Macri y Larreta se cayeron de la cama

El deterioro en el sistema de salud de la Ciudad de Buenos Aires

 

Más de 10 años lleva el macrismo gobernando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El proyecto de ciudad, la visión de ciudadanía, de derechos y la posición en la que conciben a los más necesitados, es una realidad efectiva. En un informe que realizamos desde la Fundación Soberanía Sanitaria a partir de información oficial de CABA, y cuyos principales puntos resume este artículo, puede observarse el resultado que produjo en la capacidad del sistema de salud.

El sistema de salud de CABA hereda la mayor infraestructura sanitaria del país, junto con los principales equipos de salud, por volumen y desarrollo. La red estatal abarca 13 hospitales generales de agudos, 2 hospitales generales de niños, 14 hospitales especializados y, también, Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC), Centros Médicos Barriales, Centros de Salud Mental, Centros Odontológicos Infantiles, consultorios de médicos de cabecera y consultorios de odontólogos de cabecera. Además, la Ciudad cuenta con 129 establecimientos privados con internación (general y especializada). Esto da cuenta de la gran cantidad de recursos físicos en salud de esta jurisdicción que, a su vez, es la más rica del país en términos de recaudación.

Si bien la atención de la salud no es lo mismo que, por ejemplo, fabricar zapatos, los indicadores de producción en los servicios de salud nos permite conocer qué capacidad asistencial tiene el sistema de salud y hacer algunas inferencias respecto del modelo de atención. El modelo de atención es el paradigma según el cual se concibe la interfase entre el sistema de salud y la población, siempre considerando que lo que se busca es lograr mejorar las condiciones de vida de la gente.

Este año se cumplen 40 años de la Declaración de Alma Ata (Kazajstán) cuando todos los países del mundo suscribieron a la Atención Primaria de la Salud (APS), basada en la prevención y la promoción, como estrategia para garantizar la salud en el mundo. Un enfoque que, a juzgar por los indicadores, la gestión porteña parece desconsiderar.


El declive de los hospitales porteños

El promedio de camas disponibles es un indicador de las camas que tiene un establecimiento sanitario en condiciones de uso para la atención de los pacientes que requieren internación, independientemente de que estén o no ocupadas. Entre 2007 y 2017, la cantidad de camas disponibles en los hospitales de CABA se redujo. El promedio en los 29 hospitales de la ciudad era 7549,7 en 2007 mientras que en 2017, contó con 563,7 camas menos. Para ilustrarlo más claramente: ese descenso en el número de camas equivale al cierre de los dos hospitales pediátricos de la ciudad (el Gutiérrez y el Elizalde) o al cierre de dos hospitales generales como el Durand y el Santojanni.

En el ámbito público porteño se ha pasado de 25 camas cada 10.000 habitantes en 2003 a 23 camas cada 10.000 habitantes en 2017. Si se lo compara con lo que sucede a nivel nacional, vemos que este indicador ha aumentado pasando de 33 camas cada 10.000 habitantes en 2001 a 37 camas cada 10.000 habitantes en 2016.

 

 

 

Otro indicador es el número de egresos hospitalarios. Mostró una baja significativa. Se realizaron 30.000 internaciones menos en 2017 que diez años antes, 2007. Si durante ese período se hubiera sostenido el número de internaciones del año en que el gobierno asumió la conducción de CABA, se habrían realizado 152.791 internaciones más.

 

 

 

Atención ambulatoria, menos y peor

Las consultas externas son aquellas realizadas en los consultorios por pacientes que no se encuentran internados. Son especialmente significativas para el seguimiento de enfermedades crónicas, uno de los principales problemas de salud. Cuando ciertas condiciones crónicas no son controladas como requieren, pueden derivar en el recrudecimiento de síntomas que motiven una consulta por guardia. Sin embargo, para poder realizar el seguimiento a largo plazo es necesario prever y organizarse adecuadamente. La cantidad de consultas externas en CABA es variable si se observan extensos períodos de tiempo. Durante los primeros años de gestión macrista se produjo un aumento en el número de las consultas externas, cifra que se mantuvo más o menos constante hasta 2013 (a excepción de una baja en 2010) en 9,3 millones al año. A partir de 2013 se observa un descenso ininterrumpido con una caída abrupta en 2017 respecto de 2016, 800.000 consultas externas menos. Esta caída podría vincularse a que, en momentos de crisis (o con el neoliberalismo, a secas), disminuye la posibilidad que las familias tienen de planificar su vida. Las consultas ambulatorias requieren de una anticipación y una organización del tiempo que se vuelve dificultosa cuando las condiciones socioeconómicas no son estables.

 

 

Cuando el sistema de salud pierde capacidad de cumplir con los preceptos de la APS, es decir, la prevención y la promoción de la salud, es frecuente que aumenten las consultas por guardia, muchas veces por situaciones que podrían haberse evitado. En efecto, en CABA se observa un aumento de las consultas por guardia.

 

Si bien es cierto que, fundamentalmente en términos de infraestructrura, el primer nivel de atención CABA ha tenido un desarrollo fuerte y sostenido a lo largo de los últimos años, esto no redundó en más atención. El primer nivel está constituido por los centros de salud que se encuentran en los barrios y tienen una función centrada en la acción comunitaria. La Ciudad pasó de 37 Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) en 2005 a 44 en 2018. Sin embargo, el número de consultas por año bajó de 900.000 a alrededor de 700.000, una reducción del 22%. Esto indica un claro deterioro en el acceso a la salud de la población. Además vale mencionar que en 2018 se incendió el CeSAC 14 que aún no se volvió a construir y así la ciudad perdió su 45º centro de salud.

 

 

El estudio de la información sobre los servicios públicos de salud de CABA es contundente. La oferta sanitaria es notoriamente menor y el modelo asistencial es contrario a los compromisos internacionales que reclama la Organización Mundial de la Salud hace cuatro décadas. No se trata de simple mala praxis del gobierno en tanto insiste en reducir la cantidad de hospitales, proponiendo el cierre de cinco de ellos y su reemplazo por uno solo ubicado en la zona donde ya se encuentran concentrados la mayoría de los hospitales de CABA. Este plan se condice con la gestión Cambiemos a nivel nacional y de la provincia de Buenos Aires, donde permanecen cerrados los hospitales nuevos construidos por la gestión anterior y se cierra cualquier servicio que presente algún problema para sostener el personal.

No caben dudas que los indicadores sanitarios continuarán reflejando el enorme desgaste que significa Cambiemos para la salud del pueblo. Este panorama resulta más desalentador si se tiene en cuenta que al desastre sanitario hay que sumarle el penoso retroceso en materia de empleo y alimentación, principales determinantes sociales de la salud.

 

 

 

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