Los oídos de Hugo Díaz

Los temas de Gardel y Le Pera, en la versión que Hugo Díaz escuchó en su infancia

 

La semana pasada escuchamos el álbum de homenaje a Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, que Hugo Díaz grabó con su armónica en 1975, dos años antes de su prematura muerte. Díaz nació en 1927, en Santiago del Estero, de modo que tenía ocho años cuando el aeroplano que conducía al cantante y a su poeta no pudo despegar y se incendió en Medellín. Quise ponerme en el lugar de Hugo Díaz, y busqué las versiones que él comenzó a escuchar siendo una criatura. El resultado es deslumbrante, como lo fue, lo es y lo seguirá siendo la voz de Gardel. No sé si alguna vez escuchaste la frase sobre algún presumido, que "no se cambia ni por Gardel".

Después me di cuenta que Arrabal amargo fue cantada por Gardel en Tango Bar, una de las dos últimas películas que filmó en Estados Unidos, poco antes del viaje final, junto con El día que me quieras. Fue restaurada y remasterizada por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, a través de su programa de recuperación del patrimonio cultural, ese que ofusca al gobierno de los Hermanos Milei.

Por desgracia, los títulos originales no consignan la ficha técnica, de modo que no sé quién fue el escenógrafo. Tiene importancia por el escenario en el que Gardel se despide de la española Rosita Moreno y canta su Arrabal amargo, que combina la iconografía clásica del tango con la influencia del cubismo y el expresionismo. El acceso de Hitler al poder, en 1933, terminaría con la extraordinaria producción artística de la República de Weimar, que el nuevo gobierno consideraría "Arte Degenerado".

El director de la película tenía buenos motivos para conocer esa influencia: era el austríaco John Reinhardt. No encontré suficientes datos biográficos sobre él, pero es posible que haya sido uno de los emigrados que huyeron del fanatismo y la censura que sucedieron al periodo más creativo del arte occidental. Sí sé que, contratado por la Paramount, dirigió en Estados Unidos varias películas para el mercado latino, que luego de la guerra hizo varios policiales de clase B, como Chicago Callingsin la maestría de Fritz Lang, en cuya obra también se aprecia la huella de del enorme pintor alemán George Grosz. Y, sobre todo, que en 1941 y 1942 filmó dos películas en la Argentina, Último refugio, con Mecha Ortíz, Pedro López Lagar y Georges Rigaud, y Una novia en apuros, donde aparece en un papel secundario María Eva Duarte.

Basta de charla, y a escuchar a Gardel. Para el final, si tenés tiempo y ganas, te dejo la película completa.

 

 

 

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