Luces que titilan en la noche

Los 30.000 desaparecidos nos miran y nosotros los miramos: dos imágenes del 24 de marzo

 

El jueves 24 de marzo la NASA posteó en su Instagram una imagen del universo que me dejó perplejo, porque en el trasuntar de la jornada de la memoria y la marcha en Plaza de Mayo circularon fotos tomadas desde el cielo. Mirando las fotos en las redes con mi celular no pude dejar de sentir cierta coincidencia entre las imágenes cuando las pasaba a toda velocidad. Me detuve entre los parecidos en los puntos blancos y lumínicos sobre el fondo negro.

Hay astrónomos que dicen que a veces, cuando uno mira fijo a las estrellas, ellas nos devuelven la mirada. Esa proyección de luz que rebota y encandila y lleva un mensaje.

Sé que estoy tomando una idea del cineasta Patricio Guzmán (del film Nostalgia de la Luz) y no puedo dejar de pensar en un reflejo simétrico entre el cielo y la tierra, entre los vivos y los que ya no están, que se conectan por un puente de luz. Que se miran y titilan en la noche.

Desde que se bautizó un asteroide Anadiego, el nombre de la astrónoma detenida-desparecida Ana Teresa Diego, la relación entre la memoria, el cosmos y el terror ha quedado expuesta más que nunca, y este tipo de coincidencias demuestran que la belleza también puede ser parte de la explicación de lo ocurrido, siempre y cuando no lleve a estetizar el horror.

Pues si hay una conexión entre la ausencia de los seres queridos asesinados y la posibilidad de que estén más allá, como espectros en la noche del cosmos –y además los podamos ver–, es por alguna razón basada en la economía de los muertos de la que hablaba John Berger: “Los muertos circundan a los vivos. Los vivos son el núcleo de los muertos. En este núcleo se encuentran las dimensiones del tiempo y el espacio. Lo que rodea al núcleo es infinitud… La memoria de los muertos, existente en la infinitud, puede pensarse como una forma de la imaginación relativa a lo posible. Esta imaginación es cercana a (reside en) Dios; pero no sé cómo…”.

Seguramente sea una casualidad. Los 30.000 desaparecidos nos miran y nosotros los miramos. La luz que va y viene en los dos planos. Me gusta esa casualidad y el golpe de dados que juega la imagen.

 

 

 

* Julián Axat es escritor y abogado.

 

 

 

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