco quiere hablar. Tiene miedo.

Así funciona el terror.

 

 

 

 

 

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